
Periodo: Edad Moderna
País: España
Ceca: Segovia
Reinado: Felipe III
Denominación: 50 reales (cincuentín)
Año: 1618
Calidad: MBC+
Peso: 171.5 g. (teórico)
Casa de subastas: Silicua
Fecha: 26 de agosto de 2023
Precio de salida: 25.000 euros
Los cincuentines
Los cincuentines son, sin ningún tipo de dudas, una de las monedas castellanas más emblemáticas. Y eso es mucho decir porque los castellanos podemos presumir de una historia numismática como pocos pueblos tienen (si es que algún otro alcanza nuestras cotas). Son monedas que solo se acuñaron en el Real Ingenio de Segovia entre 1609 y 1682 (quizá hasta 1683, pues existe un rodillo con esa fecha en el museo de la FNMT, aunque no han llegado ejemplares hasta nuestros días). Impresionan a cualquiera por su gran tamaño y su magnífica labra: 171,676 gramos teóricos y una acuñación a rodillo que asombra. ¡Hasta el canto lo tienen precioso! Eso sí, son monedas muy raras y muy queridas, lo que hace que sea complicadísimo hacerse con un ejemplar. De hecho, la mayoría de los coleccionistas de moneda española consideran a los cincuentines como un sueño inalcanzable.
El diseño de los cincuentines sigue la Pragmática de Nueva Estampa de 1566, a pesar de que en esta pragmática no se definen las monedas de plata con valores superiores a los 8 reales. Los cincuentines se tratan, entonces, de una excepción. Son acuñaciones inusuales para las que la Corona siempre debía dar permiso explícito, indicando cuándo podían acuñarse y en qué cantidad. Salvando las distancias, se pueden comparar a las monedas conmemorativas actuales, cuyas emisiones deben aparecer siempre en el BOE.
Se pueden distinguir cuatro motivos para permitir estas acuñaciones extraordinarias:
- Órdenes directas del Rey, por los motivos que creyese oportuno.
- Visitas de Estado, de forma que los cincuentines fuesen un presente a personajes de cortes extranjeras.
- Licencias a nobles y altos miembros de la Administración, para que acuñasen su propia moneda llevando ellos mismos la plata.
- Licencias a mercaderes de plata, a quienes se les permitía labrar cincuentines en Segovia que previsiblemente venderían a otros clientes.
La labra de estas monedas era alta tecnología del siglo XVII de la que el Real Ingenio de Segovia sacaba pecho. De hecho, no solo la Corona y los mercaderes implicados se veían beneficiados por los cincuentines: estas monedas suponían una estrategia de márquetin para el Real Ingenio (uno y dos). Con estas magníficas piezas, que solo podían forjarse en los molinos de Segovia, demostraban su alta tecnología y animaban a los comerciantes a llevar su plata a Segovia (ya vimos que por entonces Sevilla acaparaba casi toda la plata que llegaba a España). Digamos que el Real Ingenio estaba haciendo una “estrategia de diferenciación de producto”, como lo llaman ahora los gurús del márquetin que van de modernos.
La complicación técnica de fabricar los cincuentines era muy alta para la época. Es necesario ejercer una presión muy grande a una barra de plata para acuñar una moneda tan gruesa y tan ancha. Con esto nos podemos dar cuenta de que eran acuñaciones muy caras: era necesario crear matrices, punzones y rodillos para la ocasión, abrir un rodillo era mucho más difícil que abrir un cuño, la acuñación era más lenta que en módulos más pequeños y se generaba mucho más residuo de plata por tener grabado un solo cincuentín en cada rodillo.
En el Blog Numismático ya hemos hablado de los centenes, “la versión en oro de los cincuentines”, de los rarísimos cincuentines de Pamplona de 1652 y de los galanos de México, Lima y Potosí (incluyendo los corazones), acuñaciones indianas de carácter especial. Seguramente sea Glenn Murray (uno, dos y tres) quien más haya estudiado los cincuentines segovianos (ha revisado este artículo antes de publicarlo). Podéis encontrar información en la web de la Asociación de Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia y en su último libro, dedicado precisamente a estas acuñaciones segovianas.
Los cincuentines de 1618
El estudio documental nos permite conocer bastantes detalles de la acuñación de cincuentines en el año 1618. Sabemos que hubo dos comerciantes implicados: Juan de Aguirre y Juan de Zavaleta, siendo los primeros comerciantes en obtener licencia real para la acuñación de cincuentines.
Juan de Aguirre era un comerciante que ya había entregado plata al Real Ingenio de Segovia en varias ocasiones. El 13 de octubre de 1617 fue a Segovia para firmar un concierto para suministrar plata en 1618. En su estancia segoviana escribió al rey solicitando autorización para acuñar 20 cincuentines. Esa autorización se concedió el 2 de diciembre de 1617, siendo la primera vez que la conseguía un mercader.
Unos pocos de estos cincuentines se acuñaron en los días finales de 1617. Glenn Murray considera que pudieron haberse acuñado con restos de plata que quedasen de la labra anterior por parte de Juan de Aguirre. El resto de cincuentines se acuñaron en 1618, seguramente a principios de enero, pues su plata llegó de Sevilla el día 2.
Todos los cincuentines de 1617 y de 1618 comparten la misma pareja de rodillos de anverso y reverso. Esto es normal porque para acuñar 20 ejemplares es más que suficiente contar con una pareja de rodillos. Así que, estando casi nuevos, en 1618 se modificó el “7” por el “8” en el rodillo del anverso y se siguió acuñando. La consecuencia es que todos los cincuentines de 1618 presentan la sobrefecha 1618/7. El rodillo del anverso se siguió utilizando para la siguiente acuñación de cincuentines, que fue en 1620, aunque para entonces abrieron un nuevo rodillo de reverso.
La próxima subasta de Silicua
Silicua ha organizado una subasta muy interesante para el 26 de agosto de 2023. Se trata de la Subasta Especial IV Aniversario. Esta subasta tiene un mérito enorme porque Silicua sufrió un duro robo en la convención de Lugo. Este robo se ha hecho explícito en la subasta, mostrando algunas monedas donde se indica que fueron robadas. Supongo que así se facilite que se puedan identificar los ejemplares en el caso de que salgan al mercado. Las monedas que salen a subasta dan el clásico repaso a la historia de la numismática española.
En la moneda antigua encontramos algunas piezas griegas curiosas, como el tetradracma seléucida de Antíoco VII. Más interesante se vuelve la moneda romana, con piezas raras como el denario de Juba II o los tres áureos de Vespasiano y de Domiciano (y dos). Hay bastantes monedas del 193 en adelante entre las que destacan las de los emperadores de transición antes y durante la Dinastía Severa: Pértinax, Didio Juliano, Clodio Albino y Macrino.
La Edad Media trae dos grandísimas sorpresas: un sólido suevo a nombre de Honorio y un espectacular morabetino de Fernando II, que ya sabéis que son monedas que me encantan. Hay otras piezas interesantes, aunque con otro orden de precios, como algún dinar andalusí o una rara meaja de Alfonso IX.
En la moneda española destacan las monedas de módulos grandes, tanto en oro como en plata. Tenemos onzas de una enorme calidad, como la segoviana de 1723, la sevillana de ese mismo año, la sevillana de 1705, la madrileña de 1823, la santiaguina de 1762, el cara de rata mexicano de 1771… Entre los duros hay bastantes segovianos que harán las delicias de los coleccionistas (un ejemplo, otro y otro). También caben destacar otros potosinos interesantes, como el de 1774 en altísima calidad o el resellado como 600 reis.
Hay mucha otra moneda española e internacional que merecería destacarse, como el cincuentín que encabeza la entrada, el real guatemalteco de 1818, el doble excelente de los Reyes Católicos… y tampoco podemos olvidarnos de la rara prueba de peseta fabricada en la Segunda República y la amplia selección de billetes españoles, encabezados por dos clásicos: las 50 pesetas de 1884 y las de 1889.
En el siguiente vídeo doy un repaso a los lotes que más me han llamado la atención:
Podéis seguir a Silicua Subastas en su web, en Facebook y en Instagram.
En podcast
Aquí dejo un contenido semejante al de esta entrada en formato podcast.
Descripción de Silicua
1618/7. Felipe III (1598-1621). Ingenio de Segovia. Cincuentín (50 reales). A&C 1002. Ag. Pieza de placer u ostentación, raramente ofertada en subasta. Acuñada en momentos muy puntuales siempre con permiso real, generalmente para nobleza u otras autoridades, y en ocasiones a grandes mercaderes que traían metal precioso a la ceca. Se conoce documentación que habla del cincuentín de esta fecha, en la que se cita la autorización real para su fabricación a Juan de Aguirre y Juan Zavaleta, mercaderes que traen desde Sevilla 18.277 kilos de plata. La autorización se concedió el 2 de diciembre de 1617 y la petición había sido el 13 de octubre. Debido a ser finales de año, la fabricación efectiva de los cincuentines se realizó, como vemos, en 1618, y de ahí el motivo de llevar sobrefecha, pues el artista abridor de cuños, Diego de Astor, no había preparado, por no estar previsto, el cuño del cincuentín de 1618, aprovechando el de 1617 añadiendo la sobrefecha. MUY RARA. Bella, precioso color, ligeros golpecitos, habituales. MBC+. Est.45000.
Cualquier coleccionista de moneda hispánica entre los que me encuentro soñaria con poseer una de estas míticas y representativas piezas nunca mejor dicho de la numismatica de nuestro país.