Uno de mis mejores amigos buscó un piso para comprar en Palencia allá por 2006. Como suele ser habitual, mi amigo visitó un montón de pisos para hacerse una idea del mercado inmobiliario palentino antes de decidirse por uno. La anécdota que nos contó en su momento, y que repite cada vez que sale el tema, es cuando visitó un piso viejo de unos 70 metros cuadrados en un barrio corriente de la ciudad por el que pedían 140.000 euros (su precio razonable sería la mitad, a pesar del burbujeante mercado de 2006) indicando que “no tenían prisa por venderlo”. En su momento bromeamos los amigos diciendo que afortunadamente no tenía prisa, porque a ese precio no lo iba a vender en 20 años. Ya han pasado 18 y el piso sigue en venta.
La frase “no tengo prisa para vender” es semejante a la de “escucho ofertas”: son frases de gente que ni saben vender ni saben lo que tienen entre manos, pero que desde luego no va a permitir que quien tiene delante vaya a poder sacar algo de la compra. Son frases típicas de quien va de sobrado sin saber de lo que habla. Son frases que no diría nunca un profesional, ni un aficionado que conozca el mercado, ni una persona que sepa de lo que habla, ni una persona que busque un precio de venta razonable. En definitiva, son frases que solo se escuchan a quien te va a hacer perder el tiempo.

No tener prisa para vender una colección es un ingrediente necesario si se quiere evitar perder dinero. Ya se sabe que quien vende por necesidad pierde por obligación. Pero cualquier vendedor con un mínimo de conocimientos sabe que no es necesario hacerlo explícito porque es tanto como decir: “si me lo quieres comprar, que sepas que va a ser caro”. No parece la mejor técnica de venta.
No está mal intentar vender caro. Pero mucho me temo que no es algo que se consiga por el simple pasar del tiempo. Para que merezca la pena intentar vender caro hace falta que sea algo difícil de conseguir, de forma que quien lo quiera no vaya a encontrar fácilmente alternativas. Volviendo al ejemplo de los pisos, puede ser razonable poner caro un piso en la Gran Vía de Madrid, pensando que puede aparecer un millonario caprichoso dispuesto a pagar lo que sea por disfrutar de un espacio tan exclusivo. Quizá merezca la pena esperar uno o dos años a que pueda aparecer ese tipo con dinero. Pero no parece lógico intentar lo mismo con un piso viejo en un barrio envejecido de Palencia.
Con las monedas pasa lo mismo: si se quiere que el tiempo juegue a favor del vendedor es necesario que la moneda tenga una oferta baja. Quien tenga un real de a 8 columnario en calidad SC, o un áureo de Probo, puede esperar a que aparezca el cliente que verdaderamente lo quiera para sacar más dinero de la venta. Pero quien tenga duros de Alfonso XII en calidad MBC-, mucho me temo que por más que espere no va a obtener más que el precio de mercado. La razón es simple: es muy sencillo para el comprador encontrar a otra persona que se lo venda a un precio menor.

Eso mismo le hice ver a uno que me vino con lo de “no tengo prisa para vender mis monedas”. Mi respuesta fue que menos mal que no tenía prisa porque yo iba a tardar menos en encontrar quién me las vendiese por la mitad de precio que él en venderlas por ese importe. Entonces me despachó diciéndome que “ya aparecerá quien no las encuentre y las quiera pagar” (dudo mucho que haya aparecido quien le pague 60 euros por cada duro del Centenario).
Otro ingrediente necesario para poder vender las monedas caras es tener contactos. Eso requiere trabajo: moverse por redes sociales, ir a convenciones, visitar vendedores, conocer a otros coleccionistas… ese es el trabajo de un comerciante y uno de los motivos por los que un comerciante consigue vender a un precio más alto que un aficionado. Por el simple hecho de tener una moneda en casa no se consigue un buen precio por ella. Hay que trabajar.
Pero esto generalmente no se entiende. Al menos no lo entienden quienes dicen eso de “no tengo prisa en vender mis monedas”. Por eso decidí dejar de perder el tiempo con ellos y simplemente les digo: “me parece bien que no tengas prisa en vender tus monedas. Cuando tengas prisa, me avisas”.

Muy buen post Adolfo.
Como bien dices, la frase «no tengo prisa en vender las monedas» es un sinónimo de «o te vendo las monedas muy caras o no te las vendo». Cualquier comerciante se la ha escuchado un montón de veces a la gente que se te acerca a venderte algo. Normalmente sale de boca de coleccionistas intentando venderte sus monedas a precio de cliente final o con un margen mínimo.
Hola, para mi, la la frase «no tengo prisa en vender las monedas» depende en que contexto y con que intención lo diga. Yo lo he dicho cuando cuando vendí mis billetes mundiales, y los vendí, pero cuando a mi me convenía, no por el precio, sino porque los que somos coleccionistas desde hace años nos hacemos desconfiados con cualquier tipo de persona y necesitamos tiempo para ver las diferentes opciones que hay. Actualmente quiero tasar algunas de mis monedas, y vuelvo a decir la frase «no tengo prisa en vender las monedas» pero es simplemente verdad, no tengo prisa, pero ninguna prisa, las venderé cuando y a quien yo crea oportuno, y es casi seguro que las venderé, porque estoy decidido a venderlas, pero yo decidiré el como, cuando y a quién. No soy comerciante, tan sólo un coleccionista que quiere que sean justo con el precio que me den. Por cierto, también uso la frase «no tengo prisa en COMPRAR» en ese caso, billetes españoles.
No tener prisa en vender es toda una virtud porque no se estará obligado a aceptar la primera oferta que venga, o incluso se podrá esperar unos meses/años si se detecta que el mercado de esa serie en concreto está bastante bajo. Hasta ahí todo bien.
El tema es quien hace perder el tiempo al personal.
El que va al comerciante, le lleva su colección de 400 monedas que en total le costaron unos 10.000 euros. El comerciante se las mira y dice que pagaría 6.000 euros por todas, y el otro dice que no, que al él le costaron 10.000 euros y que, como mucho, las vendería por 9.000 euros porque «no tiene prisa en vender». Entonces el comerciante lo que está pensando en: «pues si quieres sacar 9.000 euros y no tienes prisa en venderlas, dedícate a hacer 400 ventas una por una y a mí no me des la murga».
El que realmente quiere vender una colección no tarda gran cosa si lo que busca es venderla a precio de mercado. Habla con dos o tres comerciantes y con otras dos casas de subastas… suficiente para entender el precio de mercado porque seguramente lo que le digan unos y otros será bastante coherente. A partir de ahí, que elija. Y si prefiere no venderlas, pues listo.
Y si lo que quiere es sacar el máximo provecho, pues que vaya vendiendo una a una todas las monedas que tiene… claro, que eso supone trabajo.
Saludos,
Adolfo
Así debería ser siempre, el que vende debe ser libre para hacerlo cuando quiera y para obtener un precio que considere justo y acorde con el valor de las monedas, y no presionado por esos compradores prepotentes que dictan el precio. Yo tengo algunas monedas con errores de acuñación, pero lo que estoy convencido es que no las pienso malvender.
Enhorabuena por ser tan sincero. Un saludo.
«no tengo prisa, pero ninguna prisa, las venderé cuando y a quien yo crea oportuno, y es casi seguro que las venderé, porque estoy decidido a venderlas, pero yo decidiré el como, cuando y a quién»
Esto suena muy bien, muy asertivo y tal. Está claro que usted no necesita un taller de ésos de «aprenda a decir que no». Ninguna pega por mi parte. El problema es que no termino de ver la forma de llevarlo a la práctica. Si a mí me vienes a vender unas monedas cuyo precio de mercado es, pongamos, 10000 eur y yo te ofrezco 7000 ¿porqué no me las vendes?, ¿porqué te vas a «pensártelo»?, en mi opinión es porque quieres ir a ofrecérselas a otro a ver si te da más. Deduzco por tanto que el uso de tu libertad (como, cuando y a quién) no significa otra cosa que venderé a al que más me dé, específicamente al que se aproxime al precio de venta final. Y eso, compañero, es hacer perder el tiempo al comerciante. Yo no quiero que me vengan a ofrecer monedas «pensadores», ni gente «sin prisa», quiero gente que venga a venderme sin dobleces, a realizar un trato justo (no hablo de engañar a nadie), que se vaya él satisfecho y lo quede yo también. Quizá no se me entienda bien pero éste es el motivo de que yo, cuando alguien viene a venderme algo, si no le conozco le pregunte si lo quiere vender de verdad o busca enredar un poquito (se lo digo con otras palabras más corteses pero igual de claras). Si dice que sí, que lo quiere vender, se negocia. No es difícil realmente: precio medio de mercado menos un porcentaje de ganancia, 5 minutos como mucho. Si empieza a divagar, ni le doy precio ni pido que me lo dé. Como digo, no estoy para perder el tiempo.
Esto que dice Luis puede sonar bastante prepotente, pero es lo que hay.
Los comerciante están bastante hartos del que viene con lo de «bueno… es que yo no sé lo que valen… que mira a ver lo que me das…» y luego resulta que te dicen que a ellos les ha costado 10.000 euros y que por menos de 9.000 no lo venden. Eso jode mucho al comerciante por haberle hecho perder horas de trabajo.
Otra cosa es quien viene con el álbum y dice: «mira, tengo esta colección y pido por ella 9.000 euros». El comerciante la ve en 2 minutos y dice: «¿ese es tu último precio?». Si la respuesta es que sí, se cierra el álbum, se da las gracias y listo. Nadie puede sentirse ofendido por algo así. Quien quería vender fue de cara, dio un precio y se acabó. Es más, si el comerciante ve seriedad en ese vendedor quizá diga: «mira, yo te ofrecería 7.000 por todo. Si no encuentras mejor oferta, aquí me tienes». Listo. Todos contentos.
Saludos,
Adolfo
P.D.: la finalidad fundamental de este tipo de entradas no es echar la bronca a nadie, sino hacer ver a los coleccionistas el punto de vista del comerciante. De esa forma el coleccionista sabrá cómo moverse, qué hacer y qué no hacer en esos procesos de compra-venta.
Sí, es una buena explicación, Adolfo. Ir de cara a vender, sin enredar. Sin intentos de estratagemas de venta que, lejos de funcionar (pues el comerciante está harto de verlas y sufrirlas), sólo sirven para generar hastío en el comerciante y ganas de que se vaya el sujeto en cuestión. Creedme que quien va de frente, vende y vende bien, con aprovechamiento. Desde luego yo a los tíos serios les ofrezco directamente un buen precio por su material, no me ando con enredos (no hagas lo que no quieres que te hagan a ti).
Llevo 42 años coleccionando monedas. La.cosa fue rápida. Jugando a las canicas encontré una moneda del gobierno provisional.. yo tenía 8 años.
Ahora tengo una bonita colección y jamás he pensado en vender ninguna… Ni las más valiosas.
Entiendo la persona que tiene la numismática como trabajo. Pero para mí es una pasión que no tiene precio. Yo personalmente las enterraré y alguien con mucha suerte y dentro de muchos años pueda decir que encontró unas 6.000 monedas de todo el mundo y de muchos siglos.
Es mi opinión.
Gracias.
Yo también soy de la frase «No tengo prisa en vender» cuando se trata de una moneda ya sea para mejorarla o porque la tenga repe, pues yo solo hago representación por monarcas en un tipo concreto, en el caso de vender la colección lo haría a través de una casa de subastas. Lo de ésta frase es debido también a que hay más de un aprovechado que quiere comprar como se diría «duros a Peseta», por eso discrepo un poco del argumento de vender un duro del centenario mbc a 60€,pues hay casos contrarios, hoy en día con la información que hay poco se puede engañar a la hora de negociar la venta de una moneda… Tampoco se puede llevar uno por lo ocurrido por el pique de dos compradores por una moneda concreta y pagar 10, 15,20 veces su valor estimado y nó, una pieza lo que uno esté dispuesto a pagar por desconocimiento u otros oscuros motivos…
Ésta es mi modesta opinión.
«No tengo prisa por vender», frase hecha española más antigua que el andar a pie. La dicen los que se aburren y ponen a la venta algo que NO QUIEREN VENDER, y a precio muy caro, solo por darse el GUSTAZO de EXHIBIR y de decir que NO a cuanta persona de buena fe les haga una propuesta razonable. A esto último suelen rematar con otra frase hecha que les haga crecer su EGO a costa del ingenuo.
Conclusión personal: si veo algo caro, ni me molesto en hacerles una contraoferta ni intentar argumentarla. Es perder el tiempo y alimentar a los trolls.
Pd.: ya venderán, ya, cuando realmente lo necesiten.
Saludos.
Yo sigo estando de acuerdo con Adolfo. Me parece muy bien que la gente no tenga prisa en vender y que quieran vender cuanto más caro mejor, que se lleven sus monedas a una subasta o donde quieran. Pero, por favor, que no me vengan a mí a ofrecer sus monedas a precio de coleccionista final o poco menos. Que no me hagan hacer el esfuerzo de valorar sus monedas para nada, que, en suma, no me hagan perder el tiempo. Insisto en que casi todos los de «no tengo prisa en vender» lo que están buscando es venderte su material a precio de coleccionista final. Tengo mucha experiencia y lo he visto decenas de veces.
Yo creo que el problema está en los márgenes.
En los comentarios parece que es el comerciante el que siempre pierde el tiempo como si el coleccionista no lo hiciese moviéndose preguntando en un sitio u otro.
A mi me parece lógico que si un coleccionista pagó 9000, y seguro que lo hizo en un largo periodo, al menos recupere su inversión y no se le pague 7000.
Es cierto que el comerciante tiene que vivir y recuperar la compra pero en ese
precio ya ganaría 2000 que es el 22% del coste original del coleccionista de cuando él lo compró (que seguro que hace una panzada de años en los que lo que la gasolina costaba 1 euro y ahora 2)
El comerciante lo venderá a otro 20% así que en total se lleva el 40% de su valor y es por eso siempre le merecerá la pena “perder el tiempo” porque con qué con uno de cada 5 que entran le venden sus monedas, ha ganado un 40%.
Perdería menos tiempo (pienso) si pagase los 9000 y se llevase el 20% y así todos contentos,
En definitiva, a mi me ha ocurrido que he ido a vender una moneda que , digamos, me ha costado 1000 y enseño al comerciante la factura y él, ente lamentos de lo mal que está el mercado y el tiempo que va a tardar en venderla, ofrece 800 cuando en subasta han salido a 1000 o 1200 y que es el precio (al menos) a el que lo venderá.
Entre 300 o 400 euros (casi el 50%)
Yo no quiero decir con esto que me olvide que el comerciante tiene que asumir gastos como es su local. Página web, contactos, hacienda pero el 40 o 50’ me parece excesivo y por eso “si no te corre prisa” cada vez el coleccionista lleva más sus monedas a subastas que también se llevan en total un 30 sobre lo vendido que puede ser mayor que el
Precio de salida.
En definitiva, hay un alto riesgo de que las Numismáticas del barrio desaparezcan como, desafortunadamente, está ocurriendo en muchas provincias y yo creo que es en una gran parte por este hecho.
Una pena
Saludos
Oscar, yo tengo para bien no meterme en lo que ganan los demás. Si alguien quiere demostrar que en un mercado se gana mucho dinero no tiene más que entrar a competir en ese mercado con menores márgenes. Esto vale tanto para sueldos, como para empresas, como para intermediarios: quien alegue que alguien se está forrando con algo, que entre a competir y se forre también (¡ojo! ¡que hay quien lo consigue!).
Como dice Luis, el precio de compra depende fundamentalmente de dos factores: el precio al que cree que va a poder vender el profesional y la facilidad de la venta.
No es lo mismo llevar 2 caras de rata que sin mucho esfuerzo se vendan en 10.000 euros, que llevar una colección variada con monedas de entre 20 y 50 euros que se puedan vender en esos mismos 10.000 euros. Por las primeras un comerciante pagará 9.000 euros sin problemas; por las segundas difícilmente las querrá, y si las quiere quizá pague 3.000 o 4.000. El motivo es evidente: en un caso tiene que hacer dos ventas; en el otro tiene que hacer 400 ventas.
Lo mejor es llevar un precio pensado y así todos quedan contentos. Oye, tengo esto y pido esto. ¡Listo! La situación se resuelve en cinco minutos o menos y, se haga la transacción o no, nadie quedará molesto.
Saludos,
Adolfo
A mí lo que el coleccionista pagó por las monedas, hace un mes o 10 años, me es bastante indiferente. Luego que me traiga factura o no me importa poco. Lo que a mí me interesa es el valor real de la moneda, por cuánto puedo venderla yo. En función de eso pagaré más o menos.
Aceptar comprar una moneda con sólo un 20% de margen respecto al precio de mercado puede ser interesante si la moneda es valiosa, ya que ese 20% se traduce en una cifra apetecible. Por ejemplo un áureo de 10000 euros puede comprarse en 8000. Si son monedas normalitas no ha lugar pues la ganancia no compensa el esfuerzo a realizar para venderlas ni el capital a inmovilizar. Así, pues, ningún comerciante pagará 40 euros por un duro de Alfonso XII cuyo valor de mercado no pasa de 50 euros.
En cuanto a lo de consignar monedas en las subastas, lean el post de Adolfo sobre los gastos asociados a un comerciante autónomo. Ahí se habla sobre el fraude fiscal que cometen todos aquellos que consignan monedas en subasta y luego no declaran a hacienda los rendimientos obtenidos (o la falta de ellos, pero declararlo hay que declararlo). Y, claro, si se declara la venta en hacienda ya no sale tan a cuenta vender en subastas.
Hombre, yo entiendo con lo de que «le trae la factura» se refiere a que el coleccionista acepta vender sus monedas con un documento de compra-venta y hacerlo todo legal. Como no puede ser de otra manera.
Entiendo también que la mayoría de la gente que vende sus monedas en subastas de manera recurrente hace bien las cosas con Hacienda. De otra forma son unos temerarios.
Aquí está la entrada a la que se refiere Luis: https://blognumismatico.com/2023/07/06/los-margenes-de-un-comerciante-autonomo-en-espana/
Creo que en la actualidad existe una doble presión en el campo de la numismática,las dos a mi parecer excesivas y contradictorias.
Por un lado poseedores de monedas que piensan que tienen la solución de su vida en las manos y piden cantidades astronómicas por una moneda que por supuesto no vale y sueña con que un despistado inocente se la compre y haga el negocio de su vida (esto nunca sucede como es lógico) se aburrirá durante toda su vida.
Después están sus contrapuestos , aquellos entendidos que ponen precios irrisorios de monedas valiosas,para ver si un ignorante en este campo la vende y hace un gran negocio abusando de la ignorancia agena. Siempre están diciendo en las redes que se consulte con personal o tienda de expertos, que te ayudarán a valorar el precio de la moneda, pero pregunto,,es esto cierto? o van al duro negocio de la numismática y a sacar la máxima tajada posible a costa del vendedor inexperto? Tiene más facilidad de engañar el experto que el ignorante.
Como es posible desenvolverse en este mundo complicado si no es a base de desconfianza y miedo,a veces sabiendo que una moneda supongamos de oro que en las redes por ejemplo puede ser vendida en 3.000 euros y un experto te dice que te da por ella como mucho 400 euros, estando perfecto estado.
Si me voy a una tienda de compra de oro, la pesan y te dan 800 euros. Como nos lo vamos a creer. No quiero decir que las casas de monedas y expertos sean todos así, pero como he dicho antes hay que tener cuidado en este mundo,ni para engañar ni para ser engañado,les hablo desde la honestidad y algún desengaño que me ha pasado. Gracias a quien tenga la paciencia de leerme. Buenas noches
«Como es posible desenvolverse en este mundo complicado si no es a base de desconfianza y miedo,a veces sabiendo que una moneda supongamos de oro que en las redes por ejemplo puede ser vendida en 3.000 euros y un experto te dice que te da por ella como mucho 400 euros, estando perfecto estado.»
Hoy en día cualquiera que no sea un analfabeto funcional (lamentablemente hay más de los que a priori parece) puede hacer una tasación razonable de sus monedas por sí mismo a base de la información que encuentra en la Web y del sentido común. Si bien hace 40 años la gente no sabía si su moneda valía 400 o 3.000 euros, hoy hay pocos tontos así.
Los comerciantes numismáticos tienen mala fama pero creo que es una fama inmerecida, sobre todo de la generación más joven. Sin ir más lejos, aquí tienes una lista de comerciantes honestos que no van a intentar engañar a nadie: https://blognumismatico.com/webs-amigas/
Saludos,
Adolfo
Llevo casi quince años de numismatico profesional y en todo ese tiempo no he tenido delante a nadie que trajera algo realmente bueno sin saber lo que tenía. Cero veces.
Lo que sí me he encontrado es:
— hordas de personas intentando vender las pesetas de Franco, a ver si les sacaban de pobres. Estos son el 90% del total de personas ajenas al mundillo numismatico que llegan hasta mí. No me extrañaría que algunos de ellos, cuando se les dice que eso que llevan no vale nada, se piensen que les estás intentando engañar.
— personas con monedas hechas polvo sin saber nada sobre ellas. Puede ser que cuando les dices «no valen nada» se piensen que les estás intentando engañar. Un 6%.
— Personas que tienen algo aceptable y que te piden por ello una burrada, normalmente el valor de esa moneda en SC, estando la suya en MBC. Si les dices que eso no vale tanto, se van pisando fuerte, con la cabeza alta, orgullosos de haber evitado que un malvado vendedor les engañe. 3%.
— Personas que tienen algo aceptable y saben más o menos lo que vale pues lo han mirado por Internet, han comparado en tiendas, puestos, etc. Algunas veces hay transacción, otras no. 2%. Ojalá hubiera más de éstos.
En mi opinión, está claro de donde viene el famoso mito de la maldad del comerciante numismatico engañando a viuditas y huerfanitos… de algún caso real muy aislado y una enorme plétora de gente desilusionada porque el comerciante les ha dicho lo poco que valía su «tesoro».