Desde el punto de vista numismático, las Guerras Civiles son episodios apasionantes y complejos. Para entender la producción monetaria hay que ir ceca por ceca y comprender el devenir de la ciudad en cuestión durante la Guerra. Ya vimos el caso de Popayán y el de Potosí durante las guerras de independencia americanas. De esa misma época es muy interesante el devenir de la ciudad de Madrid durante la Guerra de Independencia. El año pasado analizamos el caso de los oro acuñados en esa ciudad y dimos un repaso global a las monedas de esa guerra; ahora os propongo estudiar brevemente las platas madrileñas.
Las monedas de plata de Madrid durante la Guerra de la Independencia
Por todos es sabido que en mayo de 1808 ocurrieron las vergonzosas Abdicaciones de Bayona, por las que la corona española acabó en la cabeza de José Bonaparte. Éste llegó a Madrid el 20 de julio de 1808. Pronto tuvo que huir de la capital para refugiarse en Vitoria, pero dejó un gobierno afrancesado que le reconocía como monarca.
Fue bajo el mando de este gobierno cuando se acuñaron la mayor parte de las monedas a nombre de José Bonaparte en la ceca madrileña. El mismo año de 1808 se comenzaron a acuñar monedas de plata con módulo de 4 reales (algo menor que el 2 reales tradicional) y de 20 reales (equivalente al 8 reales tradicional; aunque al principio también hubo acuñaciones como “8 reales”).

Esas acuñaciones a nombre de José I siguieron de manera ininterrumpida hasta 1812. El 22 de julio de 1812 ocurrió la Batalla de los Arapiles. La derrota francesa permitió a Wellington entrar en Madrid el 12 de agosto de 1812.
Fue entonces cuando se comenzaron a acuñar monedas a nombre de Fernando VII en Madrid. Esas monedas tuvieron unos bustos propios, tanto para el oro como para la plata. Son de los retratos más bonitos y divertidos de los muchos con los que contó el Rey Felón. Además, se vuelve a las unidades tradicionales de la moneda española (duro de 8 reales).
En el caso de las platas, este busto es conocido por los aficionados como “cara de loco”. Aquí muestro un ejemplar:

Estas monedas se acuñaron durante apenas unos meses. El 2 de noviembre de 1812 volvieron a entrar las tropas napoleónicas en Madrid y volvieron a acuñar monedas a nombre de Bonaparte.
Poco duró la alegría a los afrancesados, pues el 27 de mayo de 1813 tuvieron que volver a abandonar la capital española para no regresar jamás. Por eso las últimas acuñaciones madrileñas a nombre de Bonaparte son de 1813.

Posteriormente se volvieron a acuñar monedas a nombre de Fernando VII con el busto “cara de loco”. Ya en 1814 la ceca madrileña adoptó el busto oficial de Sagau.

Todo este vaivén de tropas, además de permitirnos comprender las monedas, nos indica por qué unas monedas son más raras que otras:
Los bustos “cara de loco” son más raros que el busto de Sagau porque solo se acuñaron durante unos meses en 1812 y 1813. En cuanto a las monedas de Napoleón, es obvio que las de 1808, 1812 y 1813 son más raras que las de 1809, 1810 y 1811, ya que en esos tres últimos años pudieron acuñar durante todo el año a nombre del rey francés.
La próxima subasta de Silicua
Silicua ha comenzado el curso con un ritmo tremendo: ha organizado dos subastas ordinarias en septiembre más una especial con unas monedas más que sorprendentes. Esa subasta especial ocurrirá el 30 de septiembre.
La subasta se compone de 230 lotes que, por lo general, presentan calidades altas. Dentro de estos lotes, destacaría tres apartados si bien hay monedas interesantes en todos ellos:
- El Imperio Romano, donde hay piezas del nivel de este áureo de Marco Aurelio, este otro de Domiciano o este tetradracma de Marco Antonio.
- La Monarquía Española, extensamente representada por 99 ejemplares. En ellas hay monedas impresionantes, como os muestro (y explico) en el vídeo de más abajo. Otras quizá no sean tan caras pero son igualmente bellas, como estos 8 maravedís de Coruña.
- El Centenario de la Peseta, que cuenta con 52 ejemplares aptos para coleccionistas exquisitos. Especialmente los duros (como el de 1871. el de 1876 o el de 1888 MSM) seguramente gusten a más de un aficionado.
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