Los peinados en las monedas de Isabel II

Hace poco comentábamos que las pelucas eran la prenda de moda en el siglo XVIII y vimos cómo se les había representado a los Borbones portándolas. Cuando comenzó el siglo XIX la peluca entró en desuso. Se veía como una prenda anticuada que recordaba a la rancia burguesía anterior a la Revolución Francesa. 

En el siglo XIX la moda empezó a cobrar protagonismo como producto de consumo en una incipiente sociedad capitalista. Las revistas de sociedad y otras publicaciones comunicaban las tendencias de la moda y hacían que ésta evolucionara mucho más rápido que en siglos anteriores. Además, fue a principios del siglo XIX cuando aparecieron los peluqueros como una profesión especializada. Unos peluqueros que iban a casa de las aristócratas como especialistas en el cabello, realizando una tarea que hasta entonces habían ejercido las criadas.

Los peinados de Fernando VII

A principios del siglo XIX la moda en el cabello era la sencillez. Se tomó como modelos los antiguos peinados de Grecia y Roma. Eso se refleja en los diseños numismáticos. Así, el famoso retrato de Sagau nos muestra un Fernando VII totalmente idealizado con toga y laurel. Pero esa idealización no incluye ningún adorno pomposo sobre su cabello.

Fernando VII. 2 reales, México 1815.
Fernando VII. 2 reales, México 1815.

Más simples todavía son los bustos realistas de Fernando VII en sus épocas constitucionales (los llamados “cabezones” o el “cara de loco”). Son bustos desnudos, libres de cualquier atuendo. En ellos se puede ver un pelo corto y un peinado de lo más sencillo. Hay que recordar que estos retratos no buscaban idealizar al monarca, pero no dejaban de ser una representación oficial del rey por lo que tampoco buscaban denigrarlo.

Fernando VII. 160 reales, Madrid 1822.
Fernando VII. 160 reales, Madrid 1822.

Los peinados de Isabel II

En esas primeras décadas del siglo XIX los cánones de moda femenina también imponían un peinado muy sencillo. Ya a partir de 1830 los peinados se hicieron más complejos

En esta época se daba mucha importancia al recogido. El moño era indispensable para una mujer de cualquier estrato social: las mujeres trabajadoras encontraban en el moño una forma de que su pelo no fuese una molestia; las damas aristócratas solían recogerse el pelo con una malla y así ponerse un sombrero que evitase que les diese el sol (la palidez estaba muy bien vista porque demostraba que la mujer no necesitaba trabajar bajo el sol). 

Este moño y esta sencillez en el peinado la encontramos en las monedas del primer busto de Isabel II. Un busto que se grabó cuando Isabel contaba tan solo con cinco años. El peinado no puede ser más sencillo: un simple recogido con un coletero de perlas. Ese coletero es la única joya o atuendo que porta la reina en este retrato.

Isabel II. 80 reales, Barcelona 1837.
Isabel II. 80 reales, Barcelona 1837.

El segundo retrato aparece en 1848, cuando Isabel II contaba con 18 años. En él se puede apreciar esa tendencia de que el peinado fuese cada vez más complejo. Además de que una señorita adolescente va a llevar siempre un peinado más coqueto que una niña de cinco años.

En este segundo retrato se representa a Isabel II con un rico tocado. Tiene el pelo largo y recogido por atrás. Al peinado se le da mucha importancia. De él se ha eliminado cualquier elemento externo o joya. El busto de la reina es muy elegante aún estando completamente desnudo. 

Isabel II. 10 reales, Madrid 1852.
Isabel II. 10 reales, Madrid 1852.

La complejidad en los cabellos femeninos siguió en aumento y eso se refleja en el tercer busto de la reina, que se realizó en 1856 (contaba con 26 años). 

Se aprecia que es un peinado trenzado y recogido, muy al gusto de la época. También vemos que hay un mechón que podría quedar suelto pero que, en el busto, se ata al recogido (de otra forma taparía la cara a la monarca). Aparece también una corona de laurel. Pero vemos cómo se da más importancia al pelo que a la corona, haciendo que el mechón pase por encima de ella.

Isabel II. 20 reales, Madrid 1857.
Isabel II. 20 reales, Madrid 1857.

Si observamos los retratos de la reina veremos una evolución semejante: un recogido sencillo de niña; un tocado de joven; y un recogido complejo, con mechones sueltos, de adulta. La diferencia fundamental es que, mientras fue reina, se solía retratar portando la corona real. Pero en las monedas siempre aparece sin corona. Así era la estética habitual de otras dirigentes de la época, como la Reina Victoria del Reino Unido (en su primer busto, más adelante sí que portó corona) o María Luisa de Austria

Fijémonos también en lo importante del cabello para las monedas de Isabel II. La monarca se presenta exactamente igual que si fuese un hombre. No hay ningún símbolo ni ningún atuendo que muestre que es el busto de una mujer salvo por el peinado. 

La próxima subasta de Silicua

Silicua organiza una nueva subasta para el 28 de octubre de 2022. La colección que se presenta se compone de 260 ejemplares que dan un repaso a la historia de la numismática.

La Edad Antigua y la Edad Media se repasan bastante rápido. En estos apartados destacan el áureo de Vespasiano y el de Faustina la Mayor. Los 10 dirhams andalusíes conforman un conjunto interesante. 

La moneda española supone el núcleo de la subasta, especialmente las monedas de los Borbones. Ahí nos encontramos algunos duros muy interesantes, como el columnario de 1742 o el de José I de 1809. Hay platas en otros módulos muy buenas, como este raro 10 reales de 1813 y varios ejemplares de 2 reales en altísima calidad. La onza de 1752 también la considero muy buena. En cuanto a conjunto, sin duda hay que destacar las monedas de Isabel II, con piezas tan bonitas como las que ilustran esta entrada. 

Entrando en la Edad Contemporánea encontramos una amplia cantidad de monedas y billetes. No son piezas raras pero sí tienen una muy buena calidad, aptas para coleccionistas medios que quieran incrementar su colección con algún buen ejemplar. Destacan las 5 pesetas de 1876 en AU58, las de 1888 en EBC+ y, sobre todo, la peseta de 1885 en MS64+

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1 comentario en “Los peinados en las monedas de Isabel II”

  1. Luis gallego martos

    Buenas noches. Casi consigo la peseta de 1885, en cambio sí conseguí las 2 pesetas de 1869 NGC ms 63. Y estoy contentísimo por ello, es muy escasa en esta calidad y además tiene una pátina muy bella. Estoy como niño con zapatos nuevos. Muchas gracias por esta entrada.

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