El euro digital: ¿está próximo el fin del dinero físico?

Hace unos meses escribí un artículo donde explicaba lo que eran las Monedas Digitales de los Bancos Centrales (CDBC, por sus siglas en inglés). Allí decía que actualmente hay 90 bancos centrales investigando el uso de las CDBC. Entre ellos está el Banco Central Europeo, quien tiene mucho interés en implementar el euro digital.

La información oficial sobre el euro digital se publica a cuentagotas. De vez en cuando sale Lagarde haciendo alguna declaración llena de vaguedades. Otras veces el Banco Central Europeo (BCE) hace un anuncio con una cara bonita para explicarnos lo buenísimo que será el euro digital para todos nosotros. La realidad es que no he podido encontrar ningún documento donde se explique la arquitectura del euro digital, ni la tecnología concreta que se utilizará, ni cómo se pretende garantizar el derecho a la privacidad de los ciudadanos, ni el marco legal en que operará…  En definitiva: sabemos muy poco.

Pero que los ciudadanos sepamos muy poco a estas alturas es realmente preocupante. No estamos hablando de un cambio sobre la política de pesca en los caladeros de la Unión Europea. ¡Se está redefiniendo el dinero en Europa (y en el resto del mundo)! ¡Y esa redefinición se está haciendo de espaldas a los ciudadanos y sin pedirles opinión!

Esto lleva a que algunos se imaginen cómo será el mundo una vez implementado el euro digital. Estas imaginaciones llevan a escenarios poco optimistas; es lógico que así sea debido a la gran cantidad de información que nos están ocultando. En otros casos hay comentarios sensatos a partir de la poca información que publican los señores del BCE. Yo intentaré sumarme a estos últimos.

El euro digital

Dicho de manera muy sencilla, el euro digital es una forma de dinero fiat digital que evita la intermediación bancaria. Cada ciudadano tendría una “cuenta bancaria” en el BCE a través de la cual podría operar. De esta forma, los bancos privados y los servicios financieros potencialmente podrían resultar totalmente inútiles. Su papel en la economía se verá enormemente reducido; que desaparezcan o no dependerá de la arquitectura que tenga el euro digital

Esto tendrá múltiples ventajas para el BCE y para el poder público. Por ejemplo, sabrán de manera instantánea en qué gasta su dinero cada ciudadano; podrán bloquear las cuentas de cualquier persona que tenga euros (sea o no ciudadano europeo); podrán calcular los costes de cada producto o su huella de carbono; podrán aplicar cartillas de racionamiento (v.gr., no se puede contaminar más de tanto por persona); podrán imponer tasas de interés negativas que incentiven a los ciudadanos a gastar su dinero; podrán ofrecer créditos de acuerdo a criterios no puramente económicos (v.gr., una tasa de interés menor si quien solicita el crédito es una mujer); etc. En definitiva: el euro digital permitirá al BCE controlar e intervenir la economía mucho más de lo que ya hace hasta ahora. 

Lagarde también explicó algunas ventajas que el euro digital tiene para los ciudadanos. Nos comentaba que cualquier ciudadano podrá hacer pagos a cualquier otra persona del mundo; que serán pagos rápidos y baratos; y que se evitarán las corridas bancarias. En este último punto Lagarde insistía que “el dinero es un bien público demasiado importante como para dejarlo en manos privadas”.

Los problemas de implementación del euro digital

Lo que diga en este apartado tenéis que tomarlo con mucha cautela ya que no he encontrado nada publicado por el BCE sobre las decisiones de implementación de este euro digital. Así que mi opinión la he formado juntando retales de aquí y de allá.

La tecnología está suficientemente madura como para implementar el euro digital en un corto espacio de tiempo. Hay problemas tecnológicos pero ninguno tan importante que no permita llevar a cabo un euro digital plenamente funcional. Los problemas existentes son de corte político y legal.

La principal decisión política, al menos de cara al ciudadano, es el nivel de privacidad que ofrecerá el euro digital. Según Lagarde, esa es la mayor preocupación de los ciudadanos al respecto. Ante eso añadió que la total anonimidad está descartada y que el euro digital no ofrecerá menos anonimidad de lo que actualmente ofrecen las transacciones digitales. 

Otro aspecto muy relevante es el marco legal del euro digital. Este aspecto es crítico porque no es lo mismo que sea una moneda de curso forzoso, que sea la única moneda en la zona euro o que sea una alternativa de pago más de las muchas que pueda haber. También habrá que ver qué derechos se garantizan a los ciudadanos y a las empresas europeas para evitar que el BCE pueda tener un poder absoluto en la economía europea.

Estos aspectos son temas de debate. El BCE organizó una conferencia al respecto el pasado 7 de noviembre. Viendo quienes eran los panelistas y los conferentes (políticos, altos funcionarios del BCE y algún director de grandes bancos), mucho me temo que todas estas decisiones se tomarán sin contar con los ciudadanos.

También es de vital importancia el papel que jugará el sistema bancario una vez que el euro digital sea una realidad. Dependerá, como dije anteriormente, de la arquitectura que tenga ese euro digital.

Esa arquitectura también afectará enormemente al impacto medioambiental del euro digital. Los requisitos energéticos potenciales del euro digital son bastante altos, por lo que tendrán que tenerse muy en cuenta a la hora de definir una implementación concreta

Finalmente, están los problemas de aceptación por parte de empresas y ciudadanos. Como es un tema muy complejo dudo mucho que la mayoría de los ciudadanos europeos vayan a profundizar lo suficiente como para tener un criterio propio al respecto. Bastará entonces con una intensa campaña de publicidad por parte del BCE para que la gente lo acepte felizmente.  

Las voces a favor del dinero físico

En estos momentos en los que parece que el dinero físico está próximo a su fin, no faltan voces que subrayan la necesidad de las monedas y billetes tangibles. De hecho, en los últimos años han aparecido instituciones al respecto, muchas de ellas financiadas fundamentalmente con dinero público.

Una de esas instituciones es el Institute for Money, Technology and Financial Inclusion (IMTFI). Es una institución fundada en 2008 cuyos miembros son casi todos antropólogos. Esto no es una sorpresa para mí puesto que los argumentos antropológicos son los que a mí me parecen más sólidos a la hora de argumentar por qué el efectivo físico seguirá existiendo durante las próximas décadas.

IMTFI emitió este informe en 2019 donde explica que el dinero físico es complementario al digital, es una forma alternativa de pago, proporciona una mayor inclusión financiera y permite los pagos anónimos (más). Quizá quien viva en una ciudad europea pueda creer que el pago en metálico es algo caduco que pronto desaparecerá; yo le invitaría a que visitase pueblos perdidos en la Amazonía o en África. Pueblos donde no hay datáfonos ni se espera que los haya. ¡No digamos ya una conexión a Internet estable! 

El pasado verano se creó la International Mint Industry Association, de la que la FNMT es socio fundador. Es obvio que las empresas que forman parte de esta asociación tienen un interés propio en que el efectivo siga existiendo. De hecho, su primer comunicado (en castellano y en inglés) aboga por una defensa de las monedas y billetes como medio de pago en las economías modernas. 

Mi opinión al respecto

Yo no tengo ni idea de cómo va a ser el futuro. Nadie lo sabe. Ni siquiera la gente del BCE. Las CBDC supondrán un cambio enorme en la economía mundial; tan grande, al menos, como el cambio que supuso pasar del patrón oro al dinero fiat. Las consecuencias y las derivadas que esto pueda tener son totalmente imprevisibles.

Lo que veo bastante claro es que todo va encaminado a que los bancos centrales jueguen un papel todavía más importante en la economía. A algunos esto les gustará más; a otros nos gustará menos. A mí me parece muy peligroso, ya no por los clásicos problemas de cálculo económico irresolubles para cualquier administración pública, sino porque no me fío de quienes dirigen los bancos centrales. Y el que se fíe podrá sospechar que en el futuro gobierne el BCE otra gente que no sea de su agrado (imaginad que hubieran hecho Stalin o Hitler si tuvieran las CBDC implementadas).

De todas las ventajas que indica Lagarde para los ciudadanos, la única que es cierta es que con las CBDC se evitarán las corridas bancarias y las potenciales estafas por parte de entidades privadas. Unas estafas que en Europa llevan décadas sin darse debido a las auditorías a las que se someten a esas empresas. Pero si los políticos controlan todo el sistema bancario y a todas las fuerzas de seguridad del Estado, es totalmente imposible que exista una corrida bancaria. En última instancia podrían aplicar la violencia (explícita o implícitamente) para que todos los ciudadanos acepten sus CBDC. Esa violencia no la pueden aplicar las entidades privadas y por eso tienen que esforzarse en tratar mejor a sus usuarios para que no se den corridas bancarias.

En cuanto a la privacidad, yo doy la batalla por perdida. No será cuestión de un año ni de dos, pero poco a poco se irá abriendo la ventana de Overton para que todo el mundo acepte que el BCE sabe dónde ha gastado hasta su último céntimo. Hoy en día Google sabría decir con exactitud dónde, cuándo y con quién han tenido relaciones sexuales centenares de millones de personas (es solo un ejemplo de los miles que se podrían poner). Ofrecer ese tipo de datos a una empresa estadounidense nos hubiese parecido inaceptable hace un par de décadas y ahora son mayoría quienes lo hacen con total normalidad.

Yo creo que será más complicado la implementación de cartillas de racionamiento o los tipos de interés negativos. En tal caso los ciudadanos seguro que buscarán formas de dinero alternativas, como ya hicieron en la URSS. El oro físico, las criptomonedas, las monedas estables, los favores… seguramente esas formas alternativas de dinero sean las armas defensivas de la sociedad frente al BCE.

8 comentarios en “El euro digital: ¿está próximo el fin del dinero físico?”

  1. Gracias por poner tu granito de arena en este tema, si solo una persona que no está informada sobre este tema, se lee tu post y se le enciende la bombilla, habrá valido la pena.

    Un saludo

  2. Hola.
    Aunque soy seguidor asiduo, la verdad es que he escrito muy pocos comentarios, sobre todo por no tener casi nunca nada que aportar. A ver si a partir de esta entrada me animo más.
    Como se dice de los periódicos impresos, el dinero físico puede estar condenado a muerte, o directamente muerto. Pero creo que el cadáver aún tardará bastante en enfriarse. Creo que ambas modalidades son complementarias, aunque es cierto que para mí cada vez me resulta más incómodo pagar en esos establecimientos que no aceptan tarjeta. No obstante, no siempre disponemos de Internet para los pagos, o no siempre estamos en una localidad lo suficientemente conectada. No hay más que pasear por la España interior, vacía o vaciada (según se prefiera) para constatarlo. De ahí la necesidad de que nuestras monedas y billetes sigan existiendo.
    Creo que el dinero digital viene para quedarse, pero debe ser una herramienta más segura de lo que es hoy día y que debe contribuir a luchar contra los fraudes (phising y demás) de una manera más eficiente.
    Lo de que todo esté controlado por el BCE, no termino de verlo claro. Demasiado control (más aún del que ya hay) en manos públicas. Creo que el sector público está condenado a entenderse con el privado.
    Saludos.

  3. Fíjate lo que ha pasado con la Filatelia: El uso de los sellos de Correos es algo testimonial y ya casi nadie colecciona sellos por ser algo «desconocido»; es decir, no se incorporan coleccionistas nuevos al circuito, y los que hay están saliendo por las propias leyes naturales.
    Si desaparece el dinero físico, ¿pasará lo mismo con la numismática? ¿Se dejarán de coleccionar monedas al ser algo desconocido para las futuras generaciones?

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      La gran diferencia es que la filatelia sólo cubre 150 años de historia; 250 si lo estiramos mucho. Hay muchas cosas de ese periodo que podremos coleccionar: juguetes, muebles, trajes, máquinas, revistas, periódicos…

      Pero si queremos coleccionar algo anterior al siglo XVIII las monedas son la única opción.

      Saludos,
      Adolfo

  4. «Por ejemplo, sabrán de manera instantánea en qué gasta su dinero cada ciudadano; podrán bloquear las cuentas de cualquier persona que tenga euros (sea o no ciudadano europeo); podrán calcular los costes de cada producto o su huella de carbono; podrán aplicar cartillas de racionamiento (v.gr., no se puede contaminar más de tanto por persona); podrán imponer tasas de interés negativas que incentiven a los ciudadanos a gastar su dinero; podrán ofrecer créditos de acuerdo a criterios no puramente económicos (v.gr., una tasa de interés menor si quien solicita el crédito es una mujer); etc.»

    Me temo que por ahí van los tiros. Ya saben en qué gastamos el dinero porque cada vez se paga más con tarjeta pero todavía nos queda el resquicio de libertad y anonimato que da el efectivo. Cuando todo el dinero sea digital, eso habrá desaparecido. Por un lado desaparecerá el fraude fiscal (al menos el del ciudadano de a pie, los peces gordos robarán de una u otra forma) y no se podrán emitir facturas sin IVA. Pero lo malo es que podrán implantar una cartilla de buen ciudadano en la que se recojan todos los datos de cada uno y un sistema de puntos como el de China. Eso unido a la geolocalización de los móviles y de los automóviles (los nuevos llevan geolocalizador) permitirá implantar un control total sobre los desplazamientos de la gente, así como un sistema de peajes. También se ha hablado de que pretenden que el dinero caduque, ojo.

    Piensan que la gente está dispuesta a aceptarlo, ya está muy extendido el pago por bizum y con el móvil. Puede que en la Amazonía aún se esté lejos de implantar el dinero digital, pero en Europa es factible.

    Ojalá me equivoque.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Cuidado: con las actuales tarjetas bancarias quien conoce nuestras compras es el banco, no el Estado. Para que el Estado pueda saberlo debe pedirlo judicialmente. Ídem con la geolocalización telefónica.

      Lo de que «el dinero caduque» puede hacerse sin más que forzar tipos de interés negativos que penalicen el ahorro.

      Pero una cosa es que la tecnología lo permita y otra que lo vayan a poder hacer. Quizá los ciudadanos no se dejen, o quizá sí.

      Saludos,
      Adolfo

  5. Hay un factor que no se está teniendo en cuenta y que es crucial para todos nosotros. Quien controle el acceso al dinero (a los pagos y cobros ya digitales) tendrá un poder absoluto. Ya no porque sepan todo, todo, lo que comemos, con quien, cuando, cuantas veces, el qué nos gusta comer,… Lo que tendrán el control es dejándonos comer o no. Tendrán el enorme poder de bloquear, cerrar, limitar,… el acceso a nuestro dinero. Si disentimos del gobernante de turno, si nos oponemos a sus políticas, si estamos en contra de algo o de alguien podrán, de castigo, dejarnos sin dinero y con ello, sin comer. Es extremadamente peligroso y eso es solo un pequeño ejemplo de a lo que nos enfrentamos. Mal futuro el que nos espera. Recordar que la mayor libertad del ser humano es su anonimato y gran parte de este nos lo proporciona el dinero físico.

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