Si en este mundo ocurren casualidades casi imposibles una de ellas se da entre los divulgadores numismáticos. Resulta que Francisco J. López, es uno de los pocos españoles que viven en Tallín y mantiene Colemone, uno de los pocos blogs numismáticos en lengua castellana que siguen activos a día de hoy, así como una comunidad numismática en Menéame. Por si eso fuera poco, Francisco trabaja en la misma universidad donde yo trabajé y vive en el mismo portal donde yo viví durante cinco años. No sé cuál será la probabilidad de que ocurra una coincidencia semejante, pero debe ser verdaderamente pequeña. Un evento casi tan raro como que, siendo de La Coruña, no escriba sobre moneda gallega sino sobre moneda internacional con especial interés en su catálogo de euros conmemorativos (un chiste sin maldad, ya sabéis que a los gallegos numismáticos os tengo mucho aprecio).
Francisco y yo nos conocemos personalmente porque el fue al Báltico cuando yo me estaba marchando. Pero hemos hablado algunas veces por las redes sociales y hemos participado en debates. Un debate muy interesante se dio a raíz de una entrada que escribió Francisco sobre la supuesta peseta de oro de 1992. Yo defendía que dicho objeto no puede ser considerado propiamente una moneda porque no existe una publicación en el BOE que la respalde; no hay una legalidad sobre la misma, así que no sé qué será ni por qué se habrá fabricado en la FNMT, pero al no ser respaldada por el Banco de España no puede ser una moneda. En cambio, Francisco consideraba que el concepto de moneda debe extenderse a todos aquellos objetos que son socialmente aceptados como tenedores de poder liberatorio. Es decir, que una comunidad los acepta como tales. Posteriormente Francisco escribió una entrada donde extendía el debate y ofrecía sus argumentos. Aquí va mi respuesta:
Yo no soy muy amigo de las definiciones cerradas de conceptos que han evolucionado durante mucho tiempo. Siempre que se intentan cercar esos conceptos suelen dejarse fuera de la cerca algunos elementos que son, o se meten dentro algunos que no son. Quiero decir con esto que, más que una definición lo que busco es una manera de aproximarme al concepto en sí, en este caso a lo que es una moneda.

Una fuente socorrida, aunque claramente no numismática, es la Real Academia Española. Ahí se indica que una moneda es una «pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor». Ya vemos que ahí aparece la idea de una autoridad emisora que es la que legitima el valor de ese trozo de metal. Otra fuente a la que he recurrido es el magnífico libro «Numismatics», de Philip Grierson. En el primer capítulo elude la definición de qué es una moneda. Lo que es cierto es que al hablar de qué es el dinero indica su uso social como medida de valor, refiriéndose a las reflexiones de la Política de Aristóteles. Pero claro, «moneda» y «dinero» no es lo mismo: el dinero es una abstracción que se utiliza como medida de valor, mientras que la moneda es un objeto físico al que se le entrega la capacidad de representar cierto valor determinado (v.gr. 1 euro, 4 reales, 1 denario…).
Podemos ver que estas fuentes coinciden, al igual que Francisco y que yo, en que lo que hace que un objeto sea una moneda no es una propiedad intrínseca de la misma, sino algo extrínseco al objeto: su capacidad de representar un valor determinado. Esto hace que sea mucho más difícil definir qué es una moneda y qué no. En mi opinión, una moneda se puede considerar tal cuando hay una autoridad que la legitima como representante de dicho valor; en la opinión de Francisco se trata del uso por parte de una comunidad el que le da la legitimidad.
Hay que decir que en la mayoría de los casos ambas consideraciones coinciden en qué es una moneda y qué no. Si pensamos en casi todos los momentos históricos, cuando un Estado o un poder público determina que algo es una moneda y tiene un valor liberatorio, los ciudadanos lo aceptan como tal; de igual manera, cuando los ciudadanos aceptan algo como forma de pago, el poder público suele usarlo también de manera oficial. Pero hay múltiples excepciones que a mí (y a la RAE) nos hacen decantarnos por que sea necesario que haya una autoridad que legitime a la moneda como tal.
A lo largo de la historia podemos encontrar múltiples objetos que han hecho la función de monedas en comunidades concretas y que, en mi opinión, no son monedas. Entre ellas estarían las protomonedas usadas por sociedades primitivas; ejemplos son conchas, piedras, plumas o granos de cacao. También fichas de contabilidad privada que fueron después utilizadas como moneda menuda de manera local; ejemplos son las pellofas o las fichas de pago privado en las fincas agrarias americanas. Otros casos son los objetos variopintos que se utilizan como moneda de pago en lugares en el que las monedas están prohibidas, escasean o han perdido todo su valor; un ejemplo típico son los cigarrillos en las cárceles o en las ciudades que acababan de ser liberadas en la Segunda Guerra Mundial, otro es el jabón en Celaya. El uso de esos objetos fue el mismo que el de las monedas: una sociedad los aceptaba como forma de cancelar deudas y los asignaba un valor determinado. No obstante, yo creo que no son monedas justamente porque no hay una autoridad que las legitime como tales. Por eso hablamos de «protomonedas», «monedas de necesidad», «fichas de pago privado»… pero no les decimos «monedas«.

Por otra parte, hoy en día muchos países emiten monedas conmemorativas que reconocen como tales pero no tienen poder liberatorio. Es decir, son monedas que la autoridad competente define como monedas pero que los ciudadanos no tienen por qué aceptar para cancelar una deuda. Cualquier moneda de plata o de oro emitida por la FNMT serviría como ejemplo. Estas monedas conmemorativas, en mi opinión, no dejan de ser monedas aunque la ciudadanía no las utilice para el comercio.
Finalmente, tenemos el problema de las monedas falsas. Nos podríamos imaginar que unos falsarios hiciesen unas monedas falsas indistinguibles de las monedas auténticas. Tales monedas falsas, a pesar de que fuesen utilizadas y aceptadas por la ciudadanía porque no se pueden distinguir de las auténticas, no dejarían por ello de ser falsas ya que no han sido legitimadas por una autoridad. Seguro que a los más jóvenes les viene a la mente la serie de La Casa de Papel al leer estas líneas, pero hay ejemplos históricos en los que ocurrió eso de que las falsificaciones fueron indistinguibles de los originales. Por ejemplo, los duros sevillanos que inundaron España a principios del siglo XX o las falsificaciones de las primeras y rudimentarias monedas de los independentistas americanos (2 reales de Tucumán, 8 reales de Morelos…). En mi opinión, esas monedas no dejan de ser falsas por mucho que circulasen junto con las auténticas.
Por estos tres tipos de ejemplos yo me decanto a considerar que, si bien el dinero es algo abstracto que debe ser socialmente aceptado como unidad de valor, la «encarnación» de esa abstracción en un objeto concreto denominado moneda solo puede darse si hay una autoridad que así lo asigna. No obstante, también entiendo que esta visión traslada el problema a la legitimidad de la autoridad: ¿qué autoridades pueden legitimar una moneda y bajo qué conceptos?
En la mayoría de los casos esas autoridades han sido los estados o sus órganos competentes (el Rey, el Ministerio de Interior, el Banco de España, el Banco Central Europeo…). Podríamos reflexionar sobre qué hace que sea legítimo que un grupo de señores pueda decidir aumentar la masa monetaria sin pedir permiso a nadie, pero como eso tiene más que ver con la filosofía política que con la numismática, solo os invito a que lo penséis por vuestra cuenta. Pero hay veces que la autoridad pública que legitima ciertas monedas no tiene reconocida la competencia para hacerlo, o al menos no se la reconoce como tal. Un caso conocido son los 30 sous de 1821, acuñados por el Ayuntamiento de Mallorca a pesar de la negativa del Gobierno Central de Madrid. Otro caso serían las 5 pesetas cantonales, acuñadas en Cartagena en 1873. Incluso se podría hablar de que, según el Banco de España, la moneda emitida durante la Segunda República es ilegítima pues a partir de 1939 no se reconoció como tal. Estos casos no son los únicos, pues ocurren en muchas guerras. Sin ir más lejos, la legitimidad de las monedas de Morelos o de las monedas de 2 reales de Tucumán que antes citamos también podría ponerse en duda. A día de hoy, países no reconocidos por la comunidad internacional (v.gr. Transnistria) emiten sus propias monedas, que bien podrían no considerarse como tales al negar la legitimidad de esos países.

Otros casos, todavía más rebuscados, son cuando una autoridad competente acepta oficialmente como monedas objetos que hasta entonces no lo eran. El único caso histórico que conozco sería cuando el Imperio Español reconoció el cacao como moneda menuda en Nueva España y estableció un tipo de cambio oficial entre granos de cacao y los reales de plata. Siguiendo mi consideración, esos granos de cacao serían protomonedas que pasarían a ser monedas en el momento en que se reconociese ese cambio oficial. Tampoco es que me sienta muy cómodo con esa interpretación.
Un último apunte, que también hace Grierson en su libro, es que a pesar de todo esto el numismático debe entender la moneda con el sentido más amplio posible en lo que a objeto de estudio se refiere. Independientemente de la definición que tomemos, nuestro objeto de estudio no debe verse restringido por ella. Así, creo que la numismática debe atender al estudio de monedas, pero también de protomonedas, fichas de pago privado, monedas de necesidad, monedas conmemorativas… Y nosotros, como aficionados, debemos disfrutar de todas ellas.

Los billetes que ilustran la entrada salen todos ellos en la próxima subasta de Ibercoin, que ocurrirá el 30 de septiembre. Se trata de una subasta dedicada al billete español, cubriendo toda su historia en 1076 lotes. Como siempre, los billetes más interesantes en cuanto a su precio son los clásicos del siglo XIX (v.gr., el Bravo Murillo o el Goya). Pero quizá lo que más gusten a los coleccionistas son los 340 billetes de la Guerra Civil o los ejemplares con series y numeraciones raras. Son billetes que, por lo general, salen a muy buen precio; creo que son una buena opción para un coleccionista medio de billete español. Por parte de los billetes que ilustran la entrada, se tratan de 2000 reales de vellón del Banco de Valladolid, 1000 reales de vellón carlistas, un vale militar de 25 céntimos y una peseta de Roquetes (Tarragona). Podríamos discutir si estos billetes son papel moneda legítimos o no. ¿Qué opináis?
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Hola, Adolfo. Es un gusto volver a ponerme en contacto después del intervalo de agosto.
Yo creo que, además de una autoridad que legitime la moneda y su circulación, lo que hace que la moneda en cuestión sea tal es la efectiva circulación, es decir el uso real de dicha moneda como objeto de intercambio.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo con Lucio, para mí (recalco, para entrar en mi colección de monedas), a parte de todo lo dicho, la moneda tiene que haberse pensado su emisión para su circulación. Un cincuentín, un galano potosino, las 2.000 pesetas de Juancar I, para mí son otra cosa, pero no se idearon para tener el fin que debe de tener toda moneda, su circulación, su intercambio por el valor que le daba la autoridad emisora. Un galano de a 8 nunca valió 8 reales. Y entrando en valorar mis propias contradicciones, y tengo algunas de 10 euros en mi colección, jejeje.
Esta consideración vuestra sería la más restrictiva, pues requeriría ambas condiciones para poderse considerar una moneda. Tiene su sentido también.
En la vida ya sabéis que no todo es blanco o negro, también hay grises … Ciertamente la consideración de moneda, debería pasar por el mandato de un poder emisor con gran autoridad, que ordene la emisión de moneda, y también su circulación en todo un territorio… Claro, que no siempre desde mi punto de vista se cumplen estas máximas.
Si tenemos en cuenta todas las falsificaciones de época que se han venido dando desde el comienzo de las emisiones monetarias, veremos como hasta en los catálogos y estudios minuciosos, tales piezas se consideran monedas… Falsas, eso sí, pero siguen siendo monedas.
Son piezas, como sabemos, que llegaron a circular con las oficiales y no fueron normalmente emitidas por un poder real… Es más, en ocasiones muy contadas, los propios monarcas ejercieron su potedtad, para validar tales piezas, debido a la cantidad ingente de falsificaciones creadas. Tal es el caso, de las últimas falsificaciones de los felipes de Busto.
Así que no todo es tan transparente como en principio parece.
Hola, Óscar. No entiendo tu posición. Las monedas falsas son monedas precisamente porque plasman, a modo de imitación, la autoridad que les da validez. En este caso no mediante la ceca oficial, pero fijate que en toda la definición que se dio de la moneda el hecho de que la misma se acuñe en uno u otro lugar es lo de menos.
Por más que la moneda sea falsa, siempre va a ser moneda mientras lleve representada la autoridad que la valida (más allá de que la fabricación de la moneda sea legal o no) y haya gente que la acepte como tal y la haga circular. De hecho, esto es lo que esencialmente separa a las falsificaciones de época de las malas imitaciones modernas (que en realidad no son monedas)=> https://blognumismatico.com/2014/12/14/algunas-monedas-fundidas/
=> https://blognumismatico.com/2018/11/23/pasarse-listos-xiii-mercadillo-croacia/
Las cosas son lo que son, para eso están las definiciones. Existen un montón de matices en el mundo, no lo niego, pero para poder ordenarlo hay que fijar el significado de las cosas (o, al menos, de gran parte de las cosas).
Hola Lucio,
Mi posición es clara al respecto… Como bien dice Adolfo, si consultas en la Real Academia Española de la lengua, se aclara lo que en ella se considera lo que es una moneda: «pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor». Si te atienes a este principio, las falsificaciones de época, dejan de ser monedas, porque ya no son acuñadas por la autoridad emisora legal… No lo digo yo, lo dice la RAE… Pero claro, no por qué lo diga la RAE yo voy a estar de acuerdo con ella… Igual que tampoco estoy de acuerdo con que en vez de croqueta, se pueda decir ahora cocreta, o imprimido en vez de impreso…
Evidentemente que hay que diferenciar y matizar el significado de las «cosas» pero a veces, ese significado o bien es parco en palabras o no del todo exacto o puntilloso.
Lo que quise dejar claro con mi mensaje, sin centrarme exclusivamente en el caso que expone Adolfo, es que a veces resulta ambiguo determinar las definiciones de ciertos elementos… Por otra parte, si fueran siempre exactas ciertas terminologías , la ambigüedad tendría difícil cabida y sería anómalo que existiese confrontación alguna, como ha ocurrido con esta entrada y con los comentarios que nosotros vertemos… De hecho, ni se hubiera realizado la entrada como carta de presentación de dos opiniones confrontadas.
Las falsificaciones actuales, pecan algunas de ser verdaderos adefesios, como bien dices… pero «cuidado», que el tiempo a lo mejor les otorga la denominación de moneda… Igual que hay falsas de época en tiempos de los vellones de Felipe IV, que su día fueron excelentes esperpentos, o piezas de muy mala factura o realizadas sobre «chapas» en vez de verdaderos cospeles… Es decir, monedas burdas y falsas que equivalen a las malas falsificaciones actuales que tú dices, y que hoy en día gozan de ser consideradas como monedas, gracias al devenir del tiempo.
Para mí, una falsificación, aunque sea de época, no la considero tampoco una moneda, es una falsificación de época. Y algunos me dirán, entonces porqué se les llama «monedas» falsas si no son monedas, pues para mí porque imitan monedas. Una falsa acacia no es una acacia.
No está respaldado su valor por ninguna «autoridad».
Y por autoridad me vale un grupo de insurgentes, una autoridad local cuya ciudad esté sitiada y emita moneda obsidional, etc….
Lanzarote, difiero con vos en el primer punto, pero también creo que la autoridad emisora puede ser cualquiera de las que señalás. Ahora bien, esa moneda debe ser aceptada por el grupo humano al que está destinada.
Volviendo al tema de las monedas falsas, una falsa acacia no es una acacia porque, de hecho, son dos especies diferentes. Pero un pavo real embalsamado sigue siendo un pavo real.
Óscar, quedé muy a gusto de leer tu respuesta. Veo cuáles son tus inquietudes, pero creo que, en este caso, la Real Academia Española da en el clavo (a pesar de que, como bien señalás, está llena de desatinos). A eso ayudan las distintas acepciones para el término «moneda».
Si repasás de nuevo la primera acepción, vas a ver que señala que la pieza de metal en cuestión debe estar «acuñada CON los distintivos elegidos por la autoridad emisora (etc.)», no dice nada acerca de las cecas o de quién sea el que la acuñe. Basta conque lleve los distintivos elegidos por la autoridad. Ahora bien, esto también abarca las monedas falsas.
Si repasás la tercera acepción, vas a ver que la definición dice: «instrumento ACEPTADO como unidad de cuenta, medida de valor y medio de pago». Esto implica que la pieza de metal o papel moneda deben ser adoptados por las personas que lo utilizan como objetos de intercambio. Las imitaciones actuales sólo podrían ser tomadas por monedas si llegaran a ser aceptadas como medio de pago; y eso, en el caso de las monedas ya fuera de circulación (digamos los columnarios), es prácticamente imposible.
Debo de admitir, Adolfo, que coincido con tu amigo Francisco J. López. Para muchos seguro que mi opinión no será una sorpresa.
Para empezar, la definición de la RAE es incompleta y lo tradicional. Habla únicamente de monedas de metales. Pero estoy seguro que todos estamos de acuerdo que los billetes emitidos por una autoridad competente, para no desviar mucho de tu definición de moneda, Adolfo, son moneda también, por eso le llamamos papel moneda.
Mientras un objeto, sea cual sea su forma, material, etc., sea aceptado (generalmente) por la ciudadanía como pago, mi opinión es que podemos hablar de moneda en el sentido más amplio de la palabra. Una moneda falsa con la aparición de una auténtica, en este sentido es una moneda también, que lamentablemente se usó con la intención de engañar a quien la aceptaba como pago, pensando que se trataba de una pieza auténtica.
En algunos países, objetos como conchas, piedras taladradas, anillos de bronce o collares, para dar unos cuantos ejemplos, se usaron como moneda sin la intervención de ningúna autoridad. Por otro lado, ya que se mencionaron las «monedas» de 20 y 30 € acuñadas con carácter de moneda circulatoria (la razón para decir esto la daré más adelante), puesto que los comercios generalmente no las aceptan como pago para mi no son monedas sino medallas y por lo tanto el BCE está cometiendo fraude al emitirlas por 20 respectivamente 30 €. Así de claro lo digo. Obviamente como no son tontos sus argumentos de defensa son que en cualquier momento puedes canjear las piezas por billetes en cualquier BCE y que en realidad son monedas para coleccionistas. Ninguno de estos dos argumentos tienen sentido. Si las piezas realmente tuvieran el valor que marca la pieza no hubiera necesidad de canjearlas por billetes y si fueran monedas para coleccionistas ¿Porqué no fueron acuñadas con un acabado en proof como suelen hacer?
Para concluir, la RAE habla también de «la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor.» Una autoridad emisora no necesariamente debe de ser un Gobierno. Una compañia de gaseosas también lo puede ser como es el caso con las monedas de Marchena. Aunque dicho esto, la acuñación de estas monedas fue aprobada por el mismo Ayuntamiento. No obstante la autoridad emisora fue la compañia de gaseosas.
Un saludo,
Tristán.
Considero, sin faltar el respeto a nadie, que es rizar el rizo… cuando la RAE habla de que para considerarse moneda, «…tiene que tener los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor»… Entiendo, y sobrentiendo, que es la autoridad emisora competente (en este caso una autoridad real o «presidencial») la que debe encargarse de la acuñación de esas piezas y que para que sean consideradas como tales, tendrán que poseer los distintivos no sólo elegidos por ellos, si no, plasmados y ejecutados por ese poder autoritario.
Lo que pasa con algunas definiciones o incluso leyes, es que siempre están abiertas a «debate», si no están pulcramente detalladas, de ahí, que la gente asuma su propia interpretación sobre las mismas…
Pienso que en este caso, la RAE no ha estado del todo acertada en dicha definición… Para mi la falta concrección… Pero considero, que lo que desea expresar es la idea que he transmitido con anterioridad.
Quiero concretar, cuando la RAE habla de una autoridad emisora, entiendo que se refiere la una entidad regulada por ley y con capacidad de asumir acuñaciones si no nacionales, sí provinciales.
Quiero concretar, cuando la RAE habla de una autoridad emisora, entiendo que se refiere a una entidad regulada por ley y con capacidad de asumir acuñaciones, si no nacionales, sí provinciales.
No he entendido bien tu símil del pavo real. Un pavo real es un pavo real embalsamado o no.
Un 16 maravedís de Felipe IV de la serie de vellón rico original, sigue siendo un 16 maravedís de Felipe IV de la serie de vellón rico aunque esté encapsulado y con pátina (digamos embalsamado, como lo del pavo) es decir, es la misma cosa. Pero un 16 maravedís falso de época no es la misma cosa. Se le parece pero no lo es.
Como una acacia y una falsa acacia no son la misma cosa. Aunque se parezcan. No son la misma especie. Una moneda auténtica y una falsa tampoco son de la «misma especie», aunque se le parezca.
Un pavo real embalsamado o no, es un pavo real.
A lo que me refería es a que en sustancia, en esencia, una falsa acacia es diferente de una acacia. Pero una pieza de metal acuñada con los distintivos elegidos etc., sigue siendo una pieza de metal etc., la acuñe quien la acuñe. Sobre todo, si dicha pieza de metal es aceptada por la población y es usada como objeto de intercambio.
Si esa pieza de metal es un maravedí que no tiene la misma ley o no está hecho con el mismo material que un maravedí auténtico, es un maravedí falso, pero sigue siendo una moneda.
La pieza de metal (moneda falsa) NO es aceptada por la población, simplemente desconoce que le están engañando. Si yo le regalo un burro a un amigo y le digo que es un caballo, el hecho que se crea que es un caballo no lo convierte en caballo.
Pero lo que está claro es que para ti una falsificación de época es una moneda, y para mí no. Y creo que no nos vamos a convencer. Pero yo no creo que ninguno de los dos tenga la razón absoluta, puesto que cada uno tiene su interpretación de lo que es una moneda.
Un abrazo.
Vale, Lanzarote. Es cierto. Lo dejamos así.
Estuvo buena la discusión.
Un saludo.
Pues hace un tiempo, cuando las monedas eran de oro, plata, y vellón, la acuñación era una manera de certificar valor por peso y ley…últimamente, la moneda vale solamente por el peso del estado detrás..si no serían simplemente unas chapitas de metal. Por tanto, que es una moneda? Toda aquella pieza de metal que tenga valor por respaldo y protección legal del estado. “Monedas” falsas…no son monedas. “Monedas” conmemorativas….son medallas, no monedas, porque la ley no respalda su aceptación como medio de pago.
Acabo de editar la entrada.
Desgraciadamente ha debido haber un problema en la edición de esta entrada (hecha esta mañana) y se eliminaron cuatro párrafos. Justo cuando se iba a publicar se cayó el Blog un par de minutos, seguramente fue eso. Lamento mucho lo ocurrido. Ya están añadidos los cuatro párrafos que faltaban y que suponen buena parte de mi argumentación. Ahí aclaro mejor mi postura. Los párrafos son desde el que comienza por «A lo largo de la historia podemos encontrar múltiples objetos que han hecho la función de monedas en comunidades concretas» hasta el que acaba por «¿qué autoridades pueden legitimar una moneda y bajo qué conceptos?».
Por otro lado, parece que la opinión generalizada en los comentarios es que la moneda la define más su uso como tal y no tanto su respaldo por parte de un poder público. Como dije al principio, esto es un debate que tuvimos en Facebook, en el que he seguido aportando con esta entrada y en el que vosotros aportáis más en los comentarios. Muchas gracias por ello.
Sobre la moneda falsa, en mi opinión una moneda falsa no es una moneda. De igual forma que un gato de escayola no es un gato. Eso no quita que las monedas falsas no sean objetos de estudio para el numismático, pues lo son.
Saludos,
Adolfo
Bueno el caso de la moneda falsa depende como lo veas, Adolfo. Si un comerciante o cualquier persona accepta una moneda falsa (pensando que es auténtica) como pago en ese instante se ha convertido en moneda. Obviamente se puede argumentar que la transacción ha sido bajo circunstancias de desigualdad ya que quien ofreze la moneda probablemente, aunque no necesariamente, es consciente de su falsedad y el quien la accepte no lo es.
Un ejemplo buenísimo que ahora mismo acabo de recordar son las libras inglesas. Dicen que en Inglaterra en circulación hay más monedas falsas de una libra que auténticas. La ciudadania es consciente de ello, no obstante las siguen acceptando como pago. Es decir acceptan las monedas falsas como monedas auténticas. Queda claro que el Gobierno hace todo lo posible para desalojar y eliminar estas monedas falsas. Hasta hace poco incluso los Bancos en Inglaterra las acceptaban. Ahora ya no cuelan. ¿Como sé todo esto? Pues porque conozco a un numismático holandés que recoge y entrega libras inglesas o otro holandés que cuando tiene suficientes las lleva a Inglaterra para ingresarlas en una cuenta. Antes acceptaba todas las piezas, incluso las falsas. Desde unos 4 o 5 años las falsas ya no las accepta mas.
Este problema al que apuntas es justamente uno de los motivos por los que considero que las monedas deben tener una validez por parte de una autoridad emisora. Las monedas falsas no tienen dicha validez y, si consideramos que la aceptación por parte de una comunidad es suficiente para que un objeto se considere moneda, entonces habría que aceptar que una moneda falsa se puede convertir en moneda. Eso es algo que yo no considero y, además, me parece muy contraintuitivo.
Por parte de las libras, no tenía ni idea de que hubiese tantas falsas. Según The Sun hay circulando 30 millones de monedas falsas de 1 libra, lo que supone un 2,55% del total circulante. No es más del 50%, pero sigue siendo muchísimo: https://www.thesun.co.uk/money/2796478/spot-fake-1-coin-old-round-pound-coin-circulation/
Aquí tenéis una base de datos de libras falsas: http://www.thefakepoundcoindatabase.co.uk
Saludos,
Adolfo
Que los 4 escudos madrileños de Isabel II falsos de época de platino circularan como moneda de oro y se aceptara como moneda de oro (por engaño) no la convierte en moneda de oro. No es moneda, es un fraude, ni tampoco es oro, es platino.
Que una moneda falsa no tenga dicha validez queda claro, pero a ver quien distingue una moneda falsa de una auténtica y más si existen en grandes cantidades. En Inglaterra las monedas falsas, como he comentado, hasta hace poco las acceptaban como moneda oficial. No es simplemente cuestión de definición ni de teoría, esto es la práctica. Las libras falsas se convertieron en moneda acceptada por la población aunque, obviamente, sin el respaldo del Gobierno ni del Banco Central y debido a una actitud por su parte negligente. Es cuando ya no acceptaban las monedas falsas en los Bancos que empezó cambiar la situación. Podriamos hablar de monedas parasitarias, que se hacen pasar por monedas oficiales.
Admito que es un tema muy complejo que puede generar varias opiniones, pero como a mi me gustan las cosas sencillas, si cualquier objeto se accepta como pago para mi es moneda.
Sin duda las monedas cuyo valor intrínseco es inferior al valor que marca la moneda, como es el caso por ejemplo de un billete o una moneda acuñada con el metal para casquillos de bala, si su valor no fuera respaldado por la autoridad emisora (aunque sea una fábrica de gaseosas) no serían acceptadas tan fácilmente por la población.
Podria decir varias cosas más sobre las autoridades emisoras que muchos asocian con gobiernos u organismos del Estado como son los ayuntamientos … pero solo diré lo siguiente. Tu seguro conoces las piezas de madera que cierto ayuntamiento, no recuerdo cual, emitió durante la guerra civil como moneda, simplemente aplicandoles con un tampón el sello del ayuntamiento. ¿Cuantos conocerán el diseño de dicho sello y quien nos garantiza que efectivamente fue el ayuntamiento que aplicó ese sello? Y no diré nada de los miles de billetes que se emitieron solamente en Cataluña. Pero esto ya embarca otro tema que trata de la actitud de los seres humanos: si unos billetes son acceptandos por cierta parte de la población terminarán acceptandose por toda la población. Quizas unos cuantos averiguan que efectivamente fueron emitidos por la auteridad emisora.
Bueno, aqui lo dejo.
Un saludo y feliz fin de semana.
Tristán
Claro que no es de oro Lanzarote, pero como dices circuló y fue acceptada como moneda, por lo tanto fue moneda aunque el quien la acceptara no se percatara de su falsedad. El ser falsa o no la «moneda» es irrelevante.
Otro ejemplo relacionado con las autoridades emisoras: En los pueblos indigenas donde era costumbre de pagar con las conchas caurie como moneda, ¿Cual era el Gobierno u organismo del Estado que avalaba su valor? Aquí, lo importante es realizar que se acceptaban bajo mutuo acuerdo sin intervención de cualquier Gobierno u organismo del Estado.
Por cierto, no trato de convencer a nadie. Cada uno que crea lo que quiera. Yo hago lo mismo.
Un saludo,
Tristán
Yo tampoco trato de convencer a nadie, doy mi visión del tema. Para mí una falsa no se aceptaba, colaba, que son dos cosas distintas.
Las conchas cauries tú mismo lo has dicho, se utilizaban como monedas, pero no son monedas, son pre monedas, como tantos y tantos objetos que se utilizaban antes de la invención de la moneda y que facilitaban el intercambio de mercancías. Objetos que se usaban para facilitar el intercambio de mercancías hubo innumerables, desde puntas de flecha, hasta bloques de sal, anillos de bronce…..
Mi enfoque es ligeramente distinto. Y conste que no pretendo convencer a nadie, pero para mí una moneda vendría a ser «un objeto fabricado como unidad de medida para facilitar el intercambio de bienes y servicios».
Una concha no es «fabricada» luego para mí no sería una moneda. Aunque si sobre la concha, o sobre un trozo de madera, se aplican inscripciones destinadas a darle valor liberatorio, entonces hablaríamos de moneda, igual que si se hace sobre un trozo de metal, evidentemente.
Una «moneda falsa» no se crea con intención de facilitar… (etc). Se crea con intención de estafar, así que no sería una moneda según esta definición. Aunque, rizando el rizo, alguien podría alegar que facilita (y mucho) el intercambio de bienes y servicios… al falsificador.
Y una moneda destinada al coleccionismo, pues para mí (y recalco que no pretendo convencer a nadie) pues tampoco sería entonces una moneda. Menos aún que una moneda falsa, en realidad, pues no se oculta a nadie que su finalidad es otra.
De todos modos reconozco que esta definición, basada en algo tan poco tangible como la finalidad con la que se hace algo, recuerda un poco a la física cuántica y la intervención del observador. A lo mejor estoy hablando de la moneda de Schrödinger, que es o no es moneda según cómo la miremos.
Por cierto (y perdonadme por escribir dos mensajes seguidos) en mi personal definición importaría poco que la moneda fuese aceptada o no. Corregidme si me equivoco, porque es un terreno que no domino, pero en alguna parte leí que los gobernantes mongoles de Bagdag emitieron papel moneda con planchas chinas (directamente con caracteres chinos) sin que el pueblo los aceptase, ya que no comprendían el concepto de papel moneda. Y lo mismo valdría para piezas acuñadas por un gobernante que, al ser derrocado antes de su puesta en circulación, no llegasen a la calle. Si se emitieron con intención de que funcionasen como intermediarios del comercio, serían monedas. Aunque fuesen monedas fallidas.
Buenas,
Una moneda a afectos de circulación es una unidad de cuenta por deuda, acreditanto valor. Mientras que el público la acepte como tal, da igual que la pieza sea auténtica o falsa (siempre y cuando se desconozca esta última circunstancia).
La mejor explicación nos la relata la fábula del economista polaco Kalecki. La voy a resumir.
Un Señor decide hospedarse una noche en un hotel, paga por adelantado su estancia, y además, le deja al dueño del hotel un billete de 100 euros en la caja de seguridad del establecimiento.
A la mañana siguiente, el dueño del hotel observa que el señor cliente se ha ido, pero sin llevarse los 100 euros de la caja de seguridad.
Pasan los años, y el dueño del hotel decide gastarse el dinero que le dejó dicho señor, puesto que cree que éste no volverá nunca más, haciendo uso de los 100 euros para pagar unas deudas propias pendientes que tiene el dueño del hotel.
Le da los 100 euros al Carnicero. El Carnicero, con esos mismos 100 euros paga una deuda por el importe exacto la panadera. La panadera, a su vez, tiene una deuda con la modista del pueblo. La modista se hospeda en el hotel, y le debe 100 euros al dueño del hotel, que son abonados con el billete.
Por tanto, el billete de 100 euros inicial vuelve a manos del hotelero.
A esto que de repente aparece en el hotel el primer Señor y depositante del billete.
El dueño del hotel decide devolver los 100 euros a su cliente. Pero, al cliente cuando le entregan el billete lo que hace es quemarlo, y le explica al dueño del hotel que el billete era falso.
Qué quiero decir con todo esto. Que nadie en el circuito monetario ha perdido dinero, ya que el billete en su poder liberatorio de deuda a subsanado las deudas pendientes entre todos los sujetos, que han participado en el circuito del billete en cuestión.
Luego, desde un punto de vista como fenómeno monetario, la moneda es más moneda por su aceptación social que por su acuñación por una autoridad emisora.
Un saludo
Hola buenas!! Me parece que le estáis dando muchas vueltas jejeje para mi es bastante simple… como su propio nombre indica moneda falsa y moneda legal no hay más siempre que se diga lo que es…
Voy a un restaurante y pido liebre al ajillo. Me ponen gato por liebre. Yo no me doy cuenta, disfruto de la comida. Podemos entender entonces que el gato es una liebre?. El gato ha cumplido con la misma función que la liebre y yo lo he «aceptado» por desconocimiento. Total, me lo he comío como si fuera una liebre. Para mí no, el gato es gato y la liebre, liebre.
100% de acuerdo con Fremen.
Buenas tardes, amigos
Increíble lo que da de sí el blognumismatico.
Cracias, Adolfo.
Monedas…billetes… falsificaciones…dinero. Cada cosa y cada concepto encierra toda una historia. Que a mí me gustaría ampliar. A tenor de la realidad LOS ERRORES, las MONEDAS CON ERROR se desvían de «los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor». Y, a pesar de esta circunstancia, LOS ERRORES SON MONEDAS . Toda moneda acuñada conforme a Ley es una MONEDA-TIPO. Pero ningún ERROR está acuñado conforme a la Ley (Ejemplo: por ley, una moneda de 25 pesetas 1990-2001 debe tener agujero… para que las personas con una deficiencia visual… ¿y si no lo tiene?…¿Ya no es moneda? A veces, son muy raros, hasta se acuñan MONEDAS en COSPELES EQUIVOCADOS ). De ahí mi principio: Toda moneda auténtica ha debido ser acuñada (en la actualidad) en la FNMT. Por la misma razón, toda acuñación hecha en la FNMT ha de considerarse como auténtica moneda. Con independencia de que se atenga o no a » los distintivos elegidos por la autoridad emisora»
Sin ninguna duda, cada cual puede elaborar su propia definición acerca de las cosas… lo que hace falta es que esa definición se corresponda con la realidad de la cosa.
FELIZ NUEVA TEMPORADA A TODOS
Añadir a eso la moneda fraudulenta, que es moneda, pero con una ley inferior a la obligada, o un peso inferior al establecido por la norma. Caso de moneda fraudulenta, pues tenemos los reales acuñados en el Real Ingenio de Segovia en tiempos de Felipe II con una ley inferior o los reales potosinos del famoso escándalo de Potosí en tiempos de Felipe IV, ambos fenómenos estudiados por el compañero G.Murray y que se ha hablado alguna vez en este blog. La moneda fraudulenta y los errores, para mí, por supuesto que son monedas.
Para mí los errores claramente son monedas auténticas. La moneda fraudulenta no lo tengo tan claro… aunque me inclino a pensar que sí, siempre y cuando el fraude provenga de quien posee la autoridad emisora. Es decir, las rebajas secretas de Carlos III o las blancas de Agnus Dei serían monedas. Pero las rochunas potosinas no lo tengo tan claro.
«Por la misma razón, toda acuñación hecha en la FNMT ha de considerarse como auténtica moneda. Con independencia de que se atenga o no a » los distintivos elegidos por la autoridad emisora»»
En eso sí que no estoy de acuerdo. Un operario podría meter entre una pareja de cuños una rodaja de salchichón y no obtendría una moneda.
Saludos,
Adolfo
Lanzarote, si colaba fue acceptada como moneda.
Pre moneda o moneda primitiva es un invento para clasificar todas esas monedas que no coinciden con nuestra visión de lo que «deberia» ser una moneda tradicionalmente. Pero como ves, ambas descripciones incluyen la palabra moneda, por lo tanto pre moneda o moneda primitiva es moneda también. Que no es lo que tu estas acostumbrado o acceptarías es irrelevante.
Lo que puedo decir es que pareceís políticos y al final nadie se aclara. Empezais con una definición y le vais añadiendo condiciones. Si esto si, si esto no, si esto tampoco, pero cuando esto entonces si. ¿Moneda fraudulenta lo considerais moneda pero una falsificación no? Ambas tratan de colarlas y en la mayoria de los casos son acceptadas, de nuevo doi el ejemplo de las libras inglesas falsas.
¿Son tarjetas de crédito, crypto currency, el saldo en una cuenta, un lingote de oro o plata, productos de trueque como por ejemplo un paquete de cigarillos, un «I owe you», es decir un te debo o pagaré, el trabajo mismo, etc. moneda? Si no es moneda porque no tiene forma física como mínimo representa dinero asumiendo que el quien debe cumple con lo prometido. Mi padre por ejemplo en alguna occasión acceptó un pagaré por su cosecha de granadas, pués no cobró el dinero por no haber suficientes fondos en la cuenta de los deudores y encima tuvo que pagar una multa en el banco e impuestos sobre ese dinero que nunca cobró. Lo que demuestra esto es que a. La confianza y las promesas de ambos partidos son fundamental en transacciones financieras para no decir monetarias y b. Que el gobierno tampoco son precisamente los que tienen consideración con las injusticias cometidas contra gente trabajadora y por lo tanto podríamos preguntarnos si en tiempos difíciles cumplirian con lo prometido. En la siguiente sección explicaré el porque creo que no pueden cumplir.
Luego, ¿Porqué un billete de papel que no es de metal sí se considera moneda? Mi explicación es muy sencilla: porque cuando el valor intríseco de la moneda empezó a superar el valor facial, lo reemplazaron con billetes con la garantía de la autoridad emisora que sería respaldado por moneda de oro o plata. Creo que los dollares todavía se pueden cambiar por moneda de oro. En España como todos sabemos se usarón los certificados de plata. Para complicar las cosas un poco más, el quien piensa un poco más allá, realizará que no hay suficiente plata ni oro en el mundo entero para respaldar todo el dinero, incluyendo los billetes, que circula. Con lo cual me atrevo a decir que un billete cuando la situación se ponga difícil no es nada más que un pedazo de papel. Por cierto, según me contó mi madre q.e.p.d., mis abuelos aunque pobres tuvierón un poco de dinero ahorrado, al parecer billete repúblicano, que cuando terminó la guerra civil no valua absolutamente nada. ¿A cual autoridad emisora podrian mis abuelos reclamar?
No calentarse mucho la cabeza, ja, ja, ja.
Un saludo,
Tristán
Se me ocurre una definición más escueta aún: Moneda es una materialización metálica del Dinero. Como tal debe tener su cualidades: medio de cambio, reserva de valor, unidad de cuenta, etc.
Sobre la necesidad del sello estatal: Los de arriba quieren eliminar el dinero físico como medio de control social, y tarde o temprano lo harán. Entonces surgirá una moneda metálica no estatal que ocupará su lugar, siendo comúnmente aceptada (que no acceptada). Sin quererlo, provocarían una vuelta a un patrón metálico, ajeno al estado. Ojalá.
Buen día Adolfo. Bastante interesante esta publicación y todos los comentarios.
Quisiera poner algo sobre la mesa, en cuanto a que las monedas son (o deben ser) respaldadas por una autoridad. Mencionas las monedas de Morelos y el cacao, ambos casos de México; Morelos tenía la autoridad para mandar a hacer monedas, obviamente no tenía la autoridad real de España, pero tenía la autoridad implícita de la sociedad que estaba en medio de una guerra. Se puede argumentar que esa autoridad no tenía ningún reconocimiento de ningún tipo de ningún lado fuera de sus territorios conquistados, pero al final tenía la autoridad en esos territorios conquistados.
En el siguiente punto, el cacao, si había una autoridad que lo respaldaba, el imperio azteca. Cuando la conquista por los españoles, trataron de quitar esa «costumbre», pero como no fue posible, se adaptaron y «lo hicieron oficial», el cacao se aceptaba como moneda por gracia de sus majestades.
Saludos.
Hola Carlos.
Está claro que el tema de qué es una moneda está abierto a debate. Justamente apuntas a uno de los problemas que mostré en el texto: considerar que la característica fundamental de qué es una moneda depende de la autoridad emisora traslada el problema a la legitimidad de dicha autoridad. Morelos no tenía un reconocimiento internacional en esa época; hoy lo llamarían «terrorista». Por parte del Imperio Azteca, ya había desaparecido y seguían circulando los granos de cacao… granos de cacao que finalmente aceptaron los españoles como moneda menuda. Esto solo muestra lo difícil que es indicar una frontera clara entre lo que es una moneda y lo que no es.
Por cierto, acabo de publicar un vídeo sobre los 8 reales de Morelos: https://youtu.be/RpsZJtPFceA
Saludos,
Adolfo