De unos años para acá todos los comerciantes numismáticos están hasta la coronilla de las noticias alarmistas que hablan de numismática. Que si tal peseta vale 10.000 euros, que si una moneda de 1 euro vale 800… es un problema que traspasa fronteras: en Argentina, Chile, Colombia, Italia, Alemania, Francia… también tienen el mismo tipo de noticias estúpidas. Se ve que el rigor de la prensa generalista es el mismo en todas partes.

Esto puede parecer inofensivo y hasta gracioso, pero para los profesionales es un auténtico dolor. En muchas tiendas numismáticas y casas de subastas no habrá menos de 20 llamadas cada mañana (literalmente visto por mí cuando estoy trabajando en sus locales). Un verdadero desastre en cuanto a la productividad de sus empleados. Al final la mitad de la jornada del secretario que está en la puerta se dedica a explicar una y otra vez que las pesetas de la abuela no tienen ningún valor económico, que ellos ni las compran ni las venden y que los periódicos no hacen más que meter bulos.
Hablando de esto con un profesional que tiene una tienda al público me contó una historia graciosa. Me dijo que llegó una señora para ofrecerle la típica cartera de abuela llena de unas pesetas que seguramente hayan sido testigo de muchas jornadas de brisca. En la tienda explicaron a la señora que aquellas pesetas no tenían ni el más mínimo valor económico y que, si acaso, las podría guardar como recuerdo de su abuela. La mujer, con cierto enfado, dijo que ella ya tenía suficientes recuerdos de su abuela y que si aquellas monedas no valían nada las tiraría a la basura.

Parece que la señora cumplió su promesa. Esto es algo raro porque los seres humanos tenemos una gran dificultad para desprendernos de algo que en su día fue dinero. Nos cuesta mucho tirar a la basura monedas o billetes antiguos, a pesar de que seamos conscientes de que ni valen ni valdrán absolutamente nada. Pero el caso es que esta señora lo hizo: tiró sus monedas a la basura.
Del buen hacer de la señora tienen constancia los de la numismática porque, pasados unos días, les llegó un hombre joven con la misma cartera y las mismas pesetas de jugar a la brisca. El hombre les dijo que se había encontrado esas monedas y que quería saber si valen tanto como dicen los periódicos. Ellos le dijeron que no y que si de casualidad no se habría encontrado esas monedas en la basura. Así era: el hombre trabajaba con el camión de la basura y entre los desechos había visto esas pesetas que quiso rescatar; “no vaya a ser que sea verdad lo que dicen”.

A partir de ese momento en esa numismática recomiendan que tiren las monedas en el punto limpio (o el punto verde, como dicen en algunos municipios). Concretamente, en el contenedor amarillo, que es el de recogida de metales. Al menos evitan que las mismas monedas les hagan perder el tiempo más de una vez.

No sólo los numismáticos profesionales enfrentan estos comentarios y preguntas, aunque sí con mayor insistencia. También los simples aficionados enfrentamos la misma reacción de los demás:
1. En una conversación casual sale el tema y comentas que eres aficionado y coleccionas monedas y/o billetes.
2. Se sorprenden levemente y se interesan para parecer amables.
3. Te comentan que tienen algún ejemplar que, a sus ojos, es posiblemente interesante y te ponen en la tesitura de si les podrías echar un vistazo.
4. Llega el día en que te las traen, te las enseñan y resultan ser, el 99% de las veces (siempre existe una mínima posibilidad), piezas sin valor.
5. Depende de que relación mantengas con esa persona buscas, o no, una forma amable de decirle la verdad.
6. Tras escucharla hay varias respuestas: el que se indigna y comienza a blasfemar en tu contra y el que se desilusiona al descubrir la verdad.
Tristemente, no he conseguido que nadie a quién le haya sacado de su ensoñación le interese a posteriori la numismática o la notafilia. Simplemente, tras esa pequeña incursión, de la que han salido calientes, no vuelven a interesarse en el tema. Ni siquiera aunque lo saque yo para ver si reacción.
Tirar monedas viejas al punto limpio no sirve para nada. Si las regalas a un niño y le cuentas que es del siglo pasado u otro país, puede picarle la curiosidad y se interesa por la numismática luego en la vida. Es cómo empecé yo, con 7 años de edad y con un puñado de monedas regaladas.
Fantástica respuesta!
Buenas, esta repuesta es genial, y es lo que yo hago, tengo un cofre del tesoro lleno de monedas y cuando viene algún sobrino o algún amigo de mi hijo pequeño les cuento las historia del pirata patapalo y que se cojan las que más les gusten, solo ver su cara merece la pena, ý de pasáis si alguno se anima con esta afición tan fascinante pues genial.
Si mis padres y abuelos hubiesen tirado los 3kg de rubias de Franco y las primeras de don Juan Carlos I yo no habría tenido mi tesoro para jugar a los piratas y mis hijos tampoco…
Yo no soy profesional de numismática, solo soy un aficionado y también padezco esta cuestión, me enseñan monedas de los siglos XIX, XX y XXI, son personas ilusionadas y es muy duro verles cuando les cuentas la realidad. En lo que respecta a tirar las monedas estoy totalmente en contra. ¿Porque solo conservar las monedas de valor?
Bueno. Normalmente las monedas que ya no están en circulación, no ocupan mucho espacio físico. ¿Tirarlas a la basura o punto limpio? Quizás. ¿Guardarlas como recuerdo? Quizás. ¿Fundirlas y hacerse otro objeto u otras monedas? Quizás (esta última, por cierto, la opción que más monedas ha eliminado a lo largo de la historia)
Yo estoy de acuerdo con el 99,9% del artículo. Ahora bien, confío que mis hijos (incluso mis nietos llegado el caso) no hagan ninguna de las opciones destructivas comentadas. Hombre, alguna peseta 1947 *56; alguna peseta del “1” de 1944 en SC; etc. Alguna de esas, sí que puede tener un pequeño valor económico. Que no tiren mi ejemplar del error del mundial en SC, que en las últimas subastas se vende entre 80-120€. Y un largo etcétera de casos.
Ahora bien, el 99,9% pueden hacer lo que les plazca porque efectivamente no valen nada.
Pero claro, si no entiendes de monedas y te encuentras las del abuelo en un cajón, lo normal es que preguntes si valen algo. Y lo normal no es preguntarle al vecino del quinto. Parece más lógico preguntar a un comerciante, a una casa de subastas… Y claro, entramos en bucle. Los comerciantes están hasta el gorro de que les hagan la misma pregunta. Y el bucle nos lleva a que Adolfo lo tenga que explicar por enésima vez LAS MONEDAS DEL ABUELO NO VALEN NI UN REAL…en el 99,9% de los casos.
Pero…¿Y si…..? Y si justo el abuelo tenía alguna del 0,1%
Hola, para las monedas sin valor económico nosotros las reciclamos porque algunas estéticamente son muy bonitas. Desde lo clásico de convertirlas en llaveros o en cinturones hasta pulseras, colgantes o lo que cada uno quiera. Y el que no las quiera, siempre se pueden regalar para usar al mus y otros tipos de juegos de mesa.
Desde luego, estos medios se hacen muy pesados, el tema ya empieza a ser cansino. Creo que solo lo hacen para tener miles o millones de clicKs.
Eso sí, antes de tirar las monedas las pondría dentro de un jarrón de cristal transparente y quedan estupendas para decoración. Eso sí, después de mirar si hay alguna peseta de Franco de 1946.
Saludos