En el viaje por Colombia que hice durante el mes de mayo estuve invitado por la Sociedad Numismática de Colombia. Danilo Parra, su director, fue un extraordinario anfitrión que me ayudó en todo momento, me presentó a muchos coleccionistas y me enseñó muchas cosas, además de su magnífica colección (uno, dos, tres y cuatro).
Uno de los aspectos que Danilo siempre recalca cuando habla en público es la idea de montar una colección numismática para la familia. Este concepto me pareció sumamente curioso porque es justamente lo contrario de lo que hacen muchos coleccionistas. Las palabras textuales de Danilo son:
Coleccionar en familia es garantizar cultura para sus hijos, fomentar unidad y asegurar una inversión. Esas nuevas piezas traerán la suspicacia para generar investigaciones, aprendizaje y gusto por la historia. Cada moneda o billete está cargado de acontecimientos y es justo que se les enseñe a los hijos a valorar los sentimientos históricos y culturales, generando amor por el coleccionismo; pero si no se logra inculcar una verdadera pasión, seguramente si se logra inculcar que coleccionar en familia es una inversión segura y creciente. Además para las esposas es mejor tener a sus maridos en un estudio junto a sus hijos, que echando chisme con sus amigos en una cantina.
Coleccionismo individual
Para muchos la numismática es su afición individual: el espacio propio dentro de una vida en familia; un asunto en el que solo ellos son soberanos y, quizá, el único en el que no tienen que pedir opinión ni permiso a nadie. Como es complicado encontrar una pareja a quien le atraiga la numismática, es normal que el coleccionista entienda esta afición como individual.

Esta aproximación, si bien creo que es la más común, atañe ciertos problemas:
- El coleccionista puede caer en la tentación de dedicar a la numismática más recursos de los que son sensatos a nivel familiar; un error que he visto varias veces pero que pocos se atreven a admitir.
- La pareja y los hijos pueden acabar odiando la numismática por entenderla como una competencia: el tiempo y el dinero que el coleccionista dedica a las monedas no se lo dedica a ellos.
- Ciertas actitudes del coleccionista pueden ser incomprendidas hasta por su entorno más cercano.
- Si llega el momento en el que el coleccionista quiere dedicar más tiempo a su familia se verá obligado a dejar de coleccionar.
Seguramente haya más, pero estos son los principales que se me ocurren. Tampoco digo que estos problemas vayan a ocurrir siempre que no se involucre a la familia en el coleccionismo; pero se corre un peligro cierto de caer en ellos. Unos problemas que pueden tensar la cuerda tanto que obliguen al coleccionista a elegir entre continuar con su afición o continuar con su matrimonio (he conocido quienes han preferido el matrimonio y también a quienes han preferido la afición).
Coleccionismo en familia
La propuesta de Danilo es coleccionar en familia. Esto significa que la colección deja de ser algo individual del coleccionista, sino un bien familiar que, con suerte, pasará de generación en generación (vimos un extraordinario ejemplo).
Muchos son los que quisieran que su colección la continúen sus hijos y sus nietos, pero ellos han ejercido el coleccionismo de manera individual. Se deben de creer que, llegado el día, ellos mostrarán su magnífica colección a sus hijos, les explicarán su trascendencia y el esfuerzo que ha supuesto y ya con eso los hijos quedarán anonadados y continuarán la gran tarea que comenzó su padre. Sin embargo, llegado ese día lo que se encuentran es a unos hijos que apenas prestan interés, que ven esa colección como el fruto de las rarezas de su padre y que solo se preocupan por cómo venderla al mejor precio tan pronto como el viejo cierre el ojo. Es normal: para ellos el coleccionismo siempre ha sido algo ajeno.
Según Danilo, esta aproximación familiar del coleccionismo implica varias actitudes. A saber:
- Entender cada adquisición como un bien para la familia. Un objeto que permanecerá en posesión de la familia durante generaciones.
- Reflexionar, antes de nada, si es una prioridad para la familia la adquisición de esa nueva moneda o billete. Además de hacer partícipes a la pareja y a los hijos de la decisión. Quizá ese no sea el mejor momento para hacer una compra importante; o quizá sí.
- Involucrar a la pareja y, sobre todo, a los hijos en la colección. De niños pueden jugar con las monedas y los billetes, además de acompañar al coleccionista a algunos eventos. Quizá cuando pasen los años empiecen a opinar o incluso a tomar decisiones sobre la compra de algunos ejemplares.

Yo no soy quién para meterme en la vida de nadie ni para aconsejar sobre la relación que cada cual tiene que tener con su familia. ¡Faltaría más! Pero creo que quien entienda el coleccionismo como una actividad familiar evitará al menos los problemas que enumeré anteriormente.
Qué estudios más interesantes nos dejas, Adolfo.. Gracias por tu dedicación
Nos hablas de «el coleccionismo como una actividad familiar»… Pienso que así debe ser. Mal si uno tira poro el camino de los secretismos y las ocultaciones. La experiencia y los manuales defienden el diálogo y la libertad como requisitos para la felicidad en familia… A uno le pude gustar la caza, los toros… coleccionar monedas. Y a la otra parte salir de compras o a ver modelitos, o quedar con las amigas… Necesarios los territorios de libertad. Creo que es fácil entenderse y respetar las aficiones personales…
Feliz curso
Un abrazo.- Juan Bautista Bajo Miguélez
En mi opinión Danilo Parra tiene razón en que fomentando el amor al coleccionismo se consiguen buenas cualidades en nuestro hijos. Paciencia, programación y desarrollo de actividades, cultura, etc. Intentar mejorar como persona desde niños. Enseñar a coleccionar en familia está bien, considero difícil que toda la familia coleccione lo mismo. Mi abuelo coleccionaba monedas, mi padre sellos y mi madre cualquier cosa con forma de búho. Hay que orientarlos para que busquen lo que les llama la atención e intentar acompañarlos.
Yo empecé como coleccionista siendo joven, viviendo con mis padres y sobre todo, estando SOLTERO. Además he tenido otras aficiones, como viajar, los libros y tener moto. Todo difuso, sin orden ni objetivo concreto, siempre he sido bastante anárquico. Luego llegó el trabajo, tener casa, novia, tener dos hijas y no encontrar tiempo para uno mismo, lo que para mí es «normal». Y la numismática y la notafilia? eso que era? Ahh, si esos álbumes con monedas y billetes olvidados durante algunos años. Y que hago? Poner un poco de orden, centrarme solo en los billetes, y explicar a mí mujer y a mis dos hijas lo que hacía hace 20 años con esas «cosas» que tengo en un cajón.
Me parece estupendo que la afición por coleccionar monedas y billetes se comparta con la familia especialmente con los más jóvenes siempre y cuando no genere problemas de convivencia en la familia es decir que padres madres hermanos etc… no se enfaden severamente si un miembro prefiere estar con las monedas o billetes antes que pasar un rato en familia eso hay que entenderlo especialmente los padres hacia los hijos que muchas veces nos da envidia porque nuestro hijo prefiere hacer otras cosas en verde estar con la familia y amigos y sobre todo se debe hacer con total respeto y educación y hacienda uso de las nuevas tecnologías
El consejo ( muy loable y que suscribo ) expresado por Danilo Parra para coleccionar en familia, creo que es una idea que ya tenemos de siempre muchos coleccionistas que no estamos solteros, sino con pareja y con descendencia. Pero es difícil llevarlo a cabo, si la pareja y la descendencia no muestran participación real en la afición al coleccionismo, porque no les ha calado. Siempre he enseñado las nuevas monedas incorporadas a la colección, incluso previamente he hablado de monedas a intentar comprar, pero sólo la pareja se ha dignado en verlas y considera, eso sí, que son muy bonitas. De todas formas, en el disco duro siempre les queda grabado algo: por ejemplo, que el Real de a Ocho, con raíces en la Pragmática de Medina del Campo de 1497, fue durante siglos la moneda mundial comúnmente aceptada. Ya es algo.
Sí, ya es algo.
También es cierto que mejor que, si se busca atraer la atención quizá sea mejor hablar de la leyenda de San Jorge más de que pragmáticas ;)
Buenas,
Muy interesante el tema, no es fácil incluir a la familia en un hobby, ya sea un deporte, una afición o grupo si no hay un mínimo «gancho» hacia ello. La persona tiene que hacer «bonita» o «interesante» esa inclusión, y saber qué es lo que puede interesarle a la otra persona.
En el caso de la numismática hay diferentes atractivos por donde puede comenzar ese interés:
– La vertiente histórica, conocer a través de las piezas personajes interesantes o que han protagonizado / participado en ciertos momentos o acciones que han cambiado el devenir de una zona, un país o una cultura
– La vertiente geográfica, saber que existen más países en otras zonas, incluso remotas y que es posible ver o visitar al menos de manera remota
– La vertiente cultural, conocer diferentes grupos humanos con otras religiones, escrituras, idiomas, caracteres, pensamientos o maneras de comerciar, y cómo eso se plasma en las monedas
– La más crematística, a través de metales preciosos y su tesaurización, la economía y los patrones monetarios, el paso al sistema fiat
– La física o ingenieril, tomando las monedas como elementos fabricados con metales mediante procesos industriales que van mejorando y adaptándose, cómo se explotan los recursos, se pasa de menas a productos fabricados
– La familiar, esas monedas que nos legaron los antepasados, esa peseta de plata antigua que era de tu abuelo/a, o recuerdos de un viaje pasado
Hay que saber encontrar qué es lo que les gusta a las personas que nos rodean, porque no es lo mismo un niño de 8-9 años a los que una exposición sobre el caos que provocó la «moneda perulera» falsa no entenderá que el conocer las monedas que circulan en Europa, y los diferentes países
Un saludo,
¡Magnífico! ¡Muchas gracias por tus ideas!
Tengo una hija de 10 años con quien comparto mi afición. El ratoncito Pérez le fue trayendo distintas monedas de plata, duros, 5 francos, pesetas… y ahora pasamos muy buenos momentos contemplando las piezas y, poco a poco, aprendiendo la historia que hay detrás de ellas, que como es tangible, casi nunca se olvida. Un saludo.
Colecciono monedas? Sí. Me gustaría coleccionar con mi marido o con mis hijos? No
Mi colección es mía, no es muy grande, ni muy centrada, ni muy bonita ni muy cara, es la mía. He tardado muchos años, más de media vida muy pendiente de los gustos y necesidades de los que me rodean, lo he hecho a gusto, poniendo mi corazón , mi alma, mi salud, mi sueño, mis vacaciones, mi tiempo y mi hacienda, y como decía la milonga “ anoten que no son quejas “ .
Ahora colecciono monedas. Es mi pequeño espacio de mi yo, al parecer colecciono “tipos” , pero son los tipos que hacen que me tiemblen los tembladeros, son mis tipos, mi Libertad y mi yo.
Mientras, sigo en chorrocientos millones de cosas “para ellos” para su uso y disfrute, para su felicidad y descanso, para su futuro y el de sus haciendas. Pero mi búsqueda, mi estudio, los compañeros que he encontrado en este pequeño camino, son míos, no seré yo quien los arrastre a mí ( a mi afición) si alguna vez alguno quiere interesarse ….
“Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae”.
Y cuando “el cuerpo en que mi espíritu ha vivido ya durmiendo estará bajo unas flores”…. Pá lo que me va a importar ya, lo que quieran hacer con mis cosas!