En mi última visita a Barcelona tuve una conversación en la que se planteó una cuestión sobre la que nunca había reflexionado. Aquí os la dejo.
Una sociedad de impacientes no colecciona
Siempre hemos dicho que la paciencia es la mejor virtud del coleccionista y que sin ella es complicadísimo montar una colección relevante. Sin embargo, vivimos en una sociedad cada vez más impaciente. Hoy lo queremos todo y lo queremos ya. Todo rápidamente y a golpe de click.

Esta situación se verá agravada con las siguientes generaciones. Cualquier profesor de secundaria o de universidad puede indicar que mantener la atención de sus alumnos es un problema creciente. A muchos jóvenes les cuesta mantener su atención en una tarea concreta más allá de unos pocos segundos. El caso extremo es TikTok, una aplicación de uso generalizado por esa generación en la que se ofrecen vídeos que apenas duran unos pocos segundos.
En un entorno así es muy difícil que el coleccionismo se mantenga. Si la gente no es capaz de esperar unos pocos días para obtener aquello que quiere, nadie esperará décadas para poder hacerse con ese ejemplar que falta en su colección. Con la cultura de la inmediatez es imposible coleccionar y, por lo tanto, el coleccionismo irá a menos.
Mi opinión al respecto
Estoy plenamente de acuerdo en que la sociedad es cada vez más impaciente. El avance económico y el progreso tecnológico nos han acostumbrado a que podamos tener de manera inmediata cualquier información o cualquier placer. Exigimos la inmediatez. Lo exigen especialmente aquellos que no han conocido lo contrario, que vienen a ser la inmensa mayoría de quienes tienen menos de 30 años.
Una colección, tal y como se entendía tradicionalmente, exige unas habilidades que la mayoría de los jóvenes actuales no tienen. Sin esas habilidades es imposible plantearse una colección como un proyecto para toda la vida que da una gratificación en el muy largo plazo. Pero quizá sí se pueda plantear el coleccionismo de otra manera más lúdica para el coleccionista en el corto y medio plazo.
En cierta forma ya lo estamos viendo. Hoy en día las colecciones tienen un “ciclo de vida” mucho más corto que en las décadas anteriores. Es normal que un coleccionista se haga con monedas de cierto tipo y al cabo de cinco o diez años las venda para centrarse en otras monedas o para buscarse otras aficiones.

En algunos casos ese proceso de “coleccionismo rápido” se debe a que el coleccionista se aburre de una serie y centra su interés en otra. Esto se da tanto por una falta de paciencia como por la posibilidad actual de encontrar fácilmente información sobre muchas series distintas, lo que facilita que el coleccionista pueda cambiar fácilmente de temática. En otros casos hay un motivo especulativo: se busca construir una colección para luego sacarla a subasta buscando un rédito. En Estados Unidos es algo relativamente típico. En España conozco algún caso también.
Este “coleccionismo rápido” probablemente se generalice en las próximas décadas. También es posible que la rapidez se incremente y que veamos a coleccionistas que busquen hacer una colección de manera rápida a base de dejarse mucho dinero en ella. Coleccionistas que, una vez completado el objetivo de su colección, se aburran y dejen la numismática para dedicarse a otra cosa.
También es muy probable que esa impaciencia social tenga su repercusión en algunos servicios cuyo principal objetivo sea proporcionar una gratificación inmediata al coleccionista. Un claro caso son las competiciones de NGC o de PCGS, donde el coleccionista se ve periódicamente recompensado por tener la mejor serie de cierto tipo de monedas. Otro ejemplo pueden ser las novedades de monedas bimetálicas o bullion; ellas garantizan mantener al coleccionista siempre enganchado.

Yo no creo que el coleccionismo vaya a acabar. Lo que creo es que se va a transformar teniendo a la impaciencia como un valor social que afecta al comportamiento humano y que, obviamente, afecta a la forma de coleccionar. Probablemente los coleccionistas futuros mantengan las monedas menos tiempo en sus manos. Esto será muy bueno para el comercio pero probablemente nunca veremos colecciones reposadas durante una vida entera como fue la Permanyer.
Desgraciadamente también nos encontramos con la necesidad de vender para cubrir otras cómo sobrevivir. Es mi caso. Y, créame, me duele en el alma, pero no tengo más remedio. Aún no las he puesto a la venta, pero un día u otro lo tendré que hacer. Y será un momento muy triste para mi.
Gracias por compartir sus observaciones con nosotros. Un abrazo
No andas desencaminado. Internet ofrece una inmediatez que antes no existía. Antes encontrar la moneda que te faltaba suponía una procesión por las tiendas numismáticas o por los mercadillos especializados. Hoy basta con poner en un buscador de Internet los datos de la moneda y en un segundo tienes un montón de respuestas. Eliges la que más te conviene y en poco más de tres minutos ya las comprado, y te va a llegar a casa normalmente en menos de una semana. Y puedes comprar en todo el mundo.
Y vender también es rápido y sencillo en la red. El factor inversor que la numismática siempre ha tenido ha crecido exponencialmente con las monedas bullion, en especial con las de plata, y está naciendo una tercera vía, que es la del coleccionismo de monedas bullion. Algunas se han revalorizado mucho en un tiempo relativamente corto, y atrae a personas que buscan un rendimiento cortoplacista.
¡Salud y Monedas!
Muy cierto.
También es verdad que hoy el coleccionista promedio está muchísimo más informado que hace unos años. Ya no es posible comprar a dos y venderle a ocho.
Yo soy coleccionista de billetes españoles y con las redes sociales todo ha cambiado. Otro tema es el tema de las certificaciones que se supone que da cierta garantía, lo cual para mí, no lo comparto, y hace que comprar y vender se haga más por impulso que por estudio del ejemplar que interese. Para los de nivel económico bajo como es mi caso, la paciencia tiene su recompensa, como el pescador sin muerte, que la gracia está en conseguir el objetivo de lo que se busca y no sacar un beneficio especulativo.
Espectacular el tema que tratas en esta ocasión.
Lo has llevado al terreno del coleccionismo y en este caso del numismático, pero lo malo es que en el fondo es un auténtico problema de la sociedad actual. Todo evoluciona a un ritmo rapidísimo que muchas veces no somos capaces de asimilar, y por lo menos a mí hasta me desboda en algunas cosas y no puedo seguir el ritmo.
En definitiva que el tema da para escribir una tesis.
Para mí opinión personal el tema del coleccionismo se vuelve cada día más un tema económico, un negocio donde no todos tienen los lucros para adquirir piezas sobre valoradas.ni creo que la generación de ahora invierta grandes cantidades de dinero en una pieza con el fin de coleccionar.
Bueno el coleccionista que quiera tener paciencia que comience a mandar piezas a ngc que de normal son mínimo un par de meses pero e tenido casos de 6 y 7 meses
jajajajajajaja
Buenas,
Estoy de acuerdo en que el coleccionismo evoluciona con la sociedad, al final es la gente la que colecciona (al menos hasta que haya IAs con un nivel de abstracción tan grande para ello).
Es cierto también que la cultura de la inmediatez provoca que a veces la gente hierva de impaciencia queriendo construir la casa por el tejado o queriendo tener colecciones grandes en poco tiempo. No obstante, creo que el coleccionismo clásico va a seguir existiendo, porque, en el entorno globalizado en el que estamos, hay hueco para todo tipo de coleccionismo.
De hecho, creo que en la sociedad o período post-pandemia en el que estamos, todavía faltan unos años para cambiar de ciclo, y que la situación se vuelva a normalizar. Es probable que en una década, sigamos hablando de coleccionismo clásico, como un coleccionismo «premium» aparte del «inversionista» o «acumulador».
En todo caso, es probable que sea un proceso, y que el coleccionismo clásico sea el paso intermedio o final, en el que el coleccionista ya tiene definido un interés (no inversionista per se) y se centra en ello
Un saludo,
Buen hilo! Gracias Adolfo por sacar siempre punta al lápiz.
Es cierto que internet ha cambiado todo, pero no ha cambiado a los humanos. Tampoco todo es siempre igual, ni lo será. Me explico, soy editor y cuando todos creímos que internet había acabado con nuestra forma tradicional de negocio, el papel, estos tres últimos años estamos viendo un repunte, no diré espectacular, pero si casi normal, de venta de libros en papel. Y lo que es más sorprendente e ilusionante es que los libros juveniles están vendiendo más, pero mucho más que los libros para adultos. ¿Cambio de tendencia? Sin duda. No desesperemos de las nuevas generaciones.
Respecto del coleccionismo, creo que hay nuevas formas de coleccionar, mucha más información y muchas más fuentes, así no creo que desaparezca el coleccionismo de monedas y billetes, simplemente cambiará la forma en que se lleva a cabo, si es que no lo ha hecho ya.
Una consecuencia lateral y un tema de debate que propongo es quién nos da esa información con la que ahora evaluamos el precio de una moneda. ¿Son las subastas? En un mundo global cualquiera puede comprar en cualquier lado, leyes del mercado de oferta y demanda que hacen que a los coleccionistas medios, como yo, se nos haga imposible tal o cual pieza. Pero eso siempre pasó, ¿verdad? Solo que ahora es más rápido. De ahí la importancia de tu trabajo de divulgación, Adolfo, ponderar correctamente es cada vez más importante.
Muchas gracias por el comentario. El optimismo es siempre bienvenido en esta bitácora :-)