Ecuador, 8 escudos 1840 Quito

Periodo: Edad Contemporánea

País: Ecuador

Año: 1840

Ceca: Quito

Valor: 8 escudos

Material: oro

Calidad: qSPL (EBC-)

Casa de subastas: Sima

Fecha: 26 de mayo de 2023

Precio de salida: 2.000 €

La moneda de Moby Dick

Los coleccionistas ecuatorianos están más que orgullosos de que una de sus monedas tenga un papel importante en una de las obras literarias más relevantes del siglo XIX: Moby Dick. Se trata de los primeros 8 escudos acuñados en Quito. Un diseño tan bonito que Herman Melville dedica un capítulo entero de la novela a esta famosa moneda; tal es la relevancia que a estos 8 escudos se les conocen como “la moneda de Moby Dick”. 

Estas monedas de 8 escudos se acuñaron en la, por entonces muy joven, ceca de Quito a partir de 1838. En esos años el numerario ecuatoriano seguía el mismo patrón y la misma metrología que habían heredado del Imperio Español. Su diseño se mantuvo hasta 1843, año en el que cambiaron los diseños de la moneda ecuatoriana para paliar la gran cantidad de moneda falsa que circulaba. Esos diseños volverían a cambiar a partir de la ley monetaria de 1848 (mucho más sobre la historia monetaria de Ecuador). 

Es curioso que en la novela Moby Dyck se retratase precisamente un 8 escudos ecuatoriano. La novela se publicó en 1851, cuando estas onzas ya eran de por sí raras. No creo que Melville viese demasiadas circulando por Nueva York en aquellos años. Por eso, supongo que el motivo de describir esta moneda en concreto es porque le atraería estéticamente.

La primera mención a la moneda se realiza en el capítulo XXXVI (aquí el texto completo), donde se indica: 

«¡Miren! ¿Ven esta onza española de oro?» —sosteniendo una amplia moneda brillante hacia el sol— «Es una pieza de dieciséis dólares, hombres. ¿Lo ven?”

Después se indica que quien señale dónde está la ballena blanca se llevará la onza.

Es curioso que se hable de “una onza española de oro”. Muestra cómo en la época se entendía que las monedas de las repúblicas hispanoamericanas que seguían el patrón heredado de España circulaban como si de onzas españolas se tratasen. Al final, el contenido de oro era el mismo y poco importaba a nadie (y, menos que a nadie, a un marinero en un barco ballenero) si la procedencia era Ecuador, Lima o México.

Posteriormente está el capítulo XCIX, que directamente se llama “el doblón”. También es una palabra curiosa porque los doblones son las monedas virreinales de 2 escudos. Por lo tanto, esta pieza no es un doblón ya que es de 8 escudos (4 doblones) y fue acuñada en la República de Ecuador tras su independencia. De nuevo, vuelve a ser una muestra de que los estadounidenses llamaban “doblón” a las monedas de oro hispanoamericanas, sin importar su módulo y su procedencia.

Entre los textos de este capítulo me gustaría destacar los siguientes. Son bellísimas frases que no creo que merezcan más comentario por mi parte:

Ahora, este doblón era del más puro oro virgen, arrancado de algún sitio del corazón de montes ubérrimos, de los que, a este y a oeste fluyen las fuentes de más de un Pactolo. 

[…]

Ahora, esas nobles monedas de oro de Sudamérica son como medallas del sol y muestras del trópico. En ellas se acuñan, en lujuriante profusión, palmeras, alpacas, volcanes, discos de sol, estrellas, eclípticas, cuernos de la abundancia y ricas banderas ondeantes; de modo que el precioso oro parece casi obtener más valor y alcanzar más gloria al pasar por esas fantasiosas casas de moneda tan hispánicamente poéticas. 

Dio la casualidad de que el doblón del Pequod era un ejemplo muy rico de estas cosas. En su borde redondo llevaba las letras ‘República del Ecuador: Quito’. Así que esta moneda brillante vino de un país plantado en el medio del mundo, y debajo del gran ecuador, y lleva su nombre; y había sido arrojado a medio camino de los Andes, en el clima inmenguante que no conoce el otoño. Rodeada por esas letras se veía la imagen de tres cimas andinas; de una salía una llama; una torre, de otra; de la tercera un gallo cantando; mientras que, en arco sobre ellas, había un segmento del zodíaco en compartimentos con todos los signos marcados con su cabalística habitual, y el sol, como clave del arco, entrando en el punto equinoccial en Libra.  

La primera subasta de SIMA

SIMA es una nueva casa de subastas italiana afincada en Parma (Italia) que publica sus subastas en Bid Inside. Su primera subasta acontecerá el 26 de mayo  e incluye 726 lotes de alta calidad. Aparecen bastantes monedas y billetes italianos, así como monedas del resto de Europa.

Entre la moneda del mundo destacan las monedas de oro europeas del siglo XIX. Hay buenos ejemplares de Albania, de Austria, sobre todo, del Reino Unido. También hay bastantes monedas iberoamericanas en oro (de nuevo, del siglo XIX), con rarezas como los 8 escudos de Quito que encabezan la entradalos 100 pesos cubanos de 1988 o los 6.400 reis de 1805

La representación de moneda italiana  es muy amplia y variada. Resulta complicado hacer una síntesis, así que simplemente indicaré que me han llamado la atención: algunos raros grossos medievales, los 8 sólidos de Correggio, las 2 liras de Parma de 1815, las 10 liras venecianas de 1797, la lira de 1850, las 50 liras de 1912 y las de 1936 ambas en MS65… 

También quisiera destacar que hay algunos ejemplares estupendos de la ceca de Milán a nombre de reyes españoles: los 20 sueldos de Felipe II, el ducatón de Felipe IV de 1622, el filipo de 1657 (y dos) son extraordinarios ejemplos.    

Finalmente se presenta una extraordinaria colección de 185 monedas italianas con valor de 20 francos/liras y una calidad de conservación bárbara. Será una gran oportunidad para los amantes de las monedas de oro y de la moneda europea de calidad.

SIMA organiza sus subastas en Bid Inside. Podéis ver otras tiendas disponibles y subastas organizadas en Bid Inside. También podéis seguir a Bid Inside en Twitter, en Facebook y en Instagram.

En podcast

Aquí os dejo un contenido semejante al del artículo en formato podcast:

Descripción Sima

ECUADOR Repubblica – 8 Escudos 1840 Quito Fr 3 AU Oro gr. 26,81 Rarissima 34,19mm

Grading/Status: qSPL

Fuente.

3 comentarios en “Ecuador, 8 escudos 1840 Quito”

  1. La moneda es bonita, pero la descripción es «un tesoro». Leyendo las novelas te metes en que es la moneda más bonita y codiciada del mundo….

  2. El texto literario es bello, pero el trasfondo histórico real no lo es tanto ya que barcos norteamericanos sircaron las aguas del Pacifico y Atlántico en el cono Sur desde los tiempos independentistas buscando ballenas para cazar por lo preciadas que fueron durante un largo tiempo atracando en puertos peruanos y del río de la plata donde seguramente obtenían esas onzas de plata y oro, además con permisos de excepción para atracar en tiempos convulsos pues por leyes de Indias no podían hacerlo. Otro comercio que brindaban esos buques angloamericanos eran los pertrechos de guerra armas, uniformes etc los vendían a ambos bandos patriotas y realistas y luego a las nuevas repúblicas nacidas. Este tráfico de pertrechos fue muy denostado por el virrey del Perú Abascal pero tuvo que ser aceptado ante la imposibilidad de recibir cualquier tipo de mercancías de la península cuya flota fue devasta en Trafalgar. De tal modo esta novela tiene un vídeo de realidad en las nacientes economías naciones en Sudamérica dónde se ve una apertura del comercio cuyos primeros beneficiarios fueron el comercio británico y anglomericano. Así como cierto rapiñaje de recursos naturales pues creo que en la costa del Pacifico ya no se avizoran ballenas.

  3. Creo que el Sr Melville, eligió muy cuidadosamente el Doblón, Curioso, que la “campaña austral de la caza de la ballena” comenzara en el equinocio de Libra, inició de la primavera en el cono sur. Y curiosas a sus palabras “en el clima inmenguante que no conoce el otoño” . Parece que el Sr Melville eligiera el doblón de Pecuoc, para acaparar en una moneda, el Sol, el inicio de la vida, su posible extrema riqueza y la metáfora de ofrecerlo todo a cambio de la muerte y la venganza , clavándolo como si de una brújula se tratara en la madera del barco…. Tal que el pago ancestral al barquero Caronte…. (Casi blasfemo al pensarlo!) para mirar dos veces el “doblón”. Gracias Adolfo!

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