Hace tiempo que un comerciante me contó la historia de un listillo. Una historia que hace poco viví con mis propios ojos, lo que me hizo recordar que todavía no había aparecido en el Blog.
Resulta que Enrique se acercó a la mesa de un comerciante en una convención. Estuvo mirando monedas y seleccionó un par de ellas. Tras regatear un poco se las llevó por 300 euros cada una. Hasta ahí todo bien.
Tras su compra se pasó toda la mañana dando vueltas por la convención enseñando las monedas a otros coleccionistas para ver quién se las compraba más caras de lo que él había pagado. Primero las ofrecía por 500 euros cada una, pensando que había hecho el negocio del siglo con la compra; al cabo de una hora el precio ya andaba por los 400 euros cada una; finalmente las ofrecía por 350 euros.
¡Lo que se habían depreciado esas monedas en tan solo un par de horas! Algo semejante a aquel que compró una peseta de Franco limpiada y la quería cambiar por una alfonsina para después conformarse con “sacar lo puesto”.
Llegó la hora de comer y Enrique se marchó cabizbajo. El comerciante, que no le había quitado el ojo desde que le vendió las monedas, tenía cierta sonrisa interna y ya sospechaba lo que iba a venir después.
Efectivamente, cuando se volvió a abrir la convención esa tarde volvió a aparecer Enrique y se fue directo a la mesa del comerciante. ¡Quería que le devolviese el dinero de las dos monedas!

Le vino con el cuento de que había estado en su casa mirándolas bien y que estaban limpiadas, y que no estaba seguro de que fuesen auténticas, y que en cualquier caso 300 euros por cada una era un precio extremadamente caro, y que… ya no sabía qué más inventar. El comerciante se mostró inamovible y no devolvió el dinero a ese caradura. Es más, quedó encantadísimo de que no volviese a ser su cliente.
Que nadie se equivoque con esta historia: no es que vea mal especular con una moneda e intentar venderla en el corto plazo; incluso tampoco veo mal los “pases numismáticos” en los que se adquiere una moneda y, en caso de no venderla, se devuelve a su anterior propietario. Lo que no me encaja son esos “pases marrulleros”, donde se intenta un negocio y si no sale se intenta que otros paguen las consecuencias. Así no se hacen las cosas: quien busque ganar dinero con una compra y se equivoca, justo es que pierda.
Dicho sea de paso: quien busque comprar una moneda a un profesional en una convención y venderla ese mismo día, casi seguro que se acaba equivocando.
Totalmente de acuerdo, especialmente con el último párrafo, puesto que los profesionales en una convención suelen vender las monedas demasiado caras. 😉
Un saludo.
Lo que no debería saber el sr enrique es que los comerciantes hacen los tratos antes de abrir la conveción. Por ese motivo ya conocen las piezas que se le ofertaban.
Queda claro que un comerciante (sea en una convención, en su tienda o en una subasta) a priori va a vender las monedas más caras de lo que lo va a poder hacer un coleccionista. Para eso es su negocio. Aunque ves a muchos coleccionistas intentando vender sus piezas al triple de lo que se las compraron a los comerciantes.
También es cierto que antes de que la convención abra al público general, lo normal es que tengan una hora para que los comerciantes intercambien entre ellos en privado. Yo he estado en alguna de esas citas mañaneras (ya sabéis, lo del pase de prensa) y se ve claramente que hay bastante comercio entre ellos y mucha confianza. Es normal y bueno para el mercado.
Así que, si un coleccionista llega a las 12 de la mañana a ver una mesa, debe dar por descontado que las monedas que él está viendo las han visto antes todos los profesionales de la sala. En definitiva: es raro que haya chollos. Algo normal, por otro lado.
Saludos,
Adolfo
Estoy de acuerdo en que el comerciante no deshiciese la operación porque sí, y más sabiendo que no había motivos para ello. Pero…. tengo una duda legal. Se supone que puedes devolver lo comprado hasta 10 días mínimo ¿no? Luego hay establecimiento que te lo amplían a un mes o dos, etc… ¿El comerciante no debería de haberle aceptado la devolución? ¿Aunque fuese por un vale de compra? Entiendo que cuando te devuelven algo no tienes la obligación de devolver el dinero (aunque ahora estemos acostumbrados a eso), pero lo de dar un vale de compra creo que sí hubiera estado obligado. Entiendo que en la numismática se aplica la mima ley que para cualquier compra si el que vende es un profesional (Otra cosa son las transmisiones patrimoniales o ventas entre particulares, no puedes vender un coche y que te lo devuelvan al día siguiente)
Según Facua:
«De forma genérica, la posibilidad de devolución sin que exista un defecto o mal funcionamiento del producto (desistimiento) es un derecho de los consumidores en los contratos celebrados a distancia (por ejemplo a través de internet), pero en una compra convencional es una opción voluntaria para el comerciante.»
Por lo que, si la compra es en una convención, mucho me temo que no hay posibilidad de devolución ese mismo día. Otra cosa es si se compra a distancia.
Saludos,
Adolfo
Buenas tardes a todos,
Tal vez estoy mal interpretando los comentarios, y si es así, pido disculpas por adelantado. Pero leyendo, parece que el que un particular quiera hacerse el vivo comprando en una convención, vender a otros particulares dentro de la misma -cosa prohibida y que se puede ver por escrito en todas las convenciones- y que no lo consiga y luego las quiera devolver, todo se debe a que el comerciante, que en muchos casos debe de pagar desplazamiento, hotel, dietas y por supuesto la mesa (ya no hablemos de los impuestos, dar garantía, facturas, amén del intrusismo de algunos particulares que ahorrandose todo lo anterior representan una fuerte competencia desleal) vende muy caro en la convención.
Victoria, deberían de aceptarse las devoluciones durante 14 días, ya sea haciendo un reembolso o un vale (esto ya depende de la tienda).
Gracias Carlos!
No me han parecido el resto de comentarios hirientes. En todo caso recalcan el hecho de que en las convenciones no se encontrarán chollazos ni ofertones, sino las monedas al precio que tienen que tener.
En el imaginario popular, las convenciones se asemejan visualmente a un mercadillo, sean de lo que sean, y los mediterráneos somos así….
Hola, yo soy de Mexico, en efecto en las convenciones ocurre normalmente el ejemplo que comenta Adolfo, hay algunos que se quieren pasar de listos y al no hacer efectiva su accion proceden al reclamo, estoy en contra de estas actitudes. Regularmente nosotros hemos encontrado buenas piezas a buenos precios y si alguna pieza que compramos la tenemos repetida las hacemos llegar a los companeros de los clubes numismaticos, el precio…el mismo. Club Numismatico de Baja California seccion Mexicali.
Entiendo que lo que sí es posible sin pagar un puesto, desplazamiento etc es ofrecer una moneda al dueno del pueso o ? eso tampoco es legal?
Independientemente de temas fiscales, lo que no es de educación ni está permitido es ponerse a vender en medio de una convención sin tener una mesa. Eso es de sentido común: los vendedores pagan por tener un espacio en una convención para poder ofrecer su género y para poder comprar a quien venga ofreciendo monedas. Si alguien quiere comprar y vender con el público en general, lo suyo es que pague por tener una mesa. Si no, que compre y venda a los profesionales que tienen una mesa (y no al resto del público).
Eso no quita que un coleccionista lleve monedas, se encuentre con otro conocido y se las enseñe. Pero lo suyo es no hacerlo en medio de la convención, sino salir afuera y mostrar las monedas en cualquier cafetería.
Esto que estoy diciendo me parece que es de bastante sentido común, creo yo.
Saludos,
Adolfo