Resultados de las subastas de octubre y noviembre de 2017

Desde finales de octubre a mediados de noviembre muchas subastas interesantes han tenido lugar en España. Aquí comentamos varias de ellas: la triple subasta de Áureo & Calicó de octubre y la doble de noviembre; la presencial de Tauler & Fau de octubre; y la doble subasta de Martí Hervera, Soler & Llach y Segarra de octubre. En esta entrada revisaré brevemente los resultados de dichas subastas. Como ando escaso de tiempo me vais a permitir que no ponga enlaces a las monedas que cité (esta entrada ha llevado sus 8 horas de trabajo). Por ese mismo motivo, tampoco comentaré otras subastas que acontecieron, como la interesante subasta de Jesús Vico de noviembre, que incluía la segunda parte de la Colección Cores (aquí hay algunos comentarios). Otras menos interesantes fueron la que organizó Cayón en octubre (comentarios) o la de Pliego en septiembre.

Sin más, paso a los comentarios siguiendo el orden cronológico de las subastas.

ÁUREO & CALICÓ, OCTUBRE DE 2017

La subasta de Áureo & Calicó de octubre era una triple subasta: en sala, por correo y la colección de Javier Verdejo. Decir que la subasta ha ido muy bien en términos generales hace tiempo que dejó de ser noticia para esta empresa. Así que voy a comentar los aspectos de los que más podemos aprender de la subasta.

Para la subasta en sala había bastantes piezas antiguas muy interesantes pero distintas series se vendieron de manera desigual. Los áureos se vendieron muy bien, superando ampliamente sus precios de salida. Sin embargo, las monedas menos comerciales, como las piezas romanas de cecas orientales o la moneda íbera (que últimamente está en vacas flacas) no aumentaron significativamente de precio con respecto a su salida y algunos incluso se quedaron sin vender. Hay alguna excepción, como el dracma galo de imitación emporitana, cuyo precio se disparó a pesar de que a priori no es una moneda muy comercial. Todo esto no es de extrañar, pues tenemos en la parte antigua de esta subasta una colección variada en la que lo más comercial es lo que mejor se vendió.

En lo que respecta la numismática medieval, es interesante que todos los trémises visigodos menos uno se vendieron (incluyendo los más corrientes). Ahora bien, sólo dos raros y de alta calidad (el de Suintila de Tarraco y el de Chintila de Córdoba) aumentaron significativamente su precio de salida. Creo que esto evidencia el hecho de que los coleccionistas se vuelven a interesar poco a poco por estas piezas aunque todavía están lejos de sus buenas épocas. Más interesante aún es ver lo bien que se han vendido las platas raras andalusíes, tanto del Emirato como del Califato y de los reinos taifas. Los oros andalusíes también se han vendido sin problemas pero solo han subido de precio los que tenían una belleza extraordinaria.

«…tenemos en la parte antigua de esta subasta una colección variada en la que lo más comercial es lo que mejor se vendió.»

En cuanto a los reinos cristianos, las monedas más interesantes eran los oros. El ducado de Juan II se remató en los 11.000 euros de salida (que no son pocos euros) mientras que en los demás se pagó claramente la calidad. En Castilla vimos que la dobla de Segovia subió hasta los 4.600 euros (un precio razonable para esa calidad) y que la dobla ecuestre sevillana se quedaba en 4.200 euros. Este «pagar la calidad» se hizo más notorio con los mancuses de Ramón Berenguer: mientras que aquel que tenía una calidad normal se quedó en sus 700 euros de salida, aquel de alta calidad pasó de 2.000 euros de salida a 3.300 euros de remate.

Real de Alfonso V de Portugal

En este caso cito también los 1.600 euros de remate del real de Alfonso V de Portugal que se muestra en la siguiente imagen.

Entre la moneda española, sin duda lo más pedagógico fue la colección de resellos que salía a la venta. Algunos coleccionistas pusieron algunos resellos en duda e incluso citaron publicaciones (una y dos) que apoyaban sus argumentos. Hablando sobre el tema con el personal de la casa de subastas, me dijeron que a su experiencia como profesionales habían sumado la consulta a varios especialistas a nivel mundial de resellos, retirando aquellas piezas que ofrecían dudas serias sobre su autenticidad. También me comentaron que es complicado hacer juicios al respecto de muchos resellos porque se carece de información y no hay estudios que realmente profundicen en ellos. Teniendo en cuenta que una de las principales empresas en lo que a numismática española se refiere consulta a los mejores expertos sobre el tema y aun así no encuentran argumentos sólidos para tener un juicio definitivo, creo que el tema es bastante más complicado para un coleccionista. Yo no recomendaría a nadie meterse de lleno a coleccionar resellos, si bien creo que pueden ser un apasionante campo de investigación numismática. Respecto a los precios de estos resellos, se vendieron casi en su totalidad y creo que a unos precios muy buenos pues fueron muchos los que superaron el doble de su precio de salida. Sin duda alguna, esta colección será vista como un referente de precios en lo que a resellos se refiere.

Por su lado, la colección Javier Verdejo constaba de dos partes: una colección de monedas de 2 reales y una colección de monedas de la ceca de Segovia. No cabe duda que la colección de 2 reales era mucho más interesante y podía atraer a un público más amplio que aquella de la ceca de Segovia, donde no había grandes piezas, lo cual se ha visto claramente reflejado en los remates. Ambas colecciones se han vendido en su práctica totalidad, pero en la primera hubo varias piezas cuyo precio se disparó. Claro está que esas piezas salían a un precio muy barato a mi entender; ejemplos son la bamba o los dos reales de Coruña de Felipe II. En cambio, las monedas segovianas se han vendido, por lo general, a poco más que su precio de salida. Esto me hace recordar unas palabras de Caballero:

«la moneda corriente, para aumentar de valor, tiene que estar muy bien conservada, en cualquier otro caso no es buena inversión. Además, colecciones que no tengan algunas rarezas, difícilmente aumentarán de valor por encima de la inflación».

En cada caso, con estos remates los herederos de Verdejo deben haber quedado más que contentos.

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TAULER & FAU, OCTUBRE DE 2017

La subasta de Tauler & Fau de octubre era una subasta en sala que contaba con 646 lotes. La segunda subasta es siempre la más difícil de realizar (esta es la segunda subasta de la casa en sala, la cuarta si se cuentan las que realizaron por correo) porque ya no se tiene el carácter de novedad que ocurre en la primera. Sin embargo, Tauler & Fau han pasado el filtro con nota alta: a pesar de tener menos monedas que en la primera subasta, y de no tener tantos «lotes estrella», el volumen de venta total fue el mismo que en su primera subasta. Este dato, además de un buen resultado (ya dije que sería complicado mantener el listón de aquella subasta) muestra un enorme esfuerzo por parte de la casa de subastas.

El comentario general es que las monedas se vendieron bien salvo las piezas importantes que se dirigían al mercado internacional; un mercado al que no es nada fácil acceder y que probablemente requiera un poco más de tiempo. La colección de numismática antigua se vendió sin problemas, aunque el Imperio Romano lo hizo bastante mejor que otras series con menos coleccionistas interesados a priori, como las monedas íberas. Hay que destacar lo bien que se vendieron todos los áureos y las piezas de Julio César. Las pocas monedas griegas no se remataron tan bien, dejando desierta al didracma de Naxos, que era la joya de esta serie.

La representación de la Edad Media era minúscula pero en ella hubo una sorpresa mayúscula: 1.200 euros de remate por un cuarto de real de Toledo con el cospel faltado. Un remate altísimo por muy inédita y rara que fuese la moneda.

«…las monedas se vendieron bien salvo las piezas importantes que se dirigían al mercado internacional»

En cuanto a la Monarquía Española, creo que las monedas se han vendido muy bien. Especialmente los oros. La curiosa colección de 13 ejemplares de 1 escudo de Juana y Carlos ha hecho unos precios estupendos. Igualmente se han vendido bien los dobles sobernos de Alberto e Isabel, a pesar de que su calidad tampoco era tan alta y presentaban grietas en el cospel. Últimamente está bastante de moneda los oros de cecas europeas, pero mucho me temo que se van en su mayoría fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, los dobles soberanos de Felipe IV de Amberes no se vendieron a pesar de que el de Tournai hizo 3.750 euros frente a los 1.500 de salida. Es curioso que en estos oros se haya valorado más la rareza de los ejemplares que la calidad de los mismos. También me ha sabido a poco el remate del doble excelente sin ceca de los Reyes Católicos, pues se ha quedado en los 3.500 que tenía por salida. Por lo demás, la colección presentaba un carácter muy comercial y se ha vendido sin mayores problemas. Es de destacar que las medias onzas se han vendido bien (no son monedas fáciles de vender y menos últimamente).

En la parte internacional había algunas piezas muy relevantes pero con un precio de salida que razonablemente pudiera ser cercano al de remate. Tal es el caso de la medalla de proclamación de Iturbide o una serie de seis billetes estadounidenses bastante potentes. Todos estos lotes quedaron desiertos. Igualmente ocurrió con otras monedas que no suelen verse en las subastas españolas, como la prueba de acuñación cubana o el centavo de dólar con error de desplazamiento. El peso de Araucanie-Patagonia que se muestra en la segunda imagen, en cambio, sí que se vendió en sus 800 euros de salida, mientras que el peso chileno de 1823 pasó de 300 euros de salida a 2.600 de remate.

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MARTÍ HERVERA, SOLER & LLACH Y NUMISMÁTICA SEGARRA, OCTUBRE/2017

La doble subasta que organizaron el pasado octubre las firmas barcelonesas Martí Hervera y Soler & Llach junto con la madrileña Numismática Segarra era una doble subasta, en sala y por correo. Por su interés, comentaré la subasta en sala.

La opinión general es que las monedas se han vendido bien aunque hay diferencias entre unas series y otras. En cuanto a la numismática antigua han predominado los remates por las monedas romanas imperiales. Se han vendido estupendamente, sobre todo los áureos a pesar de que la calidad de los mismos no era para tirar cohetes. En cambio, las piezas íberas y bizantinas no se han dado tan bien en lo que a los remates se refiere. La moneda íbera no pasa por sus mejores momentos y los oros bizantinos quizá no tengan tan buena aceptación en nuestro país (siendo sólidos bonitos, pero corrientes, no creo que llamasen especialmente la atención al mercado internacional). De hecho, los follis que aparecían en la subasta por correo tampoco se vendieron bien.

 «…las monedas se han vendido bien aunque hay diferencias entre unas series y otras»

Dentro de la Edad Media la serie con un mayor interés era la andalusí. Ésta se vendió de manera un tanto irregular, rematándose muchas de las rarezas a precio de salida y subiendo algo las monedas con una mejor calidad. Hubo también monedas raras que quedaron desiertas. En lo que concierne a las monedas visigodas, los trientes corrientes ahora no tienen mucha aceptación así que solo 5 de los 12 que se presentaron en esta subasta encontraron pujador; vemos de nuevo que esta serie tampoco está en sus mejores momentos. Para los reinos cristianos la mejor pieza era sin duda el morabetino de Baeza, que se remató en 10.500 euros. Vemos que el oro castellano empieza a encontrar compradores y a subir de precio cuando la calidad y la rareza acompañan; hace 4 años esa pieza probablemente no se hubiera vendido y quizá hace 10 años se hubiera vendido por un 30% a mayores. Es lo que tiene el mercado. El resto de la moneda cristiana se vendió razonablemente; a pesar de ello el ducado mallorquín de Fernando el Católico quedó desierto.

Entrando en la Monarquía Española la subasta cogió buen ritmo y vendió casi todas las monedas a precios muy razonables. Como series podemos citar las monedas de 1 real de los Reyes Católicos, que se vendieron muy bien; las onzas de sevilla de Felipe V (siguiente imagen), que hicieron precios muy altos; o las monedas de El Centenario de la Peseta, que alcanzaron precios muy razonables. A título individual hubo monedas que alcanzaron precios muy altos, como el cincuentín, que se fue hasta los 30.000 euros. Los 4 escudos segovianos de 1607 se quedaron en los 12.500 euros de salida, lo cual no está mal para una moneda cuyo precio de salida «no arriesga». Sin embargo, ese no correr riesgos a la hora de poner los precios de salida de las monedas importantes hizo que algunas piezas quedaran desiertas, como el duro de Cataluña de 1809, y algunas onzas de Felipe V o de Fernando VI (incluída la madrileña). Quien sí encontró comprador fue la reina de la subasta: las 100 pesetas de 1870 rematadas en los 90.000 euros por los que salía el ejemplar. Mi primera sensación es que ese remate era bastante barato, pero teniendo en cuenta que es una moneda muy complicada de vender -puesto que quien tiene tanto dinero disponible para una moneda siempre exige calidad- quizá sea un precio bastante justo.

8 onzas de sevilla de Felipe V

Para finalizar, el apartado de billetes nos guardaba alguna grata sorpresa. La colección de pruebas y especímenes se vendió muy bien, llegando algunos ejemplares a subir significativamente de precio. Concretamente, los especímenes de las 50 pesetas y las 100 pesetas de 1907 pasaron de 400 euros de salida a 2.900 euros de remate. El resto no subió tanto pero de seguro que dio una buena alegría al vendedor.

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ÁUREO & CALICÓ NOVIEMBRE DE 2017

Este mes de noviembre la casa de subastas barcelonesa ha subastado la Colección Bohol, dedicada a las acuñaciones españolas en Filipinas, y la Colección Roma Aeterna, dedicada a moneda romana imperial en extraordinaria calidad. No hacía falta ser Sandro Rey para predecir que se iban a vender estupendamente ambas colecciones y que la de Roma Aeterna se iba a disparar de precio. Y eso es lo que ocurrió.

La Colección Bohol estaba llena de rarezas que los coleccionistas supieron valorar. De hecho, se vendió el 90% de la subasta y la mayoría de los lotes subieron significativamente de precio. En la colección se buscaba más la rareza que la calidad de los lotes, por lo que las subidas de precios se correlacionan con el carácter comercial que tengan las piezas. Por ejemplo, las barrillas (que personalmente eran lo que más me llamaba la atención de la subasta) se vendieron muy bien pero su precio no se disparó en exceso. Lo mismo se puede decir de la amplia colección de cobres. Sin embargo, fueron los 8 escudos de Chile y de Popayán resellados, junto con los 4 pesos de Alfonso XII, quienes hicieron remates más altos: 19.000, 31.000 y 33.000 euros respectivamente. En estos récords también se puede destacar la pruebas de 5 pesetas de Isabel II (13.000 euros) y el centavo de Alfonso XIII (15.000 euros). Estas dos últimas monedas no son más que buenos ejemplos de lo bien que se vendieron las monedas del siglo XIX, algo normal por lo queridas que son por los coleccionistas. Es curioso que los resellos se hayan vendido muy bien, protagonizando algunos subidas puntuales de bastante calado; este comentario aplica también a los resellos orientales e incluso a las monedas que presentaban resellos falsos. Me cuesta mucho más valorar las medallas pero viendo el aumento generalizado de precios para ellas supongo que el vendedor haya quedado más que satisfecho. Finalmente, los polémicos cuños de los 50 centavos de 1880 se remataron en 2.100 euros, mientras que los cuños de una medalla no encontraron comprador.

Aureo de Carausio

La Colección Roma Aeterna se vendió tremendamente bien. Los precios de salida eran muy golosos y estaban claramente dispuestos para atraer las pujas internacionales. Muchas monedas, sobre todo de oro, destacan por sí mismas, pero bastará con decir que 6 ejemplares pasaron de los 100.000 euros, llegándose a rematar en 420.000 euros el áureo de Carausio que se muestra en la siguiente imagen.

Estas monedas y estos remates no son más que pura pornografía numismática para el común de los mortales así que yo os invito a disfrutar del catálogo sin más pretensión que ver obras de arte sin importaros demasiado su precio. Baste con decir que cuando se junta altísima calidad, rareza, oro y monedas aceptadas internacionalmente, el precio se disparará hasta cotas insospechadas. También podemos hacer la comparación con la Colección Imagines Imperatorvm, donde los precios de remate fueron todavía más altos. Eso no se tiene que interpretar como que los precios de Roma Aeterna hayan sido bajos, ni mucho menos, sino que los de la Imagines fueron de total y absoluta locura. Por muy cara que sea una moneda, nadie puede pretender pagarla a 20 veces su precio de salida y después revenderla con beneficio al cabo de 5 años. Sea como fuere, hablando de estos precios yo me quedo con la sensación de «esta no es mi guerra».

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11 comentarios en “Resultados de las subastas de octubre y noviembre de 2017”

  1. Yago Abilleira Crespo

    ¿Ocho horas para esta entrada? Pues sí que… Desde afuera no da esa impresión. De verdad que te agradecemos los esfuerzos que haces para que podamos estar al tanto de todo. Es muy fácil conectarse de vez en cuando y ver lo que hay, pero ignoramos todo el trabajón que hay detrás. Gracias Adolfo.

    1. Date cuenta de que para escribir esta entrada he tenido que mirar los remates de seis subastas (que vienen a ser aproximadamente 6.000 monedas) y dar una coherencia común a todo. ¡Eso lleva un montón de tiempo!
      Además, he estado hablando con los directores de las tres casas de subastas sobre estos remates para saber también su opinón al respecto, pues es mucho mejor formada que la mía. Luego hay que revisar el texto, poner las fotos, los metadatos de la entrada, maquetación… contando con el tiempo de Milena (la editora del blog) seguramente hayan sido más de 8 horas.

      Creo que el blog está creciendo en calidad pero eso solo se consigue aumentando también el esfuerzo que conlleva.

      Saludos,
      Adolfo

  2. A mí estos artículos me parecen estupendos. Tanto para «tomar el pulso» al mercado como para descubrir piezas interesantes con las que no reparé al estudiar la subasta. Parece que en general las piezas raras, de buena calidad y series comerciales se venden bien, lo que siempre es bueno para los coleccionistas. Aunque uno no esté en esto con ánimo de lucro, siempre es agradable saber que cuentas con un poco de capital en la reserva. Por ejemplo, cuantas colecciones filatélicas se están desmontando a precios de derribo estos años. Eso sí, me parece obsceno pagar casi medio millón de euros, contando la comisión, por una moneda, por muy rara y bonita que sea. Aunque quien se gaste esa cantidad de dinero tendrá sus buenas razones, imagino. Money talks como dicen los americanos.

    Por mi parte me he llevado una piececita de la colección Verdejo y tan contento, huelga decir que en su ficha ya consta su procedencia. Cuando se puede añadir un poco de pedigree, de historia, a tus monedas siempre las ves con más cariño.

    1. Yo creo que este tipo de entradas tienen dos finalidades para el lector:

      * Sirven de termómetro de mercado
      * Hacen que los lectores se fijen en las monedas que ellos, de manera natural, no se fijarían

      Nos pasa a muchos coleccionistas que solo nos fijamos en las monedas que nos interesan para nuestra colección, pero nos olvidamos del resto. De esa forma nos perdemos la mayor parte de la diversidad de la riqueza numismática.

      Lo de gastarse medio millón en un áureo… pues oye, si luego aparece alguien que paga un millón habrá sido un negocio redondo. Pero si luego solo aparece uno que paga 100.000 euros, pues habrá perdido un pastizal. Como dije en la entrada, esa no es mi guerra :)

      Y sí, cuando uno se hace con una moneda que tiene un buen pedigree siempre la guarda con más cariño.

      Saludos,
      Adolfo

  3. Pues ya que estamos abundaré en mi dispersión.

    El pedigree está muy bién por si mismo, pero es que además y en general, las colecciones importantes suelen disponer de un nivel de calidad alto, con lo que, moneda en mano, sueles quedar más satisfecho de la compra.

    Y si, te doy la razón, pasarte por aquí y leer como van las cosas te conecta con la hermandad numismática, y con areas que no forman parte de tu centro de interés pero si de tu periferia de interés.

    Saludos

    1. Las colecciones importantes actuales suelen tener un nivel de calidad alto. Las antiguas suelen profundizar en un periodo concreto presentando muchas variantes y rarezas.

      Si encontráis un valor al blog yo me quedo más que satisfecho :-)

      1. No termino de estar de acuerdo en la categorización de las colecciones por cronologias. Mira la Huntington, yo tengo alguna deslumbrante y no la veia tan clara en la foto, la Muntaner con algunas cosas de monetario antiguo que tiraba de espaldas. En cambio la Trastamara o la Crusafont que con ser grandisimas colecciónes, les falta ese punto de bodega. Que constre que lo digo por comparación, tengo piezas de ambas y són excelentes y excelentes pedigrees, para mi colección.

        O ya fuera de lo comercializable, las grandes colecciones de estado son algo fascinante, el gabinete danés o el de Munich son inenarrables.

        1. Esto podría dar para una buena entrada en sí misma.

          Las colecciones antiguas buscaban más el estudio de las piezas y por eso considero a la Crusafont como una colección antigua. Otro buen ejemplo es la colección de onzas de Carlos IV que sale en la subasta de Martí Hervera de diciembre (¡a ningún coleccionista actual se le ocurriría hacer una colección así!). La Huntington o muchos museos tienen piezas extraordinarias, de una calidad exquisita… junto con monedas en una calidad ínfima que nos echan a todos para atrás.

          Pero ya digo que esto daría para una buena reflexión.

          Saludos,
          Adolfo

          1. Vale, veo que antigua para ti y para mi no significan lo mismo.
            Si para ti antiguo es Crusafont para mi lo es Vidal Quadras. Habra que ponerse de acuerdo en el lenguaje y su significado, porque no deja de ser cierto que los de mobil con teclado són unos antiguos, aunque sean nuestros contemporáneos. Todo eso también da para una entrada.

          2. jejejejje

            Teniendo en cuenta solo lo que se ha escrito sobre el primer Wittgenstein, creo que la relación de los problemas entre las palabras y los significados da para bastante más que para una entrada.

            Sí, quizá no sea la mejor terminología lo de «antigua» y «nueva». Habrá que dedicar una pensada al asunto.

          3. Hombre, podríamos ensayar una periodificación numismática:

            Edad del horror: cuando no existía la moneda, no suele ser citada por los numismáticos por ser fuente de ansiedad y otras patologías psíquicas, su nombre deriva de “horror vacui”. Su cronología es anterior al Siglo I antes de Lidia (para otras cronologías menores s. VI a.C o XIII a. H.).

            Genesis: Periodo mítico en el que aparece la moneda pero todavía no es coleccionada, aunque si recolectada y ampliamente acumulada en tesoros en que muchos ejemplares son repeticiones de tipos, e incluso de variante de cuño. Probablemente la mutación genética que conducirá al homo numismaticus ya debía de existir pero no ha concluido su engarce cultural ni, por tanto desplegado todo su potencial civilizatorio. En general su cronología va del siglo I al XX después de Lidia o era común.

            Edad de los pioneros: Periodo en el que aparecen vestigios de coleccionismo, se trata casi siempre de fenómenos aislados pero evolutivamente muy avanzados, reservados generalmente a reyes, alta aristocracia o intelectuales de primerísimo nivel. En la península itálica se desarrolla una cierta socialización del fenómeno que incluye actos de sistematización, análisis, reproducción en laboratorio e incluso intercambio de especímenes. Hay que reconocer que este fenómeno no está aislado de un entorno en el que aparecen otros personajes menores, pero de cierta enjundia, como unos tales Leonardo, Rafael, Bernini, Galileo o Newton. De datación variable según el grado de evolución humana, aunque convencionalmente se sitúa entre el siglo XX y el XXIII de la era común.

            Edad de las luces: Se trata de un breve pero intenso periodo transicional. La numismática amplia su base social, aunque todavía vinculada al mundo cortesano, y se gestan los primeros documentos e investigaciones que permiten hablar de conocimiento auténticamente científico. Mientras, ya aparecen fenómenos típicamente numismáticos entre las clases medias burguesas que anuncian las revoluciones liberales (en el sentido de valor liberatorio) de la siguiente centuria. Su cronología se limita al siglo XXIV de la era común.

            Y así…

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