Remates aislados de monedas

El otro día leía un par de noticias en Numismático Digital (una y dos) que no sé cómo citar porque ni siquiera tienen autor. Sacaban en portada dos cincuentines que había sacado a la venta Kunker, uno de 1631 que se remató en 70.000 euros y otro de 1632 que se remató en 50.000 (las de las fotos, podéis ver fotos de los cantos aquí pues comentamos estos cincuentines al hablar de cantos segovianos). Lo gracioso es que esos mismos ejemplares se habían subastado en Cayón el 28 de abril del año pasado dentro de una estupenda colección con 13 cincuentines y 106 duros segovianos, vendiéndose en 36.000 y 25.000 euros respectivamente.

Vaya por delante que la comparación realizada por un autor anónimo y publicada por Numismático Digital es fea ya de por sí. El autor no sacan ninguna conclusión explícita de dicha comparación pero a un lector le puede quedar la sensación de que Cayón vende las monedas a mitad de precio que Kunker, cuando tal cosa no es cierta ni mucho menos. Yo creo que de un remate individual de una moneda no se puede sacar ninguna conclusión más allá de lo anecdótico del dato: que una moneda se venda una vez a un precio determinado no significa que el precio razonable de esa moneda sea el de remate. Por eso cuando reviso los remates de las subastas no me fijo tanto en remates individuales sino en la tendencia de ciertas series y solo saco conclusiones (y con cuidado) cuando esas tendencias se confirman en varias subastas. Alguien me podría decir que lo que yo hago sigue sin ser adecuado desde el punto de vista metodológico y tendría razón en que existen métodos estadísticos mucho más rigurosos para analizar las subastas que ese análisis de tendencias «a ojo» que hago yo; pero también es cierto que ese rigor lleva muchísimo más tiempo del que yo podría dedicar a la tarea.

cincuentín 1631

Lo que hay que entender es que el remate de una moneda concreta se ve afectado por muchos aspectos que no dependen directamente ni de la situación del mercado real ni de la casa de subastas en sí. Por eso cuando pasan cosas que no son normales, como que dos cincuentines se vendan al doble de precio un año con respecto al año anterior, lo que hay que saber es qué ha causado esa cosa que no es normal. Solo una vez comprendida la causa se pueden sacar conclusiones.

Algunas de esas causas pueden ser aspectos de mercado. Puede haber series que en un momento determinado estén más caras o más baratas. Ya vimos series tan comerciales como El Centenario de la Peseta que durante los años 2010 a 2014 estaba totalmente hundida debido a la pérdida de poder adquisitivo de la clase media española. Ahora vemos que, poquito a poquito, esa serie se va recuperando. Otras volatilidades se dan de manera más pronunciada en monedas que vayan dirigidas a un público más minoritario, como el ejemplo del oro castellano que hemos visto hace poco. Basta que hayan entrado unos pocos coleccionistas nuevos interesados para que los precios de remate se disparen.

Otras causas son totalmente psicológicas. Al asistir a una subasta se puede ver el ánimo de los pujadores, que va cambiando según transcurre la subasta y eso afecta enormemente a los remates. Os puedo asegurar que si al acabar una subasta se dijese que no valen las pujas y que hay que repetir la subasta al día siguiente, los remates serían totalmente diferentes. Ya hemos visto que muchas veces se dan piques absurdos entre dos pujadores que hacen que el precio de remate suba como la espuma de manera poco racional; por eso está bien además de saber por cuánto se remató una moneda, saber cuántos pujadores estaban interesados y hasta qué precio. Hay veces que varios pujadores se interesan hasta 100 y luego resulta que dos locos suben el remate hasta 500.

Otras veces hay una total euforia que genera una locura colectiva en la que todos los remates son altísimos, como ocurrió en la Imagines Imperatorvm. Otras veces, en cambio, se genera cierto desánimo y la subasta está triste, lo que hace que empiecen comentarios de «ya esto no es lo que era» y «que se va a acabar la numismática» haciendo que bajen los remates. También se da a veces ese desánimo en casos puntuales, como cuando alguien se pica con otro pujador y al ver que ha «perdido» el pique, a la siguiente moneda se ahorra la puja para no volver a «perder», dejando la moneda incluso barata.

cincuentín 1632

Por último, también se pueden dar casos «de trastienda». No sería la primera vez que la Administración Pública acuerda con un comerciante la compra de una moneda a un precio determinado y para facilitar el trámite de cara a la Administración se realiza a través de una subasta en la que se pone de precio de salida el precio acordado con la Administración. O eso me han contado que le dijo uno de alguien que escuchó a otros que hablaban y decían. También me ha dicho uno que escuchó contar que cierto numismático tenía varias piezas muy raras de las que hacía mucho que no se subastaba ningún ejemplar. Pongámosle que esas piezas podrían valer 30 cada una. Bueno, pues el amigo la subastó y artificialmente subió el remate hasta 50, de manera que generó un «precio de referencia» totalmente artificial para meter un estacazo a sus clientes en cuanto tuviera ocasión.

Por lo tanto, cuando ocurra un remate aislado de una moneda hay que entender el dato como algo puramente anecdótico. Si tenemos la ocasión podemos preguntar a alguien que asistiese a la subasta por la causa de dicho resultado. En mi caso, como mantengo una comunicación fluida con varias casas de subastas muchas veces comentamos las mejores jugadas y eso me hace poder interpretar los remates. Comentarios como «ésa ha salido muy cara», «aquí se picaron dos pujadores», «la compró un americano», «la compró un inversor»… se han vuelto tremendamente útiles para mí y me importan más que si la moneda en cuestión se remató en 3.000 o en 3.500.

Dicho esto vuelvo al inicio de la cuestión. No se puede concluir del remate de esos dos cincuentines que Kunker venda más caro que Cayón. Al igual que tampoco se puede concluir a partir del remate de dos monedas que Cayón venda más caro que «otra subasta», como ellos pretendieron hacer ver en una vergonzosa publicidad hace unos años.

Y ya para concluir os dejo una idea que no por evidente hay que recalcar. Cuando una moneda se vende a un precio en una subasta significa tan solo que dos personas (o una) está dispuesto a comprar a un profesional por ese precio; cuando un profesional ofrece una moneda en una venta privada, significa que él está dispuesto a venderla a ese precio. Ambos datos no son más que referencias de precios poco significativos en sí mismos. En cambio, cuando los coleccionistas más novicios ven un remate de una subasta dicen «éste es EL precio», mientras que cuando ven a un comerciante ofrecer una moneda dicen: «éste es UN precio». Pues, en mi opinión, el trato debe ser el mismo. Si entramos en Catawiki y vemos a un comerciante ofrecer una moneda con un precio de reserva determinado, nadie consideraría que ése es el precio de la moneda (puede que el vendedor sea un carero, puede que esté medio arruinado y necesite vender…); en cambio si vemos a 10 comerciantes ofreciendo monedas semejantes a precios semejantes ya podemos concluir lo que es un precio razonable. Bueno, pues con las subastas lo mismo.

17 comentarios en “Remates aislados de monedas”

  1. Muy interesante. Gracias por esta entrada.
    El tema de los cincuentines de Künker también se comentó en http://www.imperio-numismatico.com/t103934-cincuentin-en-kunker-del-4-de-febrero
    Seguramente esos dos cincuentines se quedaron baratos en la subasta de Cayón. Ya has comentado, Adolfo, en varias ocasiones que no suele gustarte ver muchas monedas «potentes» parecidas en una misma subasta. A mi tampoco. Estre otros aspectos, esto puede dar sensación al colectivo numismástico que abundan más de la cuenta y los precios no suban tanto de lo esperado. Esto no pasó con el oro medieval castellano en la última subasta Selección de Áureo&Calicó pero sí que creo que pudo haber pasado en esa de Cayón. De hecho, si no recuerdo mal, el cincuentín de 1632 inicialmente ni se adjudicó y alguien (yo me imagino que Künker mismo) se lo quedó a precio de salida. Iba a decir «a precio de saldo».
    Es verdad que hay muchos condicionantes que al final influyen en el remate de un lote. Pero el mercado (y todo lo que ello lleva consigo) y una casa de subastas de prestigio serán, a mi entender, dos factores determinantes. Un buen catálogo y un «buen trato» del lote en cuestión por parte de la casa de subastas en el catálogo (buenas imágenes, ampliaciones de detalles, datos históricos de la moneda, información sobre otros remates anteriores, información sobre su pedigree,…) contribuyen a generar una aureola positiva en relación al lote que se quiere subastar que muy posiblemente contribuiran al precio del remate. Eso hizo Cayón con su subasta de cincuentines pero el «fallo» de Cayón pudo ser meter tantos cincuentines en una misma subasta (?).

  2. Adolfo Ruiz Calleja

    Buen aporte.

    No me di cuenta de que en Imperio Numismático también se habían comentado estos cincuentines. Yo recuerdo que en aquella subasta (la seguí en directo) hubo un par de cincuentines que se quedaron desiertos y al día siguiente aparecieron como vendidos por el precio mínimo. Si son estos dos entonces es probable que Kunker se haya hecho con ellos.

    Por lo que comentas, la verdad es que a priori es buena idea vender una colección temática y siendo un lote de cincuentines no parece muy difícil animar a que el mercado internacional entre a ellos. Desde luego que es mucho más difícil que ese mercado internacional entre en el oro medieval. Pero como las comparaciones son odiosas prefiero no dar mi opinión sobre la gestión de las subastas y el trato al cliente en unas empresas y en otras, pues es lo que creo que marca la diferencia entre ellas.

    Saludos,
    Adolfo

  3. De acuerdo con Joan. En modo simplista pienso que es más fácil vender a buen precio un diamante entre zafiros, que un diamante entre diamantes. No quito mérito al empaque que da una colección temática (véase la de piezas mallorquinas) pero estas piezas pienso que es mejor venderlas una a una. Es sólo mi opinión de aficionado poco formado.

  4. Yo siempre he observado lo mismo:
    Cuando alguien vende una colección temática (P.Ej. «Denarios de Septimio severo»), la cosa acaba muy mal para el vendedor.
    Imaginad que decido subastar mi hipotética colección de 500 denarios de este emperador y la casa «Pepito» me monta una subasta especial…
    Lo normal es que las 4 ó 5 piezas muy raras generen una fuerte riña y se disparen de precio, las 40 o 50 raras se vendan muy bien porque habrá mucho coleccionista deseoso de «dispararles» por si suena la flauta y pueden llenar el hueco, pero los 450 denarios «normales»…
    Los denarios «normales» alcanzarán precios muy bajos o quedarán sin vender pues en su mayoría los pujadores habrán concentrado sus recursos (muchos o pocos) en las piezas raras.
    Resumiendo:
    – La casa «pepito» organiza la subasta «Tontolhaba» dedicada a denarios de Septimio Severo, y aunque el éxito es muy dispar, ellos se embolsan sus comisiones (moralmente no tengo nada que objetar, al fin y al cabo se las han currado y NADIE vive del aire).
    – Unos pocos coleccionistas de bolsillo profundo logran esas pocas piezas muy esquivas que llevaban años buscando.
    – Un montón de coleccionistas humildes logran rascar algo a precios de salida, y se empiezan a dar pisto de que tienen una moneda con «pedigree» en su colección (Procedente de la colección «Tontolhaba» nada menos…).
    – El anterior propietario hace cuentas y por fin comprende por qué la casa «Pepito» tituló dicha subasta como «Colección Tontolhaba», le queda un bonito catálogo de la subasta como recuerdo eso sí…
    Por último observa como su hermano Perico, el tontito de la familia subasta su colección de 500 denarios de Caracalla y Geta (en un principio de valores semejantes) y obtiene bastante más dinero que el a base de venderlas poco a poco y sin saturar el mercado (aunque no le quedará ese bonito catálogo como recuerdo)

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Yo en eso no estoy de acuerdo: por lo general una colección temática se vende mucho mejor que las monedas sueltas, especialmente si es una colección con un conjunto de clientes potenciales pequeño. Tenemos como ejemplos los buenos remates de la Ramón Llull o las platas pequeñas y cobres de la Trastámara (ambas subastadas por Áureo, pero es quien ha hecho la mayoría de las colecciones temáticas últimamente).
      No te quepa duda que si yo tuviera una colección BUENA de denarios de Caracalla, de Geta y de Séptimo Severo los intentaría vender como una colección. No tanto por quedarme con el catálogo y el aplauso de recuerdo, sino porque creo que así sacaría más dinero. Ahora bien, en una colección de cincuentines, donde la demanda está asegurada… me lo pensaría dos veces. Probablemente los fuese sacando poco a poco y además así me entendería mejor con Hacienda.

      Ni qué decir tiene que yo estoy encantado con las subastas temáticas. Aprendo muchísimo de ellas.

      Saludos,
      Adolfo

  5. En cuanto a los cincuentines…
    Las piezas que son tan raras realmente no son valorables. El nuestro es un hobby de capricho y tenemos que asumirlo así.
    Si yo tuviese un patrimonio de varias decenas de millones y unos ingresos anuales de varios centenares de miles, probablemente me daría igual pagar 30 o 50.000 euros por una pieza que a lo mejor no vuelve a estar a mi alcance en mi vida; si luego coincido con mi rival Pepitoff en la subasta y a el también le interesa entonces el «pique» está garantizado para delicia de la casa subastadora.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Caes en el prejuicio de que quien compra monedas que cuestan decenas de miles de euros es porque ese dinero les da más o menos igual. No es así. Hay un conjunto importante de compradores que se hacen con un cincuentín como reserva de capital y por ello miran mucho que la adquisición se haga a un precio razonable o incluso bajo a poder ser. Para ellos comprar un cincuentín es como para mucha gente de clase media poner sus ahorros en un plazo fijo del Banco Santander… o comprar letras del tesoro para que los políticos sigan despilfarrando.

  6. Basta con que haya dos personas con el perfil adecuado…
    Estoy seguro que a D. Gris no se le ocurrirá pasarse del precio en que le ha tasado la pieza su experto de confianza, pues para el como bien dices solo es una chapa de plata dibujada que a el le sirve para proteger su pasta del gobierno (impuestos, inflación…)

  7. Adolfo Ruiz Calleja

    Otra vez cayendo en estereotipos que no son ciertos.

    Los coleccionistas humildes, entre los que nos encontramos la mayoría, tenemos una visión muy fantasiosa de los coleccionistas que se hacen con monedas que valen dinero. Algunos se piensan que si un trabajador que gane 2.000 euros al mes compra moneda de 50 euros, entonces quien compre monedas de 15.000 euros es porque gana 600.000 euros al mes. No digo que no haya algún caso, pero no los conozco.
    La otra idea es que hay gente que son inversores y no tienen ni el más mínimo aprecio a las monedas. Simplemente lo buscan por motivos de inversión y les da lo mismo si quien está representado es Felipe III o Irene de Atenas. De nuevo, no digo que no haya algún caso pero yo no los conozco.

    Quien se hace con monedas de miles de euros suele ser gente con un poder adquisitivo medio-alto y una capacidad de ahorro bastante alta. Son gente a quienes les gusta la numismática y quienes deciden que un porcentaje significativo de su patrimonio van a tenerlo en monedas. Hay familias en las que más del 80% de su patrimonio es su colección de monedas; en otras un 10%. Entonces, si resulta que un año esa familia ahorra 40.000 euros (ya hemos dicho que su capacidad de ahorro es alta), toma 8.000 euros y tras mirar y mirar se compra un áureo de Adriano, de esos que te caes de espaldas.

    Saludos,
    Adolfo

    1. ¿Y ese patrimonio en monedas dónde lo guardan? Imagino que en la caja fuerte de un banco. ¿Cuánto cuesta anualmente el alquiler de una caja fuerte?.

      1. Adolfo Ruiz Calleja

        Sí, por seguridad no se deben tener semejantes monedas en casa.

        Por lo que tengo entendido una caja fuerte en un banco ronda los 200 euros en España. El Banco Santander alquila cajas en muchas ciudades, por si alguien quiere ir a preguntar.

        1. He mirado por la red y no es barato el alquiler, copio y pego:
          ¿Cuáles son los costes de estas cajas?
          Cada entidad establece unos costes determinados, que pueden oscilar entre los 150 y los 700 euros anuales:
          – Uno de apertura y/o una fianza (recuperable de la caja).
          – Un coste mensual por alquiler de la caja, que variará en función del tamaño de la misma y del tipo de servicio que ofrece cada banco.
          – Otra cada vez que se visite la caja.
          – Un coste de repercusión o suplido de los seguros que se hayan contratado.
          – También hay suplementos a las comisiones anteriores si se incorporan nuevos autorizados.
          http://www.rankia.com/foros/bancos-cajas/temas/2698037-cuanto-cuesta-alquilar-caja-seguridad

  8. Es que el que hace una colección solo de denarios de Geta merece que se le llame «colección tontolhaba» jajajaja, si os fijáis el éxito de las subastas temáticas es que son colecciones «temáticas» pero muy variadas, no de un solo emperador o un solo valor.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Yo entiendo el ejemplo de la colección de Geta como una colección con una temática concreta que una persona de clase media puede permitirse. Obviamente, una colección de denarios de Geta no tendría demasiado interés numismático, pues sería demasiado concreta.

  9. Arnau Mir de Tost

    Hay algo de lo que dices Adolfo que no acaba de cuadrarme, entiendo que defiendas y que saques como ejemplo coleccionistas que conoces y que sabes como compran/invierten en monedas, tu reflexion es muy buena y racional, lo que me sorprende es como los compradores de estos dos cincuentines no tenian «controladas» estas dos piezas cuando salieron a subasta en Cayon(y que quedaron sin pujas, ni vender el dia de la subasta) y relativamente poco tiempo despues paguen el doble del precio. Aqui quien demuestra pericia, dominio del mercado y profesionalidad es Kunker, que intuyó el potencial de las monedas y las adquirió en la repesca.
    Personalmente creo que si son coleccionistas de este tipo de monedas es un gran error no saber aproximadamente su valor, o en su defecto saber si mas o menos estan a un precio razonable o de mercado.
    O el dia de la subasta de Cayon no tenian el dinero disponible, o no creo que sean muy expertos en numisática/buenos inversionistas

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Justamente la entrada argumenta lo contrario a lo que tú dices: es muy raro que en un momento una empresa deje escapar ni más ni menos que dos cincuentines y que no haya coleccionistas interesados en ellos… para que luego otra empresa los saque en menos de un año y se rematen por el doble. ¿Qué pasa? ¿resulta que todos los coleccionistas de cincuentines no se dieron cuenta del interés que podrían despertar esos dos ejemplares? ¿Se confundieron todos? ¿están confundidos los que los compraron ahora?
      Yo no lo sé, pero pasa algo raro. Lo que quiero decir es que hay que saber la causa de ese comportamiento raro para poder sacar conclusiones.

      Quizá simplemente sea que Kunker, una vez que los cincuentines eran suyos, ha conseguido convencer a dos clientes suyos muy potentes para que pujen por ellos por ser buenísimos y rarísimos y demás. O quizá sea cualquier otra causa. No lo sé.

      Saludos,
      Adolfo

  10. «Aqui quien demuestra pericia, dominio del mercado y profesionalidad es Kunker, que intuyó el potencial de las monedas y las adquirió en la repesca.»

    Si y no, las adquirió en la repesca…
    Eso demuestra que a altos precios altas volatilidades.
    Kuenker no deja de hacer una apuesta. Como todos. Y si les hubiera salido mal, hubieran ‘aguantado’ las piezas, pero podian haber perdido dinero tambien.

    Cayón saco 13 cincuentines, suficientes para generar expectación. No creo que lo hiciera mal. En cualquier caso fue un win-win.

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