Las monedas acuñadas en las Provincias Unidas del Río de la Plata

Este artículo lo escribí en 2019, antes de mi último viaje por Argentina. En él pretendo dar un breve repaso a las primeras emisiones numismáticas acuñadas en Argentina, así como contextualizar las mismas desde el punto de vista histórico. Tomo como Argentina las que fueron denominadas Provincias Unidas del Río de la Plata (1810-1831).  Esta división territorial puede ser polémica, pero es la que suelen seguir distintos autores al referirse a las monedas argentinas del primer tercio del siglo XIX.

Se suele tomar como el comienzo de las Provincias Unidas del Río de la Plata la archiconocida Revolución de Mayo de 1810. Esta revolución fue uno de los primeros acontecimientos que llevaron a Hispanoamérica a su independencia, si bien no era acto de independencia, sino de insurrección contra el Consejo de Regencia. Los sublevados no reconocían a Bonaparte pero se mostraban súbditos de Fernando VII. Sea como fuere, esta revolución supuso una independencia de facto y hoy se mitifica como el inicio del Estado Argentino.

En esos momentos no había ninguna casa de moneda en lo que hoy es Argentina. Por eso habría que esperar hasta que el Ejército del Norte se abalanzara sobre Potosí para tener el control de la producción de plata proveniente de Cerro Rico y de la Casa de la Moneda. La primera ocasión en la que este ejército ocupó la ciudad fue de noviembre de 1810 a agosto de 1811, pero entonces no acuñó moneda con simbología propia. Hubo que esperar hasta una segunda ocupación, de mayo a noviembre de 1813, a cargo del general Belgrano, para que comenzase una acuñación propia.

Lo primero que el general Belgrano mandó acuñar fue una medalla que conmemoraba su victoria en la batalla de Tucumán. Posteriormente, ordenó la forja de monedas siguiendo la metrología española.  Así, en 1813 se acuñaron las primeras monedas a nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en una serie que continuó tras la segunda ocupación de la ciudad en 1815. Su diseño era muy original para la época: un sol radiante en el anverso y símbolos de unión (las manos) y libertad (el gorro frigio) en el reverso. Estas acuñaciones incluían monedas en oro y en plata. La importancia de la Casa de la Moneda era tal que cuando en 1813 se retiró el Ejército del Norte de Potosí, el General Belgrano ordenó que se volase su ceca. Por fortuna, un oficial llamado Anglana biocoteó esa acción. Fortuna que recayó también en el propio Ejército del Norte, pues volvieron a ocupar Potosí de abril a julio de 1815 -esta vez a cargo del general José Rondeau- y continuaron con la acuñación de moneda propia. Hablamos de ello con más detalle en esta entrada.

Las monedas en oro acuñadas fueron escasísimas. Dentro de ellas, las más abundantes fueron las monedas de 8 escudos, que suponen las primeras onzas a nombre de un país independiente en América. De la emisión de onzas de 1813 se conocen 12 ejemplares (Figura 2), todos provenientes del mismo par de cuños. Los demás oros incluyen ejemplares de 1 escudo y 2 escudos, pero son todavía más raros. Pueden considerarse casi piezas únicas. Muy pocos coleccionistas pueden hacerse con algunos de estos oros. Son monedas que tardan muchos años en aparecer en subastas internacionales y cuando lo hacen son muy demandadas.

En cuanto a las emisiones de plata, las más abundantes con diferencia fueron las monedas de 8 reales (8-R en el reverso, Figura 3), que después pasaron a denominarse 8 soles (8-S, Figura 4). Aunque en menor cantidad, también se acuñaron ejemplares del resto de módulos: medio real (Figura 5), un real, dos reales y cuatro reales.

Hoy en día, un ejemplar corriente de los 8 reales de 1813 puede costar alrededor de 1.300 euros, mientras que uno de 1815 rondará los 500 euros. Este precio puede multiplicarse por 10 si se buscan ejemplares en alta calidad. En cuanto al resto de módulos, son más baratos ya que son menos atractivos para muchos coleccionistas. No obstante, su precio seguro que pasa de 500 euros y la dificultad para encontrarlos puede ser elevada ya que son piezas muy raras.

En este punto debemos detenernos para hablar de la que probablemente sea la moneda que más interrogantes abre de toda la historia numismática argentina: el cuartillo de Rondeau (Figura 6). Se trata de una moneda de un cuarto de real con un reverso semejante al de los cuartillos virreinales, pero con un reverso que representa, de manera bastante tosca, el sol que ya se había imprimido en las primeras monedas argentinas acuñadas en Potosí. Se conocen poco más de 20 ejemplares, la mayoría encontrados en Córdoba y con un desgaste que muestra que esas monedas circularon. Pero poco se sabe de su origen.

cuartillo de Rondeau
Figura 6

Los estudiosos de la numismática argentina consideraron que el cuartillo de Rondeau fue, seguramente, acuñado por el Ejército del Norte bajo el mando del general Rondeau o al poco de que éste dejase el cargo. Creyeron posible que se acuñase durante la tercera ocupación de Potosí o después de su retirada del Alto Perú. En este segundo caso algunos autores apuntan que es posible que se acuñase en Salta en 1815, ya que el ejército en su retirada se llevó útiles para la acuñación de moneda. Pero se hace complicado pensar que en tan poco tiempo pudieran estar acuñando moneda en Salta. Otra posibilidad es que se acuñase en la efímera ceca que se abrió en Córdoba entre 1815 y 1817 con esos útiles retirados de Potosí, aunque nada se menciona en la documentación de la época. Una hipótesis más reciente es que este cuartillo se acuñase en La Rioja a finales de 1821, con plata proveniente de las minas de Famatina, y que circulase tanto por La Rioja como por Córdoba. Mucho me temo que nunca podremos estar plenamente seguros de en qué contexto se acuñó este cuartillo.

Las primeras acuñaciones en el territorio que hoy es Argentina estaban condicionadas por varios factores:

  • La improvisación y el caos numismático propio de una situación bélica.
  • La voluntad política de algunas provincias por acuñar su propia moneda como símbolo de soberanía e independencia.
  • La retirada del Alto Perú del Ejército del Norte en 1815 y la posterior configuración de Bolivia como estado independiente tras la Batalla de Ayacucho en 1824. Esto supuso un enorme problema para las Provincias Unidas del Río de la Plata, ya que de pronto se le cortaba el control de la plata de Cerro Rico y de la ceca de Potosí. Como consecuencia, la escasez de numerario sería un problema que arrastraría Argentina durante todo el siglo XIX.
  • La gran cantidad de moneda foránea que circulaba por Argentina. Esta moneda foránea era fundamentalmente boliviana, la cual era ampliamente aceptada y tuvo un gran impacto en la producción numismática local. Como ejemplo se puede ver el billete del Banco de Santa Fe que se muestra en la Figura 7. En él se indica explícitamente que se pagará al portador un peso de plata boliviana.
  • La mala localización geográfica y el atraso económico de las provincias cercanas a Chile, incapaces de generar productos suficientemente competitivos como para ser exportados. Fueron unas provincias que tuvieron que importar sin poder exportar, de manera que se empobrecieron y sufrieron especialmente la falta de circulante. Por ese motivo en estas provincias surgieron un mayor número de cecas.
billete Banco de Santa Fe
Figura 7

La primera ceca en lo que hoy es Argentina se inauguró en Córdoba a mediados de 1815. Allí se instalaron algunos útiles para la acuñación de moneda provenientes de Potosí hasta que fue clausurada en agosto de 1817. No obstante, la producción de moneda en Córdoba durante estos dos años debió ser realmente pequeña. A nuestros días solo nos ha llegado una prueba de acuñación en una aleación de plomo, estaño y zinc (Figura 8). Solo existe un ejemplar que perteneció a Héctor Carlos Janson, quien lo donó al Museo del Banco de Córdoba, donde se conserva en la actualidad.

Prueba de la casa de la moneda de Córdoba 1815
Figura 8

Otra ceca efímera se instaló en Tucumán entre 1820 y 1821, una vez que esta provincia se separó de Salta. Al igual que ocurrió en otros lugares de Hispanoamérica, como Caracas (Venezuela) o León (Nicaragua), la ceca de Tucumán se dedicó a imitar los dos reales macuquinos de Potosí. Tanto las imitaban que marcaban una fecha correspondiente al siglo XVIII, a pesar de haber sido acuñadas bien entrado el siglo XIX. Generalmente se encuentran con fecha 752 (1752, como en la Figura 9), si bien hay ejemplares que muestras otras fechas como 758. A pesar de ello, las monedas de Tucumán incluyeron una marca de ceca que consistía en las letras TN dentro de un pequeño óvalo.

2 reales Tucumán
Figura 9

Distinguir las monedas de Tucumán de las monedas originales de Potosí (Figura 10) es bastante sencillo. Basta con fijarse en la marca de ceca en el noveno cuadrante o en el estilo del diseño. Otra distinción clara es que la moneda de Tucumán tiene poco más de 500 milésimas de fino, frente a las 916 milésimas de las originales de Potosí. Vemos, por tanto, que era un buen negocio para la ciudad imitar monedas potosinas. En cierta forma, se podría decir que eran “falsificaciones oficiales” de la moneda potosina para poder paliar la economía de una ciudad por entonces paupérrima. Pero su labranza era muy defectuosa y fácil de imitar, por lo que no tardaron en aparecer plateros que “falsificaban las falsificaciones”, haciendo cospeles de menor aleación de plata o directamente monedas de cobre con un baño de plata. Es, por tanto, fácil de entender que estas monedas de Tucumán no fueron aceptadas por el público y pronto dejaron de labrarse.

2 reales Potosí 1752
Figura 10

El coleccionista interesado debe saber que es bastante complicado encontrar monedas de Tucumán, aunque con un poco de paciencia se podrán encontrar en subastas internacionales. Un ejemplar en MBC puede rondar los 1.000 dólares. Subir de esa calidad es realmente complicado.

De manera semejante a lo que ocurrió en Tucumán, el gobernador Pedro Molina abrió una ceca provisional en Mendoza en noviembre de 1822. Esta ceca contaba con una tecnología muy pobre para la época  y, de nuevo, fue ampliamente falsificada. Allí se acuñaron unos rarísimos 2 reales que imitaban a las monedas de Potosí. Se pueden encontrar con fechas de 1822, 1823 y 1818 (este último acuñado en 1823). También se acuñaron 4 reales con fecha de 1823. Poco duró esa ceca, que solo dio alegrías a los falsarios que imitaron las monedas que allí se producían. Hoy en día son monedas rarísimas por las que bien se pueden pagar 3.000 euros aunque su estado de conservación sea muy bajo.

Se conoce también una prueba en cobre hecha en Mendoza en 1823 por el grabador de cuños Miranda, un operario que había trabajado antes en la ceca de Potosí. El único ejemplar que se conoce (Figura 12) se conserva en la Academia Nacional de la Historia de Argentina. Esta prueba, claramente inspirada por los famosos décimos de Buenos Aires (Figura 13, más adelante se hará un breve apunte sobre ellos), nunca llegó a fabricarse a gran escala pues la ceca de Mendoza cerró en noviembre de ese mismo año.

Otra ceca, mucho más estable, fue la que se abrió en marzo de 1824 en La Rioja. Esta casa de moneda contó con maquinaria de más alta tecnología (se cree que, tras llevar los útiles de Potosí a Córdoba, estos acabaron en La Rioja tras la clausura de la ceca de Córdoba) y operarios formados en Potosí. Desde el primer año, esta ceca acuñó monedas de plata y de oro, siendo la primera vez que se forjaba oro en lo que hoy es Argentina. Estos minerales provenían de las minas de Famatina, lo que proporcionaba cierta estabilidad para cubrir las necesidades de unas emisiones continuadas. Además, la ceca pronto contó con capital privado, lo que contribuyó a la estabilidad de su funcionamiento.

Esta estabilidad se vio muy comprometida por motivos políticos, ya que a finales de la década de 1820 Argentina se veía envuelta en una guerra civil entre unionistas y federalistas. Tras una derrota militar en junio de 1829, los federalistas que gobernaban La Rioja evacuaron la ciudad junto con su población y su ganado. También clausuraron la casa de la moneda y enterraron sus útiles para que no fueran usados por los unionistas tras la ocupación de la ciudad. No obstante, estos últimos se las arreglaron para encontrar estos útiles y poner en marcha la maquinaria con el fin de acuñar monedas de 8 reales y de 8 escudos en 1830. Al volver a ocupar la ciudad los federalistas en enero de 1831 las acuñaciones continuaron.

En el periodo en el que se centra este artículo, la ceca de La Rioja acuñó monedas de manera continua desde 1824 a 1831. Se utilizó como marca de ceca las letras “RA” y como marca de ensayador la “P”, propia de Manuel Piñeyro. La primera emisión de La Rioja se dio en los últimos días de marzo de 1824, acuñando monedas de 1 real. Posteriormente se acuñaron otros módulos en plata y en oro. Estas monedas imitaban en sus diseños las monedas que se habían acuñado en Potosí durante las ocupaciones de 1813 y 1815.

Más concretamente, las monedas de la Rioja en estos siete años tuvieron los siguientes módulos en plata: 1 real (Figura 14, años 1824 y 1825); 2 soles (Figura 15, años 1824 a 1826); 4 soles (Figura 16, años 1828); y 8 reales (Figura 17, años 1826 a 1829, 1830 y 1831). Además de otros dos módulos en oro: 2 escudos (Figura 18, años 1824 a 1826); y 8 escudos (Figura 19, años 1826 y 1828 a 1831).

Estas monedas distan de ser corrientes, pero aparecen de cuando en cuando en subastas internacionales. A pesar de su rareza no son monedas muy caras. El coleccionista que las busque puede hacerse con los módulos de plata menos de 500 euros, multiplicando por cuatro ese precio si se busca una calidad alta (la exquisitez será muy complicada en series tan raras y acuñadas para su circulación). Los 2 escudos bien pueden costar 3.000 euros en una buena calidad. Las onzas, como cabía esperar, no son piezas baratas. Su precio suele estar en el rango de los 10.000 a 20.000 euros. Para cada uno de estos módulos existen multitud de variantes de cuño que han sido detalladamente clasificadas y estudiadas. Yo recomendaría a los coleccionistas que quieran coleccionarlas que lo hagan con cuidado porque es fácil perderse.

Además de todas las monedas citadas, varias de las provincias que por entonces conformaban la Unión imprimieron resellos a las monedas circulantes. Con estos resellos se pretendía favorecerla circulación de las monedas, al hacer más sencillo detectar las falsas. No obstante, siguió sin ser una medida suficiente. También se revalorizaron algunas de las monedas que por entonces circulaban. Así, podemos encontrar distintas resellos imprimidos en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Salta, Tucumán y La Rioja (Figura 20). Son todos ellos muy raros y difíciles de encontrar en el mercado.

2 reales resello La Rioja
Figura 20

Finalmente hay que mencionar que se ha dejado fuera de este artículo los encargos que hizo la ciudad de Buenos Aires a Inglaterra para la acuñación de décimos de cobre. Las primeras monedas que llegaron fueron los famosos décimos de Buenos Aires, que se desembarcaron en la ciudad rioplatense en marzo de 1823. Aunque en un primer momento estaban pensadas para su circulación por Buenos Aires, lo cierto es que acabaron circulando por las distintas Provincias Unidas y así podemos ver su influencia en Mendoza poco tiempo después. La historia de estas piezas acuñadas en Soho es realmente interesante, así que las dejaremos para un artículo futuro.

4 comentarios en “Las monedas acuñadas en las Provincias Unidas del Río de la Plata”

  1. Excelente Adolfo! Por fortuna los 8 reales 1813 se encuentran en el mercado, pero como todo en en este periodo y más siendo una pieza tipo “escudo” los precios suben cada día más. Como mencionas las acuñaciones de la ceca de La Rioja fue importante en cantidad pero en mi opinión también en calidad, además de algunos hermosos diseños.

  2. En realidad , las únicas cecas que cuentan como las primeras en instalarse en este país son la de la Rioja habida cuenta de tener el famoso cerro Famatina de donde extraían plata y algo de oro y la ceca de Córdoba que a partir de 1841 empieza a producir en forma continua y que se abastecía localmente también. Las acuñaciones de Salta , Tucumán, Mendoza, etc.. jamás fueron reales casas de moneda en tanto trataron de paliar falsificaciones y de intentar combatir el descalabro económico que dejo las luchas independentistas, por otra parte , el total desentendimiento del gobierno central de Buenos Aires obligo a que hasta el gobernador de Salta Guemes falsificara moneda macuquina para pagar a sus huestes y éstos las hicieron circular entre los pequeños comerciantes y agricultores locales los cuales a su vez se vieron muy perjudicados a la hora de pagar a los grandes comerciantes y al propio gobierno ya que no se las aceptaban, y tal como se ve se falsificaba moneda macuquina de reales, que era la que más circulaba en esas primeras dos décadas de independencia. El diseño de la moneda de 1813 fue implementado por la asamblea del año 1813 (congreso formado en Buenos Aires en enero de ese año para promulgar nuevas leyes y en aras de realizar una constitución ) organizada por el grupo logista liderado por Alvear y San Martín, llegados poco tiempo atrás de España , y que tomaron el poder por medio de un golpe de estado, ellos fueron también, quienes introdujeron ciertas reformas radicales y dieron un nuevo giro e impulso a la independencia. A partir de 1830, la moneda boliviana, se convierte en la de mayor circulación del territorio argentino habida cuenta de las luchas internas que no permitían una buena organización del país y que se prolongarían hasta los años 70s del siglo XIX y por el fluido intercambio comercial del Noroeste del país con Bolivia.y además guardaban reminiscencia con los antiguos reales hispanos con los cuales estaban acostumbrados a comerciar los habitantes comunes , Recién hacia 1880 se produce la total supresión de los gobiernos de las provincias al poder central capitalino, y la unificación monetaria del país .

  3. Siendo un total desconocedor de la moneda acuñada en América tras la independencia deEspaña, decir que me ha resultado muy interesante el artículo y me ha sorprendido la erudición de los comentarios.

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