Introducción
Estoy seguro de que a muchos de vosotros os ha pasado cuando enseñáis vuestra colección a amigos o familiares: en cuanto ven unas 5 pesetas de Alfonso XII, un real de a 8, o un 8 escudos, se quedan asombrados de lo grandes que son esas monedas. Luego viene la típica conversación para explicar que son monedas cuyo valor era el valor intrínseco de su metal, algo que nada tiene que ver con las monedas fiduciarias que utilizamos hoy en día. También suele aparecer la pregunta de si eran las monedas más grandes y, si no lo eran, cuáles han sido las monedas más grandes de la historia. En este artículo, de carácter totalmente divulgativo, daré respuesta a esa pregunta explorando cuáles han sido las monedas más grandes jamás forjadas.
8 reales y 8 escudos
Bien se puede afirmar que los 8 reales eran las monedas de plata más grandes que circulaban normalmente entre los siglos XVII y XIX. Muchos otros países emitieron sus monedas de un tamaño semejante. Son las que hoy los coleccionistas llaman “monedas de tipo duro” o “monedas de tipo corona”, dependiendo si queremos tomar como base el real de a 8 español o la corona inglesa. Sea como fuere, durante estos siglos muchos países emitieron monedas de plata que pesaban en torno a los 27-28 gramos, contenían alrededor de 24-25 gramos de plata pura y tenían un diámetro de entre 35 y 40 milímetros. No eran monedas totalmente equivalentes, pero se parecían en tamaño y cantidad de metal. Valga como ejemplo la bonita corona de Jorge III de Inglaterra que se muestra en la Figura 1; ésta fue acuñada en Londres en 1818 con un peso de 28.33 gramos y un diámetro de 38 milímetros.
En cuanto al oro, de nuevo las monedas más grandes que circulaban en época colonial eran del tamaño aproximado de los 8 escudos. Con una excepción: las raras monedas de 20.000 reis que acuñó Portugal en la ceca de Minas en la década de 1720; un ejemplo lo vemos en la Figura 2. Estas impresionantes monedas equivalían a dos monedas de 8 escudos y pesaban 54 gramos. Si bien fueron acuñadas para circular, y de hecho circularon, no eran monedas muy comunes debido al pequeño espacio de tiempo en el que se labraron.
Oro y plata en la Edad Antigua
En épocas anteriores al colonialismo (digamos la Edad Media y la Edad Antigua) no se acuñaron apenas monedas de este tamaño para su circulación. La razón es, simplemente, que no había tanta plata circulante; y mucho menos tanto oro. No obstante, en la Edad Antigua se dan emisiones localizadas que bien pueden rivalizar en cantidad de oro con los 8 escudos coloniales. Tal es el caso de los octodracmas alejandrinos (la Figura 3 muestra uno con el rostro de Arsione II), unas enormes y bellísimas piezas emitidas en el Egipto Ptolemaico y destinadas a realizar pagos internacionales. En cuanto a emisiones grandes de plata, no hace falta salir de Alejandría para ver unos rarísimos pentacaidecadracmas; el que se muestra en la Figura 4 pesa 52.56 gramos. Otras monedas de plata grandes, más comunes dentro de su rareza, fueron acuñadas en Siracusa. En esa ceca nos encontramos decadracmas como el que se muestra en la Figura 5, cuyo peso es de 42.70 gramos. También se emitieron dodecadracmas; un ejemplo se muestra en la Figura 6, con un peso de 39.22 gramos.




Estas grandes monedas de plata circularon en época antigua pero no eran comunes. Si bien sus emisiones más amplias que las de otras monedas puramente conmemorativas, no eran monedas que se viesen con normalidad en los puertos del Mediterráneo. Eran el orgullo de una ciudad que se esmeraba en su diseño y su buena acuñación. Ni qué decir tiene que hoy en día son ejemplares muy codiciados por los coleccionistas.
Monedas conmemorativas y de ostentación
Además de las monedas mencionadas se podría hablar de las monedas conmemorativas. Estas son piezas hechas en pequeñísimas cantidades y muchas veces con el propósito de ser usadas como objeto de ostentación. De hecho, había veces que tras su acuñación estas monedas eran utilizadas como obsequios para altos mandatarios. En algunos casos hoy en día son ejemplares únicos que se conservan en museos públicos.
En la Edad Antigua se hicieron algunas de estas monedas conmemorativas de gran módulo. Entre las más grandes se encuentran las 20 estáteras del rey Eucrátides I (Figura 7). Esta 20 estáteras acuñada por el rey de Bactria (actual Afganistán) pesa 169.2 gramos, convirtiéndola así en la moneda de oro más grande de la Edad Antigua. Otro ejemplar de oro famoso fue acuñado 500 años más tarde por Valentiniano I (Figura 8); con un peso de 104 gramos se trata de la moneda de oro más grande acuñada en el Imperio Romano. En cuanto a la plata, el récord en la Edad Antigua también se lo lleva el reino de Bactria con el doble decadracma que se muestra en la Figura 9 (85 gramos).
A partir de la Edad Media muchos reinos han tenido sus propias tradiciones en lo que a emitir moneda de ostentación se refiere. Los reinos peninsulares han sido ricos en ese tipo de emisiones. En Castilla se forjó la conocidísima Gran Dobla de Pedro I, la cual inicia una tradición que prosigue en la dinastía de los Trastámara con las 10 doblas de Juan II; los 50, 20 y 5 enriques de Enrique IV; y los 50 y 20 excelentes de los Reyes Católicos. Ya en el siglo XVI, en Portugal se emitieron ejemplares de 10 cruzados, los cuales fueron imitados en el norte de Europa durante toda la Edad Moderna en los llamados “portugalöser”. Pero sin duda se llevan la palma los archiconocidos cincuentines, monedas de plata de 50 reales (un ejemplo en la Figura 10, de 168.81 gramos), y los centenes, monedas de oro de 100 escudos (un ejemplo en la Figura 11, de 339.35 gramos), acuñados en Segovia en la época de los Austrias. Durante la Edad Moderna, los cincuentines y los centenes eran las monedas más grandes en plata y en oro respectivamente.
Estas emisiones de monedas conmemorativas llega hasta nuestros días. Técnicamente hablando, a estas piezas conmemorativas se las considera monedas porque tienen valor facial, si bien siguen siendo utilizadas para su ostentación. Curiosamente las más grandes jamás fabricadas son de oro y están en manos públicas. Aquí hay que citar unas monedas de 100 kilos de oro puro acuñadas en Canadá con un valor facial de 1.000.000 dólares canadienses. Se acuñaron cinco ejemplares, de los cuales uno fue robado del Museo Bode y posteriormente fundido. Estas son las monedas más grandes jamás acuñadas y su fabricación supone un hito técnico importante. Pero no son las monedas más grandes, pues existe un único ejemplar fabricado por la ceca de Perth de una tonelada de oro (Figura 13), con un valor facial de 1.000.000 dólares australianos. Este ejemplar ostenta el récord de la moneda más grande del mundo. Un récord que, como veremos, puede ser discutido.
Monedas de cobre
Ya hemos visto las monedas más grandes en oro y plata. Pero también se han fabricado monedas de cobre y otros metales a lo largo de los siglos. El cobre siempre ha sido mucho más abundante que el oro y la plata, lo que hace más probable que haya emisiones de cobre de mayor tamaño. Tal fue el caso en la Edad Antigua, donde nos encontramos los conocidos aes grave, emitidos por Roma en el siglo III A.C. Se tratan de monedas de cobre fundido cuyo valor se muestra con la imagen que incluye la moneda. Los más grandes conocidos tenían el valor de un as y representan a Juno. Valga como ejemplo la pieza que se muestra en la Figura 14, que pesa 314.58 gramos.
Saltando 2000 años de acuñaciones en cobre razonablemente pequeñas (el cobre no se entendía como un metal adecuado para refugiar valor, como sí lo eran el oro o la plata, por lo que tenía poco sentido hacer monedas grandes de este metal) llegamos al siglo XVII, cuando Suecia emite sus “monedas plancha”. Se tratan de unas enormes monedas de cobre en forma de plancha rectangular. La primera emisión se realizó en 1643, generando monedas de 10 daler (los “daler” o “riksdaler” era la unidad monetaria en Suecia desde 1604, equivalente a un thaler alemán) que pesaban 44 libras de cobre, lo que viene a ser unos 20 kilos. Hay quienes consideran a éstas las monedas más grandes de la historia. De estos 10 daler tan solo se conocen dos ejemplares que están en manos públicas.
A partir de 1649 se estipuló que las emisiones de planchas de cobre se realizarían con valor de medio daler (Figura 15), un daler, dos dalers, cuatro dalers y ocho dalers (Figura 16). Hubo varias emisiones de ellas hasta 1768. Son monedas que pesan entre 250 gramos y 15 kilos de cobre (durante este tiempo el precio del cobre fue variando). Tienen varios sellos estampados que garantizan su autenticidad, como se puede apreciar en las figuras 15 y 16. Las denominaciones más bajas son razonablemente comunes y pueden ser compradas por unos cuantos cientos o unos pocos miles de euros; no así las monedas de ocho talers, que suponen una rareza numismática e histórica que atrae muchísima atención las pocas veces que sale un ejemplar a subasta.
Para entender estas emisiones hay que saber que en el siglo XVII Suecia era responsable de la extracción de dos tercios del cobre mundial. Estas enormes monedas no fueron más que un intento por parte de Suecia de controlar el precio del cobre a su favor. No lo consiguieron y al final había en Suecia un sistema monetario en cobre y otro en plata, cuya relación variaba con el tiempo. Ni qué decir tiene que manejar estas monedas era de todo menos práctico, lo cual también ocasionaba problemas a buena parte de la ciudadanía. Ante esta situación no es de extrañar que Suecia fuese el primer país europeo en emitir billetes allá por 1661. Unos billetes que generaron más problemas de los que pretendían paliar.
Piedras Rai
Pero todas estas monedas se quedan pequeñas si se comparan con las piedras rai (Figura 17), unas extrañas piedras calizas que se utilizan tradicionalmente como dinero en la isla de Yap, en la Micronesia. Son piedras redondas con un agujero en el medio que los habitantes de la isla valoran mucho e intercambian por otros bienes. Cuanto más grande es la piedra, más valor tiene. Su tamaño puede variar mucho: el ejemplar más pequeño conocido tiene un diámetro de 3.5 centímetros, mientras que el más grande tiene un diámetro de 3.6 metros. Este último ejemplar pesa 4 toneladas. Por eso, hay quienes consideran a esta piedra rai la moneda más grande de la historia.
Para entender por qué estos nativos valoran tanto las piedras rai hay que saber que en la isla de Yap no hay piedras calizas de manera natural. Las que existen las trajeron sus habitantes en tiempos pretéritos desde Guam y Palaos. Se tiene, por tanto, que en Yap hay un número finito de estas piedras y que este número no puede aumentar sin que todos los habitantes sean conscientes de ello (habría que organizar una gran expedición para traer más piedras). Estas piedras también son un bien apreciado. Así que las piedras rai tienen todos los ingredientes para ser una forma ideal de dinero para estos nativos. Otra cosa es que nosotros denominemos a estas piedras “monedas” o “protomonedas”.
Volviendo a la pregunta con la que comencé este artículo, queda claro que no hay un consenso sobre cuál es la moneda más grande de la historia. Tendríamos como candidatas los 10 daler de Suecia (20 kilos), la moneda de 1.000.000 dólares de Australia (1 tonelada) o la más grande de las piedras rai (4 toneladas). Todo depende de qué se considere una moneda. Ante esta tesitura yo prefiero otorgar el privilegio a los habitantes de la isla de Yap. Algún nativo tuvo que transportar una piedra de cuatro toneladas varios cientos de kilómetros por el océano Pacífico sin más tecnología que la barca tradicional que tuviera. Solo por eso ya merece ser el hombre más rico de la isla de Yap y ostentar el récord de haber creado la moneda más grande de la historia.
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Interesantísimo artículo que, como es de agradecer, mezcla numismática con historia. Gracias a ti aprendemos algo nuevo cada día.
Gracias, muy buen articulo.
Me alegro de que os guste. Este artículo lo escribí hace por lo menos dos años, pensando en publicarlo en una revista en papel. Pero luego nunca se publicó… así que aquí lo he rescatado del congelador de artículos :D
Añadiría las monedas-flor del triangulo del opio, aunque existen de diversos pesos, algunas pasan de los 150 gramos de plata.
Gran artículo! De dónde son las fotos? Parece un bonito museo…
En las que aparezco yo están hechas en el gabinete numismático de Estocolmo. Es un museo muy bueno.
Gracias! Hay alguna entrada reflexionando sobre cómo debería ser un museo numismático o cómo poder disfrutarlo yendo de visita con la familia?
No.
Sobre museos hablaba más hace unos años. Ahora ya no mucho porque no son entradas que gusten al público en general.
Pero estaría bien escribir una sobre cómo ir a un museo con la familia y que no se aburran.
Saludos,
Adolfo
Excelente articulo de investigacion, con mucha historia y muy buenas fotos.
Varias de estas monedas, sobre todo las ptolomaicas y bactrianas no las conocia.
Al verlas no puedo dejar de preguntarme como demonios pueden haber llegado a nuestros dias monedas en tan buen estado de conservacion despues de dos mil años dando vueltas por el mundo, me resulta casi increible.
Saludos
Esas monedas ptolemaicas casi seguro que se enterraron en el fondo del mar durante la mayor parte de esos 2000 años.
Gracias, Adolfo.
Tan increíbles como algunas de esas monedas que nos muestras es el caudal de tus conocimientos.
Cordiales saludos
Muchas gracias por la entrada. Muy interesante y creo que es de agradecer la perspectiva global: no todo el mundo de la numismática es Europa y las colonias americanas y me parece muy interesante que abras nuevas ventanas.
Por añadir al debate, también se puede mencionar el Decadrachma de Porus (https://forwardtopast.wordpress.com/2017/01/30/game-of-successors-part-2-storming-palace/), supuestamente encargado por Alejandro para conmemorar su victoria sobre el rei hindú Porus. Aunque he leído que existe cierta controversia sobre la autenticidad de las copias que han llegado hasta nuestros días.
Un abrazo
Muy interesante… y es un tema que siempre sale, realmente. En mi colección de monedas y solo por gusto de tener una, me hice con una moneda de una micronación ubicada en territorio Australiano (por lo que tengo entendido ya esta desaparecida a día de hoy) llamada Hutt River. Esta micronación acuñó su moneda y se trata de monedas de gran tamaño (38.95mm) las cuales ya me parecian de las más grandes jamas vistas…. no me imagino tener varias de diversas toneladas.
Me parece que el tema de las micronaciones es muy interesante, espero con ganas leer tu punto de vista de estas monedas.
Saludos
Iván SV
No sé a qué te refieres con las monedas de «micronaciones». ¿Te refieres al Vaticano y países así?
Son territorios declarados igual que el Vaticano… pero sin el poder económico. Hubo una micronación muy famosa en la costa italiana, que llegó a emitir pasaportes, pero no lo quiso permitir Italia y la eliminó.
Tecnicamente quedan unos pocos territorios sin declarar… y hay gente que los declara como su territorio, otros tan solo declaran la independencia política apelando a algunas determinadas leyes …
La gracia está en que los que llegan mas lejos con este tema como Hutt River, crean su propia moneda, como por ejemplo:
República de Conch
Federación de Damanhur
Seborga
Etc…
Otra cosa es que la comunidad internacional lo reconozca como territorio independiente… hay muchas de esas monedas en la web http://www.jfvcoins.com/Micronaciones
No deja de ser interesante el pensar en tener tu propia moneda… de tu propio pais.
Curioso.
No tenía ni idea de esto. Quizá un día me ponga con ello y salga de aquí una entrada simpática. ¡¡Gracias!!
Gracias por la entrada!
Entre las monedas «gigantes» para ostentar (como los 100k de oro canadienses o la tonelada australiana que enseñas) también entraría la moneda de 100.000.000 de coronas checas hecha en 2019 y que pesa 130 kg de oro 0.999
Aquí hay una noticia al respecto: https://espanol.radio.cz/la-moneda-checa-la-corona-cumple-100-anos-8139634
Mucha razón tienes.