No dejes que te frustre tu ego

Un tema bastante recurrente en mis conversaciones con comerciantes y con coleccionistas experimentados es la cantidad de gente que hemos conocido que deja de coleccionar porque sus recursos no pueden sostener su colección. Un patrón típico es cuando el coleccionista comienza con una serie, agota las monedas que son accesibles para esa serie y luego no es capaz de comprender que las monedas más caras, simplemente, no se las puede permitir.

Por ejemplificarlo en algo más concreto, pensemos que Enrique fuese un padre de familia con un sueldo de 2.000 euros al mes, hipoteca y dos hijos que busca tener un denario de cada emperador (una colección muy típica). Un coleccionista podría normalmente gastarse unos 100 euros al mes en su afición a la numismática. Si sigue mi recomendación de comprar aproximadamente una moneda al mes, tendremos que comprará piezas entre 50 y 200 euros, lo cual es suficiente para tener una excelente representación de los denarios de los emperadores romanos. Al cabo de dos o tres años le quedarán los emperadores más escasos, como puede ser Diadudemiano u Otón. Son algo más caros, pero los conseguirá incluir en su colección haciendo un pequeño esfuerzo; quizá compre una pieza cada tres meses, aproveche algún regalo de cumpleaños o acepte una conservación algo menor. Pasado uno o dos años más, los emperadores que le quedan son los complicados. Le quedará incluir algunos como Pescenio Níger o Pértinax. Son unos denarios que valen dinero y que es totalmente imposible conseguir baratos por 300 euros. O está dispuesto a gastarse 800 euros en una pieza, o no se hará con ninguno en calidad MBC. Simplemente, es imposible.

2 sols siege de Mayence
2 sols, 1793, sitio de Maguncia

Si Enrique fuese coleccionista razonable se daría cuenta de que está llegando a ese punto de que realmente le cuesta conseguir piezas para su colección a los precios que puede pagar. Lo que hará ese coleccionista es buscar la manera de ampliar la serie. Por ejemplo, quizá haya algunos reversos de denarios que le llamen la atención y comience una colección que profundice en esos reversos. O quizá pueda hacerse con un denario de cada familia republicana. O quizá se interese por otros módulos, como pueden ser los antoninianos y los follis. O quizá cambie totalmente de tercio y comience una colección de platas pequeñas de los Austrias. Las posibilidades que le permitirán seguir disfrutando de su afición son muy amplias.

Si Enrique no es razonable llegará al punto en el que no puede permitirse completar la serie, pero seguirá intentándolo. Pujará en subastas una y otra vez por monedas caras y raras a precios muy baratos, intentando hacerse con ellas a precio de auténtico derrumbe. No es casualidad que no se lleve nunca nada. También habla una y otra vez con los comerciantes, preguntándoles si tienen esa o aquella rareza; y cuando la tienen intenta que se la vendan con un 70% de descuento. No es casualidad que no le vendan nunca nada y que esos comerciantes acaben por evitarle. Este querer monedas caras y no aceptar que no se las puede permitir le generará una enorme frustración. Una frustración que proyectará en todos menos en sí mismo. Dirá que ya no hay monedas como las había antes, que los comerciantes son unos usureros que nos quieren sangrar a los coleccionistas, que el mundo es injusto porque él no tiene esas monedas que quiere al precio que quiere tenerlas… La culpa es de todos menos de él.

5 sols siege de Mayence
5 sols, 1793, sitio de Maguncia

Si hay algún psicólogo que lea estas líneas, quizá nos podría indicar por qué se comportan de manera tan irracional unas personas que, para otros aspectos de la vida, son gente totalmente coherente. Sin embargo, se auto-frustran en una actividad que es su afición y debería ser fundamentalmente lúdica. Una afición que, obviamente, acaban por dejar porque se acaba convirtiendo en una fuente de sufrimiento innecesario.

Si tuviese que aventurar una respuesta es que este comportamiento tan irracional se debe a que son presas de su propio ego. Ese mismo ego que a muchos no les permite aceptar que nunca tendrán tanto dinero como Amancio Ortega, nunca van a jugar al golf como Tiger Woods y nunca van a tener una herramienta como Nacho Vidal. Ese mismo ego no les permite reflexionar de manera sensata y entender que esa colección que un día soñaron en forjar, simplemente, no se la pueden permitir. O, dicho de otra manera, que forjar su colección soñada supone hacer unos sacrificios que ellos no quieren asumir.

«El hecho de ser nuestra, de habernos acompañado durante tanto tiempo y de haber aprendido tanto con ella, ya la hace en buena medida única.»

Que conste que no he escrito esta entrada pensando en nadie en particular porque conozco a varios coleccionistas en esta situación. Estoy seguro de que va a escocer a más de uno. Si te está escociendo, querido lector, te recomiendo que reflexiones un poquito sobre si tu ego tiene que ver algo con tu frustración numismática. Si crees que tu ego te puede estar jugando una mala pasada, mi consejo sería que aprendas a utilizar a tu ego en vez de que el ego te utilice a ti. Ese ego te empuja a forjar una colección única y distinta a cualquier otra; te hace creer diferente y, en cierta forma, mejor. ¡Pues aprovéchalo para disfrutar de tu colección y no para frustrarte con ella! Por ejemplo, podrías tener una colección de piezas asequibles acompañadas de un potente estudio de cada una de ellas; o podrías buscar una estética diferente a la hora de presentarlas; o podrías encontrar una temática diferente y muy personal; etc.

5 cent monnaie obsidionale
5 céntimos, sitio de Amberes, 1814
10 cent monnaie obsidionale
10 céntimos, sitio de Amberes, 1814

En relación con esto, hubo un comentario hace tiempo en el blog que comparaba una colección de monedas con unas fotos familiares. Las fotos familiares que tenemos están sacadas de cualquier manera, sin enfocar ni encuadrar correctamente; al igual que las monedas que tenemos casi todos nosotros tienen desgaste o una acuñación imperfecta. Pero nadie cambiaría sus fotos familiares por fotos hechas por un profesional que muestren a otras personas. ¡Pues lo mismo con la colección! El hecho de ser nuestra, de habernos acompañado durante tanto tiempo y de haber aprendido tanto con ella, ya la hace en buena medida única.

Las monedas que ilustran la entrada se ofrecen en la próxima subasta de Tauler & Fau, que acabará el 14 de enero. Se tratan de cuatro monedas obsidionales francesas: 2 sols y 5 sols del sitio de Maguncia de 1793, así como 5 céntimos y 10 céntimos del sitio de Amberes de 1814.

23 comentarios en “No dejes que te frustre tu ego”

  1. Adolfo, si tenemos en cuenta que el acto en si de coleccionar tiene motivaciones irracionales, no es raro que algunos se dejen llevar por sus sentimientos.

    Digo irracional, porque pensándolo racionalmente, acumular elementos que no sirven para la supervivencia, las monedas no se comen, no dan calor, no sirven como herramienta, ni como arma; no tiene sentido desde un punto de vista biólogico.

    Pero como bien decías, estaría bien que un psicólogo nos diera su punto de vista.

  2. No he conocido ningún coleccionista con esa frustración, y tampoco lo acabo de entender. Se supone que hablamos de colecciones cerradas, que ya no están vivas pues no se emiten monedas nuevas, luego el coleccionista ya sabía de antemano que no se podría permitir según qué momedas y conservaciones. No creo que nadie empiece una colección del Centenario pensando que puede adquirir una hispania de 5 pesetas del 69, por ejemplo.

    Eso sí, frustrados con el coleccionismo de euros he conocido bastantes, es una colección viva, todos los años salen cantidad de novedades, algunas con tiradas minúsculas…. para el completista debe ser abrumador.

    Yo en mis inicios era coleccionista completista, pero hace tiempo que rompí las cadenas.

  3. Buenas Adolfo. Muy buena la entrada, en mi humilde opinión ponerse reglas estrictas y objetivos poco realistas convierte el placer de la numismática en una fuente de estrés como bien comentas. Uno tiene que coleccionar lo que le guste y disfrutar de lo que tiene en vez de sufrir lo que no tiene, que a veces se olvida por el subidón que produce la adquisición de nuevas piezas. Y no solo coleccionar monedas, coleccionar y compartir conocimientos sobre ellas , que al fin y al cabo esa es la razón de ser de la numismática

  4. Yo soy coleccionista y la verdad tengo muy claro lo que me puedo permitir y lo que no por lo que me conformo y compro lo que mi bolsillo me permite y la verdad no hay más.El qué acaba frustado es porque no tiene los pies en el suelo.
    Es lo que hay.

  5. bueno….
    esto de coleccionar es como la vida mas bien un fin en si mismo mas que una meta y disfrutar de la colección que vas consiguiendo segun tus posibilidades……. si de repente fuese como Amancio Ortega y de golpe adquiriese toda la colección que me apetece sin reparar en gastos…. no se lo que opinará la gente pero le quita la gracia… XD

  6. Adolfo Ruiz Calleja

    Esta entrada está dando pie a bastantes comentarios, tanto aquí como en Facebook. Es normal, porque es de esas entradas «que remueven». Comento un poquito al respecto:

    @Aritz, estoy de acuerdo en que el coleccionismo es intrínsecamente irracional. Eso puede explicar en buena parte el comportamiento irracional de muchos coleccionistas, que encuentran en esta afición una actividad lúdica y «de juego». Lo malo es cuando se convierte en una actividad competitiva, casi competitiva contra ellos mismos, puesto que acaba convirtiéndose en una fuente de frustración.

    @Lanzarote, es raro que no hayas conocido a nadie en esta situación porque tú conoces a mucha gente. Si bien vía on-line este tipo de comportamientos no es tan evidente como cuando conoces a alguien cara a cara. Si hablas con comerciantes ellos te citarán varios ejemplos seguro. Hay muchos.
    Un caso típico es el de los denarios (no se pueden hacer con los emperadores más difíciles), otro el de las monedas de El Centenario (andan buscando el duro del 1871*73 o la peseta del 1884 por 40 euros), otro el de quienes buscan billetes en parejas/tríos (eso se torna complicadísimo en cuanto completan lo de Franco y el Rey) etc.

    @dracmasydenarios, el problema es que los objetivos pueden ser realistas durante un tiempo. Volviendo al ejemplo de los denarios, es razonable hacerse con un denario bonito por cada emperador… hasta que se llega a los complicados. En ese caso el coleccionista tiene que recalibrar sus objetivos y asumir que quizá esa colección que pensaba que podía forjar no la va a poder completar.

    @DRINFEAL, curiosa tu entrada. Coleccionar no solo es completar una serie. También puede ser «hacerse con alguna moneda representativa de este periodo o de esta ceca», de manera que no se caiga en la situación que comentas.

    @José Gimeno, estoy de acuerdo contigo. Ese «tener los pies en el suelo» es muy importante para disfrutar de la numismática y de tantas otras cosas en la vida.

    @Alfonso, lo de coleccionar tiene que tener un punto de dificultad. Quizá Amancio Ortega en vez de coleccionar monedas esté coleccionando cuadros de Modigliani, de manera que vuelve a encontrar la dificultad. Es lo bueno del coleccionismo, que puede ser difícil para todos los bolsillos.

    Saludos,
    Adolfo

  7. Joroba, me has reflejado en Enrique.

    Empecé con los denarios de cada emperador, hasta que la cosa se fue complicando. Luego estaba cual depredador al acecho, esperando una oportunidad, cualquiera de los «más caros» a un precio más asumible, tal vez 100 o 200 € más barato. Cuando la cosa se complicó en demasía, me pase a coleccionar denarios republicanos, si perder de vista mi primera colección y, cuando surgiera, intentar alcanzar un nuevo emperador a un precio asequible.
    Como pasa con todo, al completar las gens, ya pasamos a las más caras que, incluso, pueden ser más caras que los emperadores que me faltan. ¿Qué he hecho?, pues ampliar de nuevo mis miras, sin dejar las dos colecciones romanas de lado; ahora también le pego a los dinares hispano-árabes y omeyas. ¿Qué será lo siguiente? el tiempo y mis mejoras salariales lo dirán.
    Me has reflejado, como digo.
    Feliz año 2020.

  8. Excelente entrada!
    Una variante que se da mucho hoy en día, incluso más que la típica de los buscadores de rarezas, es la de los coleccionistas que se obsesionan con comprar sólo EBC o superior, lo que implica despreciar el 95% de la oferta numismática y, en el caso monedas mínimamente curiosas –no hablo de rarezas–, tener que asumir grandes sobreprecios. Como quiera que estos coleccionistas poco razonables se empecinan en conseguir las monedas a precio moderado pero sólo en EBC o superior, fracasan sistemáticamente a la hora de hacerse con nuevas piezas. Yo conozco a más de uno que lleva más de dos años sin comprar nada, protestando de que no hay monedas y tal. Simplemente es que él no se las puede/quiere permitir. No hay más.

  9. «José Gimeno 15 horas hace Responder
    Yo soy coleccionista y la verdad tengo muy claro lo que me puedo permitir y lo que no por lo que me conformo y compro lo que mi bolsillo me permite y la verdad no hay más.El qué acaba frustado es porque no tiene los pies en el suelo.
    Es lo que hay.»

    Comparto por completo esta opinión la cual hago mía también, se que hay monedas que no podre tener y otras que me costara un poco mas de tiempo y ahorro hacerme con ellas , pero eso lo tengo mas que asumido y mientras no llegan esas piezas me deleito con las que tengo mirándolas y repasándolas de forma relajada e imaginando la época que les toco vivir y cumplir con el cometido para el cual fueron creadas.

  10. La mejor manera de no estancarse es coleccionar toda clase de monedas, aunque uno luego prefiera ciertos temas o tenga en mente piezas concretas. Incluso coquetear ocasionalmente con medallística y paramonedas. Ser muy limitado en los intereses te vuelve miope, buena vista a corta distancia y mala visión de conjunto. Es bonito coleccionar de todo y ver cómo se repiten temáticas como el gorro frigio, o ver cómo hay monedas ‘influencer’ que imitan en otras latitudes. Creo que el objetivo de la mayoría de coleccionistas no es ser un top sino aprender de lo que uno atesora. El problema es que fácilmente uno estira más el brazo que la manga porque ve piezas y reconoce que valen la pena. Conviene marcarse unos límites antes de ver o escuchar oferta alguna. E invertir en libros para ir cubriendo más espacios y épocas.

  11. Saludos, en mi opinión coleccionar es disfrutar, el resto es masoquismo.
    De cualquier forma si mis posibilidades económicas son muy elevadas y compro lo que quiero, entonces dónde está la gracia de coleccionar?

  12. Adolfo Ruiz Calleja

    @Gerardo, me alegra mucho que te hayas sentido retratado y me alegra más todavía que hayas «despertado» a tiempo. Lo que haces es lo que recomiendo hacer: si una serie se está agotando, comenzar con la siguiente.

    @Luis, efectivamente con el tema de la calidad también se da bastante. Hay quienes coleccionan «solo en calidad EBC o mejor», lo cual puede estar bien para las monedas sencillas de algunas series, pero se pone muy cuesta arriba en cuanto vamos a series en las que el EBC es imposible o vamos a monedas un poquito más complicadas. Al final, como dices, se pasan 2 años sin comprar nada y lo normal es que acaben abandonando la afición.

    @Blas de Lezo, también habrá otras monedas que serán simplemente inasumibles. No las tendrás nunca y te tendrás que contentar con verlas en los libros. Nos pasa a todos y está muy bien.

    @Joan, esa dispersión de la que hablas tiene otro peligro: hay quienes tienen colecciones de miles de monedas pero no saben de ellas más que que son redondas. Al final es una tensión entre ser generalista o ser más especializado. Esto podría dar para una entrada interesante también.

    @Jesús, una colección no se hace solo con dinero. Hay colecciones que suponen un esfuerzo notable independientemente del dinero que se tenga. Hay monedas que sale un ejemplar a venta pública cada década… resulta complicadísimo introducirlos en la colección aunque se cuente con una pila de millones en el banco.

    Saludos,
    Adolfo

    1. A propósito de la reflexión sobre lo generalista y lo especializado, mi solución es sencilla: si pasan dos meses sin que pueda adquirir una pieza nueva para mi colección, compro alguna otra baratita y «pintona» fuera de época y voy construyendo un «prólogo» para la colección principal. Son piezas que sirven para poner en contexto el resto de la colección y -lo reconozco- me sirven de metadona para quitarme el mono comprador.

      Supongo que quien coleccione moneda antigua podrá hacer lo mismo a modo de epílogo, en vez de de prólogo.

  13. Verdaderamente el tesón, y la paciencia, son importantes para forjar ciertas colecciones… es decir, si soy un coleccionista de denarios, y me gasto de 100 a 200 euros al mes por conseguir una pieza, si verdaderamente soy consciente del nivel económico que exigen las monedas «más difíciles» para mi colección, sabré que no me quedará otra que ahorrar y esperar una buena oportunidad para hacerme con una de ellas.
    En ese largo proceso, el problema, es que uno, debe de estar acostumbrado a tener su caramelito al acabar el mes, y cuando ya no puede permitírselo con la rutina de antaño, corre el riesgo de empezar a desconectarse con el mundo numismático…

    Así que, un coleccionista que está dispuesto a gastarse 100 euros al mes, puede perfectamente ahorrar… y en 2 años, tener un capital de 2400 euros… dinero suficiente como para costearse una buena pieza en su colección completista. Claro, que para ello, ha de mentalizarse y no decaer en el empeño… debe saber que es mucho dinero el que se va a gastar «de golpe», pero a su vez, debe saber que es un dinero que de la forma habitual en la que compraba, también se lo hubiera gastado a lo largo de esos dos años… pero claro, siempre puede salir una eventualidad en la que necesitemos dinero para paliar algún que otro gasto… por lo que, yo recomendaría, tal vez, ser consecuente y firme con ese dinero ahorrado, y que fuera exclusivamente destinado a forjar nuestra colección… exceptuando causas mayores…

    Tiene que ser un dinero, como digo, dedicado exclusivamente a nuestra colección, de no ser así, desestimaría desde el primer momento, en este cometido.

    Pensemos que no es tan descabellado actuar de esta manera… para un coleccionista de este tipo, en el que va acercándose al «completismo» de su colección, no le debería resultar excesivamente difícil llegar a esta meta.

    Ahora bien, ¿qué hacer durante esos meses de larga espera?

    Una buena opción, es seguir aprendiendo, con todo aquel conocimiento que podamos conseguir y para ello, es bueno y necesario seguir estando en contacto con el mundo numismático…

    Otra opción, no excluyente, es empezar a crear tentáculos en nuestra colección y reforzarla con otro tipo de monedas que nos refresquen los ánimos y nos saquen de la rutina. Estas monedas, pueden encadenar nuestra colección de muchas maneras… tendremos que saber darla ese toque único que todos tenemos.

    Así, puede que se dilate mucho más la espera en conseguir esas piezas exclusivas que tanto ansiamos, pues el presupuesto se va repartiendo… pero puede que merezca la pena, y a parte, evita que nos desconectemos de la numismática, a parte de que podemos estar engendrando otra colección adyacente, con su propio sentido y personalidad propia, sin darnos cuenta de ello.

    Existe un último remedio; puede que al trabajar una colección durante mucho tiempo, el coleccionista quiera dar un giro completo a su forma de entender la numismática, y venda las piezas. Todo ese tiempo de esfuerzo, tal vez, lo haya aprovechado, si verdaderamente no lo ha invertido sólo en dinero «gastado» y se ha dedicado en conocer sus propias monedas, en aprender…

    El coleccionista, puede ahora tener un mejor dominio en la comprensión de cómo funciona la oferta y la demanda numismática…qué convenciones son las que más le llaman la atención, qué museos le atraen mád, qué blogs le enriquecen (como éste, peloterías a parte;) , qué colegas le animan y le abren conocimiento… qué aspectos históricos ha logrado asimilar, y qué nuevo tipo de coleccionismo puede emplear, con el dinero conseguido en la venta de una colección que ha forjado durante largo tiempo, pero en la qué tal vez, haya perdido ya todo su interés, o que buenamente, pudiera ser el trampolín para hacerse con otro tipo de coleccionismo que antes no se lo podía permitir o no se atrevía.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Muy buen comentario, también en la línea de lo que comentaba @Fremen un poco más arriba.

      Nada que añadir, solo darte las gracias por este comentario. También resaltar que el que un coleccionista se pase 2 años sin hacer una compra me parece absurdo. Esto no es una competición para ver quién aguanta estoicamente más tiempo para luego hacerse con una moneda impresionante; esto es un disfrute, una afición que debe tener un componente lúdico importante.

      Saludos,
      Adolfo

  14. Esa frustración se está viendo con los que coleccionan 2 euros conmemorativos. Al principio se podía pensar en tener todas, pero la gran cantidad de monedas emitidas y el negocio de algunos países que acuñan cantidades ridículas hace que sea casi imposible. Creo que esa frustración se produce sobre todo en coleccionistas completistas, pues se marcan el objetivo de «tener todas», y al no conseguirlo se frustran sus expectativas. Al principio de coleccionar yo era completista (como la mayoría), pero pronto me di cuenta que no era posible y amplié el campo de colección, seguramente en exceso (casi cualquier cosa redonda y brillante). Ese es el reverso oscuro del completismo, el acumulador de monedas sin criterio. Un saludo

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Yo creo que los coleccionistas de monedas de 2 euros son un poco como los coleccionistas de cromos: les gustan las novedades, estar pendiente de las monedas que van saliendo y cosas así. Todas las semanas tienen una moneda nueva que pueden comprar.

      La frustración puede venir si suben los precios de manera generalizada, como estuvimos comentando aquí: https://blognumismatico.com/2019/10/17/peligro-con-las-monedas-de-2-euros/

      Saludos,
      Adolfo

  15. Hola Adolfo, le he preguntado a mi novia, que es psicóloga, y la explicación que le ha parecido más plausible es la que ya se ha dado por aquí, poca capacidad para marcarse unos objetivos realistas según la capacidad de cada uno. Según ella, esto puede ser el resultado de alguna falta de educación de la infancia: nuestros padres nos consintieron casi todo lo que les pedimos (juguetes cada vez más caros, más horas de jugar a los videojuegos…) o bien no supieron calmarnos una pataleta. En definitiva, el resultado es una falta de capacidad para admitir que ciertas cosas, por mucho que nos gusten, no nos las podemos permitir.

    Si por mi fuera, coleccionaría monedas medievales y denarios en calidad EBC+, pero no puede ser.

    Se me ocurre que además de intentar conocer a fondo la historia que hay detrás de nuestras monedas, otra opción para calmar esta «frustración» podría ser visitar las ciudades donde estas monedas se acuñaron.

  16. Hola Adolfo, leyendo un poco lo que acabas de comentar, creo que el principal problema que tenemos los coleccionistas es que a medida que pasa el tiempo nos aferrarnos cada vez mas a los patrones y dogmas. Que la coleccion tiene que estar completa, pues uno piensa que siempre le falta algo, que tiene que estar limitada a cierto periodo o region, que las piezas tienen que estar perfectas….Esta fabulosa asi!!, con lo que tiene y lo que le falta. En mi caso hago piezas por tipo y por año.. los años faltantes llevan un cartoncito con la fecha y punto,no me molesta que haya alguno que otro cartoncito entre mis piezas. Las colecciones por año las dedico a los niqueles de fines siglo 19/principios del siglo XX, de algunos paises de mi interes que son accessibles para coleccionar de ese modo. La de mi pais la he completado, pero lejos de deshacerme de ella voy mejorando algun que otro estado, pero sin apuro ya que mi atencion en muchos casos se dispersa hacia la otra coleccion de otro pais o la coleccion tematica que tengo, el hecho es nunca enfocarse excesivamente en una serie determinada, eso quizas es lo que te lleva a entrar en esa espiral ascendente de costos, siempre con tiempo, hasta donde te permita el bolsillo, y cada tanto es bueno olvidarse un poco de la coleccion, estudiar sdobre las piezas y su historia, o desconectarse un poco, para luego retomarla con mas ganas. Cada tanto es bueno repasar la coleccion y ver todo lo bueno que hemos conseguido, sin enfocarnos en lo que nos falta.
    No veamos el coleccionismo como una carrera por completar, de a poco tambien se llega
    Saludos y muy buena entrada

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