Este artículo de mi autoría fue inicialmente publicado en la revista Detección & Monedas.
Se considera a los 8 reales como la primera moneda internacional de la historia. Por primera vez hubo una divisa aceptada igualmente en los cinco continentes, proviniendo ésta de la plata americana. Su enorme trascendencia histórica hace que coleccionistas de muchos países tomen a los duros americanos como “propios”, pues están enlazados a la historia de su país. Además, la abundante producción de duros en la América colonial, y su uso durante siglos como forma de preservar valor, hace que se hayan conservado muchos ejemplares hasta nuestras fechas. Esto hace que los 8 reales sean tremendamente comerciales y que haya muchísimos coleccionistas interesados, pues son monedas muy queridas y muchas son razonablemente asequibles.
La ceca de Guatemala quizá no sea tan conocida como las de México, Lima o Potosí. Esto se debe a que es una ceca con menor recorrido histórico y con una producción de moneda más reducida que las principales casas de moneda coloniales. Pero ello no hace a la ceca de Guatemala menos interesante, tanto para historiadores como para coleccionistas. De hecho, son muchos los coleccionistas que buscan añadir monedas guatemaltecas a su colección de 8 reales. En lo restante de este artículo voy a dar un repaso a esos duros de Guatemala buscando siempre la perspectiva del coleccionista.
Una Real Cédula de 1731 ordenaba la apertura de la Casa de la Moneda de Guatemala con el fin de proporcionar circulante y dinamizar el comercio de esta zona centroamericana. En la Real Cédula se indicaba que debería haber un traspase de conocimiento y materiales de la Casa de la Moneda de México a la ciudad de Guatemala (hoy Antigua Guatemala). Así México debería enviar un oficial experto para dotar a la nueva casa de la moneda de un espacio, un ensayador capaz de trabajar la plata y el oro, y unos operarios que pudieran desarrollar todo el proceso de producción de monedas. Este capital humano debería ir acompañado del material necesario: cuños, pesos, dinerales, balanzas, pesas, tijeras, martillos… Digamos que se hizo a México responsable de que la Casa de la Moneda de Guatemala fuese una realidad.
El 27 de febrero de 1733 entraron en la ciudad de Guatemala el personal proveniente de México con el material necesario. José Eustaquio de León estaba a la cabeza de la comitiva, pues estaba llamado a ser el director de la ceca. Tal fue el júbilo en la ciudad que se les recibió con pendones, repiques de campanas y salvas. Estos trabajadores tenían una doble función: hacer funcionar la ceca y formar en el oficio a los guatemaltecos, puesto que la mano de obra local saldría más barata que traer trabajadores especializados de México. Así, el 21 de marzo de ese mismo año, se acuñó a martillo la primera moneda de Guatemala, frente al obispo, el presidente y otras autoridades. A pesar de ello la ceca no se abrió de manera oficial hasta el 13 de julio de 1738, una vez que se acabaron todas las obras.
Desde este mismo año de 1733 se comenzaron a acuñar 8 reales. Se trataban de acuñaciones a martillo, con una maquinaria muy rudimentaria. Las Figuras 1 y 2 muestran ejemplos de estas monedas (subastadas por la casa Áureo & Calicó, como el resto de ejemplares que ilustran este texto. Desde aquí mi agradecimiento a esta casa de subastas) acuñadas bajo el mandato de Felipe V. Quizá estos dos duros no sean atractivos para la vista de un coleccionista novel pero la calidad de los mismos es bastante alta. El ejemplar de la Figura 1 tiene más calidad que la mayoría de los que se suelen encontrar por el mercado, si bien hacerse con una pieza de este nivel puede ser un objetivo asumible para un coleccionista dispuesto a desembolsar unos 500 euros por un ejemplar. Como puntos fuertes de la moneda, vemos que la “G” como marca de ceca y el año son muy claros, así como parte de las leyendas del reverso. El desgaste de la moneda es muy pronunciado, como ocurre en la inmensa mayoría de los ejemplares de este tipo. La parte más floja de esta moneda es que presenta unas oxidaciones limpiadas muy evidentes en el anverso y que la marca del ensayador no se aprecia. Esa marca sabemos que es “J” porque era la marca de José de León y Sosa, el único ensayador de la ceca de Guatemala hasta 1759 y sobrino del director de la ceca. El ejemplar de la Figura 2 tiene más calidad y su precio bien puede rondar los 1.500 euros. Digamos que es la calidad máxima que un coleccionista puede esperar razonablemente de un 8 reales de Guatemala acuñado a martillo. La fecha se ve clarísimamente, así como la marca de ceca. La marca de ensayador se deja ver. Además, los motivos tienen un desgaste relativamente pequeño. El principal punto negativo de esta moneda es la pronunciada grieta que representa. Vemos, por tanto, que un coleccionista no puede pedir demasiada calidad a esta serie de monedas, si bien yo no recomendaría comprar monedas en las que la fecha no haya estado grabada ni piezas agujereadas; esto es algo que ocurre en muchos ejemplares.
Otra ordenanza real de 1751 indicaba que la ceca de Guatemala debía comenzar a acuñar monedas de manera mecánica, utilizando para ello prensas volantes. De nuevo, se hacía responsable a México de proporcionar la maquinaria necesaria a la Casa de la Moneda de Guatemala: las prensas, cuños, punzones, rieles… Estos llegaron a Guatemala en febrero de 1753 pero hasta el 29 de marzo de 1754 no se comenzó a acuñar a volante.
Las Figuras 3, 4, 5, 6 y 7 muestran columnarios acuñados a volante entre el periodo 1754 y 1771. Lo primero que se puede decir es que es evidente que la calidad de las acuñaciones mejoró muchísimo con la nueva tecnología de acuñación. En estos casos los coleccionistas deben aspirar a hacerse con ejemplares con todos los datos visibles y sin haber sido perforados ni colgados. Como referencia de precio se puede dar que un ejemplar en MBC de una fecha corriente puede rondar los 400 euros, mientras que quienes busquen la calidad de los ejemplares que se muestran, deberán estar dispuesto a asumir un coste de más de 2.000 euros.
Dentro de estos reales de a 8 se pueden distinguir diferentes modificaciones en las leyendas, así como variantes que llamarán la atención a quien quiera profundizar en los duros columnarios. Lo más evidente es el cambio de monarca que se hace efectivo en la leyenda de los duros guatemaltecos a partir de 1760. Así, nos encontramos ejemplares de 1760 con leyenda “FERDIND VI” (al igual que la leyenda de la Figura 3) y otros con leyenda “CAROLUS III” (Figura 4). Otra variación muy evidente es el cambio de ensayador: en 1759 se pasa de la “J” a la “P” (correspondiente a Pedro Sánchez de Guzmán), habiendo monedas para ambos ensayadores en dicha fecha.
Por otro lado, hay algunas variantes en esta serie. Quizá la más conocida sea la variante de 1754 con el “5” arábigo (Figura 5). Al parecer, los primeros troqueles para la acuñación a volante presentaban esa variante, cambiándose pronto (no sabemos cuándo, pero es una variante rara por lo que debió ser pronto) por una grafía como las que presentan las fechas de la Figura 3 o la Figura 7. Otra variante conocida es la de 1760 con una separación entre el “7” y el “6” de la fecha (Figura 6). También se suele citar la variante de ensayador pequeño en 1755, siendo ésta una variante mucho más rara y costosa que la de ensayador grande.
Con Carlos III ocurrieron otros dos eventos de importancia que marcaron la producción de reales de a 8 en Guatemala durante las siguientes décadas. El primero es que a partir de 1772 se sustituyó el diseño de estas piezas, abandonando los columnarios y adoptando el diseño de busto que se muestra en la Figura 8. El segundo evento fue mucho más dramático: el 29 de julio de 1773 el terremoto de Santa Marta desoló la ciudad de Guatemala. Tal fue el destroce que los habitantes de Guatemala abandonaron la ciudad en ruinas y la trasladaron a la Nueva Guatemala de la Asunción, conocida entonces como “Nueva Guatemala” (hoy es la capital del país). Como no podía ser de otra manera, también se trasladó la Casa de la Moneda, que volvió a operar en 1776. Sin embargo, hubo un cambio importante en sus acuñaciones que todavía perdura: su marca de ceca pasó a ser “NG”, pues eran las iniciales de la nueva ciudad.
A partir de 1776, y hasta el final del colonialismo español en Guatemala en 1821, hay un continuismo muy claro en los 8 reales de esta ceca. Este continuismo facilita enormemente el estudio de las acuñaciones pero puede resultar aburrido para algunos coleccionistas. Durante estos años nos encontramos con un solo ensayador, pues Manuel Eusebio Sánchez (cuya marca es “M”) trabajó desde 1785 hasta 1821. Por otra parte, se suceden tres reyes: Carlos III hasta 1788, Carlos IV hasta 1808 y Fernando VII hasta 1821. Como suele ocurrir en la moneda colonial, los periodos de transición son interesantes: en 1789 se acuñan monedas con el busto de Carlos III pero indicando “CARLOUS IV” en la leyenda (Figura 10). Esto mismo nos encontramos en los duros de 1790, si bien ese mismo año ya aparecen algunos con el busto de Carlos IV (Figura 11). Más extraña es la transición entre Carlos IV y Fernando VII. A partir de 1808 las monedas llevaban la leyenda de “FERDIN VII” pero el busto de Carlos IV permaneció hasta 1810 (Figura 12). A partir de 1811 el busto pasa a ser el de Fernando VII (Figura 13). Sin embargo, hay unos raros duros de 1808 que llevan el busto de Fernando VII (Figura 14); supongo que fueran acuñaciones posteriores a la fecha que indica la moneda.
Estos duros de Nueva Guatemala se vuelven más asequibles para los coleccionistas. Muchas fechas son relativamente corrientes y se pueden encontrar ejemplares bonitos por menos de 300 euros. Quien busque ejemplares en EBC o superiores, así como las fechas raras, tendrá que desembolsar más de 1.000 euros en muchas ocasiones.
La mayoría de los coleccionistas de 8 reales detiene su colección de duros guatemaltecos a partir de 1821, pues la independencia de las colonias americanas supone una discontinuidad histórica clara. Sin embargo, Nueva Guatemala todavía siguió acuñando monedas de 8 reales a nombre de la República Federal del Centro América una vez que ésta se independizó del Imperio de Iturbide en 1824 y hasta que se adoptó el sistema basado en el peso, en 1841. Un ejemplo de estos bonitos 8 reales se puede ver en la Figura 15.
Se podría decir que con esto se finaliza la colección de 8 reales de Nueva Guatemala. Quien quiera profundizar en ellos puede buscar las diversas variantes de sobrefecha que presentan. También son interesantes los 8 reales resellados. Se pueden encontrar duros de otras cecas resellados en Nueva Guatemala durante el siglo XIX. Un ejemplo es la Figura 16, que presenta un 8 reales mexicano “tipo clíper” resellado en Guatemala en 1839; y otro en la Figura 17, que muestra un 8 reales galano de Potosí con el mismo resello. Igualmente, se pueden encontrar 8 reales de Guatemala resellados en el extranjero, que dan buena muestra de lo mucho que circularon estas monedas. La Figura 18 muestra un ejemplar de 1737 resellado en Costa Rica, mientras que la Figura 19 muestra un ejemplar de 1818 con un resello muy raro de la empresa inglesa James y Andrew Muir. En cualquier caso, desde aquí advierto a los coleccionistas que entrar en el mundo de los resellos puede estar muy bien para completar una colección y darle un carácter diferente, pero hay que entrar con cuidado porque muchas veces resulta muy difícil distinguir los resellos auténticos de los falsos.
Madre mía Adolfo,
Que pedazo de entrada. Te sigo hace tiempo y quiero felicitarte por esta entrada que me ha parecido extraordinaria quizá porque mi época preferida sea la de Carlos III y especialmente los 8 reales que los considero unos monedones.
Gran blog se te esta quedando, soy consciente del tiempo que le dedicas a la semana.
Enhorabuena de nuevo!
Hola Antonio.
Me alegro de que te haya gustado la entrada y de que te animes a ser parte de los comentaristas :)
En Facebook está habiendo unos cuantos comentarios interesantes a partir de esta entrada. Queda claro que ha gustado mucho.
Saludos,
Adolfo
De nuevo agradecerte el tiempo y dedicación que supongo deben requerir entradas como esta. Con todos sus detalles históricos, y tratándose de monedas como estas, son el tipo de lecturas que más me gustan.
Muchísimas gracias Adolfo por esta excelente entrada! Un saludo!
Interesantísima entrada. Muchas gracias.
Una ceca relativamente desconocida en España que definitivamente reune, en conjunto, lo que posiblemente sea el numerario más raro de la moneda colonial. Excelente entrada Adolfo.
Me alegro mucho de que te guste :)
Muchas gracias, este post es brillante, sirve muchísimo tanto para aprender como de referencia para el coleccionismo.
Yo tengo una moneda de 8 reales de plata del año 1783 pero antes de la marca de los 8 reales hay una Z mayúscula y una s Minúscula ¿ sabes que es lo que significa?
Sin foto poco puedo decir.
Como puedo mandarte la foto?
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