El nacionalismo al definir el ámbito de una colección

Pronunciar la palabra «nacionalismo» en España es como llamar al diablo. Por eso, y para evitar polémicas, valgan dos aclaraciones previas. En primer lugar, es tan nacionalista es considerarse perteneciente a la nación española como perteneciente a la nación asturiana. Por otra parte, aclaro que en todo momento me refiero al nacionalismo en su aspecto cultural y no en el político; casi como si fuese un sinónimo de «amor a un lugar y la cultura que ahí se ha desarrollado». Dejamos para otro día el viejo truco de que los dirigentes apelan al nacionalismo cuando la cosa está jodida.

Yo creo que uno de los aspectos más cruciales a la hora de definir el ámbito de nuestra colección es nuestro sentimiento nacional. Esto es algo bastante normal porque nuestra colección de monedas es una puerta para conocer la historia al igual que es un reflejo de la historia que conocemos; y todos nos sentimos más atraídos por la historia que consideramos propia. Así, tenemos que la mayoría de los coleccionistas de una ceca concreta nacieron o viven en esa ciudad. Son muy pocos los que se aventuran a profundizar en la numismática de algún territorio que no consideren suyo. Incluso si ese territorio pudiera ser más interesante a la hora de investigar sobre él (e.g. probablemente un coleccionista que profundice en la moneda azerbaiyana realice una contribución más interesante que cualquiera que coleccione series españolas). Incluso si fuese una mejor inversión (e.g. muy probablemente coleccionar moneda estadounidense sea más lucrativo que coleccionar series españolas). Simplemente tenemos más motivación por aquello que consideramos propio.

En mi opinión, la infancia juega un papel crucial en este aspecto. Cuando bajaba a jugar al balón en el barrio, la puerta de una imponente catedral era nuestra portería; media niñez me la he pasado entre los muros de la iglesia donde se casó el Cid; y cuando hacíamos pequeñas excursiones familiares era para ver castillos en ruinas (ahora restaurados) entre cuyos cimientos me lo pasaba en grande imaginándome historia de caballeros medievales que defendían a espadazos el terreno seco que pertenecía a su señor. Son estas experiencias las que forjan una identidad nacional sana que se refleja en muchos ámbitos de la vida, incluyendo el coleccionismo de monedas (por desgracia en algunos casos esa identidad nacional se forja a través de un complejo de inferioridad, pero eso no es tan sano). Yo tengo claro que si no me hubiera criado entre iglesias románicas, catedrales góticas, castillos y murallas hoy no me sentiría tan atraído por la moneda medieval. Digamos que es la moneda de mi paisaje. Que no es ni mejor ni peor que cualquier otro, pero es el mío.

España-Carlos-III-1759-1788.-8-escudos-de-oro-1775-Madrid.España-Imperio-visigodo-en-España-Egica-y-Witiza-694-702-triente-de-oro-gold-.

España-Isabel-II.-100-reales-de-oro.-Sevilla.-1854.-Escasa.

Pero definir el ámbito de la colección no es tan simple como saber por qué territorio uno se siente atraído. Si es el caso de una ceca concreta hay que ver que la ceca sea suficientemente interesante como para dedicarle una colección. Un ejemplo claro es si yo me pusiera a coleccionar moneda palentina: se hicieron tan pocas piezas que aparece una a subasta cada 10 años (y encima cuando compro una me la quita el Estado Español); en cambio sería muy razonable que alguien de Segovia, Toledo, Sevilla, Barcelona, Santiago de Chile, Potosí o Ciudad de México forjase una colección dedicada a la ceca de su ciudad. Serían colecciones muy interesantes y variadas en cuanto a tipos, módulos e incluso periodos históricos.

Luego hay otros casos que no están tan claros. Por ejemplo, si alguien quiere centrar su colección en monedas acuñadas en Málaga, Cádiz o Ceuta. Esas cecas acuñaron monedas en un periodo histórico bastante delimitado. Por eso pueden dar lugar a colecciones interesantes pero el coleccionista debe estar dispuesto a centrarse en series muy concretas y tipos muy semejantes; acabará con una colección de piezas muy semejantes con muchas variantes raras pero quizá no tan queridas por el mercado por ir en contra de los tiempos. Es cuestión del coleccionista decidir si eso es lo que quiere

España. Isabel II. 1 peseta. 1836. Barcelona. PS. 5,81 g. Canto estriado. Plata. Rara. EBC.

1 peseta. Isabel II. España. 1836.

Mucho más complicado se vuelve este problema cuando es el caso de una nación. Primeramente habría que definir el ámbito territorial de esa nación, lo cual es un problema de por sí. Los nacionalismos suelen tender a considerar como territorios de su nación los lugares que abarcaba en su momento de mayor expansión. Esto puede hacer que, en algunos casos, el ámbito de la colección se vuelva inmenso. Un ejemplo sería quien quisiera hacer una colección de moneda española o moneda inglesa incluyendo sus respectivas colonias. Después está la dimensión temporal de la colección. De nuevo, vuelve a ser decisión de cada cual considerar qué ámbito temporal abarca esa nación. Hay veces que este tema es tremendamente sencillo, como puede ser en el caso de algunos países que se independizaron en un momento dado. En otros casos no es tan fácil: ¿cuándo acaba Castilla y cuándo empieza España? ¿tiene sentido incluir moneda andalusí o íbera en una colección de moneda catalana? Me temo que esto lo tendrá que responder cada coleccionista.

Por último, hay quienes consideran que las monedas relacionadas con una nación no son solo aquéllas acuñadas en su territorio, sino también las monedas que circularon por dicho territorio. Estados Unidos es un ejemplo muy claro, pues allí son muchos los coleccionistas atraídos por los reales de a 8 debido a que eran las monedas que circularon legalmente por norteamérica hasta mediados del siglo XIX (incluso sus billetes las representaban). Otro caso lo he visto con un coleccionista de Vizcaya, interesado en coleccionar “moneda vasca” entendiéndola como la moneda que circuló por el País Vasco a lo largo de los siglos. En el caso de mi colega vasco no es tan sencillo definir el ámbito de su colección. De hecho, parte de la gracia es saber qué monedas fueron las que circularon por el País Vasco. Para eso hay que estudiar artículos como éste.

España - Carlos IV - Doblón de 8 Escudos 1792 Popayán

España - Carlos IV - Doblón de 8 Escudos 1792 Popayán

Con todo, espero haberos hecho reflexionar un poquillo sobre el ámbito de vuestra colección, tanto si ésta está regida por motivos nacionalistas como si no. Creo que saber qué tipo de monedas se coleccionan y qué otros tipos se dejan fuera es una de las decisiones más importantes y personales que se deben tomar como coleccionista. Es una decisión basada en criterios puramente individuales y subjetivos (al igual que la concepción romántica del nacionalismo). Y es una decisión que debe estar siempre abierta a ser modificada. Sin embargo, en la mayoría de los casos son los catálogos, los comerciantes o el ejemplo de otros coleccionistas quienes empujan al coleccionista a definir un ámbito determinado sin haberse parado a reflexionar por qué. Por ejemplo, a mí me parece muy raro que la mayoría de los coleccionistas de “moneda española” consideren dentro del ámbito de su colección las monedas peninsulares, americanas, italianas y centroeuropeas del siglo XVI, mientras que son poquísimos quienes entienden que las monedas portuguesas de la Dinastía Filipina son parte de una colección de moneda española.

Las monedas que ilustran la entrada forman parte de la actual Subasta de Monedas Exclusivas de Catawiki (cierra el 12 de marzo).  Concretamente, se tratan de una onza madrileña de 1775; un tremis de Egica y Witiza acuñado en Córdoba; un 100 reales de Sevilla de 1854;  una peseta de 1836, acuñada en Barcelona en tiempos de Isabel II; y 8 escudos de Popayán de 1792.

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17 comentarios en “El nacionalismo al definir el ámbito de una colección”

  1. No puedo estar más de acuerdo con tu frase (argumento que he sacado en multitud de debates): «Los nacionalismos suelen tender a considerar como territorios de su nación los lugares que abarcaba en su momento de mayor expansión», esto ha provocado precisamente la mayoría de guerras en el planeta, incluidas las dos grandes guerras del s.XX.

    Pero no quiero entrar en polémica, y simplemente decir que el nacionalismo, como las religiones, para entenderlas como algo positivo, deben abarcar el ámbito puramente personal y no colectivo, aunque parezca una incongruencia lo que estoy diciendo, pues ambas cosas son elementos puramente sociales, tiene sentido, una sociedad laica y no nacionalista es una sociedad menos conflictiva, más justa y solidaria. Cada cual que en su casa que sienta lo que quiera, pero el ámbito público que se rija por otras normas, que Europa deje de pensar en los pueblos y piense más en las personas, y así nos iría mucho mejor.

    Y qué mejor que llevar el nacionalismo a un ámbito puramente personal como es el coleccionismo, que no invade el derecho de ningún vecino ni genera ningún tipo de conflicto.

    Yo soy de los que prima precisamente en su colección lo que entiendo por «propio», mi ámbito geográfico, que es la península ibérica, con todos sus reinos y áreas de influencia, por supuesto primando la moneda castellana, pues soy castellano, y la ceca de Sevilla que es mi ciudad. Por suerte la ceca andaluza es de las más ricas, variadas y qué más perduraron en el tiempo, desde la época romana hasta Isabel II, siendo de las más prolíficas en tiempos de los visigodos, en el periodo andalusí, durante la edad media cristiana, y qué decir de la época de los Austrias, puerto de entrada en Europa de la plata americana, bajando la intensidad con los Borbones, con lo que tengo mucho donde poder elegir.

    Por otro lado es tontería pensar que son monedas que tienen que ver con mis antepasados, pues ni siquiera mis padres son de Sevilla, así que a saber los que vivieron en la época de Felipe II…. Que por cierto, yo sí tengo monedas de la «dinastía filipina», los tostaos son piezas muy atractivas, como la mayoría de moneda portuguesa (que no es de busto…).

    Con lo que tú siendo de Palencia y yo de Sevilla, estábamos predestinaos, Edad Media, en tu caso, en el mío Edad Moderna.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Y lo que es gracioso es que la ceca mejor representada en mi colección es precisamente Sevilla :p

      … pero mi favorita es Toledo…

      1. Es coherente con lo que sueles recomendar, pues primas la calidad a la rareza.

        Si fueras de modernas, yo te recomendaría entre las castellanas Madrid, a mí cada vez me gusta más, sus macuquinas son estéticamente las más bonitas, aunque también muy escasas, y las acuñadas a rodillo por Felipe V son muy atractivas. Pero vamos, no te veo saliendo del medievo, una vez caído en ese pozo no se sale :)

        (yo me sigo resistiendo, y eso que estoy enganchao a la enciclopedia de Manuel Mozo, que por cierto recomiendo a todo el mundo!!)

        1. Adolfo Ruiz Calleja

          Si fuese de modernas y quisiera centrarme en una sola ceca, con toda seguridad sería Segovia.

          Pero estoy de acuerdo en que un coleccionista de moneda moderna por tipos y a quien le guste la calidad hará muy bien en hacerse con bastantes ejemplares de Madrid. Además de ser preciosos son, por lo general, menos comerciales que Segovia, Sevilla o que las cecas americanas, por lo que se pueden encontrar mejores precios.

    2. «Pero no quiero entrar en polémica, y simplemente decir que el nacionalismo, como las religiones, para entenderlas como algo positivo, deben abarcar el ámbito puramente personal y no colectivo, aunque parezca una incongruencia lo que estoy diciendo, pues ambas cosas son elementos puramente sociales, tiene sentido, una sociedad laica y no nacionalista es una sociedad menos conflictiva, más justa y solidaria. Cada cual que en su casa que sienta lo que quiera, pero el ámbito público que se rija por otras normas, que Europa deje de pensar en los pueblos y piense más en las personas, y así nos iría mucho mejor.»

      Bravo Lanzarote, se puede decir más alto, pero no más claro.

      Por cierto aquí uno que rompe la regla del estar predestinado. Soy de un pueblo a 25 km de Mérida… pero digamos que lo clásico no es lo mío.

      Saludos!

        1. jajajajaj, como hilas Adolfo.

          Sí que hago monarquía española, pero de verdad que nunca lo había relacionado con la tierra de conquistadores (no sé si mi subconsciente lo ha hecho, que puede ser). Lo mío es influencia directa de un familiar que es un auténtico flipado de la historia de esa época, y crecí con ella.

          Pero a raiz del artículo he estado buscando información sobre la acuñaciones de mi tierra. Conocía hasta ahora los 3 o 4 años que se hicieron cobres en Trujillo, y las romanas de Emerita Augusta… pero me he quedado muy sorprendido con las cosas que he encontrado que no sabía… acuñaciones visigodas emeritenses, la taifa de Badajoz… Si resulta que hay hasta una ceca Íbera en el pueblo de mi padre! Este post me va a salir bien caro a largo plazo :(

  2. Alfredo Chàvez Macìas

    Bueno: Espero ser preciso en mis comentarios. Habiendo nacido en la ciudad de Mèxico, en este paìs, que algùna vez fue la Nueva España, tengo el gusto de ponerme a coleccionar lo que quiera y pueda comprar con el modesto poder adquisitivo de un profesionista de la clase media.
    Viviendo tan cerca de USA y tan lejos de Dios. Con un colectivo cada vez màs grande de comerciantes y trabajadores orientales, que han encontrado en las costas occidentales de Amèrica sitios propicios para educar a sus hijos y/o vivir de manera desahogada.
    Mi competencia se ha incrementado de manera casi exponencial. Los gringos desde hace mucho barrieron con grandes cantidades de monedas coloniales, decimonònicas y de la època conocida como «Revoluciòn». Los Chinos y Coreanos, se llevan casi todas las piezas que aparecen con «resellos orientales» ya que muchos de ellos las consideran como Chinas Coreanas, Filipinas o Japonesas.
    El expolio tiene en Mèxico un caldo de cultivo fabuloso. El presupuesto que otorga nuestro gobierno a los encargados de controlarlo es irrisorio, casi inexistente, ademàs, la corrupciòn que heredamos y mantenemos acrecentada haciendo que nuestro paìs ocupe los primeros lugares de acuerdo con la OCDE y otras instancias semejantes.

  3. Un momento que me arremango.

    Yo como soy isleño me vine a este mundo con la frontera puesta, solo que cuando la cruzo, mis vecinos son boquerones, pulpos, berberechos y estrellas de mar.

    Colecciono pues la moneda de mi sitio, pero si fuera por nacionalismo solo coleccionaría aquella que representa el momento álgido en el que mi nación pintó algo en el mundo y en consecuencia rechazaría aquella que pone de manifiesto sus momentos de flaqueza. Y en cambio no es así, tengo una magnifica representación de algunos de los periodos de mayor decadencia y soy plenamente consciente de ello y bien contento.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      No sé si estoy de acuerdo en eso. De hecho, los momentos más interesantes desde el punto de vista histórico y numismático son justamente los momentos de flaqueza. Por ejemplo las guerras civiles o las invasiones extranjeras.

    2. Algo de eso dije en el hilo del completismo. Sin embargo el interés de la decadencia raramente está en una sola ceca, sino contextualmente en series más o menos coetáneas que manifiestan ese mal momento, siguiendo el ejemplo, solo pocas piezas locales de la Guerra Civil tienen interés por ellas mismas, la mayoría son papeletas de rifa, pero eso no quita su valor numismático o histórico. Otros ejemplos, la Guerra dels Segadors o la moneda del periodo napoleónico de Fernando VII. Pero cuando vas a la decadencia particular, por ejemplo la Navarra a partir del final de los Austrias, empalmar no es fácil.

      En cambio, más allá del coleccionismo contemporáneo y generalizando, un castellano de lugar o de sentimiento, se tirará más a los Austrias, y sus dependencias (no solo colonias, porque Flandes p. ej. no lo era), mientras que los que somos del mediterráneo (de Alicante para arriba y que no podemos llamarnos nada que nos identifique mínimamente si no queremos granizo), tiramos al medievo.

      Mi comentario no hacía referencia tanto a tu planteamiento, como al de los que infieren que el nacionalismo lleva incorporado un atributo supremacista intrínseco. Y claro yo que soy de tierra de comerciantes, pescadores y payeses más que de emperadores y me cuesta mucho verme identificado en esa idea.

  4. Yo siempre he pensado que el mundo es un lugar muy grande y lleno de muchas y preciosas monedas. Así pues con ese pensamiento nunca me ha dado por centrarme en la moneda castellana ( soy de un pueblo de Toledo ). Pero aun así si conozco a gente que solo hace la moneda de Castilla y España.
    Tantísimo respeto tengo al que se centra en pedacitos de la grandisima historia de España, como al que pasa de puntillas, como al que la moneda de nuestros abuelos le da alergia.
    Sin embargo tengo una grandísima admiración por la moneda colonial británica y por la locura alemana y sus 50.000 cecas.

  5. Mi colección no sé si está motivada por algún nacionalismo, pero sí tiene que ver con mi país. Como he comentado en alguna entrada hace mucho tiempo en el blog, soy un argentino que colecciona moneda británica (sin incluir colonias). Lo hago como un gesto personal de paz hacia el Reino Unido. Veo mucho odio entre la gente de mi país, y bueno, mi colección me da una forma de cortar con eso.

  6. Un ejemplo de que lo que dice el artículo es cierto. La tendencia predominante en catálogos es, respecto a España, todo lo que sea península y momentos de esplendor colonial en América, etc. Es la visión canónica, podríamos decir, que transmite por ejemplo el Museo de la Moneda en Madrid. En cambio, las monedas medievales de Sicilia como pirrales, las polémicas monedas de los almogávares, los florines de Perpignan… aparecen casi exclusivamente en catálogos y tratados desde el punto de vista de la corona catalanoaragonesa. De hecho, a nivel español se puede ver una especie de ying y yang en función de si la óptica es más castellanófila o más catalanófila. No pretendo polemizar es una sensación que uno tiene cuando compara el enfoque de autors como Crusafont con el de otros que son más mesetarios. Un placer leer estos artículos.

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