Los márgenes de compra-venta

Hoy voy a tocar un tema muy delicado: los márgenes de compra-venta. Es delicado porque existe siempre una tensión: el que vende siempre cree que su margen es pequeño o muy ajustado, mientras que el que compra muchas veces lo considera abusivo si es consciente de él. Es curioso que esto pase a una enorme proporción de los compradores de monedas mientras que esa misma gente paga un café, llena la cesta de la compra o se compra un iPhone (este último caso especialmente flagrante en cuanto a márgenes de beneficio) sin quejarse lo más mínimo del margen de beneficio que tiene el vendedor ni de las cuestiones éticas al respecto.

En el caso de las casas de subastas el tema es muy transparente. Cada casa de subastas maneja unos márgenes ligeramente diferentes pero lo normal viene a ser cobrar un 18% al comprador y un 20% al vendedor. Así que tienen un margen bruto de un 38%. Quitando los impuestos ya queda claro lo que se lleva la casa de subastas de cada venta. Y ya está. En este caso parece que nadie se queja. Lo mismo se puede decir del 21,5% que se lleva Catawiki por vender monedas en sus subastas.

En el caso de los comerciantes autónomos el asunto es muy diferente pues cada moneda que venden tiene un margen de beneficio distinto. Esto es importante de tener en cuenta: habrá monedas en las que su precio de venta quintuplique su precio de compra mientras que otras serán muy ajustadas y apenas ganarán nada con ellas (dejamos aparte los casos en los que se equivoquen en la compra y pierdan dinero). Digo esto porque hay gente que se cree que para calcular su precio de venta simplemente aplican un porcentaje al precio al que adquirieron la moneda. Nada de eso.

La regla general es que un profesional va a vender una moneda a su precio de mercado y la comprará lo más barata que pueda. Por lo tanto es el precio de compra de la moneda el que define su margen de beneficio y no tanto el precio de venta, pues este segundo lo marca el mercado. Por supuesto que estoy hablando de comerciantes serios que se lo trabajan para encontrar monedas, no de los que simplemente compran una moneda en una subasta y luego pretenden venderla por el triple.

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Se abre entonces la pregunta de qué depende el precio de compra de un comerciante. Yo diría que fundamentalmente de dos aspectos: del precio máximo que esté dispuesto a aceptar y de su trabajo como comerciante. La parte del trabajo como comerciante es bastante evidente. Un comerciante que vaya a convenciones nacionales e internacionales, que tenga muchísimos contactos, que conozca muy bien las series que trabaja, que se estudie cada subasta que sale, que busque particulares a quienes comprar colecciones o comerciantes a quienes comprar lotes grandes… en definitiva, que trabaje, tendrá muchísimas más posibilidades de encontrar monedas a buen precio. El que simplemente espera a recibir los catálogos de las subastas nacionales y puja por las monedas más comerciales mucho me temo que tendrán que conformarse con márgenes de beneficio muy pequeños. Hay comerciantes así, lo que no entiendo es cómo sobreviven en un mundo donde los clientes están cada vez más informados.

El precio máximo que estén dispuestos a aceptar por una moneda depende fundamentalmente de la moneda en sí. El aspecto más importante es la liquidez de la pieza. Es de sentido común que un comerciante aceptará tener márgenes más reducidos por monedas que sean sencillas de vender que por monedas que van dirigidas a un público muy específico -y probablemente muy especializado- o cuya conservación sea muy regular y por tanto cueste venderlas. También parece bastante obvio que el beneficio porcentual que aceptarán será, en principio, menor cuando las monedas sean de mayor precio.

Pongamos dos ejemplos. Un 8 reales columnario en EBC es una moneda tremendamente comercial y fácil de vender. Probablemente un comerciante acepte hacerse con ella buscando un beneficio de un 30%. Sin embargo, un dinero medieval la mar de raro pero en calidad BC y doblado es una pieza por la que solo se interesarán quienes tengan una colección muy especializada. En ese caso el comerciante solo la querrá si puede sacar un 500% de beneficio o más. Pero hay casos peores: hay monedas que simplemente no las quiere ningún comerciante a prácticamente ningún precio. Este tipo de cosas las tenemos que tener en cuenta a la hora de comprar las monedas si consideramos una potencial venta posterior. El que se haga con monedas comerciales y bonitas podrá venderlas en un futuro a un precio superior que quien se haga con monedas rarísimas en conservaciones bajas.

Ahora bien, lo que no debería importarnos tanto es el margen de compra del comerciante a la hora de vendernos la moneda. Yo he visto a comerciantes usar su margen de beneficio como excusa para justificar que la moneda está cara. En el plan de: “yo no te la puedo bajar de 250 euros, porque a mí me costo 220. Me dejas sin margen.” (más de una vez me ha dicho un comerciante algo semejante). Lo primero aquí es que no me voy a creer que la moneda le haya costado 220; lo más probable es que simplemente lo usen como argumento para evitar entrar en un regateo demasiado agresivo. Pero aún en el caso de que eso fuese cierto (hubo un caso que por la manera de decírmelo y por quién me lo dijo, apostaría a que es cierto) la verdad es que a mí me da lo mismo al precio al que ese señor ha pagado la moneda. Si la ha pagado muy cara es problema suyo, no mío.

Al revés también ocurre. Hay veces que nos podemos enterar del precio al que el comerciante ha pagado la moneda y descubrimos con asombro que el margen es mayor del que esperábamos. Nos enteramos porque resulta que vemos el ejemplar en una subasta que pasó hace unos meses o porque anda una moneda rondando y nos la ofrecen en pase tres personas distintas y cada una con un precio diferente (es muy divertido cuando ocurre esto). Para ser coherente con todo lo dicho anteriormente habría que comprar la moneda si nos interesa y si su precio es un precio razonable de mercado, independientemente del margen que tenga el vendedor. Pero claro, siempre queda el sesgo de pensar “si este comerciante la ha comprado a 100 yo no voy a pagársela a 200, sino que intentaré encontrar otro ejemplar a 100”. Sinceramente, nunca me he encontrado en la tesitura de querer una moneda y conocer el precio de compra de quien me la esté ofreciendo. Así que no sé cómo reaccionaría en ese caso. Pero lo que sí sé es que al comerciante en cuestión no le haría ningún comentario ni ninguna pregunta al respecto. Eso se consideraría una insolencia y no haría más que deteriorar nuestra relación.

Un apunte final es que en la entrada he hablado todo el rato de “precio de mercado” como si una moneda tuviera un precio de mercado fijo, establecido y conocido. Obviamente esto no es así, pues siempre hablamos de un rango de precios razonables. Pero considerar un precio de mercado como algo concreto simplifica enormemente la redacción de la entrada.

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Las imágenes que ilustran la entrada dos monedas que están ahora mismo en venta en Catawiki: una onza de Carlos III y un duro de ese mismo monarca. Son dos piezas muy comerciales dentro de una selección bastante cuidada de moneda española que tienen ahora mismo en venta. Las subastas de Catawiki quizá no despierten todavía tantos comentarios como las subastas tradicionales pero los coleccionistas harían bien en seguirlas, pues hay veces que se subastas colecciones muy interesantes. Un ejemplo es la colección de moneda portuguesa que su subastó la semana pasada y que comentaron en el blog Numismática Visual. Otro buen ejemplo es la colección de El Centenario de la Peseta que tienen ahora mismo en venta. Como he comentado varias veces, si nos ponemos a sumar en Catawiki aparece una cantidad de monedas que ya quisieran muchas casas de subastas tradicionales.

18 comentarios en “Los márgenes de compra-venta”

  1. Interesante entrada, Adolfo.
    Creo que a veces el «precio del mercado» no se correspode al precio que uno mismo consisera como «precio de mercado», valga la reundancia.
    A veces, este precio de mercado, viene determinado por los catálogos y subastas que se efectúan durante una o varias temporadas, con los matices que cada vendedor quiera establecer por su cuenta.
    A mi me encanta coleccionar monedas de busto de Felipe IV. Para una buena catalogación de estas monedas, se suele utilizar el «Sanahuja», para mi, el mejor catálogo sobre este tipo de cobres. Ciertamente, uno se puede guiar por los precios que en este tratado vienen, de manera tal, que se considere cuáles son aquellas monedas más o menos raras, dependiendo de qué tipo de leyendas, cecas y demás variantes existan. A mayor precio, normalmente la moneda es más rara, o más demandada, o más difícil de encontrar…pero ésto no quiere decir que nos tomemos el precio del catálogo como determinante. Es más, se aleja bastante de la realidad. Una moneda en MBC que pueda llegarte a costar sobre catálogo 100 euros, en la realidad, con suerte y buscando bien, puedes conseguirla, por incluso 30 euros. Verdadermente, muchos comerciantes también ponen los precios de sus monedas, exclusivamente con este tipo de catalogaciones y también es lógico pensar, que alguna de las monedas que se reflejan en estos estudios, valen lo que se publica y más. Pero, normalmente, ésto no se ajusta a la realidad, más que para saber si son más o menos raras las monedas a conseguir, como he dicho con anterioridad.
    Ahora bien, también pasa lo contrario, monedas que vienen en catálogos con un precio ajustado, que se ve incrementado en las ventas reales, con precios casi siempre uniformes entre los vendedores. Tal pueda ser el caso de algunos cobres isabelinos, como los 10 céntimos de real, que casi doblan el precio marcado por ciertos catálogos en el mercado actual.

    En fin, la conclusión es que cuanto más se esté informado uno, con las ventas de un tipo determinado de monedas, más o menos se estará dispuesto a pagar por ellas y mejor se posicionará el comprador en el mercado. Pues aquí entran muchos factores a la hora de la compra: rareza, demanda, conservación…

  2. Sobre los precios de las monedas hay tela por donde cortar, de hay biene el sentido de nuestras colecciones pues al final cuando querramos venderla devemos de tratar de recuperar lo invertido en cada moneda, .eso de comprar monedas y despues decir que coleccionamos sin penzar lo que estamos invirtiendo en nuestra coleccion , son solo palabras. Por otro lado en este mundo del consumismo nos gastamos 200 dolares en un movil que al final se rompe y perdemos el dinero ,pero no nos importa ,sin embargo a la hora de comprar una bonita moneda lo penzamos un monton , sabiendo que si queremos venderla de nuevo recuperaremos el dinero invertido y tal vez un poco mas.

  3. El problema de este tipo de entradas es que en la mente de muchos coleccionistas un «comerciante numismático» es cualquiera que vende monedas, por ejemplo en un mercadillo dominical, sin ser ni mucho menos su actividad principal ni mucho menos un profesional del ramo, dado de alta, trabajando siete días a la semana el mercado numismático. Ante semejante dispersión de perfiles «comerciales» es normal que suceden las más rocambolescas situaciones, las cuales suelen ser extendidas a todo el colectivo de comerciantes afectando, y eso es lo malo, también a los comerciantes profesionales. Por ejemplo: NINGÚN comerciante PROFESIONAL, que se dedique a esto en serio, comiendo de ello, pone precios a sus monedas basándose en un catálogo. Eso es propio de aficionados de fin de semana. Un profesional conoce los precios de mercado y esos son los que trabaja, los del catálogo, me da igual si son por encima o por debajo, carecen del menor valor como referencia. Es por ello que los comerciantes profesionales no suelen participar en esta clase de debates pues las situaciones que los coleccionistas plantean, ejemplificándolas como propias de comerciantes, resultan casi siempre obra de los típicos advenedizos del sector, que no viven de ello y están a ver qué cae no a forjarse un prestigio y/o una carrera profesional. Es por ello que poco puede aportar el profesional de verdad en tales casos.

  4. Agrego para completar el anterior mensaje.

    Esto es como comparar el que vende CDs en el top manta y el que tiende una tienda de discos. Ambos venden discos pero el grado de profesionalidad creo que estamos todos de acuerdo que no es el mismo. Y, naturalmente, no le puedes pedir el mismo grado de «atención post-venta» al mantero que al de la tienda. Pues en esto es igual: el comerciante profesional es una cosa y el aficionado de domingo por la mañana o de ratos sueltos en ebay es otra. El segundo es básicamente un aficionado más, no trabaja en ello de lunes a domingo, no está dado de alta… vende monedas para financiar su colección o como complemento a la economía familiar pero en ningún caso es un profesional en la plena extensión de la palabra. Se le puede exigir honradez, naturalmente, pero como en cualquier otro trato entre particulares no hay mucho donde rascar en lo que a exigencias de ética se refiere más allá de cierto punto. El primero, por el contrario, es un comerciante profesional cuyo negocio es su vida, el pan de su familia, y dedica a ello pleno esfuerzo desde que se levanta hasta que se acuesta los siete días de la semana. A éste se le puede y se le debe exigir un nivel de ética y de compromiso mucho mayor que al anterior. A cambio suele ser más caro que el comerciante aficionado. Quid pro quo. Y no hay más.

    El comerciante profesional se diferencia del amateur sobre todo en que la numismática es el medio de vida del primero y del segundo no. NECESITA vender monedas para comer todos los días y por ello NECESITA conservar su prestigio y hacer las cosas bien. El segundo NO LO NECESITA para comer por lo que, por pura lógica del incentivo humano, siempre estará menos inclinado a cumplir y ser igual de íntegro. Dicho esto que nadie confunda al comerciante profesional con el que no lo es. El comerciante jubilado, por ejemplo, NO ES PROFESIONAL pues cobra su pensión y sigue en esto por entretenimiento hasta el día que la SS le pille y le arree un buen estacazo. Tampoco lo es el que trabaja de lunes a viernes en otra cosa y el fin de semana vende monedas por muchos años que lleve haciéndolo. Que yo no digo que uno u otro no pueda ser tan honrado como el que más pero NO ES UN PROFESIONAL y la lógica dice que tiene menos motivación para ser estrictamente honrado. Al profesional de verdad no le queda otra que ser honrado; si no lo es acabará fracasando, esto es no pudiendo mantener a su familia… no digo que no venda alguna que otra pieza pero no las suficientes para pagar RETA, IRPF y vivir.

    En resumen, quien quiera diferenciar a un comerciante profesional de uno que no lo es, que averigüe si la persona vive de ese negocio y se lo toma realmente en serio o sólo es un «trabajo a tiempo parcial».

  5. Plenamente de acuerdo. El margen del comerciante cuando compramos no nos debe importar. Lo que nos tiene que importar es el precio de venta que puede ser menor con margenes mayores si el comerciante es habil comprando.
    Hay gente que se mosquea al ver margenes del 40 50% y en cambio lleva luego a la parienta a boutiques de moda en donde el margen puede llegar a ser del 90% (sobre precio de venta).
    Saludos.

  6. Jose Hernandez dominguez

    Me parece segun mi esperiencia que lo mejor es contar con un buen profesional que te asesore ,te aguante tus lagunas e ignorancia y no se lo tome a mal.Siempre que puedas y tengas un poco de dinero le compraras a el.Un saludo

  7. Cuento mi caso, el margen del comerciante no me importa demasiado, La situación ideal es que ambas partes salgan satisfechas, el comprador al haber obtenido un buen precio, y el vendedor al conseguir un buen beneficio, garantía de futuro.
    En cuanto a la alusión a recuperar el dinero invertido, tema tratado largo y tendido por Adolfo, me conformo con poder recuperar una parte, incluso la mitad, he disfrutado de una bonita afición, he aprendido mucho, si al final, además recupero algo, miel sobre hojuelas.
    En otras muchas aficiones, no pueden decir lo mismo.

  8. Adolfo Ruiz Calleja

    Siento mi silencio. He estado en una boda el fin de semana… de esas en las que se acaban a la una de la tarde del día siguiente porque la novia insiste en quedarse más tiempo…

    Sea como fuere, parece que estamos todos bastante de acuerdo con lo escrito en la entrada. Los comentarios completan bastante bien lo expuesto.

    @Julián, he insistido mucho en el blog sobre el tema de lo difícil que es ganar dinero coleccionando y que son pocos quienes lo consiguen. La razón de mi insistencia es que he visto a mucho coleccionista engañado (la mayoría de las veces auto-engañado) pensando que compran una moneda por 20 euros que dentro de 50 años valdrá un dineral. O pensando que compran una moneda por 100 euros a un comerciante y que al año siguiente ese mismo comerciante le pagará (o le debería pagar) al menos 100 euros por ella. A poco que lean el blog, los coleccionistas se darán cuenta de que eso no es razonable y eso evitará problemas a más de uno. He visto varios casos de gente que deja la afición cuando despierta de su engaño.

    Saludos,
    Adolfo

  9. Hola Adolfo, muy interesante la entrada
    Sólo un apunte, sobre este punto que comentas: «Por supuesto que estoy hablando de comerciantes serios que se lo trabajan para encontrar monedas, no de los que simplemente compran una moneda en una subasta y luego pretenden venderla por el triple.

    Pienso que los comerciantes que estan en la actualidad comprando piezas en subastas abiertas al público general y revendiendolas como venta directa luego a un precio superior e inflado en general, no le hacen ningún bien al coleccionista, y por supuesto, al sector. La razón es que el coleccionista que compre a ese precio (y normalmente son coleccionistas que no están informados de los precios de mercado habituales), no va a recuperar ni va a ver re-valorizadas las piezas que adquieren ni una ni en 5 generaciones. Esto genera una burbuja de precios, irreal y liviana al suelo de mercado, que se desinfla de golpe cuando el pobre coleccionista pretende liquidar la colección al fin de su actividad.

    Lamentable, y lo más triste es que ésto se solucionaba de una forma muy sencilla, con regulación de la compra-venta: es decir, aquella persona que es comerciante no debería poder comprar piezas en espacios de coleccionistas particulares. Este tipo de regulación sin embargo, que regula al comerciante y no al particular no gusta ni pelo… porque será?

    saludos,

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Yo estoy muy de acuerdo en que esa gente hace mucho daño al coleccionismo puesto que los coleccionistas antes o después descubren el pastel y se sienten estafados. Ahora bien, la opción de regularizar el mercado de esa manera me parece muy mala. En el negocio numismático la dificultad está en encontrar monedas (eso ya lo hemos dicho muchas veces) y en infinidad de ocasiones los comerciantes compiten contra los propios coleccionistas para encontrar dichas monedas a un precio determinado. Todos en un mercado común y que se lleve el dinero quien más sepa y más trabaje. Así funciona esto.

      Saludos,
      Adolfo

      1. Pero Adolfo, la liberalización del mercado es irreal. No todos tenemos los mismos medios para ello. Hay quien tiene una firma comercial detràs con más de 50 años de experiencia en el sector y hay quien para comprar monedas va al ordenador con internet de su pueblo que sólo se conecta 1 vez a la semana… Y no es cuestión de quien se lo curra más.

        La regularización de compra seria positiva para compradores, y fijaría valores de compra más homogéneos, algo que a corto y largo plazo, daría de comer a muchos y no a unos pocos; además de generar más coleccionismo, seguro y estable, no volátil y de pelotazo como al que estamos acostumbrados. Y no pienso que afecte a la búsqueda y captación de monedas para vender, porque el que quiera venderlas, le va a resultar mucho más cómodo llevarlas todas a un sólo sitio, olvidarse de todo los problemas y dolores que da la venta y pagar sólo un reducido plus por ello, siempre. Y en esa competencia, comerciantes van a ganar siempre frente a particulares pues va a poder ofrecer mejor atención y servicio una casa de más de 50 años de experiencia en el sector que un pobre diablo vendiendo piezas desde el ordenador de su pueblo una vez a la semana…

        buen verano,

        1. Adolfo Ruiz Calleja

          En un mercado liberalizado el que gana dinero es el que más sabe, el que mejor tecnología posee, el que más tiempo dedica… un mercado liberalizado no significa que sea «igual para todos».

          Sea como fuere, creo que no estoy entendiendo tu propuesta. Por lo que he leido más arriba me parece que propusieras que hubiera un espacio donde solo pudieran comprar coleccionistas y no profesionales. Algo así como impedir que los profesionales pudieran pujar en subastas o comprar en una convención. Yo no veo sentido alguno a esa propuesta.

          1. Hemos de hacer una birras un día, con unas tapas…. y te explico mi plan :)

            Pero no me digas que en un mercado liberalizado el que más gana es el que más sabe Adolfo! el que más gana (normalmente) es el que tiene el control sobre los medios de producción (no lo digo yo, lo dicen desde Adam Smith a Keynes, pasando por Ricardo y Marx! Es como si dijeras que si lo deseeo mucho y trabajo mucho puedo ser presidente de USA…. (ese cuento funciona para convencer a la pobre gente que no tiene medios que lo que hace Amancio Ortega es bonito y digno de admiración…)

            T e cuento algo, a esperas de esa caña…
            Recuerdo que en las subastas que organizaba la ANE en Barcelona (hace tiempo) sólo podíamos participar los socios, y digamos que había, un código ético no escrito que hacía que vieramos mal el hecho que comerciantes de monedas (aún siendo miembros de la ANE) participaran de la subasta. Algunos comerciantes no lo hacían, otros enviaban a sus parientes (algunos hijos de ellos que hoy tienen sus própias negocios en el ramo…) y otros, y a cara descubierta (porque antes no había internet ni nada, había que ir a sala), participaban…. Yo siempre he pensado que los primeros tienen negocios buenos hoy en día y a los segundos y terceros no les he comprado una pieza en la vida :)

            buen verano!

  10. Una entrada muy interesante sobre un tema que para los coleccionistas de a pie a veces nos parece un poco esotérico. Es curioso que muchas veces, en ámbitos muy diversos, los compradores tienen la sensación de estafa si el margen de venta se escapa a lo que ellos -sin tener ni idea de los costes directos y concurrentes del negocio- consideran algo razonable. Y rara vez se considera como algo razonable márgenes que superen el 10% cuando hay negocios en los que ganar menos de un 40% supone la ruina.

    Lo que no acabo de entender es que si una casa de subastas aplica un recargo del 18% al cedente, en algunas piezas de oro sin mucho valor «premium», pongamos por ejemplo una onza común de Carlos IV en MBC+ o una Alfonsina de 1879, en ese caso ¿saldría más a cuenta vender esa misma moneda al precio del peso del oro? Porque los remates de esas piezas la mayoría de veces sale alrededor del precio spot…

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      No lo sé. Sería hablar con la casa de subastas, pero el sentido común dice que lo lógico sería garantizar al cedente al menos el peso de oro/plata.

      En cualquier caso no parece muy razonable vender monedas bullion o sin valor numismático en una subasta. Son monedas cuyo precio es muy evidente así que quien quiera venderlas lo lógico es que se las venda a un mayorista (o directamente a un inversor si lo conoce) y listo.

      Saludos,
      Adolfo

  11. Saludos a todos, para empezar quiero decir que alucino con muchos de los comerciantes, lo mismo te venden sellos que monedas que billetes… deben de entender muchísimo de todo, ¡ Dios mio¡ yo debo de ser muy tonto llevo mas de 40 años en monedas y solo entiendo ( y poco) de ellas, en fin acabando las ironias y centrándonos en el tema del margen de beneficio, en mi opinion el margen de beneficio es en función de la rareza, y en función de ella le podras aplicar un margen mayor o menor, pondré un ejemplo, si yo trabajo los columnarios piezas muy liquidas y conocidas mi margen de beneficio es muy pequeño, pero si yo trabajo piezas menos conocidas pero raras podre aplicar el margen que quiera, si yo viajo a Luamg Prabang y compro por ejemplo monedas -flores, a estas piezas (soltándolas poco a poco (tampoco hay muchas)) les pondré un margen de beneficio muy grande, ¿por que ?, por que cuando yo suelte esta pieza en la Plaza Mayor (por ejemplo) el que este interesado (poca gente) pagara por ella y punto, por que sabe que pueden pasar años hasta que vuelva a ver una pieza semejante.
    Entrando en el tema un poco personal, yo como coleccionista cuando una pieza es rara y me encaja la compro y punto, no me preocupa cual es el margen de beneficio del comprador, pues sea «profesional» o coleccionista en cualquier caso detrás de una compra-venta hay un trabajo (mayor o menor), cuando yo vendo piezas (que traigo del extranjero, si yo también vendo un poco para sufragarme el vicio) le pongo un margen bastante potente y al comerciante que me las vende le digo que pida lo que quiera , pues en esas piezas , no tiene competencia, puede tardar mas o menos en venderlas , pero siempre lo hace.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Tienes más razón que un santo.

      Un día de estos os cuento cómo me pagué 3 días de vacaciones en Berlín con unas monedas que compré y revendí…

      Saludos,
      Adolfo

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