Los comerciantes valientes

Hace algo más de un año hablábamos de los coleccionistas valientes. Decíamos que son coleccionistas que huyen del numismático ruido y siguen la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido. Son coleccionistas que se centran en temáticas poco trilladas, que requiren mucho estudio, muchos contactos, mucha paciencia y tener bien claro que el coleccionismo será bastante solitario y la colección no será tan líquida como otras. A cambio, el coleccionista valiente conseguirá una colección muy interesante a un coste asumible, además de sentirse motivado a profundizar en el estudio de cierto periodo histórico que le atraiga y donde él pueda hacer una contribución relevante. De hecho, muchos de los libros de referencia han surgido justamente de esos coleccionistas valientes (un ejemplo, otro, otro, otro, otro más…).

Comentando esto mismo con un comerciante, él me decía que es mucho más difícil ser valiente para un comerciante que para un coleccionista. De hecho, es muy raro que a un comerciante le salga a cuenta especializarse en un periodo concreto y profundizar muchísimo en él hasta ser un experto del mismo. Y eso es especialmente cierto en España, donde la inmensísima mayoría de los coleccionistas no son para nada valientes y coleccionan las cuatro cosas que colecciona todo el mundo (El Centenario, duros, onzas, denarios, sestercios y poco más).

dracma Galia

Un comerciante vende monedas a las que otorga un valor añadido (asegurar que no son falsas, proporcionar una graduación adecuada, guiar a coleccionista en su afición, compartir detalles históricos…) fruto de su conocimiento sobre las mismas. Es bastante obvio, entonces, que para poder vender estas monedas y ganar dinero con la venta el comerciante necesita dos cosas: haber comprado las monedas a un precio inferior y saber más que el coleccionista. Bien es cierto que a un comerciante le pudiera llover del cielo una moneda de la que no conozca mucho y se la pueda vender a un coleccionista especializado en esa serie por un precio superior. Es algo que a todos los comerciantes les ha ocurrido, pero de manera puntual. Ningún comerciante podría esperar que su negocio se sustentase en esas carambolas.

Pensemos en dos comerciantes que no sepan mucho de moneda antigua y que quieran aprender al respecto para ampliar el rango de monedas que comercian. Uno de ellos (llamémosle Enrique) decide aprender sobre denarios. Dedica un tiempo a su estudio, va siguiendo subastas y al cabo de no mucho tiempo empieza a hacerse una composición de las diferentes familias republicanas y los distintos emperadores, detectando de manera más o menos rápida lo que pueden valer las monedas. Enrique va a convenciones y se fijará rápidamente en los denarios de otros comerciantes, viendo precios, calidades, tocando unos y otros. En definitiva, se comportará como un coleccionista que aprende de denarios pero él tiene una visión comercial. Quizá sus primeras compras no sean las mejores económicamente hablando e incluso es posible que le cuelen alguna falsa. Pero al cabo de pocos meses encontrará nuevos coleccionistas que sepan menos que él y será capaz de comprar denarios a un precio que le permita un margen de beneficio, aunque dicho margen sea pequeño. La razón es que, aunque Enrique vaya a tener mucha competencia puesto que hay muchos comerciantes que trabajan los denarios, constantemente hay coleccionistas que comienzan a interesarse por los denarios romanos. Y hay tantísimos denarios en el mercado que no es complicado encontrar a alguien que ofrezca un lotecillo de denarios corrientes (propios para revendérselos a quienes empiezan) a un precio que deje cierto margen.

protomoneda celtas del Danubio

Ahora pensemos en otro comerciante (llamémosle Juan) que considera que ya hay muchos comerciantes que trabajan denarios y que, por eso, él va a trabajar moneda y protomonedas celtas. Ejemplos de estas monedas son las tres que ilustran la entrada y que salen en la próxima subasta de Martí Hervera y Soler & Llach: un dracma galo y dos protomonedas de los celtas del Danubio (una y dos). La valentía e Enrique es digna de admirar, pero quizá su visión comercial no tanto. La primera cuestión es que le va a costar mucho más aprender sobre moneda celta que sobre denarios. No hay una bibliografía tan clara, las fuentes son más imprecisas y a veces hasta contradictorias. Por otro lado, en las convenciones no podrá aprender tanto de sus colegas porque prácticamente ninguno sabe de estas piezas más que lo básico. Pero supongamos que Juan tiene un gran tesón y se dedica en cuerpo y alma al estudio de la moneda celta. Al cabo de un par de años es razonable que sepa bastante de moneda celta, pero se encontrará con que apenas hay coleccionista de esas piezas y los que hay llevan muchísimos años y están ultra especializados. Son gente que ya llevan 20 años coleccionando y a los que hay que sudar tinta china para encontrar las monedas rarísimas que a ellos les faltan; además de que, una vez compradas, no es tan sencillo vendérselas a ellos con cierto margen de beneficio porque saben limar muy bien el margen de los comerciantes. Es normal puesto que estos coleccionistas con décadas a sus espaldas estudiando esa serie saben mucho más que Juan, quien «solo» lleva dos años metido en ella. Lo que es peor es que en esta serie tan concreta -y a diferencia de los denarios- apenas entran coleccionistas nuevos, que serían la clientela natural de Juan. Por todo eso es muy complicado para Juan monetizar el esfuerzo de haber estudiado con profundidad las monedas celtas.

protomoneda celtas del Danubio

Todo esto explica también por qué la mayoría de los comerciantes no van a recomendar a sus clientes que se metan en series muy especializadas. La razón es obvia: ellos no las conocen con la profundidad suficiente. Un comerciante motivará a su clientela a que coleccionen reales de a 8, denarios, sestercios… pero será muy raro que les anime a que se sumerjan en los cobres de los Austrias o en la ceca de Antioquía. Las primeras son series tremendamente comerciales de las que el vendedor siempre tendrá algo para vender; las segundas son series muy interesantes pero mucho más específicas y con menor salida comercial. Muchos son los comerciantes que ni siquiera se fijan en ellas.

Por último tengo que decir que hay ciertos comerciantes que saben mucho de algunas series muy concretas, tanto o más que los pocos coleccionistas que han dedicado décadas a esas series. Pero esto se debe más a un interés personal que a un interés comercial, aunque obviamente esos comerciantes monetizan su conocimiento. No es casualidad que esos comerciantes de los que hablo suelen ser relativamente jóvenes. Es un buen síntoma que el comerciante sea así de valiente.

6 comentarios en “Los comerciantes valientes”

  1. Adolfo, ahí le has dado! la vision del comerciante y del numismático , normalmente sera distinta, recomiendo , lo que puedo vender, ! que yo como de esto!.
    Saludos para todos.

  2. Adolfo, interesante entrada. Solo matizar que el término «premoneda», se está utilizando en demasía en la designación de ciertas piezas, desde hace años. Hoy por hoy, no existe ningún estudio serio y completo que aporte una mayor claridad a este tipo de metales o no metales. Premonedas las hay, además de aros, y otra serie de objetos… Por lo que a mi respecta, para comprar este tipo de premonedas, y considerarlas como tal, uno tiene que estar muy informado al respecto, y aún así, debido a la casi nula información que existe sobre este tipo de objetos, sería casi una temeridad inclinarse a adquirir alguna de ellas, al no ser que las mismas, estén verdaderamente contextualizadas, o que sean idénticas a otras premonedas ya exisentes, que acertadamente se hayan tratado con amplios y concretos estudios de rigor.
    Lo digo, porque cada vez, me asombro más del tipo de piezas que se vende como premonedas a nivel serio (subastas, comerciantes…)

  3. Oscar, tu comentario sobre las premonedas es muy interesante, si entendemos como premoneda toda pieza metalica usada como medio de pago sin que posea la identificación de un poder establecido, el campo de las premonedas es muy amplio, ahora bien , en mi opinion como premoneda podemos identificar aquellas piezas metálicas fabricadas en exclusiva como medio de pago, por ejemplo los aes rude , los delfines de Olbia o las puntas de flecha (obviamente fabricadas con como medio belico)de Constanza, los hacksilver, los pequeños lingotes de Castulo … en fin habría una lista bastante extensa, podemos dudar de los anillos celtas , las campanitas de Ordos etc etc, casi podemos decir que cualquier trozo de metal podia ser utilizado como medio de pago y nosotros aceptarlo como premoneda, la decsion es personal, pero este tema da para un largo articulo.

  4. Adolfo Ruiz Calleja

    Sin duda el artículo sería largo. Yo no me veo capaz de escribirlo, desde luego.

    En principio cualquier objeto puede ser utilizado como «premoneda». Creo que la diferencia con las monedas es que hay un control estatal y hay una metrología determinada. Pero las líneas no son tan fáciles de trazar como pueda parecer a veces. Es un campo donde no me he metido, la verdad.

    Por parte de su coleccionismo, es algo ultra especializado. En España solo he conocido a una persona que tuviera cierto interés sobre ello. También hay chinos haciendo falsificaciones de premonedas (pues son muy fáciles de falsificar) por decenas de miles. Es un claro ejemplo de un mundillo que quien se meta solo lo puede hacer por la pasión de hacerlo.

    Saludos,
    Adolfo

  5. Adolfo, el mundo de la premoneda china es muy muy amplio y podríamos desatar una polémica, por ejemplo donde se invento la moneda? si tenemos el concepto moderno de algo unitario para pagar cualquier servicio o bien en abstracto indudablemente hablamos de Lidia como concepto moderno de la moneda, ahora bien si hablamos de un concepto mas concreto la moneda se invento en China, (aunque no nos ajustemos totalmente la definición de San Isidoro de Sevilla), pues una representación de un cuchillo en metal vale por un cuchillo y varios cuchillos valen por otros productos, del cuchillo pasamos a la llave y de esta al cash, es la moneda cuchillo un moneda propiamente dicha o una premoneda? en función de la respuesta podemos afirmar donde se invento la moneda.
    Para rizar mas el rizo, son la monedas llamadas de necesidad estrictamente monedas?, son monedas los discos de la republica? son monedas las hacksilver fabricados en el centro de la peninsula Iberica durante la 2º guerra púnica con metrología asociada al shekel?

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Tu comentario es muy bueno para mostrar que no es tan sencillo definir lo que es una moneda. Es la típica pregunta que todos creemos saber hasta que alguien nos lo pregunta.

      Como otros grandes inventos, la moneda no se inventó en una tarde. Es algo que fue apareciendo. En un mercado basado en el trueque se acaba haciendo necesaria una unidad de cuenta para facilitar los cambios. Luego se ve que esa unidad de cuenta es preferible que sea imperecedera (un metal o un apunte contable). Luego se define una metrología para esa unidad de cuenta. Luego acaba habiendo un control sobre el circulante que hay en el mercado, bien sea por el Estado o por un poder local. En qué punto podemos hablar de moneda no me resulta tan claro.

      Y, efectivamente, cuando hay un mercado sin moneda, de alguna manera se acaba dando pasos en esa dirección. Ejemplos los tenemos en las monedas de necesidad en época de guerra o asedios, pero también en cárceles, centros psiquiátricos, bancos de tiempo…

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