Dudas a la hora de centrar la colección

El otro día recibí el siguiente correo:

Buenas tardes,

mi nombre es Enrique y he coleccionado monedas desde, prácticamente, mi niñez. Aún recuerdo por aquel entonces el abrir la hucha y separar aquellos duros o pesetas «diferentes» para luego poder mirarlos y regocijarme el ellos. Aún retengo en mi memoria todos aquellos reyes, cumpleaños y regalos que me hacían vibrar con una moneda. Sin embargo, desde entonces ha llovido algo, aunque no en la línea en que me hubiese gustado. He cometido los errores del novato al limpiar las monedas para que brillaran; sin ni siquiera sospechar que, lejos de revalorizar estas, estaba cometiendo un crímen. Y así, podría mencionar otros tantos errores. Suerte que por aquel entonces «jugara» con monedas de circulación y así no cometer auténticos sacrilegios numismáticos.
Ahora miro atrás y me produce risa, pero al mismo tiempo nostalgia. A día de hoy cuento con una muy humilde colección de monedas del mundo, pero de un nivel muy bajo. A raíz de esto, quiero retomar las buenas costumbres, me quiero iniciar en el mundo del coleccionismo «profesional», aprendiendo a analizar de manera objetiva una moneda, su cuidado, conservación, catalogación, … especializarme en una época.
Recurro a usted para que, por una parte me asesore en los aspectos de manipulación, conservación, catalogación y finalmente tasación (entiendo que la tasación es lo más difícil de todo y que lo termina dando la experiencia); y por otro lado, a seleccionar la época y/o reinado en el que «especializarme». Bien es cierto que el presupuesto con el que cuento es algo limitado, no más de 250/300 euros por pieza.
Le puedo asegurar que tras este joven que escribe se encuentra un apasionado del mundo numismático, un descubridor cultural a través del metal. Espero que con los datos que le he aportado pueda ayudarme en esta nueva faceta que me propongo iniciar. Gracias de antemano.

Enrique

¡Qué e-mail tan magnífico! ¡Estos son los que me encanta recibir!

Estamos claramente ante un coleccionista que ha pasado por un periodo largo de iniciación. Ha cometido bastantes errores de novicio que no han tenido mayor trascendencia porque lo ha hecho con monedas muy baratas. Por eso mismo considero que lo que coleccionemos deberá depender de nuestro conocimiento: es mejor cometer errores con duros de Franco circulados que con reales de a 8 macuquinos. No pasará nada por sacar brillo a los primeros, pero si fuesen los segundos estaríamos ante un crimen numismático.

Llegado cierto punto el coleccionista ha hecho una reflexión auto-crítica. Esto es imprescindible para poder aprender. Es más, la reflexión auto-crítica creo que debe ser constante en nuestra vida (obviamente no solo como coleccionistas) para poder identificar nuestros errores. Sea como fuere, el caso es que el coleccionista considera que ya ha aprendido varias lecciones, que a partir de ahora cometerá menos errores «de bulto», y que se atreve a comprar monedas de cierta entidad. Estos son signos evidentes de que el coleccionista se ve preparado para dar un paso cualitativo en su colección, dejando de ser alguien que juega o se entretiene con monedas para pasar a plantearse una colección seria en el largo plazo. Una nueva primera vez es inminente. Creo que en ese momento es cuando más apoyo necesitamos de otros coleccionistas expertos y de profesionales con quienes tengamos confianza. Personalmente, yo estuve en ese punto hace 3 años aproximadamente.

Entrando en detalles, creo que el coleccionista puede hacer una colección interesante aunque hace falta saber más cosas, como ahora explicaré. Por parte del asesoramiento que me pide «en los aspectos de manipulación, conservación, catalogación y finalmente tasación» creo que poco puedo ayudarle aparte de lo que ya he dicho en el blog. Por parte de la manipulación, si no se sabe limpiar monedas lo mejor es no manipularlas para nada; a nadie se le ocurriría restaurar un cuadro si no sabe pintar, pues con las monedas lo mismo. Por supuesto que tampoco recomendaría repasar monedas, forzar en ellas una pátina artificial, o buscar cualquier tipo de invento extraño para cambiar su apariencia.

Sobre cómo guardar monedas ya hemos escrito bastante. Esta entrada y esta otra lo resumen bien; a ellas solo se puede añadir las cápsulas Quadrum Intercept y algunas ideas sobre las bandejas para usar en un monetario.

En cuanto a la forma de catalogar y de tasar. Mucho me temo que hay que saber de qué serie concreta hablamos para poder dar algún consejo. Hace falta bibliografía para poder catalogar las monedas y pasarse mil horas recorriendo mercadillos y convenciones, así como estudiando subastas para poder tasarlas. Ese esfuerzo que lo haga cada cuál.

Entrando en la pregunta de qué periodo centrarse, se me da muy poca información pero suficiente para hacer una primera reflexión al respecto:

El coleccionista dice que estaría dispuesto a gastarse 250/300 euros por pieza. Ahora bien, lo que no se indica es con qué frecuencia estaría dispuesto a comprar monedas este coleccionista. Aquí cada cual debe conocerse a sí mismo, pero como criterio general considero razonable comprar unas 10 monedas al año para un coleccionista medio. En este caso hablaríamos de un gasto de entre 2.000 y 3.000 euros anuales. Cada cual conocerá su situación económica pero ese gasto es claramente superior al que tiene la media de los coleccionistas. Creo que es un precio razonable para cualquier periodo histórico. Así que, teniendo en cuenta este aspecto, la respuesta sería que coleccione el periodo histórico que más le atraiga (por lo que dice en el correo parece más atraído a las monedas por cuestiones históricas que por estéticas).

Relacionado con esta pregunta de qué periodo centrarse, hay dos errores «de base» que se dejan entrever en el correo. Errores que yo mismo, que en su día me centraba en El Centenario de la Peseta, también tuve.

El primero de ellos es que la colección no debe centrarse en un periodo o reinado. Esto no tiene que ser asñi pues las temáticas son variadas: hay quienes coleccionan por módulos (e.g. reales de a 8, onzas, denarios… de distintos reinados); hay quienes coleccionan ciertas cecas; hay quienes coleccionan tipos de monedas a nivel mundial (e.g. tamaño duro); hay quienes simplemente se hacen con monedas que les gustan… De todo. Se puede tener una colección interesante sin que por ello se centre en un periodo histórico. Ya lo comentamos pero no está de más recordarlo.

El segundo es que no solo el dinero es un recurso para nuestra colección. El tiempo que podemos dedicar a nuestras monedas es otro recurso a tener en cuenta. Cuánto tiempo dediquemos también es un tema muy personal. Un coleccionista que pueda dedicar 3.000 euros al año pero no más de unas pocas horas a la semana o al mes a su colección debería buscar una serie con gusto pero sencilla. La idea es que si abre un catálogo de una subasta siempre encuentre algo en lo que pudiera estar interesado, o que si va a una convención siempre encuentre a algún comerciante que le pueda surtir con frecuencia. Ejemplos de este tipo de colecciones los conocemos todos: durillos, 8 reales de los Borbones, El Centenario de la Peseta, Isabel II, un denario de cada emperador o de cada familia republicana, ases íberos de cada ceca, monedas de la ceca de Segovia… no hace falta ser un lince para encontrar este tipo de monedas; además, con unos 250/300 euros por pieza se pueden comprar ejemplares interesantes en calidades medias-altas, dejando fuera de la colección las piezas «imposibles».

En cambio quien esté dispuesto a dedicar muchas horas a su colección le invitaría a que fuese valiente con ella. Adentrarse en terrenos poco explorados resultará apasionante para quien disfrute de los aspectos históricos de las monedas. Se pasará mucho tiempo buscando y estudiando las piezas pero a la hora de adquirirlas seguramente serán más baratas que otras con mucha más demanda. Ejemplos de estas colecciones pueden ser dirhams, monedas sasánidas, cobres bizantinos, platas de reinos cristianos europeos en la Edad Media, cobres de los Borbones en alta calidad, moneda provincial romana… Como veis hay muchos factores a la hora de pensar en qué centrar nuestra colección. El dinero que podemos dedicar solo es uno de ellos. Quizá no sea el más importante.

El piezón que ilustra la entrada es una pieza de Felipe I el Hermoso como Duque de Borgoña. No solemos prestar atención a estas monedas a pesar de que se acuñaron bajo el mandato de quien fue rey de Castilla. Nos las estamos perdiendo pues, como veis, es una preciosidad.

2 comentarios en “Dudas a la hora de centrar la colección”

  1. En cuanto a los precios, estos suelen seguir el esquema de la campana de Gauss.
    Imaginad un mundo ideal en que las monedas nunca se desgastan y están siempre tal y como fueron acuñadas a no ser que sean fundidas.
    En ese mundo fantástico el precio de un columnario de popayán de 1758 (ignoro si existe dicha moneda) en un principio tan solo dependería de la oferta y la demanda…
    Parece lógico, ¿no?
    Pues no, porque hay otra variable muy importante que influye en el precio y es que YA NO SE PUEDEN FABRICAR MÁS.
    No hay un «banco central de monedas antiguas» al que puedan acudir los profesionales para surtirse, estos están dejados a sus propios medios. De ese modo, si un comerciante tiene dos piezas de esas y vende una ya solo le quedará una, y solo se podrá surtir comprando a particulares o colecciones de coleccionistas fallecidos.
    De ese modo, no existe ni puede existir un «Precio Oficial de Venta del Columnario de Popayán»; en lugar de eso hay miles de compras y ventas de dicha moneda a lo largo del año de las cuales la gran mayoría serán a unos precios cercanos por exceso o defecto a un precio que todo el mundo considerará «normal», pero siempre habrá quien realice una compra «chollo» (por ignorancia del vendedor, porque el comerciante necesita liquidez con cierta urgencia, porque coincidan varias ofertas diferentes a la vez…), y habrá quien compre muy por encima de dicho valor «normal» (porque no quiera esperar a que salga una moneda más barata, por bisoñez del comprador, etc…).
    Si ahora bajamos al mundo real y añadimos desgastes, piezas descentradas, pátinas más o menos bellas etc… que introducen un fuerte componente subjetivo de «belleza» en la moneda nos encontramos con no una campana de Gauss, sino más bien con centenares de campanas parcialmente superpuestas para cada tipo de moneda lo que hace que tasar una moneda sea más bien un arte que una ciencia.
    Y del mismo modo que con años de práctica todo el mundo es capaz de pintar un cuadro, hay auténticos genios que tienen unas dotes naturales para ello

  2. Saludos a todos, ¿Qué queremos coleccionar, monedas raras o monedas caras? aparentemente es lo mismo, pero no, por ejemplo, yo puedo gastar mi dinero (no se si emplear la palabra invertir)en una colecccion de reales de a 8 y en todas las subastas , tiendas , red etc etc, encuentro miles a la venta, según tenga dinero podre comprar mas o menos calidad, pero si te da por monedas raras, esas tienes que cazarlas al vuelo y veras pocas , muy pocas a la venta, por ejemplo una moneda de imitación de las piezas de Askum pero acuñadas en Palestina o Egipto, monedas árabes acuñadas imitando piezas de Palmira, o en el mundo romano ¿ cuantos sestercios de plata se ven a al venta? este tipo de piezas son raras, no son caras, son dignas de pasar tiempo estudiándolas y contextualizandolas, pero claro, no tienen marketing, que es ,lo que mueve el negocio, pues eso a discutir si una pieza es mbc o sc y a pagar dinero, cada uno que se centre en lo que quiera, pero que medite, en este negocio quien esta ganando dinero y por que y que resuelva la cuestión ¿es interesante coleccionar un tipo de piezas (en mi opinion sobre valorado) muy estudiado ( tiro de catalogos y ya esta) y con pocas posibilidades de revalorización? o me dedico a disfrutar, estudiar las piezas y sin dejarme una fortuna, que cada uno se responda

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