Coleccionistas vs. Comerciantes

En el mercado numismático hay fundamentalmente dos roles: los coleccionistas (compradores) y los vendedores. No existen productores, lo cual lo convierte en un mercado un tanto raro. Por esa falta de productores, coleccionistas y comerciantes están condenados a entenderse pues no podrían vivir los unos sin los otros. Yo llevo varios años escribiendo mis reflexiones al respecto intentando comprender a unos y a otros.

He de admitir que de manera innata me ha sido más sencillo comprender a los coleccionistas que a los comerciantes por el simple hecho de que yo mismo soy un coleccionista y no un comerciante. Quien siga este blog desde sus inicios se dará cuenta de que me he desdicho de algunas de las cosas que dije al respecto hace años. Esto puede verse como una incongruencia pero yo creo que simplemente es una evidencia de mi aprendizaje al respecto, pues en este tiempo he tenido el privilegio de hablar con muchos comerciantes largo y tendido.

Una de mis prioridades es intentar entender la postura de otras personas, tanto si son comerciantes como si son coleccionistas. Justamente por eso aparece en el blog tanta diversidad de opiniones. Una vez que entiendo qué hace que una persona actúe de cierta manera puedo hacer sugerencias al respecto si lo considero oportuno, pero al menos yo nunca considero que tengo una opinión formada sobre un conflicto (sea el que sea) sin entender antes a todas las partes. De hecho, suele ocurrir que si voy a hacer una sugerencia a alguien más experimentado que yo, éste ya lo ha reflexionado antes y me da sus argumentos de por qué no lo realiza. En muchas ocasiones me convence y yo quedo contento ya que, gracias a su reflexión, he seguido aprendiendo. Si además yo he dicho algo medianamente inteligente que le haya hecho ver otro punto de vista y con ello aprendemos los dos, entonces mi satisfacción es total.

apretón de manos

Digo esto porque parece que para algunos lo que hay es una guerra abierta entre comerciantes y coleccionistas. Muchísimas veces he sido criticado en foros -generalmente por coleccionistas inexpertos- justamente por defender la postura del comerciante. Ya no por decir que un comerciante concreto tiene LA razón (yo nunca diría tal cosa), sino por entrar en una conversación en la que unos coleccionistas están despellejando a un comerciante, como si fueran las verduleras que salen en telecinco, e indicar qué razones pueden motivar a ese comerciante a actuar de tal manera. En mi opinión, entender dichas razones es indispensable para hacer una crítica medianamente seria y constructiva. Pero no. Muchos coleccionistas siguen la máxima de «estás con nosotros o con ellos» y buscan las falacias más estúpidas para desacreditar mis argumentos. De igual manera, he visto a comerciantes desproticar de que los coleccionistas son tacaños, exigentes, criticones… que si se amparan en el anonimato de la Web para calumniarles… y de que a ellos no les compran nada o solo monedas de poco valor. En esos momentos mi pregunta favorita es: «¿y qué valor añadido ofreces tú para que los coleccionistas te compren a ti?». Sorprende ver cómo hay gente que lleva 30 años dedicándose a un negocio y todavía no sabe qué valor ofrece a sus clientes.

Estos comportamientos que acabo de describir descubren clarísimamente a los malos coleccionistas y a los malos comerciantes (el caso de los comerciantes es especialmente grave porque es su negocio). Yo creo que entender «al otro bando» es una característica común que comparten los buenos coleccionistas y los buenos comerciantes.

Además, hay que darse cuenta de que en lo fundamental tanto coleccionistas como comerciantes están en el mismo bando. No hay que olvidar que la mayor dificultad que tienen tanto unos como otros es encontrar monedas para comprar. A los coleccionistas obviamente les interesará comprar monedas. Por parte de los comerciantes, para ellos la mayor dificultad también es la adquisición de su stock puesto que no existen mayoristas ni fabricantes. Como consecuencia de ello, todo lo que dificulte la compra de monedas y el comercio de las mismas (falta de información, aparición de monedas falsas, falta de confianza en el mercado…) perjudicará tanto a coleccionistas como a comerciantes.

Vuelvo a decirlo otra vez: los coleccionistas y los comerciantes se necesitan unos a otros. Es obvio que no tendría sentido que hubiera comerciantes si no existiesen los coleccionistas, pero puede que haya alguno que diga que los coleccionistas podrán comerciar entre ellos sin necesidad de comerciantes profesionales puesto que los coleccionistas podrán intercambiar monedas entre ellos. Quien opine eso que me explique qué persona sin ánimo de lucro se hipotecaría hasta las cejas para adquirir una colección de cientos de miles de euros que una familia acaba de heredar y volver a reintroducir las piezas en el mercado.

25 comentarios en “Coleccionistas vs. Comerciantes”

  1. Te equivocas Adolfo:
    en este peculiar mercado si existen dos tipos de «productores», ambos ilegales:
    – los «piteros»
    – los falsificadores de monedas antiguas que buscan estafar al coleccionista.
    Curiosamente las autoridades son mucho más complacientes con el segundo.

    1. Ya lo hemos comentado más veces, pero no está de más sacarlo de nuevo a colación. Lo primero es que doy por supuesto que un comerciante profesional se nutre de monedas mediante fuentes legales, por aquello de la ética y demás. Pero independientemente de ello, el mercado de la numismatica no es como otros en los que cualquier distribuidor no tiene más que llamar al mayorista o al productor para tener tanto género como quiera.

      Un pitero puede encontrar un tesoro con 100 denarios. Serán 100 denarios más que entren en el mercado (ilegalmente, pero entran), pero no serán ni 200 ni 500. No es un número ilimitado. Si a ese pitero le compra un comerciante (me niego a llamarle «profesional «) los 100 denarios, ya no habrá más para el próximo comerciante que los quiera. Por eso no es lo mismo vender monedas que vender coca-colas, donde el distribuidor de cada provincia garantiza suministro ilimitado a todos los bares y comercios que las quieran.

      En el caso de los falsarios es cierto que se les podría pedir una cantidad ilimitada de monedas falsas, pero nadie querría tener una cantidad grande de falsas iguales porque los clientes se percatarían muy rápidamente.

      Saludos,
      Adolfo

  2. Saludos a todos, Adolfo, en esta ocasión discrepo completamente de tu opinion de que los coleccionistas y los comerciantes estén del mismo lado, en mi opinion no pueden andar mas contrapuestos , pues los intereses de unos chocan frontalmente con los de otros, unos, quieren comprar muy barato y otros quieren vender muy caro, pues todos somos muy listos, pensándolo solo veo un punto de interés compartido, que es la lucha contra los falsificadores (no los piteros), y a un asi hay veces que me pregunto, si a los comerciantes, no les interesa que haya un cierto numero (limitado eso si) de falsarios , para que ellos puedan vender ese plus de » autenticidad», lo siento pero mi respeto por la «profesionalidad » de la mayoría de los comerciantes, hace tiempo que esta bajo minimos.
    No obstante lo dicho anteriormente es un tema para refrexionar.
    Jesus

    1. Bueno, no pasa nada por no estar de acuerdo una vez. Eso muestra que pensamos de manera independiente.

      Apunto de nuevo otra cosa que ha salido muchas veces en el blog: lo difícil es encontrar las monedas. Para un comerciante vender monedas a precios de mercado es relativamente fácil, lo complicado es comprarlas con un margen de beneficio. Es devir, tanto los comerciantes como los coleccionistas tienen como principal problema comprar barato.

  3. Alfredo Chàvez Macìas

    Bueno: Pues ahora sì que no estoy de acuerdo con la ecuaciòn. Primero, porque si hay fabricantes, y muchos, que son las casas de moneda, que cada vez lanzan al mercado mejores productos, con mejor control de calidad y con tecnologìas asombrosas. Piezas que hace pocos años eran impensables e imposibles de hacer.
    Si te refieres a los monederos muertos, pues ahì sì, esos ya no fabrican monedas ni medallas.
    Las casas de moneda actuales y los que les surten de maquinaria, cospeles, metales mejor batidos con una pureza asombrosa, son como las escuderìas de la fòrmula 1. Hacen que mejoren los automòviles de uso comùn.
    Yo que me divierto buscando errores y variedades en las monedas de mi bolsillo, cada vez los veo menos.

    1. Buen comentario. En la entrada estaba hablando en todo momento de moneda histórica y no de moneda actual, pero no lo hice explícito. Obviamente la moneda actual se fabrica y no supone ningún problema hacerse con ella.

  4. Entiendo que hay un punto de equilibrio, al comerciante le interesa sacar el mayor beneficio posible, pero sin reventar la afición, a más aficionados, más negocio, y al coleccionista le interesa comprar lo más barato posible, pero dejando al vendedor satisfecho, de manera que le vuelva a ofrecer piezas interesantes, a precios interesantes. Por supuesto, hay personal, por ambos lados, que nunca entenderán esto, lo de pan para hoy, y hambre para mañana.

    1. Muy bien explicado. Como siempre, en el medio está la virtud.

      Que la principal dificultad del negocio numismático radica en adquirir las monedas con margen de beneficio y no en venderlas, lo cual es bastante más fácil en comparación, lo llevo diciendo en los foros mínimo 5 años; pues nunca se me ha hecho el menor caso. Parece ser que muchos piensan que a los comerciantes les llegan las monedas mágicamente hasta las manos y que, siendo así, no hay razón para no venderlas con márgenes de beneficio bajos pues, total, mañana te entrarán otras nueve. Hasta se me ha llegado a decir que los mayoristas de los comerciantes son las casas de subastas, aunque nos vendan al mismo precio que al cliente final (el coleccionista), compitiendo con él y al detalle, esto es pieza a pieza: no puede estar más en las antípodas de lo que hace un mayorista real.

      1. Tú has escrito: «Hasta se me ha llegado a decir que los mayoristas de los comerciantes son las casas de subastas, aunque NOS VENDAN AL MISMO PRECIO que al cliente final (el coleccionista)».

        A esa afirmación yo te tengo que decir que nunca se ha tratado igual a Pepito que a Don José. Años atrás yo intentaba comprar piezas de inversión en esta «casas» y jamás rascaba ninguna. Siempre me preguntaba: «¿Quién será el loco que está pagando lo que no vale?». La respuesta es que no había ningún loco, sino señores que jugaban (y juegan) con ventaja.

        1. No sé, Gerardo. Mi experiencia y la de todos los vendedores con los que tengo confianza es que las subastas venden a todo el mundo igual, al mismo precio. Tal vez a las manos muy fuertes, que no tienen por qué ser exclusivamente vendedores, les ofrezcan alguna clase de derecho de tanteo (yo creo que no pero a saber), pero siempre cubriendo la máxima puja recibida, nunca comprando más barato, algo totalmente lógico por otra parte.

        2. Yo he hablado largo y tendido con directores de casas de subastas y nunca me han dicho, ni me han dejado caer, que algunos clientes tengan preferencia sobre otros o que haya «derechos de tanteo». De hecho, sé de clientes muy fuertes de casas de subastas que quieren alguna moneda y les pisan su puja otros coleccionistas. Una casa de subastas lo que quiere es vender caro y para vender caro lo que quieren es que los coleccionistas se piquen por las monedas y suban las pujas. Si empiezan a dar derechos de tanteo u otras cosas a las manos fuertes, entonces las pujas no subirán.

          Lo que sí es posible es que los vendedores tengan ciertos beneficios fiscales. Si un coleccionista compra una moneda tiene que pagarla al momento y no recibe ningún tipo de bonificación, mientras que si es una empresa (un comerciante autónomo u otra casa de subastas) podrá pagar en tres meses y podrá desgravarse la compra. Igual que si una carnicería compra chorizos, vaya. También conozco casos en los que las casas de subastas o los comerciantes autónomos permiten pagar en plazos largos cuando la compra es fuerte, el cliente no tiene liquidez inmediata y tienen confianza con dicho cliente. Pero vamos, que a la hora de comprar en una subasta todo hijo de vecino paga la misma comisión. O al menos yo no soy consciente de lo contrario y no entiendo qué podría ganar una casa de subastas permitiendo favoritismos.

          Saludos,
          Adolfo

  5. Estoy totalmente de acuerdo con la visión dada sobre el equilibrio entre comerciantes y coleccionistas. En mi opinión el equilibrio podrá existir siempre y cuando el precio no sea abusivo y el coleccionista no se enoje o se sienta engañado al descubrir el beneficio obtenido por su comerciante (algo que lo comprendo a medias, ya que piezas de la misma calidad se adquieren a diferentes precios). Yo estoy dispuesto a pagar un beneficio a alguien que a estudiado las subastas, a buscado piezas de calidad, se ha desplazado a ver los lotes en mano tomando las anotaciones correspondientes y a invertido una cantidad de dinero razonable. Todo ello sin contar con el tiempo que ha invertido, tiempo que es oro y que yo puedo aplicar a otros menesteres.
    En mi opinión si existe el equilibrio sano, pero debe ser lo más sincero y trasparente posible.

  6. Hola, comencé hace poco a leer este blog , realmente muy interesantes las entradas y muchos de los comentarios que devienen en debates ricos en conceptos. Aprovecho esta entrada para hacer mi primer comentario, aunque me hubiese gustado comentar en entradas anteriores, pero como tienen varios años no me animé a hacerlo. En mi caso que soy un coleccionista, no logro entender el título de la entrada. ¿Coleccionistas vs Comerciantes? No entiendo el porqué está expresado como rivalidad. Los comerciantes viven de los coleccionistas y los coleccionistas viven de adquirir monedas. La rivalidad en mi opinión, que sienten exclusivamente los coleccionistas, se ha dado por la globalización y la accesibilidad de los coleccionistas al mundo de las subastas y paso a explicar porqué. Antiguamente la única posibilidad que tenían los coleccionistas para acceder a las monedas que deseaban era a través de los comerciantes, ya fuese en convenciones o directamente en los comercios. Las colecciones privadas rara vez se subastaban y se podía acceder a piezas directamente de coleccionistas en los remates de las instituciones numismáticas a lo sumo, por lo que tener comerciantes amigos era de suma importancia, tanto para comprar como para vender. Comprar en subastas internacionales era posible, pero se hacía a ciegas. Hoy en día, sentado desde tu casa y con un celular, puedes ver las monedas a subasta que te interesan de cualquier parte del mundo, casi cualquier coleccionista serio puede enviar sus monedas a remates aceptando que del precio de venta se te descuente una comisión menor de lo que puede fijar como márgen de ganancia un comerciante. Esto produjo, en lo personal, que casi no le comprara a comerciantes en mi país, ya que ofertando en subastas del extranjero consigo las monedas a mejor precio y calidad de lo que me pueden ofrecer los comerciantes locales. Eso porque lo que yo colecciono (uruguay) no es demandado por los coleccionistas a nivel mundial. Ahora esto no quita que los comerciantes me ofrezcan monedas que me interesan de vez en cuando y comento dos casos recientes. Estaba en un comercio local cuando se aproxima una persona a ofrecer una jura de la banda oriental de las cuales soy el único en mi país que las colecciona. El comerciante me la muestra y me dice que le pidieron 450 y que la compró. Luego me pregunta cuanto vale a mi y si me interesaba. Le respondí que si y que para mi valía entre 1800 y 2000, su reacción fue la de arrepentimiento por haber pagado poco y además decirme el valor, que capaz que iba a pensar mal porque la iba a vender con mucha ganancia. Mi respuesta fue, no me importa cuanto la pagaste, no es mi problema si ganas o pierdes dinero, yo te ofrezco 1.500. Me la vendió y los dos contentos. Otro comerciante amigo me llama para ofrecerme una moneda de uruguay, 2.500 me dice, le pregunto de donde viene y su respuesta fue, la compré en vcoins a 750 a compra directa. Lo felicito y le compro la moneda porque me interesaba y para mi el precio era acorde, le agradecí que me la ofreciera primero. Si un comerciante me llama y me ofrece una moneda que me interesa y el precio es correcto para mi, la compro independientemente de lo que gana o marca a esa moneda. Que gane mucho o poco no es lo que le debe importar a un coleccionista, sino que el precio en el cual nos la ofrecen sea el razonable y en todo caso, que cuando nosotros la vendamos ese mismo comerciante la acepte ahí sí a un margen razonable por debajo de lo que la pagamos y no al precio que él la adquirió por primera vez. Si me ofrecen una moneda en 5000 que sé que el comerciante la compró en 4500, es decir me está remarcando poco, pero para mi el precio es incorrecto, no la compro y punto. No debería existir conflicto por categoría coleccionista/comerciante, sí los hay y seguirán habiendo por temas de conflictos personales y en algunos casos por desleales y los hay de ambos lados.

    1. Hola Nicolas.

      Antes de nada, bienvenido. Queda claro con tu comentario que eres un coleccionista serio y con mucha experiencia. Estamos muy de acuerdo en tu forma de adquirir monedas, pues compras tanto en subastas como a profesionales si la moneda lo merece. Además solo te interesa la moneda que te venden, el servicio que te ofrecen y su precio. No andas pensando si el comerciante gana mucho o poco, pues eso es cosa suya. Sin duda que puedes hacer aportaciones muy relevantes al blog y enseñarnos sobre la moneda de Uruguay, que es totalmente desconocida en España. Lo que yo no hago es asesorar a comerciantes en la venta de sus monedas. Si son profesionales deberían saber, y si no saben es su problema.

      El título de la entrada intenta reflejar la rivalidad que ven algunos entre coleccionistas y comerciantes, pero luego argumento que la rivalidad no es tal.

      Un saludo,
      Adolfo

    2. Hola, Nicolas Santerini.
      Hay cosas de tu comentario que no acabo de entender.
      A mi me resulta raro que un comerciante te diga a qué precio ha comprado una moneda e incluso te diga donde la ha adquirido. Para la mayoría de comerciantes es «secreto profesional». La mayoría de comerciantes, creo yo, si te dicen que la han comprado a «X» seguro que realmente es a «X-Y». Otra cosa es que la confianza con el comerciante sea absoluta. Que parece que es tu caso.
      También me resulta raro que si al comerciante se la ofrecieron a 450 es porque, seguramente, el que se la vendió ya tenía en cuenta que el comerciante obtendría entre un 25% o algo más de beneficio y que ese nuevo precio (unos 650-750) era un precio razonable de mercado para esa moneda. Si tu la compras alegremente por 1500 yo considero que es una compra totalmente equivocada ya que has pagado un sobreprecio desproporcionado. No tiene ningún sentido.
      Y lo último que tampoco me queda claro es cómo puedes hacer estas valoraciones de las monedas que coleccionas cuando afirmas que eres el único (?) que colecciona este tipo de monedas en Uruguay y que no tienen demanda fuera del país. Si no hay coleccionistas poco mercado habrá y será muy difícil hacer valoraciones de objetos (en este caso monedas) que no compra nadie excepto tu mismo.

      El otro ejemplo que pones aún es más desconcertante. Un comerciante te dice que ha comprado por la red una moneda a 750 (si él la ha comprado a ese precio, antes que él no ha habido nadie interesado en comprarla a ese precio) y te la ofrece a ti por 2500 y tu se la compras porque te parece un precio justo. Yo creo que tus amigos comerciantes… amigos, amigos,…

      Me imagino que en realidad estás hablando de costes bajos (pagar 7 euros en lugar de pagar 2 euros, por ejemplo) ya que creo que no comentas la moneda en que compras tus ejemplares.
      En cualquier caso, para mi eres muy mal comprador. Pero un buen cliente para tus amigos comerciantes.
      Saludos

  7. Gracias Adolfo por la la bienvenida. Quisiera aclarar esos dos casos, que aunque reales, no son la norma. Los utilice como ejemplos exagerados para demostrar que uno no se puede enfadar si el comerciante gana mucho, solo debe considerar el coleccionista si el precio ofrecido es acorde según su criterio. Claro que formarse un criterio requiere de algunos años de coleccionismo y de estudio. Con respecto al primer caso, la jura real, de momento soy el único que colecciona en Uruguay, pero no soy el único que coleccionista juras reales. Las de la banda oriental son de escasas a muy raras, siendo muchas de ellas de no más de 5 ejemplares conocidos, pero están suficientemente documentadas y existe un mercado definido. Las he visto en contadas ocasiones algunas de ellas, las más «comunes» subastarse en Estados Unidos pero principalmente en España, como fueron subastadas en 1990 la colección de Juras de Sánchez Caballero (Argentino) en Ponterio o la colección Puigari (también Argentino) subastada en Cayón en diciembre de 2008 que pertenecían al Virreinato del Perú y del Río de la Plata exclusivamente. Su precio en subastas extranjeras ronda los 800 – 1200, algunas se subastan un poco más, dependiendo como siempre de quienes vieron esas juras y de la rareza de las mismas. Cuando las mismas son vendidas a coleccionistas de forma particular las mismas se negocian a partir de 1.800, entiendo que muchas veces esos coleccionistas no acceden a las subastas sea porque no participan o porque directamente no las ven y cuando uno tiene una jura, no creo que compre la misma nuevamente y por ser pocos los coleccionistas y muy lento el recambio el precio en subastas fluctúa mucho y solo es defendido su precio por comerciantes que reconocen la pieza y la compran a la espera del surgimiento de un nuevo coleccionista. Todas son fundidas por lo que no son muchos los que pueden decir con certeza si son verdaderas y como son muy raras, son pocos los que se especializan en ellas, incluidos los comerciantes. El caso es que, como referente en esa materia en mi país, bien podría haberle dicho que la pieza que compró era falsa o decirle que su precio era de 800 y tal vez me la hubiese vendido o hubiese pensado que lo había hecho mal en comprarla y asumir su pérdida por considerarse falsa. Todo lo malo de algunos comerciantes puede ser también todo lo malo de algunos coleccionistas. Él no tenía idea de su valor y su consulta es más que entendible, no por ser comerciante está obligado a saber. Si la jura la encuentro a venta en 450 en una subasta o la tiene a compra directa un comerciante o persona, la compro sin más y sin emitir juicio porque no es mi tarea asesorar sobre precios que tienen publicados comerciantes, ahí si comparto tu opinión Adolfo. Con respecto a la otra moneda, se trataba de una moneda de 40 centésimos de real de 1844 variante Sol de Cabellera que se publicó a compra directa en una tienda de estados unidos que no es muy vista por coleccionistas locales, pero así hubiese sido en Ebay, en algo que se publica a compra directa gana el que primero compra, si fue el primero que la vio que conocía su valor y la compró en un precio ridículamente bajo, para esa moneda en particular por el estado de conservación, no tengo más que felicitarlo. Pero casos opuestos también los tengo, yo participo mucho de subastas, donde paradójicamente, consigo muchos «chollos» como lo llaman ustedes. Como ejemplos tengo muchos, comento el más reciente, Numisor subastó una moneda de Uruguay de 1840 valor 20 centésimos certificada por NGC MS 63 en el último remate de noviembre, la pueden ver aún si lo desean. La compré en 1.700 francos más comisión, es decir entre una cosa y otra me costo puesta acá 2.000 dólares. Esa moneda es una variante extremadamente rara pero muy difícil de identificar, la mejor conocida de esa variante no pasaba de Bueno y hablo de una colección que recientemente la adquirió el Banco Central de mi país y que es considerada la mejor que existió de Uruguay. Se tiene registros de 5 ejemplares de esta variante y conozco coleccionistas que con gusto pagarían 6.000 dólares (yo era uno de esos) por esa moneda. Si la quisiera vender que opinan que debería hacer: a) vendérsela a un coleccionista por su valor de mercado b) vendérsela a un coleccionista amigo por apenas un poco por encima de lo que la pagué, digamos un 30% ya que es un margen razonable de ganancia c) vendérsela a un comerciante cercano al precio de su valor de mercado para que el gane un margen razonable. En este caso en particular, la moneda me la quedo ya que la que yo tenía está regular con suerte. Pero me ha pasado otros casos, donde en todos ellos terminé usando la opción a (y siempre me agradecieron los coleccionistas por eso) o cuando no conocía al coleccionista interesado la opción c (y siempre me agradecieron los comerciantes por eso). Aquellos que no les gusta que el comerciante gane mucho porque tuvo la «suerte» de encontrar una moneda barata, ¿elegirían la opción b si se les diera y la quisieran vender?

    1. «no por ser comerciante está obligado a saber»

      Ahí es donde no estamos de acuerdo. Si es comerciante debe saber. ¿Qué valor añadido ofrece a sus clientes en otro caso? ¿Cómo puede garantizar (hasta donde se pueda garantizar) la autenticidad de una moneda si no sabe?

      Si alguien me ofrece a mí una moneda que me interesa ten por seguro que le pagaré un precio razonable por ella, que obviamente será menor del que pagaría a un comerciante porque el servicio que me ofrece un comerciante es mucho más que el que me ofrece alguien que no sabe de numismática. Pero si un comerciante tiene una moneda que vale 2.000 euros y me dice que la ha comprado por 450, ten por seguro que yo le haré el favor de comprársela por 500 si no es que pueda regatearle más. Un profesional debe saber y entiendo que debe saber más que yo; si es al revés es problema suyo y no mío.

      Tengo que añadir que tal situación no se me ha dado nunca.

      Saludos,
      Adolfo

  8. Seguro vivimos realidades diferentes Adolfo, y lo que se da en mi caso ya lo han tratado antes. Estamos hablando de comerciantes en este caso y no profesionales. En mi país hay 4 comerciantes establecidos, de los cuales solo dos tienen idea de lo que hacen, los dos restantes más algunos feriantes solo saben de alguna cosa que comercian más seguido y de lo que no ven casi nunca no se preocupan por saber. Al ser tan chico el mercado que estoy y al ser amigo de dos comerciantes y conocido de los otros, no puedo no ayudar cuando me lo piden. En todo caso el compró sin saber exactamente el valor, tenía una noción y le salió bien como le podría haber salido mal. El que vendió no era coleccionista y no tenía ni idea y no hizo sus deberes bien. Si consultaba al Instituto Uruguayo de Numismática con gusto lo hubieran orientando, inclusive iba a ser yo quien lo hubiese orientado en cuanto al valor y podrìa haberla negociado mejor. Acá ha pasado de que ofrecieran una colección de moneda griega que nadie en Uruguay, incluídos numismáticos, coleccionistas y comerciantes, pudo dar una certeza en cuanto a su autenticidad y por consiguiente su valor y eso que en la colección había un decadragma de siracussa. Los mercados son diferentes, tal vez podría comparar con una ciudad pequeña de españa donde no existan profesionales pero si comerciantes, si una persona les viene a vender algo que heredaron que les parece raro pero no tiene ni idea, seguro alguno encontrará que le haga una oferta o le compre al valor que la persona pida aunque sea totalmente al azar. El valor agregado que un comerciante le puede ofrecer a un coleccionista avanzado, en mi opinión, es ofrecerle las monedas primero para que tenga la oportunidad de ofertar y no enterarse que la vendió, sea por menos o más de lo que uno lo compraría. Sobre quién tiene que tener mayor conocimiento, creo que todo va mejor cuando el coleccionista sabe más sobre lo que él colecciona que el propio comerciante que le vende. El coleccinista se puede especializar y llegar a niveles de conocimiento mayores que el comerciante, profesional o no, ya que ellos deben compreder sobre todas las generalidades del negocio numismático y no pueden concentrarse en una sola temática en la mayoría de los casos, como ya se hablo sobre el comerciante del pueblo o el de la feria. Diferente es cuando el comerciante solo se dedica a un tema, ahí será ese profesional el que más sabe, nos pedirá siempre el precio más elevado que el mercado esta dispuesto a pagar y debemos exigirle por ese plus de conocimiento y renombre que tiene. Y por supuesto que ningún comercante dice abiertamente cuanto pago por una moneda. En este caso además de que eran amigos ellos saben que a mi lo que ganan me tiene sin cuidado ni voy a decir cuanto la pagaron si no llegan a un acuerdo conmigo. Si un comerciante o no, amigo tuyo te muestra una moneda de Uruguay que el no tiene idea de lo que vale más de lo que marca el Krause, o una medalla rara que el comerciante no tiene ni idea y tu sí y te consulta el precio que le respondes? Yo por reciprocidad le pregunto primero cuanto la pago y luego le doy mi opinión, honesta y desinterasada, aunque tenga interés en la moneda.

    1. Vivimos en realidades diferentes, sin duda. No me puedo imaginar un mercado con solo cuatro comerciantes y desinformados. No obstante, sigo pensando lo mismo: una cosa es que una persona ajena a la numismática tenga ciertas monedas y pretenda venderlas a un precio razonable y otra cosa es que alguien que se quiere ganar un dinero de manera sistemática (es un comerciante) pretenda usar mi conocimiento de manera gratuita.

      En todo lo demás que dices estoy de acuerdo: el coleccionista se puede especializar y llegar a niveles de conocimiento superiores a la mayoría, o a la totalidad, de los comerciantes. Por eso mismo creo que los comerciantes deben especializarse también, especialmente los autónomos. Pero eso lo creo para el caso de España, en Uruguay la realidad es distinta.

  9. Realidad parecida a lo que tenemos en la ciudad de México. Hay en total en la ciudad unas 15 tiendas de numismática, donde todo se maneja a precios estándar bastante elevados. El comercio de monedas principalmente se realiza a través de grupos de Facebook, y uno como coleccionista puede comprar a precios de comerciante, no existe aquí eso de que la moneda vale según la mano de quién la tenga, aquí todas las monedas de igual calidad y tipo, valen lo mismo sin importar si es un experimentado coleccionista o un novato. Es tarea del comprador asegurarse que sea original. Tampoco tenemos casas de subastas que nos sangren el dinero con sus comisiones.

    Definitivamente es un mercado mejor.

    1. Yo no creo que sea un mercado mejor. Ese tipo de mercado lo tienes también en España para las monedas de bajo valor. Funciona exactamente como describes.

      Pero cuando se habla de monedas de un valor medio/alto y que pueden ser falsificadas es necesario que haya profesionales que las garanticen y que las muevan. En cuanto a las casas de subastas, quienes no quieran que les «sangren» con las comisiones no tienen más que no comprar en ellas.

      Saludos,
      Adolfo

      1. Quizás es que aquí preferimos cerciorarnos por nosotros mismos sobre la autenticidad de la moneda en vez de pagarle a alguien que lo haga.
        Si la moneda es buena siempre habrá compradores dispuestos a adquirirla, eso limita la existencia de los «profesionales» que al parecer tanto abundan por allá, lo mismo con las casas de subastas, afortunadamente no tenemos ese tipo de comercios por aquí.

        1. Si dices que en Ciudad de México (que pasa de los 20 millones de personas) hay unas 15 numismáticas, eso solo muestra que el mercado es diminuto y apenas hay interés. Es más que conocida la ley del mercado que dice que una demanda atrae capital, así que si aparecen más coleccionistas aparecerán más profesionales.

          A mí me parece muy bien que tú prefieras garantizar la autenticidad de tus propias monedas, pero estoy seguro de que si te gastases 110.000 pesos (5.000 euros) en una moneda querrás tener una garantía, una factura, un asesoramiento… y esos son servicios que proporcionan los profesionales.

          Si me hablas de un mercado de monedas que cuesten 5 euros, en ese caso estoy de acuerdo en que los profesionales no pueden proporcionar mucho valor añadido. Tampoco pueden sobrevivir vendiendo monedas de esos precios.

          En España también hay coleccionistas que «pasan» de los profesionales y solo cambian, compran o venden monedas entre sí. Están en su derecho y tienen todas las opciones del mundo para hacerlo.

          Saludos,
          Adolfo

          1. Tienes toda la razón, pero sucede que aquí en México, 5000 euros es el sueldo de todo un año o incluso más para la mayoría de la población, eso vuelve imposible que exista un mercado para monedas así, pues cualquiera con 5000 euros preferirá un plan de inversiones, el enganche para un auto, iniciar un negocio, o si quiere monedas, pues comprar un buen puñado de bullion.

  10. Buenas tardes, soy de la Ciudad de México, y leo a mi compatriota DIego Cruz y creo que apenas va entrando a este mundo de la numismática, es mas como dice Adolfo que solo en monedas comunes y no tan antiguas pasa eso, pero en monedas de alto calibre la cosa cambia, también aunque la numismática es un mundo pequeño en casi toda hispanoamérica en México si hay buenos profesionales del área, y desde luego que si hay casa de subastas. En cuanto al salario yo creo que mas del 50% gana 5000 euros al año, la situación es mala pero no tanto.

    En cuanto a Nicolás de Uruguay coincido casi plenamente con él, los casos que contó además de no ser la norma habla de honestidad de ambas partes aunque a algunos les suene raro, «la compre en tal lugar por X, y el conteste, pues hiciste un gran negocio, vale 4x, y yo te ofrezco 3x». Para mi si es creible y tanto comerciante como comprador salen ganando, uno gana el triple y el otro obtiene la pieza que quería mas barato de su valor promedio…

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