El momento de dejar la afición

En el blog he hablado de muchos momentos por los que pasa un coleccionista de monedas. Son experiencias que yo mismo he vivido, que he visto en gente cercana o que he reflexionado para el día que me toque tomar alguna decisión. Es curioso que hasta ahora no he escrito nunca del momento en el que un coleccionista decide dejar la afición a la numismática. Sin duda se debe a que nunca me he planteado tal cosa.

El otro día me enteré que un colega muy activo por los foros iba a vender su colección y quería dejar la afición completamente. Me sorprendí muchísimo porque los coleccionistas somos muy apasionados y es raro ver que alguien pasa rápidamente de «estar enganchado» a dejarlo de lleno. Por eso le contacté. Para que me contara su experiencia y así poderla compartir con todos vosotros.

Su colección se centraba en cobres de Felipe IV. Creo que es una serie estupenda para quienes no quieran invertir un gran capital en sus monedas pero pretendan hacer una colección interesante a base de tiempo y estudio (más sobre cobres de Felipe IV y sobre platas de los Austrias). Mi colega no buscaba hacer una colección muy rimbombante, pero le ponía mucho cariño y esmero, lo que le permitió adquirir bastantes rarezas. Tenía unas cuantas variantes que no se citan en el catálogo de Sanahuja y Retuerce. No obstante, la perla de su colección era la serie de platas de Zaragoza que se muestra en las imágenes, pues tenía casi todas (falta los 2 reales macuquinos). Esta serie de platas además de demostrar su buen gusto demuestra el esfuerzo que como coleccionista estaba dispuesto a realizar. Las piezas de la imagen razonablemente puede costar 7.000 – 8.000 euros, pues solo la de 8 reales ya ronda los 3.000 – 4.000 euros. ¡Eso es un pastón para un trabajador de clase media con hipoteca y dos hijos!

colección platas Zaragoza

Ahora se deshizo de la colección. Sus monedas aparecieron en la última subasta de Áureo & Calicó (fijaos en la impresionante colección de cobre de Felipe IV). Y sus motivos son los siguiente:

Está montando un negocio y le viene bien hacer caja. Ya se sabe que a la hora de negociar en los negocios, se negocia mucho mejor con liquidez en el bolsillo.

El negocio le está quitando todo el tiempo libre que tiene. Me habla de jornadas laborales de 14 horas. ¡Madre mía! ¡Yo ya pasé por algo así al final de mi tesis y no quiero volver! ¡y él con hijos!

Además de la numismática tiene otra afición: las carreras de coches. Cuando se tiene dos aficiones fuerte al final acaban compitiendo por todo el tiempo y el dinero del que dispongamos.

Su familia no comparte su afición por la numismática. Me dijo que éste es un punto crítico. Por un lado quiere introducir a su hijo en las carreras de coches y por otro a su mujer no le gusta la numismática. Por eso prefiere dedicarse a actividades que, además de gustarle, pueda compartir con su familia.

Los coleccionistas solemos comprar monedas «en un calentón» pero rara vez las vendemos «en un calentón». La venta de una colección suele ser algo meditado con tiempo. Lo que pasa es que al coleccionista que llevamos dentro no se le elimina fácilmente y aún deshaciéndose de todas sus monedas, son muchísimos los aficionados que vuelven a comenzar otra vez al cabo de poco tiempo. He conocido más casos de gente que vende la colección y a los seis meses ya han vuelto a comenzar otra que casos de quienes dejan la afición por completo.

Veremos cómo acaba mi colega. Él cuenta con otra afición que le puede cubrir sus momentos de ocio mientras los comparte con su familia. Pero claro, seguro que si ve un dinerito de Zaragoza le traerá muy buenos recuerdos y pensará que no hace daño a nadie por tenerlo… ni tampoco un real de Zaragoza de 1611… o los 2 reales macuquinos que siempre quiso tener…

colección reales Zaragoza

12 comentarios en “El momento de dejar la afición”

  1. Hola
    Una consulta… cuando una vende su colección ¿cómo se declaran estos ingresos a hacienda? Me imagino que se trata de declarar un aumento de patrimonio (si el saldo entre lo vendido y lo pagado cuando lo compraste es positivo) o una disminución de patrimonio (si por el contrario el saldo es negativo). Pero… ¿se tiene que justificar con facturas en todos los casos o solamente si desde hacienda te piden explicaciones? En este caso… ¿Cómo demonios se demuestra que, por ejemplo, el lote 294 de esa factura de una subasta del año 2011 de la casa Cayón corresponde a ese denario que ahora acabas de vender? ¿Tienes que acompañar los catálogos de las subastas? Se me antoja que sería algo complicado si la colección tiene bastantes ejemplares. ¿Alguien ha pasado por ello? ¿Cómo funciona todo esto realmente?

    1. Efectivamente, tienes que declarar una plusvalia o, lo mas probable, una minusvalia, ya que, no nos engañemos, es muy dificil que tengas en el conjunto de una coleccion una ganancia que supere las comisiones de la venta y la compra, aunque a veces ocurre.

      Lo normal es que con declaralo (la plusvalia) suela ser suficiente y no pidan mas explicaciones, salvo que sean ventas de un valor alto. En el caso de que asi sea con la factura de compra deberia bastar. No conozco nungun caso en que la inspeccion haya querido comprobar que, efectivamente, el denario que se vende es el mismo que se compro. ( Si vendes un MBC y dices que es correspondiente a una compra EBC +…¿ que sentido tendria? A lo mejor minoras plusvalia peto cuando vendad la primera vas a tener una mayor plusvalia…)
      De lo que si he tenido conocimiento es de una retasacion a la baja de una coleccion heredada. Y aunque resulte raro tiene su logica. Como el impuesto de sucesiones en determinadas CCAA esta bonificado al 99% sale rentable decir que la coleccion vale el triple para luego, al venderla, dar minusvalia y no tributar.

      1. Muy interesante.

        Efectivamente, dudo mucho que se vaya a hacer una inspeccion si el montante es pequenho. Otra cosa es si hablasemos de una coleccion de millones de euros. Lo del tema de la herencia es curioso tambien.

        Saludos,
        Adolfo

  2. Saludos a todos, esta vez estoy con Adolfo, en un momento dejas la colección, per el gusanito persiste y creo que cuando las circunstancias cambian , es difícil no retomarla de nuevo, es que es un vicio!..
    De cualquier forma, a no ser que necesites la pasta de verdad, vender una colección, es una decision muy difícil que se debe de meditar mucho, todos pasamos malas rachas tanto en lo personal, como en lo económico, en ese momento, se deja aparcada la colección y cuando se pueda , se vuelve a ella, en fin creo que esto nos ha pasado a casi todos, ahora bien, desprenderse de una colección forjada con años, es una decision muy difícil, que debe de ser muy meditada.

  3. Un caso para reflexionar mucho sobre nuestra afición. A muchos seguro que se les ha pasado por la cabeza alguna vez venderlo todo para empezar de nuevo una colección nueva de monedas, o gastarse el dinero en otra afición. Hasta ahora a mí no me ha pasado, porque mi colección es (casi) irrelevante en lo económico.

    Yo creo que en el caso de nuestro amigo, yo hubiera hecho algo parecido, igual me hubiera quedado con una o dos monedas de recuerdo, y lo demás fuera. Borrón y cuenta nueva, que es lo más sano cuando quieres centrarte en algo distinto.

    Por suerte he conseguido una moneda de la colección del que fue mi compañero moderando en uno de los foros en los que participaba con mucho entusiasmo en mis inicios numismático-redes sociales, un duro sardo de Felipe IV:
    http://siemprenosquedaralan.wixsite.com/home/felipeivcerde

    Gran colección de Felipe IV que se perdió en el tiempo, como lágrimas en la lluvia :)

  4. Una gran pena la disgregación de la fantástica colección de nuestro compañero. El real de Zaragoza de la fotografia lo tuve yo antes, pero en su momento me pareció que luciría mucho más y mejor en su impresionante colección.

    Considero que una vez tomada la decisión, mejor no volver. Me estaría acordando siempre de las piezas que tuve y que me gustaría volver a tener.

  5. El tiempo y el dinero son dos recursos limitados. Inversamente proporcionales me atrevería a decir en el común de los mortales, aunque bien es sabido que hay excepciones. Es una buena decisión vender la colección si las personas a tu alrededor no comparten tus aficiones y puede resultar excluyente para otras facetas de tu vida.
    Hoy había vendido en una subasta una moneda común que tenía repetida. El comprador, ganador de la subasta, me dice que no quiere comprarla ya que ha visto otra moneda “igual” a un precio sensiblemente menor. Al contestarle le digo que en numismática el precio no es lo más importante. Me quedé un poco reflexionando en esta frase que acababa de enviar. Cuantos coleccionistas habrán dicho, medio en broma medio en serio, “esta no lo vendo ni por todo el oro del mundo”.
    Pero llega un momento en tu vida que esa colección tiene que acabar en otras manos. Si esas manos son familiares y acceden a ella de forma un tanto forzada, sin conocimientos ni contactos, es difícil encontrar un precio que deje a todos contentos. En cambio, si uno mismo decide venderla al comprobar el poco o nulo interés que despierta en sus descendientes, sería una opción que quitaría dolores de cabeza y el precio conseguido sería más acorde con el valor de mercado. Seguir una colección pocas veces aporta la satisfacción que el primer creador tenía, aunque puedas tener mejores medios. Lo que está claro es que la tercera generación, como han hecho en multitud de empresas familiares, es la que lo echaría todo a perder.

  6. Veo que el tema de dejar la coleccion lo teneis mas reflexionado que yo :)

    Tambien es claro que muchos conociamos al coleccionista. Normal, pues era muy activo en las redes sociales. Creo que es un ejemplo estupendisimo de como una persona de clase media puede hacer una coleccion de monedas muy interesante sin comprometer por ello economicamente a su familia. Eso si, es una coleccion que requiere mucho esfuerzo y dedicacion.

    Saludos desde Kashan (Iran),
    Adolfo

  7. Yo ya tengo planificado cuando dejaré de coleccionar (si Dios quiere)…
    …espero que coincida con el momento en que deje de respirar, carezca de pulso y mis pupilas ya no reaccionen al estímulo de la luz.

  8. yo después de la venta tendría claro en no volver a coleccionar siempre me acordaría de mis piezas pasadas, conozco alguna experiencia similar y todas se acabaron arrepintiendo.
    la decisión para mi ha sido buena, siempre y cuando no haya marcha atrás y me desligase completamente del mundillo numismático.

  9. Juan León Pescador

    Hola, yo es algo que nunca me he planteado, bien es cierto que cada vez tengo más definida como quiero que sea mi colección, sencilla y tipos generales, así como métricas.
    Pero lo que me llama la atención es lo desprotegida que está nuestra afición coleccionista, pasamos muchas horas buscando piezas, invirtiendo en Cultura, para que finalmente nuestras colecciones puedan disgregarse, algunas es cierto que no será una gran pérdida, pero otras… que voy a decir de los reales mostrados, posiblemente en Zaragoza no existirá una colección similar y para mi eso sí es un conjunto, que no debería disgregarse.
    En todo caso creo que con las monedas ocurre como con el tabaco, cuesta muito desengancharse totalmente.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Unas colecciones deben disgregarse para que se puedan montar otras. Si las colecciones nunca se deshicieran sería el fin de nuestra afición porque no habría intercambio de piezas ni mercado. Solo podríamos coleccionar euros.

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