La numismática de provincias

En 1982 un vecino de Cuenca se enteró de que en su preciosa ciudad (que desgraciadamente no conozco ni he conocido nunca a nadie de allí) se acuñaron monedas. Su afición a la historia le empujó a coleccionar las monedas conquenses con la romántica finalidad de poder tener en su casa un pequeño museo que explicase la historia de la ciudad. Lo malo es que en esa época nuestro querido vecino de Cuenca no contaba con la Web, apenas conocía otros cinco coleccionistas en su ciudad y no tenía más información que la que venía en los catálogos de Vicenti. Su única ventana al mundo era un comerciante local que traía el género que encajaba en su colección: dineritos medievales, blancas de los Reyes Católicos, algunas platas de Felipe V… Poco más podía saber este coleccionista que lo que le dijera el comerciante en quien confiaba, pues ni se planteaba ir a Madrid a conocer a otros coleccionistas o comerciantes, y aunque fuera ni siquiera sabría por dónde empezar.

Ése es el coleccionista que estaba por las provincias en España hasta hace cuatro días. Veamos ahora el perfil del comerciante típico de provincias.

1 real Cuenca

El comerciante era un trabajador autónomo a quien nadie le exigió unos conocimientos muy grandes. Yo diría que el perfil típico era el de un trabajador de cualificación media (podría ser alguien que trabajase en un taller, en la construcción o algo semejante) que se ve atraído por el negocio numismático y decide probar suerte en él. No había mucha competencia geográfica, pues en Cuenca posiblemente estuviera él solo o él y otro, así que los clientes le eran muy fieles puesto que no tenían acceso a otros comerciantes. Además, eran clientes muy desinformados a quienes prácticamente podía venderles lo que considerase (monedas taradas, limpiadas, repatinadas…) al precio que creyera conveniente y que ellos pudieran pagar. Teniendo los clientes tan poco conocimiento y tan poco criterio la exigencia de cara al comerciante era prácticamente nula pues a poco que supiera ya sabía más que su clientela.

Eso es lo que se llama la “numismática de provincias», que era la mayoritaria en España durante todo el siglo XX. Muchos comerciantes sacaron mucha pasta de manera relativamente sencilla (pero sin quitarles mérito a su trabajo, claro está) aprovechándose de la dificultad de obtención de información por parte de su clientela y de una absoluta anarquía fiscal de la que os pueden hablar los viejos del lugar con mucho mejor criterio que yo. Ni qué decir tiene que esa “numismática de provincias“ no se refiere al ámbito geográfico sino a la idea de vender monedas a gente desinformada, aunque sea en el centro de Madrid o Barcelona.

Así que cuando oigáis eso de “éste es un numismático de provincias“ o “esta moneda se puede vender por las provincias por…“ o “esta moneda solo se vendería en las provincias“, ya sabéis a lo que se están refiriendo.

La imagen que ilustra la entrada es un real de Cuenca de Enrique IV que sacan a subasta Martí Hervera y Soler y Llach el próximo mes de julio. Os podéis pasar por aquí para leer sobre su leyenda.

4 comentarios en “La numismática de provincias”

  1. Lo que comentas en el post en pasado, sigue sucediendo. Te pongo como ejemplo mi provincia, muy cerca de Madrid y bien comunicada, quitando los cuatro coleccionistas algo informados, agrupados en nuestra sociedad, que compramos monedas fuera de Salamanca y hacemos compra conjunta de novedades, la gran mayoría sigue comprando los domingos en el rastro, al único comerciante local existente.
    El desconocimiento de los canales de compra e información es la tónica general y eso se paga al adquirir las monedas sin asesoramiento y a precios desorbitados.
    Por nuestro Grupo solo suelen acudir a informarse personas no coleccionistas que

    1. …han heredado una colección o un par de monedas o billetes y creen tener un tesoro, la mayoría de las veces llevan monedas vulgares del Estado Español o Juan Carlos.
      La mayoría de los coleccionistas del lugar, no suelen tampoco enterarse de las fechas en las que se celebran las convenciones, a pesar de que cada vez se les da mayor publicidad.

      Nota perdonar que termine la entrada en de esta forma, publique la respuesta por error antes de terminar de escribir

  2. Bueno…
    ¡¡¡Yo soy de provincias!!!
    Nací en Cádiz donde empecé mi colección con las monedas que me regaló el hombre de confianza de mi abuelo y que había ido encontrando por la finca (una moneda de dos pesetas de plata de 1870, tres «perras gordas» chaponas y tres bajos imperios).
    Con eso empecé a interesarme por el mundo de las monedas y estando en el instituto conocí a otro coleccionista. Este me habló de que en la plaza de San Francisco, los domingos se reunían coleccionistas y se compraban y vendían monedas…
    Allí conocí a mi amigo Francisco (ya fallecido…) que tenía un puesto allí y que posteriormente abriría una tienda numismática donde me pasé horas y horas clasificando monedas romanas y medievales con el famoso compendio.
    Tras finalizar mis estudios superiores fuera de Cádiz, acabé trabajando un tiempo en Barcelona, después volví a Cádiz y durante la enfermedad de mi padre (el cáncer que le llevó demasiado joven a la tumba) mi válvula de escape era una conexión a internet donde conocí un foro de coleccionistas de moneda romana.
    Solo puedo decir que aprendí más en los dos primeros años con ellos que en los veinte anteriores…

  3. Adolfo Ruiz Calleja

    @El arcón, sigue pasando pero en mucha menor medida que hace 30 años.
    No creo que el hecho de comprar al comerciante local connote desconocimiento. La cuestión es que, se compre a quien se compre, el comprador sea un cliente informado y que sepa lo que hace. Luego el comerciante local, o cualquier otro, podrá venderle y ambos se verán beneficiados.

    @Athalbert, no eres el primero que dice que en un par de años en la Web ha aprendido más que 20 años coleccionando en su pueblo. Lo he oído muchas veces y es normal. Al fin y al cabo en un mercadillo local se puede acceder a muy pocos coleccionistas que puedan enseñar algo.

    Saludos,
    Adolfo

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