Mantener el interés por nuestra colección

El otro día hablaba con un coleccionista amigo mío y me comentaba lo importante que es que como coleccionistas no dejemos adormecer nuestra colección, pues ese día correrá un riesgo enorme de perecer. Me decía que, como coleccionistas, siempre tenemos que tener el gusanillo de ir a las convenciones, mirar las subastas, hablar con otros coleccionistas… con la simple idea de ver si puede haber algo interesante para nosotros. A ver si podemos encontrar otra pieza que encaje en nuestra colección. En el momento en el que dejamos de tener esa inquietud, ese entretenimiento o ese interés (como queráis decirlo) es muy normal que nuestra colección acabe. Lo que más me sorprendió de estas palabras es que salieron de la boca de un coleccionista muy experto, no de un comerciante que simplemente está intentando persuadirme para que compre más. Lo di unas vueltas y creo que tiene mucha razón: es muy normal que cuando un coleccionista deja de comprar se le termine la afición. Pero por otro lado, tampoco es recomendable que un coleccionista compre todas las semanas cinco monedas porque no conseguirá otra cosa que hacerse con una colección muy abundante pero sin criterio (ejemplo).

Este tipo de reflexión tiene una consecuencia para quien pretenda forjar una colección durante toda su vida: hay que medir las fuerzas de las compras para el corto plazo pero también para el largo plazo. Para cualquiera de nosotros el lago plazo es bastante más impredecible porque no sabremos si nos irá bien o mal en la vida, pero yo creo que podemos tener ciertas técnicas para que nuestra colección siga viva durante muchos años. Incluso durante toda nuestra vida. Veamos los dos factores que yo creo que hay que tener en cuenta y los ejemplificaré con casos reales.

80 reales Isabel II

El primer factor es el «agotamiento de la colección«, que a su vez lo podría dividir en un «agotamiento total» o un «agotamiento a un coste asumible».

Pepe es un tipo con pasta y dispuesto a gastar dinero en su colección puesto que no tiene muchos más vicios. Comenzó hace años una colección de El Centenario de la Peseta y desde el principio contó con el asesoramiento de un estupendo profesional. Ahora ya la ha completado, puesto que El Centenario es una colección bastante pequeña si se compara con otros periodos. Ya tiene las 100 pesetas de 1870, los oros de Amadeo, las 25 pesetas de 1881 sin barba… y prácticamente todo en una calidad exquisita. El Centenario es una colección completable para quien pueda dedicar un millón de euros a ese propósito.

José es un coleccionista mucho más humilde. Comenzó a coleccionar monedas desde niño guardando las piezas que le daban de cambio al comprar golosinas en el quiosco. Más adelante quiso hacerse con una colección de todas las monedas españolas del siglo XX y ya la completó. Las tiras de 1968, 1969 y las E-51 le supusieron un esfuerzo económico importante, pero aprovechó un momento que le venía bien para hacerse con ellas. Por otro lado, solo algunas monedas de la Guerra Civil le supusieron un esfuerzo encontrarlas, todo lo demás es muy sencillo.

Víctor es un coleccionista de clase media. Trabaja como soldador en una empresa grande y tiene un sueldo que ronda los 1.000 euros limpios al mes. Le gusta la numismática pero desgraciadamente para él no puede dedicar más de 500 euros al año. A pesar de ello, a base de años ha conseguido forjar una colección de El Centenario de la Peseta en calidades humildes. Le faltan todas las piezas raras y de oro solo tiene una alfonsina que le regaló su novia una vez que se estiró por su cumpleaños (¡¡la mejor pieza de su colección!!).

Aquí vemos tres ejemplos de coleccionistas que han agotado su colección. Digamos que ya el camino por donde se metieron ya no da más de sí. Tienen que buscar otros. El caso de Pepe (ya quisiéramos muchos tener los problemas que tiene él) es el más sencillo de todos porque cuenta con un dinero suficiente para continuar la colección por donde quiera. Probablemente se pueda plantear continuar con una buena colección de Isabel II si quiere tener un continuismo natural con la colección que ya tiene forjada. Otra forma sería completar la colección de moneda española con la de otros países de la Unión Monetaria Latina. También podría hacer otra colección paralela de algo totalmente distinto (yo le recomendaría que se metiera con áureos o con onzas españolas). El caso de José también tiene una continuidad natural muy clara, que es irse hacia atrás y completar El Centenario de la Peseta, a la vez que puede irse para adelante y comprar las carteras de euros que emite la FNMT. Digamos que son dos casos clarísimos en los que la continuidad de la colección es sencilla. Se podría decir que son colecciones con «las puertas abiertas».

El caso de Víctor es algo más difícil porque hay una clara y comprensible restricción económica. He visto a muchísimos coleccionistas llegar a este punto. En muchos casos los coleccionistas que «acaban» la colección de El Centenario confían más en su propio criterio y se adentran en calidades mejores asumiendo un coste mayor por cada pieza que compran. Pero también hay casos en los que no pueden asumir ese coste por mucho que quieran. En ese momento muchos se ven tentados a hacer dos compras al año (¡¡ahí es donde está el peligro de dejar la colección!!) y a otros les da por frikadas como ponerse a coleccionar errores que no les importan más que a ellos. Mi recomendación en estos casos es que el coleccionista vaya a por monedas de más calidad en la medida de lo posible pero siempre y cuando no mate el gusanillo. No se puede pretender acordarse de la colección una vez cada 8 meses porque pronto llegará el momento en el que no se acordará para nada de ella. La otra opción es ampliar la colección con un tema semejante y teniendo en cuenta las limitaciones presupuestarias. Por ejemplo, Víctor bien podría adentrarse en los cobres y las platas de Isabel II y Fernando VII. O incluso hacer algo totalmente diferente, como una colección de vellón medieval o de cobres de los Austrias.

8 reales columnario

En este respecto hay que ver a nuestras monedas como si fueran nuestro bebé que está en la cuna de la colección: si vemos que el bebé crece deprisa y que va a «agotar la cuna» lo que hay que hacer es comprar una cuna más grande. Pero mejor si esa cuna grande sigue cierto criterio, tiene cierto gusto, resulta interesante y es asequible para el coleccionista. Por eso hay que reflexionar con tiempo qué tipos de compras haremos en el momento en el que agotemos la colección que estamos haciendo ahora.

Bien es cierto que hay algunas «colecciones inagotables». Algunas colecciones son inagotables por lo tremendamente amplias que son. Quien coleccione denarios sabe que por muchos que compre seguirá habiendo denarios que le falten y probablemente los haya a precios asumibles en conservaciones dignas. Igual le pasará a quien busque forjar una colección representativa de la numismática española. En otros casos la colección no es tan amplia pero sigue siendo inagotable porque continuan apareciendo monedas; tal es el caso de quienes coleccionen novedades (euros, monedas bimetálicas del mundo…). Hay que admitir que una de las grandes ventajas de estas colecciones es que nunca se acaban.

El segundo factor es que la capacidad económica del coleccionista disminuya significativamente. Hay que decir que estos casos son más raros porque lo normal es que una persona progrese económicamente según va avanzando la vida y lo normal es que un coleccionista se vaya atreviendo con compras más importantes según vaya siendo más experto. Pero hay casos que no es así.

Jonás es un coleccionista que comenzó a los 20 años con moneda española. Hasta los 30 no se atrevió a meterse de lleno con lo que considera su verdadera pasión: los duros segovianos. Como es joven, no tiene ni mujer ni hijos ni hipoteca y cuenta con un trabajo relativamente bien remunerado se atreve a comprar monedas potentes, gastándose entre 6.000 y 8.000 euros al año en tres o cuatro duros («otros se lo gastan en un coche y en viajar», dice). A los 35 años comete el grave error de enamorarse y a los 39 ya tiene dos hijos. Para entonces su sueldo ha subido algo pero con las cargas familiares que tiene no puede dedicar la cuarta parte de sus ingresos en comprar duros segovianos. De hecho, ahora solo puede dedicar unos 2.000 euros al año.

Ya digo que este caso no es muy corriente pero los que se quieran meter a hacer una colección potente de una temática determinada tienen que tenerlo en cuenta. Hay que preguntarse si vamos a poder mantener el ritmo actual de gasto y, en caso de que no sea así, qué se haría con la colección. En el caso de Jonás yo le recomendaría que buscase extender su colección buscando piezas más baratas pero sin comprometer la calidad. Por ejemplo, podría hacerse con monedas de 2 reales segovianos o con duros de otras cecas. Con los 2.000 euros al año que tiene de presupuesto bien puede hacer 3 o 4 compras de ese tipo de monedas en alta calidad. Lo que no le aconsejaría es que hiciera un enorme ejercicio de autocontrol y solo comprase una moneda cada dos años porque entonces es muy probable que acabe abandonando la colección.

Obviamente hay casos más dramáticos en los que la unidad familiar no puede permitirse ni siquiera gastar 20 euros en un capricho, ya sean una moneda o lo que sea. En esos casos la colección se abandona y ya se volverá a retomar si es que se retoma porque es evidente que no es algo prioritario. No son estos casos de los que estoy hablando.

8 reales Carlos IV

Las monedas que ilustran la entrada están siendo subastadas por Catawiki.

13 comentarios en “Mantener el interés por nuestra colección”

  1. Buena entrada! Hasta que llegue a leer hubiera pensado que este era un «post patrocinado» jeje. Lo cierto es que los intereses tb cambian con la vida. Por ahí llama más ahorrar un año para un viaje o empezar ciclismo o algún Plus de posgrado y adios balance. A veces sueño en vender mi colección e irme de viaje, pero no se que tan lejos llegue ja

  2. Adolfo Ruiz Calleja

    No sé cómo te pudo dar la impresión de que había un patrocinio específico para esta entrada…

    El caso es que tienes razón: los gustos y los intereses cambian según vamos cambiando nosotros. Es algo normal y bueno pues muestra nuestra madurez y nuestra evolución ( https://blognumismatico.com/2012/01/12/la-evolucion-de-las-aficiones/ ). Esta entrada va dirigida a quienes en principio quieren que su colección se mantenga viva durante algunos decenios.

    Saludos,
    Adolfo

  3. En mi caso no lo llamaría agotamiento pero sí cansancio de algunas monedas que tengo ahora y que disfruté mucho en el momento que las adquirí. Yo me considero un coleccionista poco convencional, no me he centrado nunca en ninguna serie concreta, no me obsesiona en absoluto acabar ninguna serie, ni nada de eso. Yo ahora colecciono monedas lo más curiosas posibles y adecuadas a mi bolsillo a la vez. He dejado de lado (espero que temporalmente) los durillos y doblones de los borbones y, por contra, me estoy centrando más en la moneda clásica. Como principalmente adquiero monedas via subastas, mi perfil de coleccionista tiene la ventaja de poder organizar y hacer una previsión de gasto con tiempo.

    Saludos!

  4. Adolfo, ten cuidado que el último caso puede ser el tuyo; bonita entrada. La verdad, que de vez en cuando hay que reinventarse la clase de monedas que quieres coleccionar.

  5. Yo nunca he tuve un «afán» de completar una determinada «colección». Por el contrario he ido picando de aquí y de allá para ir aumentando mi «patrimonio». Pero si que es cierto que, desde hace 10 años, me he ido centrando en un «objetivo» que es tener al menos un denario de cada gens y una moneda de cada emperador. Se que es prácticamente inalcanzable, pero eso es lo que lo hace atractivo, que siempre habrá algo que incluir en la colección sea cual sea mi capacidad de compra o el tiempo que haya transcurrido.
    No obstante, cualquier moneda que se pone a tiro, a un precio razonable y que me guste, también la adquiero.
    En lo que no coincido es que en el «dejar la actividad» por un tiempo suponga el fin de la misma. Entre los años 1990 y 1998 no adquirí una sola moneda. Y en cuanto me «coloqué» en la vida retomé esta apasionante actividad.
    Saludos.

  6. Mi experiencia tanto como comerciante como profesional es que mucha gente deja de coleccionar cuando ya no encuentra lo que busca al precio que está acostumbrado a pagar. Si nos fijamos, la mayoría pagamos lo que compramos, a la hora de coleccionar, dentro de un cierto rango de precios. Pocos hay que en enero compren monedas de 10-50 euros, en febrero se gasten 1000 euros en una sola pieza y luego en marzo estén con piezas de 100 euros.

    Cuando uno aterriza en una serie y se queda en ella lo hace por dos motivos: 1.- la serie le gusta, 2.- Los precios que se pagan por las monedas que le agradan son asequibles para él. Durante un tiempo las expectativas se cumplen y el coleccionista disfruta mucho coleccionando. Pero inevitablemente llega un momento en que, conseguidas ya las piezas más comunes, hay que empezar con otras que no lo son tanto y ahí, si se quiere seguir con el mismo nivel de calidad, hay que empezar a pagar más por pieza, en ocasiones bastante más. Ahí he visto yo a muchos coleccionistas empezar a buscar y buscar sin conseguir comprar pues, por inercia, se intenta seguir pagando lo mismo que se pagaba antes. La diversión empieza a menguar al tiempo que se incrementa la frustración por no conseguir encontrar lo que se busca. Si esta situación se prolonga en el tiempo el coleccionista acabará dejándolo casi con toda seguridad. Como os digo he visto muchos casos de ésos, a mí mismo ha estado a punto de pasarme como coleccionista.

    ¿La solución? lo que dice Adolfo. Básicamente yo las divido en dos tipos:
    1.- Reducir el número de compras lo justo para afrontar el siguiente escalón de rareza en la serie que estábamos coleccionando. Si antes comprábamos veinte monedas de 150 euros al años, ahora compraremos diez de 300 euros. De esa forma seguiremos avanzando en nuestra colección.
    2.- Extendernos a otra serie distinta donde podamos empezar de cero. Con la otra seguiremos alerta a ver qué encontramos, que seguirá siendo muy poco si bien ya no nos creará tanta frustración pues no nos faltará la diversión en la nueva serie. Una variante de este tipo es extenderse a variantes dentro de la serie principal, por años, por tipo de reverso, por cecas, etc.

    Yo colecciono un tipo de moneda que ya empiezo a vislumbrar su agotamiento a medio plazo dentro de los márgenes de precio que empleo. Es por ello que, recientemente, he abierto otra línea de coleccionismo emparentada con la anterior y que estimo me va a dar diversión al menos 7 años más. Sigo con la primera, pues aún no está agotada, pero sobre todo estoy intentando aprender mucho sobre la nueva (que no conocía demasiado a pesar de ser profesional de antigua)

    Una conversación sobre este tema la tuve hace poco tiempo con un coleccionista que aparte de cliente es también buen amigo mío. Empecé a detectar ese agotamiento del que hablamos y le dije lo que se podía hacer al respecto.

  7. Adolfo Ruiz Calleja

    @Jordi, a mí me pasa algo parecido: las monedas me suscitan interés cuando me suponen un reto. Un reto más allá de la cuestión económica, por supuesto. Como dedico bastantes horas a esto de la numismática las colecciones «normales» no las aprecio tanto. Ya no me veo atraído por coleccionar moneda del siglo XIX, durillos o piezas de ese estilo. Como coleccionista me gustan mucho más las colecciones valientes. Lo que pasa es que también miro el retrovisor para asegurarme de que las piezas que tenga tendrán salida… o dicho de otra manera: que quisiera que si un día tengo que liquidar la colección pueda acceder al mercado sin demasiados intermediarios.
    De ahí nacen mis dudas de cómo continuar con mi colección.

    @Juan Antonio, el último caso lo escribí pensando en mí mismo. ¿Tanto se nota?
    Pero que nadie se asuste que ni colecciono duros segovianos ni me gasto 6.000 euros al año en monedas. Puse mi caso pero con otros números :)

    @Gerardo, tu objetivo con las monedas romanas es razonable si nos olvidamos de los emperadores y las emperatrices más raros. Pero una moneda de cada emperador es algo a lo que muchos coleccionistas aspiran.
    Estarse 9 años sin coleccionar y luego retomar la afición es algo muy raro. Hay casos que sí que lo hacen pero en la mayoría de ellos ya no lo retoman nunca. Más que nada por lo que dice @Leandro: las aficiones cambian y en esos 9 años lo normal es que se hayan desarrollado otras aficiones que tendrán prioridad sobre la numismática.

    @Luis, excelente comentario. Ya habías escrito algunas de estas ideas de manera dispersa en otras entradas del blog y en buena medida fueron fuente de inspiración para la entrada. Muchísimas gracias por enriquecer el debate con la visión del profesional-coleccionista.

    Saludos,
    Adolfo

  8. Cuando llegó la crisis me encontré de repente sin capacidad para comprar monedas pero…
    …la numismática no solo consiste en comprar monedas.
    En mi caso comencé a documentarme para escribir un libro, me dediqué a traducir libros de numismática que no estaban en castellano etcétera.
    cuando la cosa se arregló un poco volví a comprar, aunque me pasé del jamón serrano (denarios romanos) al chopped (monedas de bajo imperio) y de paso comencé a aprender a limpiar monedas.
    Cada uno escoge su camino.

  9. Saludos a todos, mi opinión al respecto es que una coleccion debe de estar en movimiento, es decir debe de ser estudiada y entrar piezas periódicamente, sino termina muriendo por falta de interés, llevo mas de 40 años en esto y la verdad nunca he sentido ese agotamiento que mencionáis, siempre hay campos inexplorados o poco estudiados, por lo que perder interés es difícil.
    Por lo demás , como soy un poco friki y le doy a todo, siempre encuentro piezas a un precio asequible e interesantes para comprar y estudiar, es cierto que no te haces experto en ninguna serie, pero aprendes un monton.
    Por ejemplo hay series de monedas antiguas poco estudiadas , baratas, asequibles y sumamente interesantes en series de monedas indias preislámica, monedas kusanas o heptalitas por ejemplo…
    En fin esto de la numismática es cuestión de interés, el campo es infinito y si a pesar de todo no se dispone de mucho dinero, siempre hay monedas muy interesante y baratas, a pesar de ser muchas de ellas bastante raras.
    Jesus

  10. En primer lugar, permitanme una alabanza al autor del blog. Es poco frecuente ver personas dispuestas a meterse en un berenjenal como este y,encima, salir bien paradas. Siempre he admirado a quien comparte sus conocimientos, porque creo que el conocimiento es algo bastante inútil si no se comparte.
    Llevo bastante tiempo siendo asiduo lector del foro, pero nunca habia comentado. Creo que hoy voy a solucionar eso…
    Pienso que una persona elige una afición y luego la desarrolla como puede, es decir: no todo el mundo se levanta una mañana y se dice «hombre, voy a dedicarme a coleccionar dracmas atenienses», mãs bien el sentido de la nuestras colecciones se define según nuestros gustos (nos cae bien Amadeo, o la época en que España era dueña de los mares, o Fernando VII nos cae muy gordo, ) ,por circunstancias a veces ajenas a nostros mismos (empezamos con un denario que nos regalaron, nos dejaron una colección ecléctica…) o por circunstancias de la vida, ésas que el autor de la entrada señalaba con tanto tino más arriba.
    A veces, nuestros gustos o circunstancias cambian, pero eso es raro. El problema es cuando lo que nis gustaba se «agota», cuando hemos elegido tener una colección de pocas piezas bien por su escasez, bien por su limitación en el tiempo…ahí es cuándo debemos reflexionar si lo que es lo que nos gusta (hay gente que completa una colección y luego solo le gusta contemplarla, oiga) y abrirnos de mente…y contar con la ayuda y consejo de quienes saben más que nosotros.
    Mi colección, por ejemplo, no acabará nunca, porque yo decidí coleccionar metal, en este caso plata (el oro se suele escapar de mis posibles…si me gastara 2000 euros en una monedita de oro, me ganaría el divorcio con seguridad). Empecé con los columnarios, monedas preciosas por cierto, y (aunque como es obvio me faltan ésas piezas casi imposibles de conseguir porque hace falta que te toque la loteria), y seguí con los reales de a ocho, pero sin olvidar incursiones en otros lugares (Algunos Amadeos, como llaman en mi tierra a todos los duros de plata, etc)…nunca terminaré y éso es lo que me gusta.
    Por cierto, quiero dedicar aquí un recuerdo a mi abuelo, que me inició en esta fiebre el día ya lejano que me regaló un duro de 1808, el de Fernando VII.
    Un saludoa todos y perdonad por la extension del comentario, y por si falta alguna tilde (no me acostumbro a la tablet)

  11. Coleccionar no es solo comprar, para mí el estudio de un periodo concreto debe ser la base del coleccionismo, de otra manera y con seguridad nos aburriremos antes o después.
    Yo decidí coleccionar monedas del siglo XX, por KM y de todos los paises, este tipo de colección es inagotable, son miles las monedas las que puedes incluir en tu colección, de curso o conmemorativas.
    La ventaja de este tipo de colecciones es que puedes comprar lotes a muy buen precio, entretenerte a seleccionar monedas por calidad y a estudiar sus variantes.
    Con el excedente del lotes puedes intercambiar, lo que hace que te relaciones con coleccionistas de todo el mundo y aprendas un montón de ellos.
    Esto no quita que si me ofertan monedas de otras épocas y están en el rango de precio en el que me muevo, también las adquiera e incorpore en mi colección histórica, que trata de estudiar la evolución de la acuñacion de monedas desde la antigüedad hasta nuestros días. En moneda antigua no miro la calidad, si es identificable me sirve, por supuesto siempre descartando «chapas»
    Coleccionar monedas tipo bullón no lo considero interesante, más bien sería una inversión en metales nobles y aquí yo opino que es más rentable invertir en lingotes que en monedas.

  12. Buenas tardes:

    En primer lugar, felicitarte por tu blog, que es excelente para los que estamos empezando.
    Quería hacerte una pregunta, te la pongo en esta entrada, porque va sobre como organizar nuestra colección, aunque no vaya exactamente con el tema.
    Sueles mencionar que lo mejor es que tengamos unas prioridades sobre lo que queremos comprar, y que no compremos a lo loco, sino que mejor tiremos hacia aquello que entrando dentro de nuestro interés, esté a un precio razonable, para evitar acabar pagando sobreprecios. Y también que para saber cual es el precio razonable que es una buena idea estar al tanto de en cuanto se quedan los remates de las subastas.
    Mi pregunta es sobre cómo te organizas para tener apuntados los remates de las piezas que te interesan. Con la inmensidad de piezas que hay por catálogo, y teniendo en cuenta que hay varias casas «principales» es una locura guardar los catálogos en bruto y tener que consultar todos cada vez que quieras mirar un remate de X pieza. Lo que se me ha ocurrido es hacerme un excel, e ir introduciendo los lotes que me interesarían y sus remates. Creo que aunque sea un poco tedioso el tener que ir poniendo los precios, es lo más razonable para tener un acceso rápido a los remates. ¿Usas un sistema así, otro o hay alguna web que recoja de forma automática los remates?

    Un saludo y, de nuevo, enhorabuena por el blog

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      En este asunto cada maestrillo tiene su librillo. Yo, con esto del blog, más o menos ando enterado de los precios de todas las series aunque profundizo en pocas de ellas.
      Los coleccionistas más expertos que conozco lo que hacen es ir apuntando los remates de las series que ellos controlan (suelen estar especializados en series muy concretas). Algunos lo hacen en un cuaderno, otros tienen hojas de excel, otros bases de datos, otros ficheros en su ordenador… Cada cual tiene su método.

      Saludos,
      Adolfo

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