Comprando una colección a una familia

Heredar una colección de monedas es siempre un marrón si nadie en la familia sabe qué hacer con ella. Lo normal es que al final alguien tome las riendas y diga las palabras mágicas de: «vamos a ver lo que vale esto». En algunos casos se convierte en el principio de una bonita historia pero en la mayoría acaba siendo el comienzo de una serie de desilusiones al ver que el tesoro que algunos creían tener no es tal y van a tener que seguir madrugando el resto de su vida. Una lástima.

Desde el punto de vista del comprador, adquirir una colección a una familia que la ha heredado es difícil. Muy difícil. La razón es que los propietarios no tienen constancia del valor real de las monedas y para paralizar la venta basta con que el típico primo que va de listo (y que todos tenemos) se crea que la colección de su abuelo da para que cada nieto se compre un chalet en la playa. Así que es un caso muy típico el tener apalabrada la compra de una colección con el heredero que se ha estado molestando en entender un poco de qué va el asunto y que luego se cancele todo porque el típico familiar tocapelotas dice que no quiere venderla. ¡Pues que se hubiese molestado él desde el principio!

Una situación así me pasó hace unos años. Me escribió un mallorquín diciéndome que había heredado una colección de un tío sin hijos que estaba fundamentalmente compuesta por monedas del siglo XIX y del siglo XX de diferentes países. Le llamé por teléfono y vimos que la colección era fundamentalmente de monedas de plata en unas conservaciones corrientes. No era nada del otro mundo pero bien podía rondar los 5000-8000 euros. Lo justo para pagar una semana de vacaciones a toda la familia y disfrutar todos juntos del legado de su tío, que es a mi parecer la mejor manera de honrarle.

Para mi sorpresa el mallorquín me dijo que se fiaba totalmente de mí porque leyendo el blog le parecía una persona muy seria y honesta. Así que me propuso uno de los mejores tratos que me han propuesto hasta la fecha: mandarme la colección a mi casa pagando él los portes, que yo la tase y tras su visto bueno por teléfono que le ingrese el dinero en su cuenta corriente. Yo no me pude negar a tal proposición así que en ello quedamos.

real de Mallorca de Pedro IV

Resulta que al día siguiente me llama por la mañana y me dice que lo siente muchísimo pero que no me puede mandar la colección. Me estaba llamando desde Correos y tenía ya el paquete preparado para enviármelo, pero estando allí mismo le llamó su tía Gertrúdix diciéndole que no se le ocurra vender la colección. Que si era tonto. Que si le estaban engañando. Que si los esfuerzos de su hermano de toda la vida. Que si qué se yo. El caso es que la tal Gertrúdix no se molestó ni 5 minutos en valorar y comprender la colección de su hermano, pero intervino en el momento justo para impedir que se llevara a cabo la venta por parte de quien sí que lo había hecho. Al mallorquín no le quise decir nada más porque por su tono de voz me parecía muy evidente que acababa de tener una discusión y que no me estaba poniendo una excusa facilona.

Lo curioso fue que antes de colgar me dijo: «siento mucho el trastorno que te he ocasionado. Tendré un pequeño detalle contigo en agradecimiento». Yo le dije que no era necesario, que esas cosas pasan y que así hay que tomárselas pero él insistió. A los tres días me llegó una carta a casa con dos Liberty Dollars y el libro «Elr rals d’or de Mallorca del Rei Pere«, de Miquel Crusafont y Andreu Vidal. ¡¡Un regalazo!! Hasta la fecha ese librito es el único texto largo que he leído en catalán. En la intimidad, eso sí.

Una última reflexión es lo buena gente que son los mallorquines. Nunca he ido a Mallorca. Ni siquiera a Baleares. Pero todos los mallorquines con los que me he topado han sido honestos y personas de palabra. De esos de quienes te puedes fiar. Además, todos son muy simpáticos. Así da gusto.

 

medio real de Mallorca de Pedro IV

Aprovecho la ocasión para ilustrar la entrada un real y medio real del rey Pere I de Mallorca. Son dos preciosas monedas mallorquinas que forman parte de la Colección Ramón Llul que subastará Áureo & Calicó. Se trata de una magnífica colección que invito a todo el mundo a visitar, pues representa una estupenda lección de las acuñaciones mallorquinas desde la época púnica hasta finales del siglo XX.

40 comentarios en “Comprando una colección a una familia”

  1. Que decir querido Adolfo!! Gracias por los piropos a los mallorquines en general, como por todos los sitios hay de todo. Bonita historia y ejemplo exacto de cuando alguien hereda una colección de monedas, etc y no tiene ni idea. A ver si algún día me animo a contar una bellísima historia de un coleccionista mallorquín, solo una pincelada…………… Nació en 1900, empezó a coleccionar a los 15, tenía una importante colección ( de Mallorca y solo onzas ) que se la robaron en la 1936. Volvió empezar , pasó a otra generación que no amplio , si no que vendió parte y está a otra generación, que tenía muy claro de siempre, que cuando le llegase la vendería. Por circunstancias no sólo no se vendió si no que se está ampliando. La persona que inició esta colección, vivía única y exclusivamente para sus monedas y sellos, NADA MÁS. Por último para no enrollarme más, la persona que está coleccionando actualmente, ha adquirido alguna pieza de la colección inicial, lo supo cuando le contaron la historia de la pieza. Qué pequeño es el mundo. Esto solo son unos detalles de la historia, pero tiene miles.

    Gracias Adolfo por este buen concepto que tienes de los mallorquines y cuando tengas oportunidad visita Mallorca, es perfecta tanto en invierno como en verano

    La mallorquina

  2. Hola Adolfo,
    Muchas gracias por tu artículo. Quería hacerte una consulta: cuando se tasa una colección de monedas, ¿el valor tasado es el valor de catálogo según la condición de las monedas, o el valor al que la compraría un comerciante de monedas que suele rondar el 50% del valor de catálogo?
    Gracias,
    Pedro

  3. Mi experiencia en la compra de monedas a familiares que han heredado es muy negativa, hasta el punto de que hoy en día prácticamente no hago caso al típico discurso de «mi abuelo nos ha dejado unas monedas y tal y tal».

    Y ha sido negativa porque en todos los casos los que van a vender actúan con una profundísima desconfianza (llega a ser insultante) y, prácticamente sin excepción, consideran que lo que tienen vale un potosí. Como en la mitad de los casos han hecho una búsqueda previa en internet y te vienen con una idea de los precios que, invariablemente, corresponde a los precios de subasta internacional en monedas de calidades muy altas. Por ejemplo si tienen un bronce romano en MBC-, toman como precio de referencia un remate de Ars Classica por un bronce similar (ni siquiera tiene porqué ser el mismo, les basta con que se parezca) en calidad EBC. Con esos mimbres da pereza hasta empezar a hablar, razón por la que, muy educadamente, les digo que no estoy interesado.

    Yo siempre digo lo mismo: para comprar prefiero absolutamente que el que viene a vender sepa lo que tiene y lo que vale. Cuanto mejor lo sepa mejor. Que yo nunca me he encontrado a ningún cándido vendiendo una moneda muy rara a precio de saldo y sí a una legión de tipos vendiendo su material a precio de diamantes.

  4. Interesante historia la que nos cuenta Adolfo. En todo lugar siempre hay buena gente, se trata de coincidir con ella. Por lo que comenta Adolfo es posible que el protagonista de esa historia aún lea este blog y se anime a comentar algo.
    Saludos

  5. Hola a todos: es cierto que uno tiende a valorar mucho lo heredado de la familia. Quizás, sea por la ilusión de encontrar un tesoro oculto entre esos objetos, algo en lo que nadie haya reparado antes. Sin embargo, lo racional será esperar piezas en consonancia con el nivel económico del familiar que nos ha dejado la herencia.

  6. ¿Cuantos de nosotros no habremos enseñado una nueva adquisición a la familia diciendo «la compré por X pero en ebay las venden por 3X»?
    Pues todo eso va dejando su poso en el imaginario colectivo de la familia…
    En cuanto al familiar capullo que todos tenemos la única manera de callarle implica una bronca de las gordas y la mayor parte de las veces no vale la pena…
    Un ejemplo:
    – Ya tengo comprador para la colección del tío fulgencio…
    – Capullin familiar: ¿cuanto ofrecen?
    -5000 euros
    -CF: Desde luego eres un pardillo, «todo el mundo» sabe que esas monedas valen como mínimo 20.000…

    …y aquí es cuando se liaría, si le dijeses a capullín familiar que vale, que seguro que él que es más listo tiene razón, que lo que tiene que hacer es «apoquinar» a los demás familiares 10.000 euros, vender él la colección por su cuenta y embolsarse la diferencia como «comisión».
    Lo que pasa es que nunca compensa…

  7. Buenos dias. Hoy en dia un nieto algo espavilado se puede hacer por internet con un catálogo de precios, otra cosa es que sean adecuados a las calidades de las monedas de la colección. Antes, estos catálogos eran usados de referencia principalmente por vendedores y compradores en numismáticas, pero actualmente con el libre mercado online, la mayoría de piezas han caido en picado y pocas se han disparado. También es verdad que los precios de catálogo estaban inflados de manera artificial y respondian a ciertos intereses. Queda claro que a medida que se vayan desmontando colecciones va a ser más fácil acabar de montar otras.

  8. Según algunos catálogos , no quiero ni pensar lo que vale mi colección. Por otra parte, si algún familiar muere y el difunto no utiliza las nuevas tecnologías , sino estos catálogos y le dejo las conservaciones y como mirar el precio; cualquier posible comprador será un estafador. En fin, hablando en serio, uno de la mala fama que tiende la tiendas de Numismática es que (habló de cuando yo compraba 2002-05) algunas se regía para poner los precios con estos catálogos y yo no sé, si eso era hasta estafa. Pues ya me gustaría que me pagarán por ellas el 50% de lo que pagué y por supuesto que me devolvieran el dinero de los catálogos, que se supone que yo lo compré para que me dieran una información fidedigna.

  9. Antes de nada os digo que os estoy escribiendo desde Valparaíso. Estaré un mes por Chile de vacaciones, así que perdonadme si tardo en contestar a los comentarios o si estoy varios días sin pasarme por el blog.

    @María Antonia, estaba seguro de que te iba a gustar la entrada. Ya nos contarás más detalles sobre esa colección, pues pinta interesantísima.

    @Pedro, los precios de los catálogos sirven para poco en el mejor de los casos. Echa un vistazo: https://blognumismatico.com/2009/10/08/¿tasar-monedas-con-catalogos/
    Como dice @Jaume y @Juan Antonio, son precios irreales que muchas veces se usan por las tiendas para decir que una moneda vale tanto o cuánto. Pero no representan el precio de mercado. Yo siempre digo que para comprar quisiera que me dejasen los precios del catálogo de Cayón. Para vender quiero poner los precios de los Hermanos Guerra.
    Por parte de las tasaciones, pues cada perito tendrá sus métodos que en muchos casos no será más que «a ojo». Echa un vistazo a esto: https://blognumismatico.com/2014/05/12/un-peritaje-profesional-de-una-coleccion-de-monedas/

    Para mí una tasación sería es cuando el tasador se compromete a una compra. Si yo doy una colección de monedas y el tasador me cobra por tasarla un 2% de su precio total (por ejemplo) a cambio de que en el momento que me diga el precio yo le pueda decir que me la compre por un 20% menos de lo tasado (por ejemplo), entonces me lo creeré. Decir: «esta colección vale 10.000 euros» es tanto como no decir nada porque ¿quién es el que paga esos 10.000 euros?

    @Luis, yo estoy plenamente de acuerdo en que prefiero mil veces a vendedores que sepan lo que tienen y lo que vale. Una estrategia que me ha funcionado un par de veces es el siguiente argumento:

    «¿Tu recuerdas a tu abuelo comprando monedas? Piensa en qué dinero gastaba tu abuelo en cada moneda. Si el hombre se gastaba en una moneda lo que se gastaría en un café, es razonable pensar que esas monedas hoy en día costarán en torno a lo que cuesta un café. Si se quitaba de unos pantalones para comprarse una moneda, es razonable pensar que esa moneda cueste en torno a lo que cuestan unos pantalones. Y si cogía los ahorros de todo un año y con ellos se compraba una moneda, es razonable pensar que esa moneda hoy en día cueste una pasta. Lo que no es razonable es pensar que tu abuelo se quitase de un café para comprar una moneda y que esa moneda hoy en día cueste el sueldo de un mes de un trabajador».

    Creo que esta argumentación es tan evidente que cualquiera que sea mínimamente razonable la aceptará. Por eso la uso como última bala. Si después de esto los tipos siguen diciendo que sus monedas valen un Potosí, simplemente les deseo suerte en la venta.

    @ager, al final es cuestión de suerte con quién se tope uno. Encantado de volver a saludarte :)

    @Joan, de esto hará cuatro o cinco años. Dudo mucho que este hombre se pase por el blog. Pero si lo hace, sus comentarios serán más que bienvenidos, claro está.

    @Pedro I, esa es otra de las cuestiones racionales. Una persona de clase media que deje de herencia (pongamos) un piso y 50.000 euros en el banco tenía una colección de monedas en un álbum metido en la biblioteca de su casa. Yo, sin saber más, ya diría que esa colección no cuesta gran cosa. Me extrañaría que costase más de 3.000 euros. Más que nada porque si costase, por ejemplo, 100.000 euros el propio coleccionista se hubiera preocupado de decir qué hacer con las monedas el día que él falte. Y lo hubiera metido como parte de la herencia en el testamento. Es lo normal.
    Hace poco me escribía un tipo que tenía un duro de 1888 MSM en BC+. De toda la gente que me ha escrito diciéndome que tiene tal duro (alrededor de una vez a la semana recibo un mail con un duro de 1888 MSM), éste era el único auténtico. Se lo digo y el tipo me dice que quiere vendérmelo y que cuesta 10.000 euros. Le digo que eso es una barbaridad y que cuesta mucho menos, a lo que me dice que de 9.000 no baja. Así que nada, le di el parabién y le dije que tenga suerte con la venta.

    @Athalbert, lo malo de esos «capullines familiares» es que son gente con ánimo de tocar los webs y sin ganas de tener una raciocinio mínimamente racional. Ninguno de ellos aceptaría la argumentación de más arriba porque para eso ellos son los listos. Lo peor es que basta con que haya uno así en la familia para que la venta sea imposible.

    @Juan Antonio, tasar monedas no es nada sencillo a día de hoy, creo yo: https://blognumismatico.com/2014/04/01/tasar-monedas-es-dificil-no-pierdas-el-tiempo/

    Saludos,
    Adolfo

  10. Yo creo que tasar monedas raras, de las que salen muy de vez en cuando, o algunas un poquito más corrientes pero en un estado de conservación excelente es muy difícil. Pero, unas corrientes en las que salen muy a menudo que sepas los desgastes de esa moneda y que controles es algo que casi todos los coleccionistas podemos hacer , otra cosa es que si la moneda esta limpiada, …,en este caso, la verdad es donde me la pueden colar(esa parte todavía no la controlo 100%, y eso que en este blog ya se ha hablado alguna vez), por eso , creo que están teniendo tanto éxito las casas de subastas , son más claras y están más controladas por los clientes, que las tiendas Numismática . Otra cosa, si alguna vez le realizar una entrevista a los hermanos Guerra, le podrías decir, si me compra mi colección al 60% del precio que escatiman.

    1. Si ustedes comparan las fotos de las monedas del catálogo de Hermanos Guerra con las del catálogo de Carlos Fuster, verán que son las mismas. ¿Cómo es posible? Busquen la respuesta en Valencia.

  11. Yo soy el «raro» de mi familia porque nunca me ha importado el «qué dirán»…
    Todavía me acuerdo de la pelotera familiar que según mi familia lié «por faltarle al respeto a mi tío»…
    Era antes de la crisis y él argumentaba que «el ladrillo no puede bajar porque si no España se va al carajo, así que el gobierno sacará la pasta que haga falta para que no baje».
    Yo recuerdo que le contesté que:
    1.- el gobierno no tenía un saco sin fondo de donde sacar todos los billetes que harían falta para mantener hinchada la burbuja, que su dinero nos lo sacaba a los ciudadanos a impuestos y que si nos sangraban de ese modo la economía se colapsaría y…
    2.- ¿De donde se sacaba él que España no podía irse al carajo?

    Como podéis imaginar, el tener razón solo empeoró el tema…

  12. No soy muy dado a intervenir en blogs, foros y similares porque tengo el tiempo limitado, pero en este caso no puedo evitar decir algo, más que nada por la alusión favorable que Adolfo hace a los mallorquines, entre los cuales me cuento (bueno, me cuento por ser mallorquín, no por ser especialmente simpático, como él dice). No hace falta decir que hay de todo, incluso algunos que no merecen esa generalización, pero se agradece de todos modos.
    Yo también he tenido alguna experiencia en la compraventa de numismática y medallística. Recuerdo una señora que me pidió que le vendiera la colección de su difunto marido a cambio de una comisión. Así lo hice, pero lo curioso del caso es que lo estaba haciendo de escondidas de sus hijos. Después de terminar de venderla, le sugerí que podía vender también una colección de medallas (nada del otro mundo), pero como era una colección que estaba exhibida en dos marcos y que sus hijos habían visto repetidas veces, no se atrevió a hacerlo. Pasados unos años, me enteré que la señora falleció y que las medallas fueron vendidas de cualquier manera. Parece mentira que una persona tenga que dar explicaciones a otros, aunque sean los propios hijos, para vender o dejar de vender una «propiedad propia» (valga la redundancia).
    También me congratulo que, como no catalanohablante, te atrevieras a leer un texto en catalán, lo cual dice mucho de bueno sobre ti en cuanto a que eres una persona que no se cierra a nada y que no pareces afectada por ningún prejuicio. Como autor de artículos sobre numismática principalmente en catalán (tengo alguno en castellano), desearía que la redacción de artículos escritos en lenguas que al fin y al cabo son hermanas no fuera ningún impedimento para su difusión entre lectores de esas lenguas. Quiero decir que el artículo que leíste de Crusafont y Vidal (que, por cierto, fue publicado en Acta Numismática 30 (2000) es simplemente uno más de los muchos que se han escrito y publicado y que seguro que alguien abierto como tú encontraría más textos que le pudieran interesar (por cierto, en Acta Numismàtica también se publican artículos en castellano).

  13. Otra cosa quisiera añadir: a mí también me interesa el tema de las colecciones numismàticas que, con los años y en Mallorca, van y vienen, se hacen y se deshacen, a menudo rodeadas de circunstancias interesantes. Antònia, un día tienes que explicar esa historia.

  14. Jaume, somos muchos los que tenemos en nuestras estanterías libros de numismática en catalán (y en gallego en mi caso).
    Yo personalmente soy absolutamente anti nacionalista y me considero justamente lo contrario; profundamente patriota español, lo que significa que me emociona y me toca la fibra sensible del mismo modo la vista de la Giralda que la del monasterio de Montserrat o la catedral de Santiago. Un cincuentín o un croat, un plato de fabada, un caldo gallego, una escudella o un buen gazpacho…
    Huelga decir que después de convivir 20 años con mi mujer, que es catalana, entiendo perfectamente el catalán (aunque no me da la gana de hablarlo mal). Por eso no soporto lo que esos sinvergüenzas han hecho con Cataluña…
    ¿o alguien se cree que Pujol ha podido amasar una fortuna estimada en 3000 millones de euros honradamente con su sueldo público?
    Creedme, los sueldos públicos no son tan generosos (ni siquiera los de los presidentes autonómicos).

  15. O sea Adolfo, que nunca has estado en Mallorca y alagas a los mallorquines? pero si a la mayoria de la gente le cuesta diez años de convivencia para empezar a echarle un piropo al caracter mallorquin!!! luego se hacen fans, yo creo que se vuelven lagartos como en V. Eres un crack y habrá que ponerte una calle.

    Yo he ayudado a amigos a valorar chatarra heredada, 98 % al peso y 2 % al peso + «n» bajo. Pero como no me las he quedado, ni lo he pretendido, me han regalado alguna y me he divertido. Lo importante en esos casos es que la gente se queda tranquila de que no les van a estafar. Otra cosa seria encontrar algo valioso, habria que ver como afecta la cosa.

  16. @Juan Antonio, la dificultad está en el grado de la moneda. A mí me han escrito un montón de veces diciéndome: «es que veo la misma moneda vendiéndose por 30 euros y por 4000 euros, así que no sé qué vale». Por supuesto que entre la de 30 euros y la de 4000 cambia el estado de conservación y quizá también algún «detalle imperceptible para quien no entiende», como los ensayadores. Valorar lo que cuesta la serie de ECUs de 1992 es relativamente sencillo para alguien no iniciado; valorar una colección de denarios no.

    @Jaume, muchas gracias por tu comentario. Las experiencias de compra-venta con quienes heredan una colección creo que las tenemos todos los aficionados. En general yo creo que hay experiencias positivas, pero la mayoría son negativas.
    Por parte de los idiomas, siempre y cuando pueda entender lo que está escrito por mi parte no hay problema. El catalán no es complicado para un castellano y menos siendo un texto técnico. Como curiosidad os cuento que mi primer contrato laboral estaba redactado en catalán. Es mucho mejor que el último, que está redactado en estonio :)
    Otra cosa es si yo estoy de acuerdo o no en que las publicaciones se realicen en catalán o no. En el caso de los textos de investigación todo debería estar escrito en inglés y punto final. Nos guste o no es la lengua que utiliza la comunidad científica. Lo que pasa es que en numismática es muy complicado separar investigación de divulgación porque hay una comunidad de aficionados muy grande que se interesa por lo que se va investigando al respecto (algo que no ocurre en casi ninguna disciplina el conocimiento).
    Con todo, yo creo que si un texto se dirige a la comunidad investigadora, ese texto debería estar escrito en inglés. Si un texto se dirige a una comunidad de aficionados, ese texto debe estar escrito en la lengua que dichos aficionados entiendan mayoritariamente. Por eso creo que debería darse prioridad a publicar los textos numismáticos en castellano que a publicarlos en catalán.
    Pero, claro está, si están en catalán no será un impedimento para que yo me los lea.

    @Athalbert, desde mi punto de vista tú también eres nacionalista. Lo que pasa es que consideras España como tu nación, pero eso no deja de ser un nacionalismo. Nada que objetar al respecto, por supuesto.
    Lo de Pujol, no tiene nada que ver.

    @Mir, a ti también te esperaba comentando esta entrada. Lo de inaugurar una calle con mi nombre sería una magnífica razón para visitar Mallorca. Jeje.

    Saludos desde Valparaíso,
    Adolfo

  17. Adolfo, en la época que vivimos, aprender el grado de conservación de una moneda es más fácil que hace 10 o 15 años. Tenemos la suerte, de la conservación nos la dan las casas de subastas, ( que en este aspecto, creo que casi todas son muy serias) y sólo hace falta estar un cierto tiempo viendo fotografía para que se te quedé más o menos claro, como valorar el grado. Esto lo he aprendido aquí, eso sí , no se puede hacer caso a un foro, pues jamás lo entenderás. En fín, Que para un aficionado que le gusta numismatica, es fácil entretenerse todas las semanas mirando fotos de monedas con una media de 5 horas, y al final, no resulta tan difícil graduar ciertas monedas muy comunes, eso sí, Como casi todo en este mundo no se consigue de la noche a la mañana. Pero te juro que yo en el año 2002 , me creía retrasado a la hora de valorar una moneda y creía que jamás podría entender porque una moneda era EBC y otra MBC , ahora ya lo tengo más claro, porque no podia

  18. Yo soy de los pocos hijos que han continuado la colección de su padre y, además, sí que he conocido la época dorada de la numismática en España. Durante aquellos años le acompañaba a muchas convenciones y mercadillos de otras muchas ciudades de España. Debido a su nombre, hoy todavía siguen poniéndose en contacto conmigo personas que precisan de mi «asesoramiento» porque DICEN querer vender las monedas que han heredado. Al igual que @Luis, la mayoría de las experiencias negativas. El/los heredero/s solicita/n una oferta que a menudo se convierte en un interrogatorio. Lo único que realmente quieren es aprender a coste cero teniendo como punto de partida que les vas a engañar. En ocasiones he llegado a oír «es la primera oferta que nos hacen, todavía no hemos ido a ninguna tienda ni a una convención». A día de hoy evito hacer oferta a no ser que haya alguna moneda que sí sea de mi interés porque falta en mi colección. Si me responden con un «gracias, ya me lo pensaré»… cuando vuelven a llamarme yo respondo «gracias, pero ahora no me interesa» o bien «gracias, pero ahora no puedo pagar eso». Si ellos se lo pueden pensárselo, yo también. Me da muchísima rabia el egoísmo que muestran porque pretenden que yo ponga la sapiensa para ellos llevarse todo el beneficio.
    Por otro lado, quiero romper una lanza a favor del trato directo, bien sea en tienda o en mercadillos, donde sí puedes ver in situ las piezas que compras. En cuanto a las subastas, pienso que se están pagando precios tan elevados que impiden futuras revalorizaciones de esas monedas.

    1. Muy cierto todo lo que dices. La inmensa mayoría de los que vienen a «ofrecer» una colección heredada lo que realmente buscan es una tasación profesional gratuita. Yo NUNCA oferto nada, me interese o no me interese a menos que vea realmente a la persona interesada en vender y ya te digo que muy, muy rara vez sucede esto último.
      Lo que está ocurriendo con las subastas es una locura sin mucho sentido. No paran de venderse monedas y más monedas de tipo medio a precios iguales y superiores a los de las tiendas serias. Los coleccionistas compiten por monedas que podrían comprar tranquilamente con un par de clicks en una tienda virtual, pagando en muchas ocasiones más de lo que hubieran pagado en dicha tienda virtual, sin opción a rebaja alguna, sin asesoramiento personalizado y con unos gastos de envío en ocasiones francamente elevados. La única explicación que yo he encontrado, basada en la observación y en mi propia experiencia, es que la subasta plantea una especie de «juego» al coleccionista. Las monedas son, hasta cierto punto, menos importantes que el hecho de haberlas ganado «derrotando» a otros pujadores. Fijaos que en muchas subastas te dicen algo como «has GANADO este lote», no «has COMPRADO este lote», intentando así «recompensarte» con tu premio por haber «ganado» en esa competición con el resto de coleccionistas. Una tienda física o virtual lógicamente no proporciona ese desafío/juego, es puro comercio sin más.
      Yo desde luego prefiero mil veces comprar en mano. Me interesan las monedas, no jugar y por tanto cuanto menos gente tenga compitiendo mejor que mejor.

    2. A ver, es logico que nadie entendido quiera vender a la primera. Primero suelen desconocer el mercado y normalmente no negocian solo en su nombre si no que tienen que dar explicaciones al resto de herederos como tambien veo logico que comprueben quien les da mas dinero o acaso la mayoria no rebuscamos precios cuando vamos a comprar por ejemplo una television.
      Dicho esto el tasador esta totalmente en su derecho de enseñarle una tarifas de precios por tasarle la coleccion al estilo de los arquitectos con las viviendas heredadas.

  19. Pues yo no estoy de acuerdo, por los siguientes puntos:
    a) las fotografías de las monedas en las subasta son muy buena en comparación a la web.
    b) por otra parte, vosotros tenéis suerte en encontrar una tienda sería y con precios buenos, pues yo no la tuve cuando fue un novato.
    C) la oferta de una subasta es enorme en comparación con una tienda
    D) para mi hay más transparencia que en una tienda (y teniendo en cuenta el caso de las autopujas de la propia casa, que para mi roza la estafa)
    E) uno puede comprar desde cualquier parte de España y no por vivir en una provincia pequeña tengas que pagar el precio que te ponga las pocas tiendas Numismaticas ( que casi siempre, son más caros que en las subastas)

    1. Yo me refiero más a las tiendas virtuales que a las físicas, en las cuales se puede comprar por internet desde cualquier parte. En moneda antigua al menos hay tanta variedad o más en las tiendas virtuales que en las subastas, sobre todo si nos referimos a monedas de valor medio (100-500 euros). En las fotografías hay de todo: casas de subasta con buenas fotos y con malas, tiendas virtuales con buenas fotos y con malas…
      Luego està el famoso mito de la transparencia de las subastas. En mi opinión como experto en compra de monedas no hay nada menos transparente que una casa de subastas. No puede ser de otra manera considerando que ellos son juez y parte del acto comercial al recibir las pujas y determinar el precio de adjudicación. Podría describir muchas clases de prácticas «extrañas» que pueden hacer las casas de subastas pero la prudencia me aconseja morderme la lengua. En todo caso son prácticas fáciles de adivinar empleando el sentido común sin tener que ser ingeniero aeroespacial o algo así. Lo de las autopujas famosas es una de ésas prácticas, hay más, bastantes más.
      Usted puede seguir comprando en las casas de subastas, naturalmente, pero no se engañe. Con eso a mí me basta.

  20. Interesantisima entrada la que nos ofrece Adolfo. Me llama curiosamente la atención el casi unánime acuerdo (lo de «casi» lo digo por no totalizar) entre los participes de este blog en cuanto a lo difícil de negociar con los herederos de una colección de monedas. Yo no soy comerciante numismático, solo un pequeño aficionado y por ende, coleccionista, pero en alguna ocasión me han solicitado que «eche un vistazo» a la moneda tal o cual, pequeña colección que tenía mi abuelo o padre, etc. En las pequeñas poblaciones no abundamos las personas raras que se dedican a guardar «dinero» en álbumes. Cuando, por cortesía que no por sabiduría, he accedido a echarle dicho vistazo a esos tesoros, dichas monedas no valían mas allá de su peso en metal. Duros del centenario bastante desgastados, perras gordas o chicas (cobres) casi imperceptibles y sobre todo, mucha monedas corriente extranjera que los emigrantes retornados solían traer. Por ello, mi respuesta a ¿esto cuanto puede valer?, era.- Yo de vosotros guardaría estas como recuerdo de vuestro familiar… – y cosas por el estilo. De esta forma no quedaba como una persona interesada o ávida de hacerme con el tesoro del abuelo por nada y menos. Por otro lado tampoco estaba dispuesto a pagar nada por ellas, salvo que alguna llenase algún hueco y mereciese la pena por costar algo menos que el mercadillo mas cercano. Hasta aquí todo parecido a lo comentado por el resto de foreros pero mi pregunta es la siguiente: ¿Si, tal y como todos han dicho, casi nunca se compran esas colecciones familiares, donde van a parar las mismas, quien es el que finalmente las compra por su justiprecio?
    Equus.

  21. Pues a mí lo que de verdad me apasiona es rebuscar entre los lotes…
    Ahí es donde juego con la ventaja de la experiencia y de todo lo que me he molestado en aprender…
    las subastas, donde te lo dan todo «mascadito» a mí no me llaman.

  22. @ Athalbert: coincido con Adolfo en que tú también eres un nacionalista, lo cual no tiene por qué ser ni bueno ni malo. Pero yo no sé a qué viene introducir el elemento político en la discusión, mi argumento no iba por allí, aunque a algunos les encante mezclarlo.

    @ Adolfo: dices que «Si un texto se dirige a una comunidad de aficionados, ese texto debe estar escrito en la lengua que dichos aficionados entiendan mayoritariamente. Por eso creo que debería darse prioridad a publicar los textos numismáticos en castellano que a publicarlos en catalán». Vale, que entiendan mayoritariamente ¿dónde? ¿En el mundo? ¿En tu ciudad/región/país, o en la mía? Con ese pensamiento, en España no hay espacio literario ni para el catalán, ni para el gallego ni para el euskera; como en los viejos tiempos, todo reducido a un uso residual y familiar. Me dirás que tú no piensas eso y que te he maltentendido, pero esa es la idea que encierra tu argumentación. No quiero con ello introducir ningún elemento político, pero creo que la eliminación de la idea de supremacía lingüística castellana que encierra esa visión acercaría a los diferentes pueblos de España. En otras palabras, los españoles que se sienten tan españoles deberían ser los primeros en defender y respetar la riqueza cultural y lingüística de su país, y hacerlo de acto y no sólo de palabra. Ten en cuenta que muchos españoles (entre los cuales me incluyo) no tienen al castellano como su lengua materna y de uso prioritario, por mucho que les permita entenderse con alguien de Andalucía o de Euskadi, por ejemplo. Pero no por ello tiene que ser esa la lengua necesariamente la de uso preferente. Usar una lengua es dignificarla. Arrinconarla es provincianizarla.

    Quiero aclarar que domino bastante bien el castellano y que no le tengo ninguna manía en absoluto. Y repito: no quiero entrar en el tema político porque sería no acabar nunca y no es el tema del debate… aunque tal vez tampoco lo sea el lingüístico. Quizá mi manía sea la de hacer algo de pedagogía con la gente de otras zonas de España en cuanto se me presenta la oportunidad, pero no quiero hacerme pesado.

    1. Ha habido un malentendido: yo en ningún momento he hablado de que no haya literatura en lenguas como el gallego, el catalán o el euskera. Soy de los pocos castellanos que ven con muy buenos ojos el que la Administración Pública fomente y casi obligue a usar esas lenguas. Creo que es la única manera de que las lenguas sigan vivas porque es natural que el pez grandes se coma al pez pequeño.
      Ahora bien, en el caso de los textos técnicos creo que no son la mejor manera de preservar esa lengua porque van dirigidos a un público muy muy específico. Yo mismo escribo en inglés todo lo que tenga que ver con ciencia.

      Saludos,
      Adolfo

      1. Al decir «Si un texto se dirige a una comunidad de aficionados, ese texto debe estar escrito en la lengua que dichos aficionados entiendan mayoritariamente», entiendo que no hablabas de textos técnicos. Estoy de acuerdo que para que llegue a todo el mundo, es mejor publicar en inglés, pero uno debe sopesar qué prefiere: que los textos sean muy técnicos y lleguen a una generalidad de lectores potenciales pero especializados que mostrarán un interés muy variable, o a lectores más cercanos y un público que, aunque más reducido, puede mostrar un mayor interés. Yo prefiero lo segundo, aunque no hago ascos a lo primero, y confío que habrá alguien de «la generalidad de lectores» que muestre algún interés también. Por ejemplo, cuando he escrito para que un artículo fuera publicado en América Latina, ni se me ocurrió hacerlo en catalán. Todo depende del contexto.

        Volviendo al meollo de la cuestión, no estoy de acuerdo con la generalización de Luis de que las casas de subastas son poco transparentes, siempre y cuando permitan a sus clientes examinar los lotes físicamente antes de la subasta. Si permiten eso y si resuelven favorablemente para el comprador un error de descripción o clasificación, no puede acusárseles de falta de transparencia, aunque la cosa cambia con las subastas en internet sin que haya una casa de subastas seria detrás que defienda al comprador del fraude. El problema de la proliferación de subastas de ambos tipos es que dejan poco mercado para las tiendas tradicionales de numismàtica, que tienen que diversificarse y modernizarse (es decir, entrar también en el mercado de internet), o se exponen a desaparecer.

        1. El punto en el que las casas de subastas pierden en transparencia no es en el tema de venta de falsas, sino en el de los mecanismos de determinación de los precios finales. Si usted puja una moneda, antes del comienzo de la subasta, en 100 y yo en 500, teóricamente la moneda debiera salir en sala en 120 euros (o algo así). Sin embargo un subastador codicioso puede caer en la tentación de hacerla salir en 400 y no se dará cuenta nadie. Sólo la honradez del subastador evita que estas cosas pasen, nada más. Y eso muy transparente no es que sea.
          Todas las casas de subastas permiten examinar las monedas en mano pero no es ése precisamente el motivo de su éxito toda vez que los clientes sólo pueden examinar monedas de subastas que se celebren en su localidad, de manera que ahí desaparece uno de los principales puntos fuertes de cualquier subasta: la comodidad de comprar desde casa.

  23. Hay muchos matices en este tema y no creo que se deba generalizar ya que cada casa es único, y en mi opinión que los herederos tengan conocimientos del valor de las monedas puede ser una ventaja o una desventaja, nunca se sabe. En mi caso, me enteré tarde hace unos años de una colección andaluza, los herederos la habían vendido a un comerciante, por suerte pude adquirir varias piezas a ese comerciante a un precio razonable. Estoy seguro que el comerciante (como es lógico) las adquirió al menos a un precio 30% inferior al que yo se las adquirí a el. Es cuestión de enterarte en el momento adecuado. Los herederos estoy convencido no sabían el valor de las piezas, así que supongo que buscaron a alguien que se las tasase, que al final resultó ser el comerciante comprador ( es una deducción mía).

    También conozco el caso contrario, el heredero sabía lo que valían las piezas ya que había compartido con el padre momentos de su afición así que se niega a vender a particulares, las envía a una conocida casa de subastas con la certeza de que sacará mucho mas beneficio, aún a perjuicio de fragmentar la colección ( me parece una buena idea si no se tiene deseo expreso de que la colección se mantenga unida).

    Un saludo

  24. Luis, a mi me gustaría que lo coleccionista,hagamos nuestra presión para que exista mucha más transparencia. Una por ejemplo, casa de subasta que no publique sus remates yo no voy a pujar. Yo llevo una base de datos y para las monedas medias no veo nada más que hay casas que vende algunas piezas un 20% o 30% más cara . Otra cosa, son las gamas alta, su remates hay mucho más factores. Lo de autopujas también tiene un factor negativo, esas monedas no las pueden sacar en la siguientes subastas, hay muchas ojos que lo detectaran, por lo tanto, se quedan en espera y eso para una empresa es tener cierto dinero congelado , que no le produce. También se puede dar tu caso, pero se da porque hay alguien que esta dispuesto a pagar un 500% más que los demás .

    1. Está claro lo que tú dices. Lo único que quería demostrarte es que la tan cacareada transparencia no es tal, en absoluto. Una subasta es muchísimo más opaca que una tienda virtual donde no hay trampa ni cartòn: vale tanto, lo pagas, te lo envían.
      El ejemplo que te he puesto es un poco extremo pero te aseguro que sí que hay muchísima gente que, para asegurarse que se lleva la moneda, la puja fuerte y a veces muy fuerte. Sólo se podría confiar en personas totalmente honradas para que no sacaran la moneda no a su precio correspondiente (segunda puja más alta + 10%) sino a uno próximo al de la puja más alta, sobre todo si la moneda es suya y no de un consignatario. Y hasta donde yo sé lo subastadores no son más que hombres normales, carentes de halo de santidad alguno. No se les debe suponer una honradez a prueba de balas per se. Con esto no estoy afirmando que los subastadores hagan trampas en sus subastas pero sí que, eventualmente, podrían hacerlas y nadie se enteraría, lo cual choca de lleno con el concepto de transparencia.

  25. Hay te doy toda la razón, Pero si se hacen muchas trampas, los números cantan ( al no ser que todas las casas lo hagan) y se puede detectar. Antes ,que por un descuido, supiéramos lo de las autopujas, ya había gente que lo sospechaba.

    1. No canta nada Juan Antonio, piénsalo: la puja más alta es real y nadie puede estar completamente seguro de que no haya habido una puja algo inferior pues si tú has querido esa moneda y has pretendido asegurártela pujando fuerte, otra persona también ha podido tener la misma idea, máxime hoy en día que pujan coleccionistas de todo el mundo. No se puede saber salvo que el subastador publicara una lista de todas las pujas recibidas por cada moneda, con los nombres y DNIs de cada pujador al lado para evitar «pujadores fantasmas». Algo como se puede comprender totalmente imposible por muchas razones. La conclusión es que las subastas se apoyan, en lo que a este extremo se refiere, única y exclusivamente en su honorabilidad lo cual, insisto, echa por tierra el ya cuasi-mítico axioma de la transparencia en las subastas, que más falso no puede ser.

    2. Las casas de subastas son el medio más rentable y transparente para el vendedor, él sabe al final el precio de remate, por ello los mayores coleccionistas acuden a ellas para vender y eso se nota bastante en la calidad media de las piezas que es raro encontrar en esas cantidades en las tiendas virtuales o físicas. Por lo mismo, no cualquier pieza ni cualquier colección es apta para una subasta, nuestros queridos herederos se quedarían con un palmo de narices, la mayoría de veces, si pretendieran vender por ese medio.

      Para el comprador la cosa es más complicada, porque como en botica habrá de todo, y al tener un control previo de las ofertas «en libro» cabe la posibilidad de jugar con esa información. En mi caso, después de algunos años de participar en ellas ya sé en qué casas siempre me las llevo en la cantidad máxima pujada y en cuales a veces sí y a veces no. En las primeras pujo más conservador que en las segundas.

      De todos modos, no solo hay subastas en numismática, las grandes casas de arte como Cristie’s o Sotheby’s tendrán el prestigio que tienen por algo, ¿no? y no se pueden permitir el lujo de jugársela ni por millones de euros en una subasta. Pues podemos aplicar el cuento.

  26. Me estáis recordando el chiste de la pescadora…
    Una mujer que decide coger la barca de su marido para ponerse a leer tranquilamente en medio de un lago cuando de repente se le abarloa una zodiac del SEPRONA.
    – Buenos días señora, lo lamento mucho pero le voy a tener que multar por estar pescando sin licencia en temporada de veda…
    – Mire señor guardia, yo estaba tranquilamente leyendo, no pescando…
    – Señora, en el fondo de la barca veo cañas, anzuelos…
    – Eso son cosas de mi marido, YO NO ESTABA PESCANDO.
    – Mire señora, a mi eso me da igual, si tiene usted ahí los elementos necesarios para cometer el delito yo la multo por pescar.
    – Bueno, pero que sepa que voy a denunciarle por violación.
    – Señora, ¡pero si yo a usted ni la he tocado!
    – Pero como tiene usted ahí los elementos necesarios para cometer el delito…

    Pues eso, el que las casas de subastas cuenten con «los medios necesarios» no significa que lo vayan a hacer y salvo pruebas fehacientes en ese sentido yo no voy a dudar de su honradez.

  27. Según he entendido yo a las casas de subastas, se refieren a que hay mayor transparencia en la venta para el vendedor. Eso es lo que dijo explícitamente Martí Hervera cuando le entrevisté: https://blognumismatico.com/2015/01/10/entrevista-a-marti-hervera/

    El ejemplo claro es cuando a alguien le cae en las manos una colección y no tiene ni idea de su valor. Si la vende de manera privada le quedará la duda de si lo ha hecho bien o si le han engañado. En cambio vendiéndola a través de subasta él acepta unas comisiones y sabe que el vendedor lo venderá lo más caro que pueda, llevándose él el precio de remate menos un tanto por ciento. Eso genera confianza a quien vende.

    Saludos,
    Adolfo

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