Subasta de Áureo & Calicó 28-29 de octubre de 2015

Con esta entrada sigo describiendo las subastas que acontecerán en el actual mes de octubre en este formato de una entrada por subasta, que parece que está gustando y da pie a comentarios más interesantes sobre las subastas (podéis ver las tres entradas anteriores: una, dos y tres). Para hoy comentaré la triple subasta que organizará Áureo & Calicó el día 28 y el día 29 de octubre.

Comenzaré por el final: el cuarto volumen de la Colección Isabel de Trastámara, que a este paso se va a convertir en la referencia fundamental de la Monarquía Española en lo que a cobre y plata se refiere. Sobre esta colección hice comentarios anteriores: primer volumen dedicado a Felipe V e hijos, segundo volumen dedicado a Carlos III y tercer volumen dedicado a Fernando VII. Este cuarto volumen se centra en Carlos IV y su nieta Isabel II, que bien podrían haber sido dos colecciones especiales por separado. Los números son impresionantes: 655 monedas diferentes de Carlos IV, otras 810 (!!) piezas diferentes de Isabel II y de propina 8 ejemplares de los infantes de España.

El comentario general es que esta colección está a la altura de los otros tres volúmenes y es evidente que el criterio de hacerse con las monedas ha sido el mismo. Se busca la completitud de la colección por años, cecas y ensayadores, además de presentar variantes, algunas de ellas muy raras (de otro modo sería imposible semejante cantidad de moneda de Isabel II). Hay bastantes monedas con una calidad de conservación exquisita pero también otras que no lo están tanto y que no serían difíciles de mejorar. Además, la colección se centra sobre todo en el cobre y en la plata, dejando la parte de los oros un poco sosa en comparación con el resto. Vamos un poco más al detalle:

cuarto de real Santiago 1791

Personalmente considero que Carlos IV es un periodo un tanto insípido para coleccionar porque no hay muchas sorpresas. Pero creo que la colección de Isabel de Trastámara es todo lo interesante que puede ser este periodo. Los cobres se despachan rápido porque es una serie que no da más de sí. Curiosamente su conservación está bastante polarizada: los hay muy buenos y otros que no sería complicado mejorarlos. Esto es un claro signo de que la Isabel de Trastámara fue en su día una colección completista y que después buscaron la excelencia de los ejemplares sin que les haya dado tiempo a que todo sea excelente (tal cosa sería imposible, por otro lado).

Sin ninguna duda las platas son lo más interesante de la colección de Carlos IV. En especial me llaman la atención las de módulos pequeños, pues traen bastantes rarezas (dentro de lo que Carlos IV da de sí) y su calidad es muy alta en general. Se ve que la Isabel de Trastámara ha adquirido muchos ejemplares en la «Colección Godoy» que subastó también Áureo en 2004 y que hasta ahora era mi referente en Carlos IV (tampoco es malo el negocio de Aureo con unas mismas monedas que pasan por sus manos dos o incluso tres veces). También he aprendido algunas variantes que no conocía, como los 4 reales madrileños de 1791 con las bases de las columnas  los «I» del numeral del rey abiertas y cerradas. Me parecen variantes de las de «hilar muy fino» pero bien están siempre que alguien las busque. Llegando a los 8 reales, que sin duda son las piezas que más gustarán a muchos coleccionistas, la colección se pone muy interesante. Basta con decir que se presentan 158 duros diferentes, y aunque a mí coleccionar 8 reales de Carlos IV me sigue pareciendo aburrido, no puedo hacer otra cosa que aplaudir al ver esa cifra. Aparecen bastantes resellos y variantes que dan mucha vida a la colección. Algunas de ellas no las conocía y me parecen llamativas, como «CARLUS» como nombre del rey en los 8 reales de México de 1804. Otras me vuelven a parecen que son variantes sin demasiado interés.

Como siempre en la Isabel de Trastámara, los oros me dejan indiferente. Bien es cierto que hay algunas piezas que se ven pocas veces, como los escudos de Potosí, pero son excepciones. Particularmente las onzas de esta colección no me llaman para nada. No hay ninguna rara ni nada que destacar.

cuarto de real Rioxa

Por parte de Isabel II, su colección de cobres se compone de 317 ejemplares. No sé si alguien ha juntado tantos cobres diferentes de Isabel II alguna vez, pero lo dudo: hay bastantes de ellos que ni siquiera aparecían en la Anastasia de Quiroga, que hasta la fecha la consideraba la colección de referencia de este periodo. Se ofrecen muchas rarezas entre variantes poco conocidas y pruebas (adoptadas o no). En cuanto a la calidad, pasa lo mismo que con Carlos IV y con el resto de la colección: hay algunos ejemplares exquisitos mientras que en otros me da la sensación de que serían fácilmente mejorables. Por destacar algunas de las monedas de este periodo, yo diría que los medios reales segovianos son excelentes, porque además de ser bonitos están en una calidad impresionante; también me ha llamado mucho la atención la colección de cobres de Barcelona, con sus múltiples variantes. El graciosísimo error de 2 maravedís segovianos con fecha 1489 también es digno de mención.

Al igual que ocurría con las monedas de Carlos IV, las platas de Isabel II son muy interesantes por la completitud de la colección y por la calidad de las mismas. Entre las platas pequeñas hay poco que destacar porque Isabel II tampoco da para tanto en cuanto a rarezas de estos módulos. Pero las que tienen que estar, están. Incluyendo los míticos 20 céntimos madrileños de 1867, que es una de esas monedas que se ven cada 10 años o más. Los duros seguro que gustarán muchísimo a los coleccionistas puesto que también hay muchas rarezas y los amantes de este periodo suelen responder. También hay alguno de una calidad muy alta, como los 20 reales de Madrid de 1855 en PROOF, que supongo que se venda muy bien porque últimamente los duros del siglo XIX en PROOF se suelen disparar. Tampoco faltan las pruebas (adoptadas o no) en las monedas de plata. De entre ellas yo no conocía la prueba en cobre y en plata del nuevo busto de Luís Marchionni. Remata la serie una curiosa colección de 17 resellos de Isabel II.

En cuanto a los oros, pues lo de siempre: no hay mucho que destacar. Aparecen muchos oros pero no grandes rarezas ni grandes conservaciones. Me pregunto cómo puede ser que alguien que coleccione la plata y los cobres con tanto fervor se aburra tanto con los oros… ¡¡y aún así los coleccione!!

medio real Nueva Guatemala 1799

Dejando a un lado la Colección Isabel de Trastámara, Áureo presenta otras dos subastas: una en sala y otra por correo. En ellas hace el clásico repaso a la historia de la numismática clásica y española. Os describo la subasta en sala a continuación.

La colección de moneda antigua comienza con unos pocos lotes de monedas griegas y 42 denarios republicanos en calidades medias. No hay mucho que destacar por ese lado. El plato fuerte viene después: 126 monedas del Imperio Romano entre las que aparecen 31 áureos, muchos de ellos de los primeros emperadores (Augusto, Calígula, Claudio…). Estos áureos no tienen una calidad extraordinaria pero son muy raros y queridísimos en el mercado internacional. A buen seguro se venderán muy bien y varios de ellos alcanzarán remates de cinco cifras. Las 49 monedas íberas que rematan este periodo vuelven a presentar calidades medias y no hay mucho que destacar.

En la moneda medieval se incluyen 30 trémises visigodos de los que solo los dos de Recesvinto tienen una rareza relevante. Después se pasa de puntillas por la moneda andalusí y se presentan 59 ejemplares de los reinos cristianos. Entre estos 59 ejemplares destacan algunas monedas del siglo XV, tanto en Castilla como en Aragón. Por la Corona de Aragón hay algunas platas interesantes de Alfons IV y de Pere de Portugal. En cuanto a Castilla, hay platas muy interesantes de Enrique IV y, sobre todo, dos oros: una variante inédita del Enrique de la Silla con tres granadas bajo los pies, y una preciosa dobla ecuestre toledana de Alfonso de Ávila que apareció en la Caballero.

20 centavos de peso Madrid 1867

Los Reyes Católicos se pasan sin pena ni gloria y los Austrias tampoco tienen mucho que destacar, salvo algunos cobres bonitos de Felipe IV, hasta Carlos II. Del último de los Austrias aparecen varios ejemplares de 8 reales coloniales de muy alta calidad. Muy redondos y muy bonitos en general, propios de una colección con gusto. Algunos de ellos fueron subastados en 2007 por Áureo en la Colección Virrey de Toledo. De Felipe V no hay mucho que destacar hasta que se llega a los oros y nos encontramos un ejemplar de esos que abren los ojos a cualquiera: un 2 escudos madrileños de 1719 de los que solo se conoce otro ejemplar. Este piezón viene custodiado por una rarísimo onza madrileña de 1723, también de altísima rareza. El resto de los Borbones tiene un mismo carácter: monedas en calidades medias que no destacan individualmente pero con una pieza rara y muy comercial por monarca. En el caso de Fernando VI son un par de onzas (1760 de Popayán y 1751 de Santiago sin adornos en la leyenda del reverso); en el caso de Carlos III es un duro de Guatemala de 1761; en el caso de Pepe Botella son los 20 reales de 1810 IA en calidad EBC+; y en el caso de Fernando VII son tres duros: el de 1817 de Santiago (rarísimo), el de 1816 de Popayán; y el de 1812 Monclova con dos contramarcas. Obviamente no hay monedas de Carlos IV ni de Isabel II en esta colección.

En el Centenario de la Peseta también hay ciertos ejemplares muy interesantes para quien quiera tener una colección con piezas extrañas. Se incluyen un total de 5 pruebas de acuñación del siglo XIX, algunas de ellas realmente baratas a pesar de que son raras. Se ve que los coleccionistas tienen preferencias por ciertas pruebas que por otras. En el siglo XX hay 4 pruebas de la Segunda República y otras 2 del Estado Español, a las que se pueden añadir algunas piezas que no se ven con frecuencia: la serie de Nulles, la peseta de Benlliure y la variante UNA-LIBRE-GRANDE.

Por parte de la subasta por correo, como siempre hay monedas más asequibles para los coleccionistas humildes, que somos la mayoría. Creo que entre estos lotes destacan la buena cantidad de denarios del Imperio Romano. También sorprende las pocas monedas de la Monarquía Española que aparecen en esta subasta para ser de la casa Áureo.

2 maravedíes Segovia error

6 comentarios en “Subasta de Áureo & Calicó 28-29 de octubre de 2015”

  1. Ciertamente el reinado de Carlos IV, en lo que se refiere a nuestra afición, es un reinado monótono, pero para tener alguna moneda suelta en la colección, hay algunos reales de a 8 que son verdaderas joyas en esta subasta.

  2. Creo que hay una errata Adolfo. «También he aprendido algunas variantes que no conocía, como los 4 reales madrileños de 1791 con las bases de las columnas abiertas y cerradas. » La variante se refiere a la base de los I del numeral IIII, y se da lugar al menos en los años 1791 al 1808. Saludos.

    1. Adolfo Ruiz Calleja

      Arreglado. Muchísimas gracias.

      Ayer revisé alrededor de 8.000 monedas que van a salir próximamente en subastas españolas. Después de eso ya uno no sabe ni lo que escribe.

  3. En cuanto a las pruebas no adoptadas de Isabel II, lotes: 1207 al 1210, incluso 0843, 0844 . Todavía se siguen atribuyendo erróneamente a Fernández Pescador. No recuerdo dónde recopile esta documentación que avala esta teoría:

    «Entre 1850 y 1860 se convocaron varios concursos para elegir el nuevo retrato de la reina Isabel II, que figuraría en las monedas y debería recoger los cambios en el aspecto físico de la Reina niña.

    Entre los trabajos presentados que no se adoptaron, destaca por su belleza y tenacidad, ya que lo presenta en 1851, 1855 y 1859, el realizado por Luis Carlos Bouvet (París 1802-1887).

    Hasta hace poco más de un año, era muy común atribuir este retrato a Eduardo Fernández Pescador (1836-1872), seguramente por la coincidencia de los cuños utilizados en el reverso de las piezas fechadas en 1851, 1855, 1859 y 186-, que son de dos tipos diferentes, uno para los años 1851 y 1859 y el otro para 1855 y 186-, siendo únicamente atribuible a Fernández Pescador, la última de ellas que lleva su firma, entre otros motivos porque este grabador tenía 15 años en 1851, fecha de la primera de las pruebas que se le atribuían.

    Estos concursos eran de retratos, siendo utilizado para la presentación de las piezas un reverso común diseñado por la Casa de la Moneda.

    La clave de este pequeño estudio nos la dio una medalla de la ceca de París, subastada por Hess-Divo AG el 22 de octubre de 2003, con el busto de Napoleón III, la firma BOUVET F bajo el cuello y en la otra cara el busto de Isabel II con diadema, moño y fecha 1855, el mismo busto que se atribuía a Fernández Pescador.»

    L. Forrer en el tomo I de su obra »Biographical Dictionary of Medallists», Spink & Son Ltd., Londres 1909, en su página 241 dice refiriéndose a Bouvet: »en 1852 presentó pruebas a la Reina de España para la nueva amonedación de su país (…).

    En cuanto a «la medalla de la ceca de París», existen con en anverso de Napoleón III y reveso de las pruebas de Isabel. Más desconcertante es una moneda en cobre con el anverso de CARLOS VII de 1874 (perterneció a la colección del Rey Farouk), con reverso de la de Isabel II de FILIPINAS de 5 pesetas de 1855. Podría indicar que dicha prueba de Isabel fué acuñada también en París y no en Madrid, o cuestionar el origen de las pruebas o más bien fantasías de 5 pesetas de CARLOS VII, siendo de Paris, no de Bruselas. Pero solo son teorías.

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