Aportaciones numismáticas de la provincia de Palencia: Monedas acuñadas

Palencia no es una provincia que se suela tener en cuenta a la hora de hablar de numismática. Las aportaciones realizadas por esta provincia son escasas, pero aún así interesantes. Mi intención es recopilar lo publicado acerca de ellas en tres entradas: la primera dedicada a las monedas acuñadas en Palencia, la segunda a los documentos de la provincia y la tercera a los tesoros encontrados. Esta se trata de la primera de ellas.

Pallantia nació como un asentamiento celtíbero de notable importancia que pasó a ser ciudad romana. Pese a ello, no quiso la suerte que en Palencia se acuñasen monedas puesto que las cecas íberas se disponían fundamentalmente en las ciudades con fácil salida al Mediterráneo. Con los visigodos Palencia siguió siendo una ciudad importante. De esa etapa es la Iglesia de San Juan de Baños, que representa la iglesia más antigua de España que ha llegado a nuestros días. Pero en la Palencia visigoda tampoco se acuñaron monedas.

De esta época visigoda son las primeras monedas acuñadas en la actual provincia de Palencia. Concretamente se sabe que se acuñaron trientes en dos cecas: Saldaña y Mave, cuya bibliografía al respecto está recopilada en un artículo de Peter Barlett que publicó en 2001 en Gaceta Numismática.

Saldaña fue una ceca visigoda de la que se tiene constancia desde la época de Leovigildo (571-586) hasta la de Chindasvinto (642-653). Se trata de un periodo muy amplio pero no está muy claro si la producción fue continua o no, puesto que solo han llegado a nuestros días ejemplares a nombre de seis reyes distintos, siendo todos menos dos ejemplares únicos. Los reyes representados son Leovigildo, Recadero I, SisebutoWiterico, Suintila (dos ejemplares conocidos) y Chindasvinto. Además, Mateu y Llopis cita un ejemplar de Chintila que estaba en el MAN y que al parecer ya no existe. Del resto de reyes de este periodo (Liuva II, Gundemaro, Ricadero y Tulva) no se tiene constancia de que acuñasen monedas pero se puede sospechar que sí lo hicieron dando continuidad a la ceca. El estilo de estas monedas y su acuñación es bastante bueno, lo que hace pensar que quizá la producción no fuese tan escasa como haría sospechar los pocos ejemplares que han llegado a nuestros días. Tampoco está muy claro por qué se acuñaron monedas en Saldaña. Según Barlett lo más probable es que fuese para el pago de tropas (pero entonces, ¿para qué acuñar allí en épocas pacíficas?) o para facilitar la recaudación de impuestos (pero entonces ¿por qué no en Palencia, que era una ciudad más importante y mejor comunicada con el resto de la meseta?). Como se ve, hay muchos interrogantes al respecto.

Trientes de Saldaña he podido localizar dos ejemplares. Supongo que el Museo Arqueológico Nacional tenga alguno más de esta ceca, pero no lo he encontrado:

– En la Colección Caballero apareció el ejemplar que se muestra arriba. Se trata de uno de los dos a nombre de Suintila y se remató en 6.500 euros.

– En el Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia está en triente de Chindasvinto acuñado en Saldaña. Jesús Vico lo describe aquí.

– El ejemplar de Sisebuto, descrito por  Peter Barlett.

La segunda ceca visigoda en la provincia de Palencia es Mave, un antiguo asentamiento que actualmente se denomina «Monte Cilda» y que se encuentra en el municipio de Aguilar de Campoo. En este caso solo se conocen cuatro ejemplares, siendo todos únicos. El primero está a nombre de Sisebuto (612 – 621) y está descrito por Peter Barlett. El segundo es a nombre de Sisenando (631-636). Los dos últimos se encuentran en el Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia (Vico los describe). Un ejemplar está a nombre de Chintila (636-639) y el otro a nombre de Chindasvinto (642-653).  Son los que se representan más abajo.

En este caso parece claro que el objetivo de las acuñaciones de Mave fue pagar a las tropas, puesto que Mave era una ciudad fortificada fronteriza con la montaña cántabra que los visigodos nunca llegaron a controlar. Parece que también las acuñaciones se corresponden a épocas de campañas militares en el norte de la península y la mala factura de los ejemplares que han llegado a nuestros días (especialmente el de Sisenando) hace pensar que no había mucho control en las acuñaciones ni que éstas fuesen a ser de gran tirada.

Hubo que esperar otros seis siglos, concretamente hasta principios del siglo XII, para que Urraca I permitiese la acuñación de monedas de vellón en Palencia como forma de financiar la construcción de la preciosa Catedral de San Antolín (San Antolín en esa época era beato). Estas emisiones son muy escasas y a nuestros días nos han llegado contados ejemplares. A continuación describo estas emisiones basándome en el ensayo «Supra duodecim fabulosa medieval denariis» que Manuel Mozo publicó en las actas del XV Congreso Nacional de Numismática artículo «Conjeturas sobre XII monedas medievales hispano-cristianas del siglo XII» que Manuel Mozo publicó en Hécate, donde describe con detalles algunos dineros medievales adquiridos por la Administración Pública en 2013 entre los que se incluye el que me levantaron a mí.

Mozo nos indica que existieron varios casos en la Edad Media de «monedas concesionarias» en las que los reyes de Castilla y de León concedían a la Iglesia parte de los beneficios obtenidos en las acuñaciones con el fin de financiar catedrales. No obstante, son raros los casos en los que se se permite a la Iglesia modificar a su antojo el diseño de la acuñación a pesar de que se integre en el numerario del Reino. De hecho, el caso de Palencia fue el único en territorio castellano. Al parecer doña Urraca ofreció el beneficio a finales de 1115, dando a la Diócesis de Palencia el 50% del beneficio de la acuñación. Tal concesión fue confirmada por una bula del Papa Pascual II con fecha del 25 de marzo de 1116 (el primer documento no se conserva pero el segundo sí).

El obispo Pedro pudo entonces elegir el diseño de las monedas que emitiría y lo que hizo fue imitar a las monedas que se estaban acuñando en León (el estilo que evolucionó paralelamente en ambas cecas) cambiando tan solo las leyendas. Además, los ejemplares que nos han   llegado son de muy buena labra y tienen un alto contenido de plata, lo que hace suponer que se acuñasen en el mismo taller que las monedas de León. Y probablemente fuese en León capital y no en Palencia (Heiss especula con que se pudieron acuñar en la actual Valencia de don Juan puesto que ahí había un convento benedictino dedicado a San Antolín, pero eso no tiene ninguna base). Yo quiero creer que estas monedas se acuñaron en Palencia, si bien parece obvio que los cuños salieron del mismo taller que los leoneses.

Se trataron de unas emisiones muy cortas que se dieron en un máximo de diez años (1116 – 1126). Hasta nosotros han llegado muy pocos ejemplares:

El que quise comprar y no pude. Este ejemplar perteneció a la colección Vidal Quadras y actualmente reposa en el Museo Arqueológico Nacional con referencia 2013/96/1. La leyenda del anverso es «VRRACA REGI» y la del reverso «BEATI ANTONN». Se consideró probablemente único ejemplar y es el de la primera foto. Referencia 18 en el catálogo de Álvarez Burgos.

El que subastó Vico en 2012, perteneciente a la Colección Huntington. La leyenda del anverso es «VRRACA REG» y la del ververso «S B ANTONINI». Se consideró único ejemplar conocido. Referencia 18.1 en el catálogo de Álvarez Burgos.

– Otro ejemplar que no cita Álvarez Burgos ni Balaguer ni Antonio Roma pero que está representado con una fotografía en el artículo de Mozo. Su leyenda de anverso es «VRRACA REGA» y la de reverso «PALENTIIA».

– Otro ejemplar que no cita Álvarez Burgos ni Balaguer ni Antonio Roma pero que está representado con una fotografía en el artículo de Mozo. Su leyenda de anverso es «BEAT ANTONIIN» y la de reverso «AITNELAP» («Palentia» escrito al revés).

A pesar de la escasa tirada de estas monedas existen monedas falsas de época. Esto es raro; lo normal es que se falsifiquen las monedas más comunes puesto que son las más conocidas y aceptadas. La hipótesis de Mozo para explicar este hecho es que al ser moneda episcopal y no real, quizá la pena de falsificación fuese menor y falsificando los dineros palentinos en vez de los leoneses los falsarios corrieran menos riesgo. También existen falsificaciones del siglo XIX que son bastante fáciles de detectar. Se puede ver una en el Museo Provincial de Palencia (el Museo del Cordón).

Hasta aquí las acuñaciones que se sabe que se realizaron en Palencia, o al menos bajo la responsabilidad de la ciudad. No obstante, hay varios autores que citan otras posibles acuñaciones en Palencia. Veámoslas.

Balaguer indica como posible que en un breve periodo entre 1369 y 1379 se pudieran acuñar monedas en Palencia. Esta hipótesis no la explica y no he visto a ningún otro autor citarla. Aureo & Calicó en 2012 subastó un real de anagrama de Enrique II con P bajo el busto y lo atribuyó como posiblemente palentino (referencia de Álvarez Burgos 420, donde no se atribuye a ninguna ceca ninguna de las dos variantes señaladas). Estaba en calidad BC+ y se remató en 25 euros, lo que indica que nadie se creyó que fuese de una ceca tan rara. Otra moneda semejante fue subastada por esta misma casa en 2002, pero con una variante en la que hay un florón encima del castillo; se remató en 35 euros estando en MBC-.

Lo que es seguro (según Roma y Balaguer) es que en 1467 se abrió una efímera ceca en Palencia. Esto se realizó en el contexto de la Guerra Civil acontecida entre 1465 y 1470 que enfrentó a Enrique IV y la nobleza partidaria de su hermanastro Alfonso de Ávila. Enrique IV necesitaba desesperadamente dinero para financiar la guerra y eso le hizo instaurar cecas en lugares muy poco comunes, como Toro, Ávila, Jaén o Ciudad Rodrigo. La de Palencia solo duró tres años y se cree que las emisiones con una marca «P» pertenecen a la ceca palentina. Si tal cosa es cierta, a juzgar por los escasos ejemplares que han llegado a nuestros días, las emisiones realizadas en Palencia debieron ser muy pocas. Según Antonio Roma se pueden distinguir las siguientes emisiones:

– Cuartos con P debajo del castillo. Leyenda de anverso «ENRICUS CARTUS REX CAS» y leyenda de reverso «ENRICUS DEI GRACIA REX» (número de catálogo 54.1).

– Cuartos con P debajo del castillo. Leyenda de anverso «ENRICUS CARTUS REX CAS» y leyenda de reverso «+ ENRICUS DEI GRACIA REX C» (número de catálogo 54.2).

– Medios cuartos con P debajo del castillo. No proporciona ninguna fotografía ni indica cómo son las leyendas, por lo que entiendo que no ha podido inspeccionar ningún ejemplar, lo que me hace dudar de su existencia.

– Maravedíes con P debajo del castillo. Leyenda de anverso «ENRICUS DEI GRACIA» y leyenda de reverso «+ ENRICUS DEI GRACIA REX C» (número de catálogo 107.1).

Las fotografías que proporciona Roma para ilustrar estas monedas son bastante malas y son monedas en muy mal estado. También he visto un cuarto subastado por Áureo & Calicó en 2009 en el que indican que es posible que la marca de ceca sea una P, siendo entonces de la ceca palentina. Se trata de la tercera fotografía.

Lo que parece hoy en día claro es que a partir de 1470 ya no hubo más monedas acuñadas en Palencia. A pesar de ello, algunos autores han atribuido erróneamente algunas monedas a una supuesta ceca palentina.

María Pilar Pérez García indica que entre 1467 y 1470 se acuñaron Enriques de la Silla en Palencia con 13 posibles leyendas, así como blancas con 8 posibles leyendas y cuartos de vellón con 6 posibles leyendas. También indica que Alfonso de Ávila acuñó moneda en Palencia aunque no se conoce ningún ejemplar. No me creo nada de esto.

Cayón en su catálogo otorga a Palencia el honor de acuñar el Enrique de la Silla con marcas P-A (número de catálogo 1546). Tanto Áureo & Calicó en la Colección Caballero de las Yndias (cuarta imagen) como Mozo y Retuerce consideran, en cambio, que esa emisión perteneció a la Princesa Isabel y se realizó en el contexto de la Guerra de Sucesión Castellana. Esto tiene mucha lógica puesto que es sabido que la P coronada pertence a la Princesa Isabel en otras emisiones. En enero de este mismo año Cayón lanza varias hipótesis sobre esta moneda y admiten que atribuirla a Palencia fue un error.

– Heiss consideró palentino un vellón de Felipe IV acuñado en 1660 puesto que le pareció que su marca de ceca era la «P».  Tal atribución no tiene ninguna base y lo que ocurre es que lo que parece una «P» es una «B» deformada, estando esas monedas acuñadas en Burgos. Este error ha sido arrastrado por muchos catálogos durante más de 100 años, encontrándose incluso en la edición de 1994 del Calicó (número de catálogo 1212), si bien se indica como dudosa. Jarabo y Sanahuja pusieron esta moneda como ejemplo de la falta de crítica por parte de las publicaciones numismáticas en la presentación de su libro sobre el vellón castellano.

Por último hay que citar a las famosas monedas del Consejo de Santander, Palencia y Burgos acuñadas durante la Guerra Civil. Este consejo era fundamentalmente cántabro, si bien llevaba el nombre de Palencia por unos pequeños pueblos lindantes con Cantabria que quedaron bajo influencia republicana en 1936, como Villanueva de Henares o  Canduela. El resto de la provincia fue leal al bando rebelde desde el principio. Estas monedas son bien conocidas por todos y llevan el nombre de Palencia inscrito si bien ni se acuñaron ni circularon por la provincia. Hay múltiples variantes de ellas que están más que estudiadas por los aficionados.

11 comentarios en “Aportaciones numismáticas de la provincia de Palencia: Monedas acuñadas”

  1. Para mi sorpresa, me ha avisado mi colega Yeray por Facebook que hubo una pequeña ceca visigoda en el norte de la provincia de Palencia. Se trata de una ceca de muy poca producción de la que yo no tenía constancia.

    Editaré este artículo esta noche, cuando saque tiempo para informarme correctamente de ello.

  2. Muy interesante este artículo. Cómo se nota que tira la tierra, es desde luego uno de los factores a tener en cuenta a la hora de empezar a coleccionar, a parte del estético, el histórico o el de rentabilidad.

    Como anécdota, comentarte que hay un ensayador de Potosí, Pedro Martín de Palencia, cuya marca de ensaye era la de PAL.

    Yo también me animé a hacer una entrada sobre la amonedación en la ceca de mi pueblo, Sevilla:
    http://siemprenosquedaras.wix.com/sevilla

  3. Hola a todos: en cierto modo, la historia local es parecida a la historia que uno puede elaborar de su familia…uno sabe que lo más seguro sea que no influyeran mucho en la historia universal o que no sea la más bonita o interesante…pero es algo que hacemos con cariño. Y, en este caso, la entrada está escrita también con gran rigor.

    1. Yo he oído a algunos decir que la de «025 C» de Marchena puede ser una fantasía, pero la de «25 C» no he oído a nadie que lo diga. Hay bastantes falsas, eso sí, así que hay que comprarla con cuidado.

    2. Yo de moneda de necesidad entiendo poco. Sé que la variante 025 C es como diez veces más escasa. Fantasma no creo, lo que sí hay mucha falsificación, lógico, no es muy difícil de falsificar.
      Luis Barrera Coronado en su obra sobre las monedas de necesidad, nos da una pista para distinguir una falsa de una auténtica en estas monedas de necesidad de Marchena:

      » La moneda auténtica está más floja de impronta, mientras que la falsa está perfectamente improntada. La auténtica está algo cóncaba, mientras que la falsa está completamente plana. En la auténtica la V (vale) aparece con el palo izquierdo más corto, teniendo la misma longitud en la falsa. tanto la letra como la numeración del facial es en la auténtica más delgada y corta, mientras que en la falsa está más gruesa y larga. En la auténtica la M (Marchena) llega hacia la mitad del primer número del facial, mientras que en la falsa se queda algo más abajo.»

      1. Otra cuestión que me viene a la cabeza, creo que 025 lo que querían era poner 0,25. Además, de las 2,5 pesetas, recordáis alguna moneda más que su valor fuera dado en forma decimal.En forma de fracción hay algunas Isabelita, pero ya no me viene más a la cabeza

  4. He actualizado la entrada con la información que he podido recopilar sobre dos cecas visigodas en la actual provincia de Palencia: Mave y Saldaña. Muchas gracias a Yeray Afonso por proporcionarme información al respecto.

    También he citado correctamente el artículo de Mozo. En este punto tengo que aclarar el asunto para que nadie crea que me saco las referencias de la manga:

    Yo tenía constancia del artículo de Mozo bastante antes de su publicación, puesto que el autor me lo envió a través de un amigo en común. El artículo que yo tenía llevaba la referencia que indiqué y así apareció en el índice de las jornadas que cité por lo que di por supuesto que el contenido publicado en dichas jornadas se correspondía con el artículo que yo tenía. Resulta que, por algún motivo que desconozco, el contenido de ese artículo se ha publicado en la revista Hécate con el mismo autor pero con diferente título. David Chico (editor de la revista en cuestión) fue quien me avisó de mi error.

    Saludos,
    Adolfo

  5. @Lanzarote, digamos que a nuestros días ha llegado algún que otro ejemplar más acuñado en Sevilla que acuñado en Palencia :)

    @Pedro I, efectivamente, las acuñaciones de Palencia no han cambiado la historia de la numismática pero es una entrada que he escrito con todo el cariño. Mis abuelos no han cambiado la historia de la humanidad, pero me gusta saber qué fue de ellos.

  6. Magnífica entrada, te felicito!
    Muy buen repaso al historial acuñador de tu provincia.
    Como bien dices, las de la guerra civil no fueron acuñadas ahí, sino en Bilbao según tengo entendido.
    Un saludo!

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