Conocer los ejemplares

Creo que la mejor muestra de que un coleccionista es experto en una serie y la conoce en profundidad es cuando en una conversación cita ejemplares concretos de dicha serie. Esos coleccionistas expertos citan los ejemplares sin forzar la situación, de manera totalmente espontánea, con comentarios como: «como aquél duro que subastó Ibercoin en 2012» o «una ejemplar muy bueno de ese florín lo tiene un amigo mío pero no lo suelta porque nunca hemos visto uno en mejor conservación». Conocer las series hasta el punto de tener controlados dónde están, o dónde aparecieron, algunos de sus ejemplares es conocerlas hasta el punto de poderse considerar un experto de ellas.

Antes de que nadie se asuste, cuando digo conocer los ejemplares me refiero a ejemplares raros o con alguna característica que los haga especial. No tiene ningún sentido intentar conocer todos los duros de Amadeo I o todos los denarios de la familia Gens Junia. Pero por ejemplo, cuando Vico el año pasado sacó a la venta un duro de Amadeo I en calidad PROOF me di cuenta de que ese mismo ejemplar había sido subastado por la misma empresa cinco años antes. La razón no es que yo tenga una mente privilegiada con una memoria visual que me permita recordar los más mínimos detalles de todas las monedas que he visto en mi vida, sino que El Centenario de la Peseta es una serie que sigo y como hay muy pocos duros en calidad PROOF pues más o menos me acuerdo cuando aparecen. En el momento que vi que Vico subastaba un ejemplar PROOF me acordé del otro, contrasté las fotografías y me di cuenta de que eran el mismo ejemplar.

Los coleccionistas de billetes tienen ventaja en esto de conocer los ejemplares puesto que los billetes tienen un número de serie y es sencillo diferenciar uno de otro. Conozco coleccionistas que van apuntando los números de serie de los billetes que les pueden interesar, ahora o en el futuro. También conozco coleccionistas que guardan sistemáticamente las fotografías de los ejemplares que siguen. Otros simplemente confían en su memoria, entre los que me incluyo. Digamos que cuando realmente se tiene interés en las monedas es muy sencillo que se graben en la memoria las piezas más sobresalientes, a pesar de que no haya un interés real en adquirir esas monedas (os puedo asegurar que yo no pagaría 8000 euros por un duro de El Centenario por muy en PROOF que esté).

Conociendo ejemplares uno puede darse cuenta de muchas cosas que pasan desapercibidas al resto. Quizá la más evidente sea que se puede saber cuánto de rara es una moneda en realidad. Es muy normal que haya ejemplares «dando tumbos» durante unos años y se vean varias veces en subastas porque pasan de comerciante a comerciante o caen en coleccionistas que pretenden venderlos en el medio plazo. Durante esos años es probable que la moneda se subaste varias veces y por lo general las casas no indican que fue subastada hace poco tiempo, ya que se entendería como una falta de decoro hacia el vendedor. Así que si en el espacio de 5 años se ve un mismo ejemplar subastándose 3 veces, ese ejemplar seguirá siendo rarísimo porque en cuento caiga en las manos de un coleccionista que lo guarde durante décadas quizá se tarden muchos años en subastar uno semejante. Sin embargo, si en 5 años se ven 3 ejemplares diferentes, lo normal es que no sea una pieza tan rara. O quizá sea casualidad, como pasó hace unos años con las 100 pesetas de 1870, que entre 2009 y 2012 se subastaron 3 de los 6 ejemplares que existen en manos privadas.

Otra ventaja de quienes conozcan los ejemplares es que será posible detectar monedas clonadas. Las monedas falsas generalmente se hacen en serie y salen todas iguales, por eso la manera más sencilla de detectar que una pieza es falsa es mediante su comparación con otros ejemplares conocidos. De hecho, salvo algunos sujetos que deben saber muchísimo, los coleccionistas que detectan monedas falsas a través de las fotografías que publican los comerciantes lo hacen por comparación con otras monedas que han visto anteriormente. No hay más trampa ni cartón que conocer los ejemplares.

Conocer los ejemplares también sirve para conocer el mercado. En muchas ocasiones vemos que unas monedas subastadas en una empresa vuelven a encontrarse unos meses después en otra subasta o en la mesa de un comerciante. Con ello nos podemos hacer una idea de quién compra a quién, sin extrañarnos de que esto ocurra porque es lo más normal del mundo. Cierto es que todos los comerciantes compran a otros comerciantes pero los «flujos de monedas» son más intensos en unas direcciones que en otras.

Igualmente nos daremos cuenta de la diferencia de criterio entre unos comerciantes y otros. Hay casos en los que un ejemplar se publicita en una casa de subastas como «MBC+» y luego aparece en otra como «EBC-«. Esto no es malo en sí mismo porque no existen unos criterios establecidos sobre cómo graduar monedas y hay una diferencia notable en el criterio de unos comerciantes con respecto a otros. Además, aún con el mismo criterio hay cierta subjetividad en la graduación de las monedas por lo que un comerciante puede pensar que el otro comerciante la ha infravalorado y justamente por eso es por lo que compra la moneda para venderla él como un grado superior. De nuevo esto ocurre en todas las empresas pero es cierto que hay cierta tendencia de que unos sobreestiman las monedas más que otros.

De manera semejante podemos ver ciertas «piraterías» entre comerciantes. Quizá un ejemplar nos lo encontremos como «MBC+ limpado» y más tarde aparezca en otra empresa como «EBC-«. Esto puede ocurrir y de nuevo puede deberse a una diferencia de criterio o simplemente a que el segundo comerciante no haya comprado la moneda directamente al primero y no se haya dado cuenta de que está limpiada. Pero, de nuevo, si vemos este mismo comportamiento muchas veces habrá que andarse con mil ojos al comprar al segundo comerciante. Esto es especialmente importante en el caso de los billetes, donde hay veces que se ve un ejemplar destrozado y al cabo de unos años nos encontramos otro todo bonito y con el mismo número de serie pero sin decir que está restaurado. Eso ya son intentos de estafa que no pueden aceptarse a ningún comerciante.

Así que ya veis que cuando alguien quiere profundizar en una serie es muy conveniente conocer los ejemplares más relevantes de la misma. Eso permite conocer la rareza real de las monedas y detalles de cómo se comporta el mercado con respecto a esa serie.

Las imágenes que ilustran la entrada son los tres ejemplares de lsa 100 pesetas de 1870 que se subastaron entre 2009 y 2012. El primero de ellos perteneció a la Colección Caballero de las Yndias, en octubre de 2009 tuvo un precio de salida de 90.000 euros y se remató en 210.000; el segundo perteneció a la Colección Hispania de Aureo & Calicó, en octubre de 2010 tuvo un precio de salida de 125.000 euros y se remató en 160.000 (a pesar de ser mejor que el de Caballero); el tercero lo subastó Ars Classica en abril de 2012, con un precio de salida de 140.000 francos suizos, pero no conozco su remate. Otros seis ejemplares están expuestos al público en el Museo de la FNMT. Antes de abandonar su blog, Rubén hizo una reseña a ese ejemplar poniendo en duda la autenticidad de estas monedas de 100 pesetas.

16 comentarios en “Conocer los ejemplares”

  1. Muy buenas a todos, he leido también la entrada de Rubén en su blog sobre la autenticidad de las monedas de 100 pts. y me parece inaudito que se creara artificialmente ese módulo y se comercializen como auténticas sin que nadie sepa a ciencia cierta si esto es así

    1. La entrada de Rubén es interesante pero peca de atrevida, sobre todo en el título. Es cierto que no se conocen los detalles de las acuñaciones de 100 pesetas, 5 pesetas y 20 céntimos de 1869 siendo probable que fuesen más pruebas de acuñación que monedas para la circulación como tal. También es por eso por lo que hay tanta leyenda en torno a estas monedas. Pero de ahí a considerarlas unas fantasías hay un cacho.

      Saludos,
      Adolfo

  2. Sin ser un apasionado de las teorías de la conspiracion, si que es verdad que hay detalles pecualires como los cuños utilizados para las 100 ptas. El anverso alegoría republicana de Hispania y reverso escudo monárquico. Desconozco si hay algún estudio serio sobre estas «casualidades» en las monedas de 100 pts, 5 i 20 ctmos..

  3. Buenas tardes. Todos sabemos lo que son en la FNMT, tal vez sus bisabuelos, ya que esta empresa parece de una casta hereditaria, fueron los primeros en darse cuenta de lo que se revalorizaban las «pruebas» numismáticas. Pero el poco acceso al coleccionismo no dió rédito hasta los años 50, donde las pruebas se cambiaron por «series limitadas» y con las 100 pesetas del 69 se hicieron de oro. Ya en época de la cleptocracia de Juanca I, estaban desatados y se inventaron el duro del error del mundial, ya podíais rebuscar que no circuló ni uno… Creo que ahora están asesorando a los andorranos.

  4. La miga de la entrada va bastante más allá de las 100 pesetas de 1870.

    A mediados del siglo XIX era normal en muchas cecas occidentales (en EEUU hay casos muy sonados) hacer tiradas especiales que se repartían entre gente cercana al poder político. No sé si ese fue el caso de estas emisiones de 1869 pero sí que lo fue con los duros 1949*1952 por ejemplo.

    @Jaume, creo que tus críticas a la FNMT son excesivas. Me sangran los ojos cada vez que leo la palabra «casta», que ya se aplica a cada cosa que no nos gusta. Bien es cierto que hace décadas había cierto enchufismo hereditario, como ocurrió en otras empresas públicas (Indra o Telefónica) pero ahora te puedo asegurar que hay que currárselo mucho para entrar a trabajar a la FNMT. El duro del mundial es un error y sí que circuló, de hecho se ven muchos circulados en venta.
    Sinceramente, creo que la FNMT tiene un buen problema de márquetin porque las monedas sabe hacerlas muy bien: https://blognumismatico.com/2013/01/31/problemas-al-explicar-el-producto-a-los-clientes-el-caso-de-la-fnmt/

    Saludos,
    Adolfo

    1. No es de marketing el problema. El problema es del producto. Un producto NO exportable, porque no le interesa a nadie salvo a cuatro gatos en España. Cada vez que sale un cincuentin, mi numismatico de confianza pide 1, y el resto, por encargo: son productos de poca salida. Todavia veo muchos acumulando polvo a esos precios (monedas de 10 euros de facial a 60)
      Hemos tenido una tradición de monedas preciosas, tradición que yo ya considero perdida… pero es mi opinión.
      Si sacaran onzas de plata como Austria, Canada, Australia… ya te digo yo la demanda que tendrian esas piezas en el extranjero. Claro que si para sacar 16,65 gramos de plata le tienen que poner un facial (y coste) de 30 euros, mientras que un maple roza los 20 euros…

      1. Mira Ignacio, eso que estás diciendo corrobora que el problema de la FNMT es de márquetin puesto que tú, que eres un aficionado a la numismática que no tiene un pelo de tonto, no entiendes sus productos. El error es de ellos y no tuyo porque muestra que no los explican bien.

        No puedes comparar una moneda conmemorativa de la FNMT con un Mapple. Simplemente son productos diferentes, igual que si comparas un Fiat Punto con un BMW. Son productos diferentes que van dirigidos a mercados diferentes y no tiene sentido comparar uno con otro de manera directa.

        Las Mapple Leaf, al igual que los Panda, los Kookaburra, los Koala o los Krugerrands (estos en oro) son monedas dirigidas a los inversores en metales preciosos. Son lo más parecido a un lingote que puede haber, se hacen en grandes cantidades y la gente las compra de 500 en 500. Hay inversores que literalmente amontonan tacos de Koalas y les da igual el año o si el koala sale bizco.
        Inversores en plata los hay en todo el mundo así que son monedas que se venden en cualquier sitio. Las casas que las emiten meten un «señoraje» no pequeño por su emisión. Si yo fuese inversor en metales preciosos me dejaba de Mapples y de Koalas y me compraba duros de plata en MBC- o alfonsinas.

        Las monedas que emite la FNMT son para coleccionistas de monedas, no para inversores en plata. No tiene ningún sentido comprar una moneda de la FNMT porque el incremento de precio sobre el valor intrínseco de la moneda es brutal. Pero es brutal justamente porque no son monedas para invertir en ellas. Quien compre estas monedas es como quien compra un marco de plata, que se gasta una pasta y la plata que se lleva no es tanta; pero no es que sea bobo quien compra un marco de plata, simplemente quiere algo bonito en un metal noble. Bueno, pues aquí lo mismo.

        Por eso digo que la FNMT falla al explicar sus productos: los coleccionistas de monedas somos los que estamos interesados en las monedas y deberíamos ser sus principal canal de ventas; deberíamos conocer bien sus productos, estar interesados en ellos y hacerles publicidad gratuita. Eso es algo que algunas marcas consiguen pero la FNMT está lejísimos de ello. Más bien es al contrario: ni conocemos los productos ni hablamos bien de esa empresa en general.

        Yo no digo que todos sus diseños vayan a estar bien. Personalmente me cansa ya tanto balonpié, pero hay diseños bonitos: la serie de Segovia (esa la tengo en casa), los de cultura y naturaleza, los dedicados a El Quijote… Yo veo normal que haya quien se interese y los coleccione.

        Saludos,
        Adolfo

        1. Adolfo, no estoy de acuerdo. Piensa que el kookaburra que compraste en el 95… pues vale cerca de 40 euros en ebay. Se ha revalorizado. Un inversor de metales puro y duro se dedica a las bullion que no tengan premium. O las compra del año en curso. Y posiblemente las mas baratas.
          Pero si quieres coleccionar el canguro australiano, vas a tener que rascar casi 50 euros. Y esta es una moneda con demanda internacional. Revalorizable (que no está de más que lo que compres conserve ‘razonablemente/aproximadamente’ el valor).
          Y el panda lo compras barato este año, y el de años anteriores ya hay que apoquinar bastante más.
          Lo que quiero decir es que los coleccionistas o inversores, o coleccionistas inversores no quieren comprar una cosa por 10 sabiendo que vale 2. Ese es el producto equivocado. Yo compro un columnario por 300 y no creo que tenga problemas en venderlo por 250. Compro una moneda de 10€ y …
          He visto vender en numismaticas colecciones de este estilo, y solo les daban el valor en plata (en realidad menos)…
          Si salieran onzas 999 de una tirada razonable, con un diseño medianamente curioso, a 30 euros pongamos… no creo que tuvieran grandes problemas en hacer un sold out de la serie.

          1. Los Koalas, Mapples y demás son productos de INVERSIÓN mientras que las monedas de la FNMT son productos de COLECCIÓN.

            Son cosas totalmente diferentes. El que quiera ganar dinero que no compre monedas de la FNMT porque lo perderá casi seguro. Lo dicen bien clarito en el BOE cuando publican las órdenes de emisión de las monedas. Vienen a decir que la tirada satisfacerá la demanda para que el precio no suba (no son palabras textuales). Es decir, que si de la noche a la mañana hay 500.000 españoles que quieren esas monedas, pues las emiten y pista. Son monedas para que todo el que quiera las pueda coleccionar.

            Lo de si es preferible gastarse 60 euros en tres koalas que probablemente dentro de 20 años podamos vender por 100 euros o en una moneda de 10€ con un motivo de El Quijote que probablemente dentro de 20 años podramos vender por 40 euros ya es cuestión de cada cual. Yo ahí no me meto, que cada cual haga lo que quiera con su dinero. Simplemente indico que son productos diferentes.

            Si la FNMT emitiese onzas de 999 con una tirada amplia y a un precio «razonable» entonces estaría vendiendo un producto diferente al que vende. Estaría compitiendo con Canadá, Australia o Sudáfrica y no es a eso a lo que se dedica la FNMT.

            Saludos,
            Adolfo

  5. Hola a todos: me parece muy interesante el tema de saber seguir una moneda especial…En principio, una moneda tiene muchas «hermanas»; sin embargo, en un buen número de casos solo ha sobrevivido una o unas pocas; son tan escasas que pueden seguirse o catalogarse como si se trataran de otras obras de arte, tales como grabados, o libros incunables…

  6. Muy buenas a todos. Primeramente debo comentar que a mi siempre me han comentado que las monedas de 20 centimos de plata del Provisional habían sido las primeras que se crearon para coleccionistas. Sea esto cierto o no, y considerando la rareza de muchas de elaas por el tema del anverso y del reverso, desde luego esas monedas hubiesen sido aceptadas por todo dado el simple valir intrínseco del metal con que estaban hechas.
    Comparto mla opinión de Adolfo de que en el siglo XIX muchas cecas occidentales crearon ciertas piezas con la finalidad de satisfacer a las clases próximas al poder, eso está claro. Además, en mi modesta opinión creo que estas rarezas son más que posibles, pues no hay que olvidar que el periodo que nos ocupa, fue de los más convulsos de la Historia Española y por ende Europea. Y lo que está claro es que seguramente por todo esto se ha llegado a la aceptación de estas monedas como rarezas del coleccionismo.
    Muy interesante la entrada y vuestras opiniones. Saludos cordiales

  7. Una de las ventajas del estudios de las piezas individualizadas es la posibilidad de descubrir variantes, no será el caso de estas cien pesetas, que verdaderas o fantasiosas se hicieron con un solo juego de cuños, pero considero que viene al caso.
    Al intentar discernir entre piezas se van buscando aquellas diferencias que permiten su individualización, y de pronto te vas dando cuenta que aparecen leyendas que no están en los catálogos, signos que no son habituales, variantes y errores de cuño, anomalías en la acuñación, falsificaciones… en fin, todo el repertorio de diferencias que el coleccionismo permite abarcar. Hay dos cosas que vas aprendiendo: la primera que en numismática no está todo dicho y la segunda que esto puede ser divertido e incluso historiográficamente productivo.
    Adolfo en alguna ocasión ha sido crítico con el coleccionismo completista, y para mí el rellenar los huecos sugeridos en los catálogos como si fueran cromos también me resulta aburrido, pero en cambio el estudio, y colección, de variaciones no consignadas me parece un trabajo apasionante, para ello hay que conocer y reconocer las piezas, sean suntuosas o humildes pero también hay que trabajar a partir del repertorio de piezas publicadas porque si no estaríamos desaprovechando el trabajo de los numismáticos que nos precedieron.
    Es difícil de asegurar, pero sospecho que si no fuera por ese “margen de mejora” haría tiempo que la numismática me interesaría menos.

    1. Un comentario muy interesante, como siempre Mir. Por cierto, es un placer volver a leerte.

      Yo te doy la razón pero quisiera matizar tu opinión:

      El estudio de las variantes de cuño puede ser muy motivador para el coleccionista porque puede sentir que descubre lo que no está escrito e incluso puede hacer contribuciones al estado de la cuestión. En ese sentido es una suerte el periodo en el que vivimos porque es tal que los aficionados a la numismática podemos contribuir al desarrollo del conocimiento, no como en otras áreas (la mayoría hoy en día) donde hay que ser un técnico muy especializado para poder hacer ese tipo de contribuciones (más sobre esto: https://blognumismatico.com/2011/03/30/un-excelente-catalogo-de-euros-gratuito/ ). Así vemos aficionados que han hecho aportaciones muy interesantes (un ejemplo: https://blognumismatico.com/2013/01/08/la-moneda-handusi-en-el-al-andalus/ otro: https://blognumismatico.com/2014/09/23/comentario-a-las-acunaciones-de-lorca/ y otro: https://blognumismatico.com/2014/03/20/comentario-a-catalogo-de-las-monedas-del-reino-de-castilla-y-leon-el-vellon-de-los-austrias-1566-1718/ ). El problema está en que por cada uno que hace aportaciones interesantes hay 20 que se dedican a hacer elucubraciones extrañas sin el más mínimo sentido, interés ni rigor. Todos conocemos ejemplos.

      Así que hay veces que diferenciar ejemplares me parece muy interesante porque permiten extraer conclusiones históricamente relevantes. Un ejemplo puede ser las diferentes leyendas que aparecen en las monedas medievales, tanto cristianas como andalusíes. Pero hay otros estudios que me parecen mucho menos relevantes, como si alguien se pusiera hacer una enumeración de los cuños de las onzas de Lima de un año determinado. Otra cuestión que puede quedar muy bonita en una colección es cuando esas variantes de cuño muestran una evolución en el estilo. Quizá el mejor ejemplo sean las monedas de los Reyes Católicos, que evolucionan desde un gótico hasta un estilo renacentista.

      A fin de cuentas, lo que me parece interesante es cuando esa diferenciación de monedas viene acompañada de un estudio bibliográfico que sirve para contextualizar cada pieza y explicar las diferencias. Cuando las diferencias entre monedas son mínimas y además casuales, entonces a mí no me despierta interés.

      Un par de cosas más para rematar:

      – Creo que este tipo de cosas son el mejor valor añadido que puede proporcionar un comerciante a sus clientes. Pescar ejemplares que la mayoría dan por iguales, entender el por qué de la diferencia y ofrecérselo a sus clientes con el valor añadido de una contextualización histórica. Comprar reales de a 8 a 50 euros y venderlos a 60 lo hace cualquiera, esto otro no.

      – En cierta forma es una suerte que la numismática española sea tan amplia y los aficionados tan pocos. En EEUU está todo comido y mascado y hay catálogos que explican cuño por cuño cada una de las monedas emitidas.

      Saludos,
      Adolfo

      1. Ahí le has dado! será por eso que no me apasiona la moneda norteamericana.
        Un placer mutuo, yo si te leo casi siempre con gusto pero como soy un poco antisocial si no tengo nada que aportar, pues no aporto (no lo tomes a mal).
        Desde luego hay diferencia entre unas piezas batidas durante unos meses (generalmente las que llevan año) y las que lo fueron durante años o décadas, en estas últimas se puede llegar a intuir su cronología, siempre con precaución porqué puede haber regresiones estilísticas o incluso combinaciones de cuños de diferentes estilos en las dos caras. En cualquier caso la acumulación de conocimiento sistemático podrá permitir inferir conclusiones novedosas en el futuro, aunque muchas veces el problema está en poder observar un número suficiente de piezas como para poder empezar a lanzar conclusiones de matiz, dependerá del objeto de estudio.
        Sin embargo rompo una lanza por los estudios de cuños, como los del ejemplo de Lima que has puesto. Desde luego el número de pétalos de una flor o una rectificación de fecha no aportarán grandes novedades sobre el contexto social y político, sin embargo podría ser que nos diera información sobre el proceso productivo en sí, al que a veces podemos relacionar con las fuentes documentales o, si no hubiera, podemos atrevernos a tratar la moneda como lo que también es, un documento susceptible de darnos algo más de información.
        Comparto contigo que el fantaseo perjudica más que ayuda y conviene ser prudente, generalmente el que no lo es ha visto poca moneda, de lo contrario se daría cuenta que de cada diez hipótesis de trabajo, el estudio de las piezas te desmiente doce (duro aprendizaje). Yo para eso tengo un truco, las fantasías en privado.

  8. Buenas noches Adolfo. De vez en cuando escribo algún pequeño comentario en tu blog, pero esta vez no querría que apareciese, ya que la opinión que te pido, siempre que te venga bien, es relativa a una entrada anterior.
    Hace algunos días escribiste sobre algunos malos hábitos comerciales y alguien se dio por aludido. Tuve la ocasión, en la convención de Jerez de conocerle, simplemente porque estaba mirando su stand y rápidamente empezó a «venderme» la calidad de sus monedas, cosa que a mi no me gusta y me suele espantar, que fue justo lo que hice tras un breve asentimiento a lo que me comentaba (bajo mi punto de vista una actitud así no te deja observar las piezas con tranquilidad). Bien, eso fue todo. Algún otro conocido, que también tenía mesa allí, y con el que tengo cierta confianza, me dijo que en ese stand había muchas falsas. Jamás relacioné a este señor con el que se dio por aludido, pero atando cabos, sin duda es el mismo.
    He mirado su facebook, y realmente me quedo con la boca abierta al ver las monedas que tiene a la venta, por su calidad, por su rareza, etc… Ciertamente alguna, observándola bien puede dar lugar a dudas, pero la mayoría a mí al menos, no.
    Mi pregunta, y vuelvo a repetirte que si no te viene bien » punto y no se hable más», ¿Cómo este señor, con este nivel, es capaz de hacer cosas claramente inconvenientes a su propio negocio ?, y no me refiero a mal talante que evidenciaba en la conversación con quien dudaba de una de sus monedas, sino del resto de «mala praxis» como querértela colar, poner monedas que no son suyas…
    Entiéndeme bien, mi intención no es cotillear, simplemente ponerle la cruz definitivamente, algo que por supuesto solo quedará para mi, y tu opinión al respecto sería de gran ayuda.
    Gracias de cualquier manera y forza para sacar muchas entradas.

    1. Yo vuelvo a insistir en que el susodicho señor se ha dado por aludido sin que yo le haya nombrado. Él sabrá por qué pero que a mí no me digan que yo he acusado a nadie de falsario.

      Suponiendo que ese hombre haga lo que yo comento en la entrada y que sea el mismo que estaba en Jerez, mi respuesta es: «¿nivel? ¿pero qué nivel tiene ese señor?». Ser capaz de llevar en una mesa unas cuantas decenas de miles de euros en monedas lo hace cualquiera, no hay que tener mucho nivel para ello. Vender monedas de alta calidad (¡¡y sobre todo comprarlas!!) de manera sistemática ya es otro cantar. Mucho me temo que este señor anda muy lejos de ello aunque es lo que pretende aparentar. Simplemente hace esas malas praxis para que algunos ingenuos se crean que maneja monedas como nadie y en ese momento… ¡¡palazo que arrea!!
      A raíz de la entrada y de su auto-inculpación ha habido mucha gente que me ha hablado de él y absolutamente nadie me ha dicho nada bueno. Nadie. No he visto tanta unanimidad de opiniones desde que en 1940 alguien preguntó por Negrín.

      Saludos,
      Adolfo

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