Numismática de tiki-taka

Tras un montón de años guardada en una caja fuerte, Enrique decide poner su flamante onza en juego. Enrique puede pasarla a tres contactos, pero solo Luis la pide. Antes de recibir la onza, Luis ya está mirando sus posibles pases. Hay cinco coleccionistas bien colocados. La pide Juan. Tarda poco Luis en darse cuenta y pasársela. Juan la recibe. Avanza Juan. Levanta la mirada. Mira al frente y no ve a nadie, así que devuelve la onza. Luis otra vez con la onza. Avanza con ella. ¡Qué control! ¡Qué calidad! Ve a Jorge desmarcado. Jorge la pide en el área. Se la pasa a Jorge y… ¡¡¡Gol, gol, gol, gol, gol!!! ¡Golazo que acaba de meter Jorge a Pedro!. La onza acaba en la meta y allí se quedará dormida por unas cuantas décadas!

Los pases numismáticos han estado siempre a la orden del día pero esto de las redes sociales consigue proporcionar el apoyo tecnológico ideal para llevarlos a cabo porque permiten poner en contacto a más gente y de una manera mucho más fluida. Pero cuidado, que nadie crea que estas redes de contactos van a ser conjuntos masivos y que establecer contactos numismáticos es tan sencillo como añadir amigos de Facebook. Los contactos que tenemos todos son pocos por varios motivos. Primero porque no hay muchos coleccionistas de monedas y si ya restringimos a coleccionistas de una serie concreta, entonces el número es mucho menor. Segundo, porque esos contactos son personas con quienes se tiene mucha confianza y eso por definición son pocas; nadie puede esperar tener mucha confianza con 400 coleccionistas, es simplemente imposible. Tercero, porque los contactos es lo que hace a los coleccionistas y comerciantes poder encontrar ciertas monedas antes que otros interesados, por lo que somos muy celosos a la hora de presentar un amigo a otros. Así que tenemos un ejemplo más en el que se cuenta con un soporte tecnológico para las relaciones sociales a nivel masivo pero tales relaciones no se dan a gran escala por ciertas barreras sociales y económicas. Yo mismo tengo 2500 «amigos» en Facebook y pero solo tendré confianza con unos 20.

Una vez que nos quitamos la idea de que haya una comunidad masiva donde todos son amigos y colegas nos damos cuenta de que lo que hay son redes sociales en las que cada cual tenemos un puñado de contactos y estos a su vez tienen otros y así. Estas redes están muy bien para compartir información, para buscar la opinión de otros coleccionistas expertos y también para pasar monedas. Esto es un avance terrible que algunos comerciantes no han comprendido todavía. Hace tan solo 20 años los únicos que tenían contactos eran los propios comerciantes y a muchos de ellos les fastidia que estas redes funcionen como canal para aprender o para pasarse monedas de alta calidad entre coleccionistas. Añorados años 80.

En el caso del pase de monedas, cuando las monedas son piezas baratas o medias simplemente se ofrecen a los contactos más cercanos y si a éstos les interesa se realiza la venta y si no, pues ya se venderá en alguna convención o donde sea. Por una moneda de 20 euros nadie va a andar buscando a su vez un comprador que pagase por ella 25 euros y así ganarse 5 euros (menos los portes) por el pase. Ahora bien, si resulta que un contacto ofrece una moneda por 2.000 euros y se ve razonable encontrar a alguien que la quiera por 2.300 pues quizá si que compense intentar pegar el pase y sacarse una propinilla sin necesidad de «controlar la moneda» (es decir, paralizar un capital durante un tiempo).

Alguien podría objetar que no es muy creíble esa historia porque si a alguien le ofrecen una moneda por 2.000 euros que él valora en 2.300, entonces lo normal es que la compre de cualquier forma. El problema está en que el dinero no es infinito y existe un coste de oportunidad en la adquisición de cualquier moneda (y de cualquier otro bien). Quizá en ese momento no nos venga bien gastar 2.000 euros, quizá no sean monedas que coleccionemos o quizá haya cualquier otro motivo por el cual no nos venga bien comprar esa moneda a pesar de que se considere una buena compra. Así que en vez de controlar el balón e intentar regatear a tres adversarios, muchas veces es mejor recibirlo y pasárselo a otro. Tiki-taka.

Pero que nadie se crea que este tipo de pases están exentos de riesgos. Vender una moneda sin haberla tenido ni siquiera en la mano implica un riesgo grande de vender una moneda falsa y, obviamente, es el último eslabón de la cadena el que proporciona la garantía al cliente final. Por eso hay que confiar mucho en los contactos que se tengan, tanto en cuanto a su honradez como en cuanto a sus conocimientos. De otra forma el resbalón puede ser grande: un comerciante colega mío se equivocó en una de esas y perdió un dinero que la inmensa mayoría de las familias españolas no ganan en tres años. Él intentaba hacer un pase goloso pero lo que realmente ocurría es que un falsario que se había ganado su confianza le estaba usando de canal para colocar monedas falsas en grandes cantidades. Cuando se levantó el pastel el falsario se lavó las manos y mi colega tuvo que pagar los platos rotos.

Otro de los riesgos intrínseco a los pases es que el contacto final se eche para atrás y el que hace el pase se tenga que quedar con la moneda. Si se trata de una moneda buena y el precio es razonable entonces éste no es un problema grave siempre y cuando se cuente con el capital necesario, puesto que no costará mucho deshacerse de ella en el medio plazo. El problema lo tiene a quien le pasan una moneda cara y la intenta vender más cara todavía. Pero si el pase es honesto, en el sentido de solo recomendar a los contactos la compra a un precio al que uno mismo compraría, entonces no debería haber mayor problema.

Lo más divertido de todo esto es cuando las redes de pases se vuelven circulares porque como en este mundillo no somos muchos al final casi todos nos conocemos pero no sabemos quiénes conocen a quiénes. Me comentaba un colega que una vez él ha intentado vender una onza a unos amigos y al cabo de un par de días un colega le mandó un mail con las mismas fotos que él había hecho y diciéndole que le habían ofrecido esa moneda y preguntándole si la quería él. ¡La mismas fotos y la onza todavía estaba en su casa! Eso sí, el precio era el doble de lo que él había pedido inicialmente. Se ve que el tiki-taka había funcionado de manera cíclica.

Otra situación graciosa fue un amigo que consultó la compra de una moneda que había sido subastada en la Huntington. Se le vendían por 7.000 euros, que era un poquitín más de lo que había salido en la subasta. Las fotos que tenía de la moneda eran muy malas pero me dijo que venían de un contacto de confianza (ambos le conocíamos) y que le había dicho que estaba muchísimo mejor en la mano. Mi opinión era que, ya que había confianza, la comprase solo en caso de que se pudiese guardar el derecho a devolver la pieza. Así se hizo y cuando recibió la moneda me escribió para que viese nuevas fotos, estando ambos de acuerdo en que la pieza valía de sobra esos 7.000 euros. Así que me dijo que en principio se la iba a quedar él, pero que no le importaría venderla por 8.000 euros. Vamos, que o controla la moneda o pega un buen pase, lo mismo le da. Me dijo que podía ofrecer la moneda a otros si quisiera pero que no pasase las fotos, a lo que le contesté que no conocía a alguien que pudiera estar interesado en esa pieza a ese precio. Pero curiosamente esa misma tarde me escribe otro amigo por whatsapp, mandándome las fotos de la misma moneda y diciéndome que un comerciante amigo suyo se la estaba ofreciendo por 10.500 euros. ¡Tiki-taka!

El dueño de la moneda solo nos había pasado las fotos al comerciante y a mí, pidiéndonos a ambos que no difundiésemos las fotos. Así que como este es un mundillo tan pequeño ya le colgamos todos un «punto negativo» a ese comerciante y vimos que sus márgenes son bastante golosos, porque si 8.000 euros me parece un precio justo al que ya no se le podría subir más, añadir otros 2.500 euros es meter un gol bastante bueno. Y sin siquiera haber controlado la pieza. No obstante, los tres seguimos teniendo muy buena relación con este comerciante aunque él sigue sin saber que nos conocemos. Así que ya veis otro riesgo de este tipo de técnicas: hay veces que te pueden dejar al desnudo.

Las dos monedas que ilustran la entrada son emisiones de la FNMT para conmemorar el Mundial de Brasil de 2014. Suelen gustar mucho las emisiones relacionadas con el balonpié, por eso hacen tantas.

14 comentarios en “Numismática de tiki-taka”

  1. Hola a todos: no conocía estos tipos de «pases». Un «pase» clásico es comprar y vender rápidamente. Aunque el margen sea pequeño; una inversión que se materializa a las pocas horas pueden representar una alta rentabilidad. Si el comerciante es capaz de mantener un ritmo constante de «pases», pienso que puede ser otra alternativa a la técnica de comprar algo y que se lleve mucho tiempo en la tienda sin venderse.

  2. Interesante y original entrada, y muy instructiva. Supongo que yo estoy en la porteria, acumulando balones :), y confiando que si me tengo que deshacer de alguno no tenga que malvenderlos…
    Entiendo que la situacion de colocar una moneda cara, de digamos 1000 euros para arriba, no esta en las manos de todos los intermediarios, que les gusta que se mueva el balon deprisa, y que solo compran cuando practicamente tienen vendido

  3. El problema que dificulta bastante la práctica continua de «pases» es, como ya apuntado algún comentarista y también Adolfo, que mucha gente llegada la hora de comprar la moneda se echa para atrás. Dicho de otra manera: el que alguien te diga algo como: «Busco tal moneda en tal calidad y estoy dispuesto a gastarme X dinero en ella» no implica NECESARIAMENTE que llegado el momento de proporcionarle la tal moneda te la compre. Los motivos pueden ser de lo más variado: un mal momento económico, que la moneda no termine de llenarle, que esté desanimado con la numismática, que la haya comprado ya tiempo atrás y no te haya avisado, etc. Es por ello que los pases tienden a realizarse sólo con coleccionistas que sabes, por experiencias anteriores, que son personas serias y que no van a hacer bueno el famoso dicho de «donde dije digo, digo Diego».

    Yo podría dar mucho pases en función de las demandas que me plantean los coleccionistas pero lo cierto es que sólo llevo a cabo un pequeño porcentaje de aquéllos, con un grupo reducido de coleccionistas que sé que siempre responden. Con el resto no me atrevo a hacerlo pues el pase normalmente implica comprar la moneda algo cara desde el punto de vista del comerciante, lo que implica que si luego el coleccionista no la quiere te ha dejado atravesada una pieza con escaso margen de reventa y un inmovilizado que puede llegar a ser importante. Otra cosa es si compro una moneda a un precio razonable para mí y es de las que un coleccionista me ha dicho que va buscando. Yo se la ofrezco y si no la quiere no pasa nada pues la he comprado, como decía, a un precio correcto, sirviéndome además la operación para poner a prueba la capacidad de respuesta de dicho coleccionista de cara a futuras transacciones.

  4. @Jesús, muy interesante el enlace. Gracias por avisarnos de la noticia.

    @pedro e @Ignacio, creo que venís a decir lo mismo que @Luis pero desde el punto de vista del coleccionista, mientras que él lo explica muy bien desde el punto de vista del comerciante: cuando se habla de monedas de importe considerable hay que pensárselo dos veces antes de inmobilizar el capital. Si es a un buen precio nadie se lo pensará dos veces pero cuando es un precio que deja un margen pequeño hay que dar el pase pronto puesto que lo peor que puede pasar al comerciante es que se quede sin liquidez. Y muy pocos contactos no son 100% fiables a la hora de vender la moneda.

    También quiero recalcar que esto de los pases me parece un curioso procedimiento y muy divertido cuando una moneda me la ofrecen múltiples personas a la vez. Pero yo no lo veo un mal comportamiento en todo esto. Como digo, se gana dinero (aunque generalmente no mucho) y no está exento de riesgos.

    Saludos,
    Adolfo

  5. Vamos a ver, por un lado la persona que hace esto corre un riesgo considerable por lo que veo lógico que obtenga un beneficio…
    Yo nunca he hecho esto, lo que si he hecho muchas veces es poner en contacto al vendedor y al comprador y ellos que se aclaren…

  6. Muy divertida la entrada.

    Yo lo cierto es que si busco una moneda X por la que estoy dispuesto a pagar Y y me la ofrecen por ese Y me da igual los pases que lleve o los margenes que hayan sacado los pasadores.

    Si pudiera haberla comprado por Y-W lo habria hecho pero si no ha sido asi es por que me faltan futbolistas.. que diga….contactos.

    O quizas el ruido producida por la misinformacion me ha hecho creer que valia Y cuando su valor era sensiblemente inferior, solo hace falta revisar catalogos con valoraciones….. en fin….el festival del humor.

    Un saludo.

  7. Adolfo… no lo pillo… que red social es? Me apunto. A mi esto me suena ciencia ficción, pero te creo. En realidad me he perdido un poco de tantos pases.
    De lo poco que me he enterado esto me parece el perfecto sistema de estafas en cadena. Nadie garantiza nada y todo el mundo se forra…

  8. @Athalbert, yo también presento muchas veces a los colegas y allá se entiendan ellos. La mayoría de las veces no merece la pena hacer de intermediario en una transacción porque no se gana nada más que posibles disgustos.

    @sierramadre, sí, la cosa se complica :)

    @Pietro, me refiero con «redes sociales» al conjunto de contactos que tenemos cada coleccionista o comerciante. Tú conoces a 30, algunos de los cuales se conocen entre sí, algunos de esos me conocen a mí, que conozco a otros 15 y estos a su vez…. todo eso es una red social.
    No es un sistema de estafas en cadena. Yo entiendo que quien proporciona la garantía es cada uno al siguiente eslabón de la cadena.

    Saludos,
    Adolfo

  9. Hombre, yo distinguiría entre amigos y conocidos, si es amigo y la moneda en cuestión no me interesa, lo lógico es facilitarle los datos para que él haga la operación y ya está, entre amigos no se ha de pensar en beneficios.

    Si es un conocido la cosa cambia, pero parto de mi principio básico, «no me interesa el mercadeo de la numismática» entiendo que hay gente que se dedica a ello de forma profesional y gente que también lo hace para comprar nuevas piezas para su colección con los beneficios obtenidos, tan respetable es un caso como el otro, pero siempre partiendo del mismo principio, «No se ha de mercadear con los amigos si quieres seguir teniéndolos»

    Salu2

    1. Hola Fernando.

      La cuestión no es «mercadear con amigos» sino explotar los contactos. Ya digo que no se gana mucho, o incluso no se gana nada, con estos pases pero presentar contactos muchas veces es una idea nefasta.

      Imagínate que tú, Pepe y Juan coleccionáis monedas la ceca de Carteia (Algeciras). Tú conoces a ambos pero ellos no se conocen entre sí. Resulta que Pepe tiene una colección muy potente y quiere vender una moneda que tiene repetida, pero como tú también la tienes en una conservación semejante, le presentas a Juan para que se la venda a él. Todo genial, te dan las gracias y muy bien todo. ¡Qué amigos todos! ¡Cómo nos queremos!
      Resulta que tres años más tarde Pepe quiere vender otra moneda rarísima que a ti te viene estupendísimamente. Y resulta que ahora… ¡¡tienes que luchar con la competencia de tu amigo Juan para ver quién de los dos se queda con la moneda!! Quizá te la lleves tú, quizá se la lleve Juan o quizá te la lleves tú pero a un precio más alto del que hubieras pagado si Pepe no conociese a Juan. Algo que se hubiera evitado si la primera moneda la hubieras «pasado» tú.

      Saludos,
      Adolfo

  10. Cuando estaba en el mundillo de los negocios no se daba el nombre de quién era tu proveedor/es al primero que venía.Sólo lo dabas a los que estaban asentados de tiempo y sólo sobre cosas muy comunes nunca sobre artículos especiales que traias de fuera. La cuestión es que la posición de competencia hay que tenerla clara porque existe, no es algo banal.Tampoco es que fuera habitual que nos reunieramos para darnos nombre de proveedores, eso ni se comentaba.Por lo tanto,no creo que difiera el hecho numismático con el hecho comercial. Al final, uno tiene que entender que comprar o vender no es regalar y que la información que te puede haber costado tiempo conseguirla no debe filtrarse con tanta alegría, entre otras cosas porque nunca sabes por donde te van a salir los otros. Hablamos siempre de negocio grande o pequeño.
    Saludos

  11. Básicamente la cosa es como dicen Adolfo y Juan Luis. Nadie, en el mundillo numismático, revela nunca las identidades de sus contactos, lo mismo «proveedores» que «clientes». No queda muy «buenrollista» decirlo y menos ponerlo por escrito pero es así. Yo esto lo aprendí hace mucho a fuerza de palos: anda que no he perdido buenas operaciones por ir de cándido y entregar en bandeja potenciales clientes a otros comerciantes.

    Normalmente nadie que esté un poco al cabo de este mundillo pide que le revelen las identidades de los contactos de uno. Eso sí: alguna vez pasa. Yo de hecho tuve una pequeña discusión con un afamado coleccionista porque se empeñó en que le revelará la identidad de mi cliente principal en cierto tipo de moneda ya que «tenía bastantes repetidas que vender». No le sirvió ningún argumento que le di y al final acabamos regular. Pero claro, yo no podía dársela pues lo haces y cuando quieres tú venderle a ese cliente resulta que te lo han dejado más pelado que a un pollo asado.

    1. En tu caso hay otro argumento que puede con todos los demás: siendo empresario o autónomo es ilegal que facilites datos personales de tus clientes a terceros sin consentimiento expreso.

      Así que además de ser mala idea y malo para tu negocio, es ilegal.

      Saludos,
      Adolfo

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