Billetes con valores respaldados por monedas

Hoy en día estamos totalmente acostumbrados a manejar dinero fiduciario. Nuestros ahorros del banco y las monedas que tenemos en el bolsillo valen tanto como el Banco Central Europeo (o equivalente) considere. Todos lo vemos lo más normal del mundo, o al menos todos los que somos conscientes de ello porque sorprendentemente hay quienes se pasan la vida intentando ganar dinero sin saber qué es el dinero. Pero este es un concepto muy contemporáneo ya que hasta bien entrado el siglo XX el dinero circulante debería estar respaldado por una cantidad de metales preciosos.

A nuestros tatarabuelos les gustaba llamar al pan, pan y al vino, vino. Un duro eran 5 pesetas de plata y viendo las monedas era totalmente evidente que aquello era cierto. El que tuviese 20 duros era igual que si tuviese 100 pesetas porque el oro y la plata tenían una relación estipulada y solo hacía falta una báscula para poder echar cuentas. Así que os podéis imaginar que a esa gente les costaría cambiar 20 duros -que bien podría ser el sueldo de un jornalero en un año a mediados del siglo XIX- por un papelote que dijese que valía 100 pesetas (¡leches! ¿¡y dónde está la plata!?). Más aún cuando era muy probable que el jornalero no supiera ni leer ni escribir para entender lo que ponía en el billete. Por eso los diseñadores de los billetes clásicos se tenían que esmerar mucho en su trabajo, ya que la estética del billete afectaba en gran medida a su aceptación.

Pero este problema de la aceptación de los billetes era mucho más antiguo. De hecho es tan antiguo como los mismos billetes. Ya en el siglo XIV estaba presente puesto que fue cuando la dinastía Ming emitió por primera vez billetes. Eran billetes como el primero de la entrada, que es el ejemplar del British Museum. Lo que más me llama la atención de él es que aparece un dibujo de las monedas de cobre a las que equivale el billete, como si se tratase de una foto que dijese: «mira Xuanzong, esas monedas son tuyas pero te las estoy guardando yo». Pero al final el tal Xuanzong era un plinga’o porque ni esas monedas eran suyas, ni había nadie que se las estuviera guardando. De hecho, esas monedas ni siquiera existían. Justamente esa era la causa por la que a los jodí’os chinos se les había ocurrido emitir papelotes engañabobos que financiasen el «Estado». Por eso a los billetes les afectaba mucho la inflacción y no los quería nadie.

Para ver billetes en Europa habría que esperar hasta el siglo XVI. Fueron los suecos los primeros que emitieron billetes en occidente por razones prácticas. Como nos cuenta Darío, en esa época Suecia no tenía ni oro ni plata por lo que hacía monedas de cobre equivalentes a las monedas de oro de otros países europeos. Se llegaron a hacer monedas de 20 kilos de cobre que equivaldrían a unos 36 gramos de oro aproximadamente (hoy en día esas monedas suecas se encuentran como curiosidades en muchísimos museos de monedas). Es fácil ver que con semejantes mamotretos era muy difícil hacer pagos por lo que el Banco de Estocolmo emitió papeles que valían por grandes cantidades de moneda. Hubo dos emisiones, una en 1661 de la que no quedan ejemplares y otra en 1666. El billete de abajo es de 1666 y es un billete de 100 dálers, que equivaldrían a unos 200 kilos de cobre.

Lo que más me llama la atención de estos billetes es que su valor viene respaldado por 16 (!!) banqueros y oficiales de reconocido prestigio, que son quienes daban fe de que el billete estaba respaldado por valor de verdad y de que podría canjearse en cualquier momento por metal. Los 16 firmaban a mano todos y cada uno de los billetes emitidos, para mayor garantía del papelito. Garantía que no era tal porque a partir de 1663 los 16 prestigiosos banqueros empezaron a emitir más billetes de los que teóricamente podrían porque dejaron de basarse en los metales que estaban físicamente en el Banco de Estocolmo y empezaron a basarse en la deuda de otros bancos y empresas con dicha institución. Es decir, que en dos años los billetes pasaron de ser papeles que facilitaban los pagos a ser papeles que refinanciaban gratuitamente a un Banco la deuda que otros tenían con él. ¿Os suena de algo? Pues tal idea se la debemos a Johan Palmstruch, que era el director del Banco de Estocolmo en ese momento.

Como ganar dinero emitiendo papelitos que uno mismo firma junto con otros quince amigos es muy fácil, en el mismo 1663 la cantidad de billetes era tal que su valor empezó a caer. Se destapó rápido el asunto y en 1667 ya estaba Palmstruch en la cárcel (donde solo pasó tres años), el Banco de Estocolmo en total quiebra y el Estado Sueco haciéndose cargo de las deudas del Banco. ¿Os suena de algo?

Lejos de huir de la mala experiencia, las demás potencias europeas vieron el cielo abierto y consideraron a Palmstruch el Mesías que acababa de dar con una manera definitiva de financiar a los estados de una vez y para siempre. Tomaron nota de lo sucedido y los bancos de los respectivos países, que solían ser privados pero con apoyo y protección de la Corona, se apuntaron a la moda de cambiar metales preciosos por papelitos que decían «prometo, de verdad de la buena, que pagaré al portador…«. Sin embargo, hubo que esperar más de un siglo más hasta que se pusidera hablar de billetes emitidos con regularidad y con unos valores fijos. El Banco de Inglaterra comenzó en 1759, el Banco de Francia en 1795 y el Banco Nacional de San Carlos (lo más parecido al Banco de España de la época) en 1782. En España las llamadas «cédulas reales» no tuvieron mucho éxito porque había bastante plata circulante. Eso no quitó que hubiera ciertas irregularidades por las que Cabarrús, que era el director del banco, pasó unos años en la cárcel. Como ejemplo de estas cédulas os dejo abajo una subastada por Aureo en 2010 y en la que se pueden ver varias firmas, entre ellas la de Cabarrús.

Con todo esto, los billetes de principios del siglo XIX funcionaban más o menos igual que los de ahora. Son papelitos que no valen nada hasta que una comunidad acepta que tienen un valor canjeable por bienes y servicios porque lo dice una entidad en la que toda esa comunidad confía. El problema es ganarse la confianza de la comunidad, tanto en el siglo XIX, como ahora, como los chinos de la dinastía Ming.

Los países fuertes lo tenían más o menos fácil. Al fin y al cabo España tenía las minas de América y era de esperar que pudiera seguir pagando a sus acreedores. En cambio otros países no tenían tan fácil generar confianza, al igual que pasa ahora con países del tercer mundo: imaginad que trabajases en Zimbabue. ¿Aceptarías que te pagasen en dólares zimbabuenses teniendo en cuenta que entre 2008 y principios de 2009 la inflacción fue tal que un dólar zimbabuense de febrero de 2009 a 10.000 trillones dólares zimbabuenses de los que había en julio de 2008? Obviamente no porque en Zimbabue no se puede confiar. Exigirías que te pagasen en dólares americanos o en euros o en libras esterlinas. No porque valgan más, sino porque te fías de quien se responsabiliza de que valgan algo.

Pues esa misma idea la tenían los bancos estadounidenses a principios y mediados del siglo XIX. Digamos que en esa época EEUU era una colección de estados «en vías de desarrollo» y los billetes que emitían los diferentes bancos los respaldaban con moneda colonial española, que era la moneda más fuerte del mundo en esa época. Estos billetes, al igual que ya hacían los chinos 500 años antes, vuelven a representar la moneda que los respalda. Es una muestra inequívoca de la fortaleza internacional que todavía tenía la moneda española y de que era muy conocida y aceptada en Estados Unidos, donde fue de curso legal hasta 1857. También evidencian por qué la moneda española es tan querida por los coleccionistas americanos. Os dejo unos cuantos ejemplares, todos sacados de esta web. Pero antes de acabar tengo que agradecer a Jaime Sanz, de ICG, que me haya ayudado a escribir esta entrada.

 

23 comentarios en “Billetes con valores respaldados por monedas”

  1. Interesante y muy buen artículo. Tenía entendido que unos de los primeros en hacer este tipo de «changes» fueron los templarios, ellos emitian como «un papel moneda», una especie de pagaré que podías cambiar en cualquier lugar donde hubiera una encomienda templaria, así podían viajar hasta tierra santa sin llevar «monedas», llegaban y cambiaban esa especie de pagaré por dinero en metálico. siglos XII y XIII.

  2. Siempre he comentado a mis conocidos que me encantaria que aceptaran en una servilleta de bar el que les ponga: vale por 50 euros, de momento no cuela pero en cuanto sea aceptado por unos cuantos puedo vivir del cuento, esto mismo hace la PED por ejemplo.

  3. Hola a todos: muchas gracias Adolfo. Una explicación clara de la historia de los billetes y del dinero.
    Últimamente, me pregunto frecuentemente quiénes dicen la cantidad de billetes que hay que emitir. La Reserva Federal Americana optó por una política expansiva; ahora, parece que el BCE también…Se habla de dotar de liquidez a los mercados…Todo muy conveniente -esperamos- pero, desde luego, no avalado por metales precios…¿Qué respalada la emisión de nuevos billetes: la población que necesita que alguien la contrate, le dé dinero a cambio y pueda emprender una vida normal…Los productos que se pueden fabricar pero que no compramos porque no tenemos billetes…Las necesidades de financiación del Estado…O será que mientras no suframos la inlación puede seguir funcionando la máquina de fabricar papel moneda?

    1. Lo que respalda al final la emisión de billetes de la Fed es la confianza que tengas de que ese billete se lo puedas «encalomar» al siguiente. Técnicamente, lo respaldaría el crecimiento del PIB del país, es decir, el crecimiento de sus bienes y servicios, pero siempre es menor que la emisión de billetes, de ahí que se produzca una inflación (ojo, siempre se produce, es coyuntural, de hecho la «deflación» se ve como algo «malo»).

  4. Yo soy aficionado a la notafilia, pero he encontrado muy didáctica e interesante esta entrada. por cierto, a los amigos aficionados a los billetes, avisarles que se presenta una subasta interesante, no tanto para comprar, sino para aprender, porque hay verdaderas joyas, tanto billetes como monedas (Adolfo, por cierto, un Holey Dollar y su «escoria»!!).
    http://www.stacksbowers.com/BrowseAuctions.aspx
    Un saludo.

  5. El problema de fondo, y que nadie ha comentado, es que los billetes _no_son_dinero_ sino crédito (es bueno leer este artículo y darle una pensada a las definiciones e ideas del mismo http://eleconomistaprudente.wordpress.com/2011/01/13/confusion-entre-dinero-y-credito/), por lo que de esta «confusión» viene todo el lío posterior de inflación, estanflación y crisis económicas.
    Hoy en día, la gente no se para a pensar que esas moneditas de acero, aluminio y latón que llevan en el bolso son también un crédito otorgado por nosotros al Banco de España (y por ende, al Banco Europeo) pero impagado…

  6. Poco importa la cantidad de billetes que emitas si el circuito de fabricar-circular-recoger es rápido ya que para lo que sirve este no es ni más ni menos que hacer que la economía sea dinámica y dé prosperidad a todas las clases sociales.También es bastante económico y puede modificarse de ahora para después no así el uso de metales, mucho más caro, y que superan los costos al valor tangible.En un ejemplo actual muy reciente está el exito de Obama al llevar a cabo este modelo en el que emite recursos controlados que ayudan a la economía y realiza este circuito de fabricar-circular-recoger en forma de impuesto primero y de la deuda después con lo cual la emisión se cubre rápido y puede seguir generando más cada cierto tiempo sin poner en riesgo la economía. Evidentemente, es una economía social y no la utilización de recursos para el enriquecimiento de unos pocos como ya sabemos bastante los que tenemos monedas reselladas que era el fiduiciario y que empobrecia constantemente a las clases medias y bajas a las cuales que les costaba hacerse con plata y oro.
    Saludos

    1. Ojo con ese pensamiento de que «no importa la cantidad de billetes que emitas», eso es lo que ocasiona las grandes inflaciones y el gran gasto público descontrolado. Ése es el crédito fácil que provoca que las personas (y los bancos antes que nada) gasten e inviertan y los precios suban pero no se creen más bienes (hay un ritmo de crecimiento para esos bienes), que es el verdadero «dinero». Si no creas riqueza (más bienes, o servicios), no tendrás en qué basar esa moneda y se devaluará (salvo que consigas que todo el mundo la acepte, obligándole a pagar en esa moneda). Si devalúas la moneda, exportar te saldrá fácil, pero tu gente verá como sus ahorros no valen para nada, con lo que no invertirán en el propio país (¿para qué, si me sale mejor invertir fuera?). El caso de los USA es especial porque todos aceptamos dólares (por tradición, más que otra cosa, ya que la devaluación del dólar es bastante grande..), pero el día que se dejen de aceptar (sobre todo China..) será un duro golpe para ellos.
      Por otra parte, es un error pensar que el coste de fabricación de un billete es más pequeño que el de una moneda (si te fijas, el ciclo de vida de un billete no llega de media a 5 años, mientras que el de una moneda), mira como en USA ya no saben cómo hacer para quitar los billetes de 1 y 2 dólares…

      1. La idea es dinámica-próspera y de corto recorrido, otra cosa es apalancar los billetes o las monedas y especular con ellas, y esta parte no es social sino enriquecimiento puro y duro.Pero sigo diciendo que no es la cantidad sino la calidad del modelo económico social. No comparto las ideas de lo de crear más riqueza, de donde se puede sacar más riqueza?. El planeta está saturado de esta especie inagotable de enriquecimiento-especulativo-virtual. La sostenibilidad es el único futuro y no habrá otra posibilidad por tanto vuelvo a insistir sobre el hecho de que no es la cantidad sino la calidad social de su uso.El que se retiren billetes tiene que ver con detalles técnicos de si valen o no en el uso diario que afectan de una manera no tan importante y ojo hablamos de el buen uso de la economía.
        Saludos WF

        1. Buenas Juan Luis,
          Entiendo la idea (y ojalá fuese así), pero no la veo aplicable (al menos tal y como se define).
          Si emites más billetes, por mucho que la intención sea social, los que los reparten siguen siendo los bancos, que no tienen ninguna intención social, son empresas. Con lo que apalancarán, por definición el crédito se basa en eso, «yo no tengo ahora pero espero tener en un futuro».
          Y los billetes se retiran de circulación por tres motivos (principalmente, hay más):
          – no sirven para su uso cotidiano por estar en malas condiciones
          – son divisas, se usan como depósito, sobre todo en países cuya moneda es débil
          – drenar deuda, ya sea como impuestos o como consecuencia de otros procesos económicos
          En resumen, al final es un «debate de escuelas económicas».
          Saludos igualmente, Juan Luis y encantado de debatir

  7. Los billetes con estos tonos color tierra me resultan atractivos y muy curiosos los dibujos de las monedas en el mismo pero más curiosidad es el hecho de como la moneda española fué todo un simbolo de la economía mundial y americana. Creo que merece que le preste algo de atención. Aunque a decir verdad cada vez que Adolfo escribe un artículo me da miedo.Esto parece una dulceria me dan miedo estos dulces.
    Saludos

  8. Han salido bastantes cosas en los comentarios.

    @Xavi, lo de los templarios eran más bien un «Wester Union medieval». Más bien era que si un cruzado se llenaba los bolsillos saqueando una ciudad era muy complicado llevarse todo lo robado a su casa. Así que dejaban la mercancía en un monasterio del temple que les firmaba un papelito en el plan de «a este hay que pagarle 50 reales», que se correspondía con lo que dejaba en el monasterio menos una jugosísima comisión por la que la Orden del Temple se financiaba.
    Mecanismos de ese estilo los hubo en muchas civilizaciones anteriores.

    @scoralstom ¿qué es el PED?

    @Pedro. Yo también me pregunto qué criterios siguen los bancos centrales para la emisión de billetes. Es bastante obvio que es una decisión importantísima para la economía de un Estado pero no sé en qué criterios se basa. Supongo que esas historias macro-económicas no sean sencillas de entender, pero creo que la sociedad debería ser consciente de ello porque nos afecta mucho.
    En general (y corregidme si me equivoco) por cada billete que se emite los ya existentes valen un poco menos. Así que digamos que las emisiones de dinero se respaldan con el dinero ya existente… que no es más que deuda, por lo que no es existente :D

    @lanzarote, no había visto esa subasta.
    Vamos a poner aquí el holey dollar, que tiene una conservación estupendísima:

    http://media.stacksbowers.com//4130/3030/3030/3538/3338/39/A0000058389-worldcoin-zoom-1-0.JPG
    http://media.stacksbowers.com//4130/3030/3030/3538/3338/39/A0000058389-worldcoin-zoom-1-1.JPG

    El que quiera la monedita que vaya preparando la cartera: la siguiente puja es de 100.000 dólares.

    Aquí tenemos la «escoria», de nuevo con una magnífica conservación:

    http://media.stacksbowers.com//4130/3030/3030/3534/3734/31/A0000054741-worldcoin-zoom-1-0.JPG
    http://media.stacksbowers.com//4130/3030/3030/3534/3734/31/A0000054741-worldcoin-zoom-1-1.JPG

    Esta saldrá más barata. Por ahora se puede pujar a partir de 47.500 dólares. Nada mal para un deshecho…

    Son una pasada. Preciosos y cargadísimos de historia. Pero yo por lo que cuestan estos me compraría tres o cuatro cincuentines.

    @WF, buen artículo. Lo de que el dinero actual es en realidad deuda es lo que he comentado en el artículo al hablar de las emisiones de Suecia y de cómo los otros países europeos empezaron a imitarles porque es el chollazo de los chollazos. Como dice scoralstom ¿a quién no le encantaría poner en una servilleta de un bar «vale por 50 euros» y que la gente lo aceptase? Además, si se pone «vale» y no se dice ni cuándo se pagará ni dónde, ni siquiera cuánto valdrán esos 50 euros… vamos, que un chollazo.

    @Juan Luis, efectivamente son billetes muy bonitos y llenos de romanticismo. Curiosamente esas cédulas reales, a pesar de ser rarísimas, se pueden encontrar por unos pocos miles de euros. No es mucha pasta si se compara con el precio de los billetes clásicos de una rareza semejante.

    Saludos,
    Adolfo

    1. Hola Adolfo y a todos: sinceramente, no sé qué o quiénes deciden la cantidad de dinero que hay que fabricar. Deben de intervenir cuestiones matemáticas, económicas…pero también de confianza-prestigio (y eso es algo que no se mide, ni se sabe qué color tiene…es más intangible que otros factores, pero existe, vaya que si existe….)
      Y un poco en broma, pero en serio, todo este conglomerado financiero también viene respaldado, a mi parecer, por unos cuantos portaaviones…Es decir, parece como si le dijeran a los que no quieren entrar en el juego: «no entiendes mis criterios contables o mis reglas, la manera en que organizo mi economía y hacemos negocios, no te preocupes…tengo una flota para hacerlos tangibles, mientras que tu interpretación de la economía no te ha permitido organizar más que a un país muerto de hambre y a unos milicianos con un fusil de asalto para hacer terrorismo».

    1. Yo de historia China sé menos que nada. Pero tengo entendido que en la época de la dinastía Ming (que es cuando se hicieron los billetes) los chinos y los mongoles andaban a palos.

      En cualquier caso, los emisores de los billetes eran los chinos, no lo mongoles.

      Saludos,
      Adolfo

    1. Buena historia la de este otro pajarraco. Menuda panda de golfos y mangantes!!

      Muchas veces es complicado definir qué es un billete y qué no, ya que no es lo mismo «billete» que «papel moneda». Algunas fuentes que he consultado consideran que los billetes tienen que tener unos valores estandarizados y que deben emitirse en grandes cantidades para considerarlos como tal. No sé si estas condiciones se darán en las emisiones francesas bajo el cargo de John Law.

      Saludos,
      Adolfo

  9. Buenas tardes a todos.
    Estupenda entrada, me he divertido mucho y me he tomado la libertad de compartirla en facebook con mis amigos.
    Saludos Adolfo, y también a los comentaristas habituales.

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