Las monedas de Fernando III el Santo

Al oír el grito todos los que estaban en el Palacio Episcopal de Palencia aquél 6 de junio de 1217 corrieron a ver qué pasaba en el patio. Se veía asustados a los niños que allí jugaban; estaban de rodillas zarandeando a uno de ellos que ya apenas se movía. Que ya apenas intentaba balbucear algo sin ningún sentido antes de apoyar definitivamente la cabeza para no volverla a levantar jamás.

Los criados tardaron poco en llegar pero no pudieron hacer nada. Espantaron a los niños y se encontraron al rey Enrique en el suelo rodeado de un charco de sangre, con el rostro pálido y la cabeza aplastada por la piedra que le dio repentina muerte.

«¡La madre que me pario!» – dijo uno de ellos al ver a Enrique. Y rápidamente se giró, miró con ojos de odio a los niños y preguntó – «¿¡qué coño ha pasado aquí!?»

Cinco niños respondieron al unísono, cada uno de una manera. Todos respiraban rápido y estaban claramente alterados. Así era imposible entender nada.

«Bueno. Lo importante ahora es Enrique» – dijo el criado enseguida a la vez que sentía que su tensión iba en aumento – «Juana, coge conmigo al niño y vamos a llevarlo a su habitación. Elvira, tú vete a llamar al Señor Obispo y que venga ahora mismo. Los niños que se vengan con nosotros, que estos no salen de aquí hasta que no venga el obispo».

«¡Pero si el Señor Obispo está en misa!» – replicó Elvira, quien tenía más miedo al obispo que a la muerte.

«¡Pues que se salga, hostias! ¡Que no se muere un rey todos los días!» fue la respuesta que recibió.

En poco más de un cuarto de hora entraban el Obispo Tello Téllez y Elvira a la habitación donde estaba el cadáver del niño. Estaba mucho más tranquilo y sereno que todos los demás, quienes no habían dejado de presinarse nerviosamente desde que habían subido a la habitación. Habían intentado rezar un Padre Nuestro, pero ni siquiera eso pudieron de lo nerviosos que estaban.

El obispo contempló al rey muerto en silencio durante unos segundos y los demás le acompañaron en total inmovilismo. Luego el obispo comenzó a rezar en voz baja implorando a la Virgen para que se hiciera cargo del alma del niño y al cabo de unos minutos subió el tono para que le escucharan los presentes. Cuando acabó todos los criados dijeron «Amén» al unísono. Los niños, por lo asustados que estaban, permanecieron callados el tiempo que tardó Tello en lanzarles una mirada fulgurante; ahora estaban más asustados por el obispo que por la muerte del rey.

«Salgamos de aquí» – ordenó el obispo. Y una vez que estaban todos en el pasillo continuó: «cuando regresé de Navas de Tolosa pensé que, de no haberlo visto ya, nunca iba a presenciar la muerte violenta de un rey castellano. Pobre niño, pobre Castilla y pobres de nosotros como esto se sepa en Palencia antes que en León. Así que hay que actuar rápido: Diego, vete a llamar al Señor Álvaro Nuñez y os encargáis de llevar al niño a Tariego. Digo yo que allí se pueda ocultar mejor que en el Palacio Episcopal. Elvira, tú amordaza el cadáver y tápalo con unas sábanas para que nadie sepa lo que es al salir de Palencia o al pasar por Baños. A los niños encerradlos hasta que se aclare todo esto. No quiero que ninguno se vaya de la lengua, porque como se entere la malnacida de Berenguela antes que su marido va a querer liarla. Pues no le gusta el trono a la muy cabrona…». Hizo un pequeño silencio, pensativo y añadió: «de todas formas, hay que joderse, con lo que nos ha costado hacer a Álvaro regente y se muere el rey en menos de un año».

Ese día pocos palentinos supieron de la muerte del infante rey, pero bastó uno que llevase la noticia a Autillo de Campos, donde se encontraba el palacio de Berenguela, hermana mayor del rey fallecido (que no tenía más hermanos varones) y mujer separada de Alfonso IX de León. Al enterarse de la muerte de su hermano Enrique reunió a sus hombres de confianza, quienes ya habían servido a su padre Alfonso VIII, y les contó lo sucedido. Parecía claro que si ella se hacía con el trono sólo conseguiría que el rey de León y la mitad de los nobles castellanos se avalanzasen sobre ella, puesto que Alfonso IX aspiraba a volver a unir bajo su mando ambos reinos y tenía bastantes apoyos en Castilla. Así que lo mejor sería actuar rápido y dejar el trono a su hijo Fernando.

El Infante Fernando se encontraba con su padre en Toro, donde fueron Alfonso Téllez, Gonzalo Rodríguez y Lope Díaz, tres personajes leales a Berenguela y de mucho poder en la Castilla de principios del siglo XIII. Antes que ellos ya había llegado la voz a Toro de que el rey había muerto y obviamente no iban a dejar escapar al infante para que se reuniese con su madre. No obstante, los tres caballeros castellanos consiguieron convencer a los presentes de que Enrique estaba perfectamente sano y que si requerían a Fernando era porque el palacio de Berenguela estaba siendo atacado. En cuanto llegó Fernando a Autillo hubo un acto solemne en el que a Fernando se le proclamó rey de Castilla, pasando a la historia como Fernando III. Esto se hizo exactamente el 14 de junio de 1217, es decir, tal día como hoy de hace 797 años.

Al parecer esta efeméride va a empezarse a celebrar a partir de este año en Autillo de Campos, lo que me ha motivado a escribir esta entrada. Yo me alegro muchísimo de que los pueblos de Castilla tomen conciencia y divulguen su propia historia, que es tan enorme y rica como desconocida. Sirva como muestra que pocos palentinos saben que Enrique I murió en Palencia (ni que hubo un rey llamado Enrique, pero eso ya es otro problema) o que el supuesto palacio de Berenguela en Autillo es hoy en día un granero.

El caso es que Fernando III acabó siendo uno de los grandes reyes medievales. Nada más coronarse rey Castilla entró en guerra con León (¡padre contra hijo!). Esa guerra duró hasta que Alfonso IX se cansó puesto que la paz venía muy bien a Fernando III, quien se sabía rey de León en cuanto su padre cerrara el ojo. Tal cosa ocurrió en 1230, lo que llevó a Castilla y a León a estar dirigidas por el mismo rey a pesar de que todavía se consideraban dos reinos con independencia administrativa (según los que entienden del asunto, fue con Alfonso X cuando se juntaron definitivamente ambos reinos). En el interior de sus reinos fue un rey que promovió un «centralismo» generando un «estado» fuerte. Eliminó donaciones a la Iglesia, quitó poder a la realeza, comenzó la construcción de iglesias y catedrales tan importantes como la de Burgos, León o Toledo, estableció el Fuero Juzgo e inauguró la Universidad de Salamanca. Lo único que yo le echo en cara es que dejase caer la Universidad de Palencia trasladando a Salamanca lo que quedaba de ella.

En cuanto a su política exterior, la característica más evidente fue la expansión de la frontera castellana hacia el sur. Aprovechando la crisis del Imperio Almohade la llamada Reconquista fue a toda velocidad. Fernando III casi duplicó la extensión del reino castellano que había heredado, conquistando plazas tan importantes como Jaén, Córdoba o Sevilla. Seguramente por eso le hicieron santo ya en el siglo XVII.

Ante tal situación sería de esperar que el legado numismático de Fernando III fuese muy importante. Pero resulta que nuestro rey santo no se preocupó ni lo más mínimo de la producción numismática. Hubo un continuísmo total en materia numismática y tanto el reino de León como el reino de Castilla siguieron emitiendo los tipos de monedas y la metrología que hasta entonces se llevaban emitiendo. De hecho yo esto lo considero otra prueba más de que los reinos de Castilla y de León eran reinos separados en tiempos de Sancho III, ya que Castilla emitía dineros a 90 dineros el maravedí mientras que León los emitía a 96 dineros el maravedí. Sin embargo la diferencia era tan pequeña que unos y otros circulaban por igual en ambos reinos (según Anna María Balaguer, que es la principal referencia de este artículo).

Tal fue el continuísmo que Fernando III no puso su nombre en ninguna moneda, así que no se conoce a ciencia cierta ninguna moneda que haya sido acuñada en tiempos de Fernando III. No obstante, hay muchos documentos que indican explícitamente que en época de Fernando III se siguió emitiendo moneda de vellón y, en cantidades muy pequeñas, morabetinos de oro. Siempre con la misma metrología que se había heredado, ya que al ser un tiempo de bonanza no fue necesario reducir la pureza de las monedas.

Por extraño que parezca, durante su largo reinado en ambos reinos ningún cuño se labró con su nombre, sino que se siguió haciendo con las mismas leyendas que su abuelo Alfonso VIII (Enrique I tampoco las modifició) o que su padre Alfonso IX. Hay que tener en cuenta que esto tampoco es que fuese un problema en la época ya que prácticamente nadie sabía leer. Pero ahora sí que es un problema porque ni historiadores ni coleccionistas podemos atribuir monedas a Fernando III. Así pues, todo lo que se sabe de las monedas de Fernando III es por la constancia documental y por los hallazgos de tesorillos.

Los documentos son los que nos explican las cecas y las características metrológicas de las emisiones, que ya las hemos comentado, y los tesorillos los que nos pueden dar pistas de las monedas que entonces circularon. Por parte de las cecas, hay referencias documentales a Burgos, León, Toledo y La Coruña, siendo Burgos y León las cecas principales de Castilla y León respectivamente. Pero no hay referencias a muchas de las otras cecas conocidas de Alfonso VIII, por lo que se cree que se cerraron. Se sabe también que redujo los beneficios de acuñación de la Iglesia y que en 1250 eliminó las acuñaciones en Santiago de Compostela como manera de quitar poder al arzobispo.

Los tesorillos son mucho más complicados de interpretar pero el hecho de encontrar habitualmente monedas de Alfonso X mezcladas con monedas de Alfonso VIII hace evidente que las monedas acuñadas a nombre de estos dos reyes circularon conjuntamente de manera habitual. También se tiene constancia de una enorme cantidad de dineros burgaleses de Alfonso VIII y leoneses de Alfonso IX, con un estilo cada vez más degenerado. Eso hace sospechar que en época de Fernando III los talleres de León y Burgos (¿y Salamanca?, añado yo) siguieron acuñando los mismos tipos de monedas que se acuñaban anteriormente a su reinado. Como es normal cada vez los cuños se hacían con un estilo más tosco y eso se hace bastante evidente cuando se acuñan monedas con el mismo diseño durante tantas décadas. Así pues, aunque no sabemos nada a ciencia cierta, es razonable suponer que los dineros burgaleses y leoneses con un estilo más degenerado (como los dos primeros que ilustran la entrada) fuesen acuñados en época de Fernando III.

Hay autores que han citado dos dineros anónimos con leyenda «+MONETA LEGIONIS» como si fueran emisiones de Fernando III. Esto lo hizo Heiss y lo repitió Álvarez Burgos. Según Balaguer, estos catálogos procedieron a asignar las dos últimas piezas que ilustran la entrada a Fernando III con el simple propósito de dar alguna representación numismática a este rey. Hoy en día se inclinan a pensar que pudieran ser emisiones de Alfonso IX mientras que Antonio Roma considera el segundo como del infante don Sancho. Nada sigue siendo seguro. En cualquier caso, hay que subrayar la falta de rigor metodológico de estos libros clásicos, lo cual hace mucho daño porque confunde tanto al coleccionista como al investigador que se basa en ellos. Este error es repetido también por los comerciantes actuales, a quienes se les debería presuponer un conocimiento bastante profundo de las monedas que venden. No sé si será porque sus clientes se basan en esos catálogos o porque así les es más fácil vender esos dineros (muchos coleccionistas quieren una moneda por reinado), pero el caso es que en las tiendas y en las subastas estos dos dineros se les suele encontrar catalogados como acuñados bajo el reinado del rey santo.

Las imágenes que ilustran la entrada son monedas subastadas por Aureo & Calicó y el famoso retrato de Fernando III pintado por Murillo. Cuando José David Rodríguez se compró un dinero como el del último de la entrada escribió una magnífica entrada al respecto en su blog explicando el árbol de la vida que en él se representa.

28 comentarios en “Las monedas de Fernando III el Santo”

  1. Hola Adolfo,
    No soy de mucho escribir, aunque te sigo todos tus post. Pero hoy no me resisto a decirte que «Chapeau». Para los amantes de la historia y de la numismática, es un trabajo con «mayúsculas».
    Un saludo
    Atonio

  2. Buenas Adolfo,

    Aunque te leo habitualmente, soy poco dado a comentar…

    Si bien estoy aprendiendo mucho sobre el comercio numismático leyéndote, personalmente me gustan más este tipo de entradas. Está manera de aunar amenamente historia y numismática es lo que realmente me hace disfrutar de está disclipina tan apasionante.

    Saludos

  3. Me alegro mucho de que os guste y de que os animéis a escribir algunos de los que no lo hacéis a menudo.

    Soy consciente de que éstas son las entradas que más gustan a los aficionados que lleváis más tiempo. Siempre que escribo alguna así me lo decís. Pero daos cuenta de que éste es un blog de numismática que se centra en el coleccionismo su metodología; hay otros blogs estupendos que se centran en numismática e historia y cuyos autores saben de historia (y seguramente también de numismática) mucho más que yo.

    También os tenéis que dar cuenta de que una entrada como esta lleva mucho tiempo. Sería imposible mantener el ritmo de publicación que llevo en el blog. Luego tampoco son muy leídas y al cabo de unas pocas semanas dejan de recibir visitas por completo. Por lo tanto, solo prometo escribir alguna así de vez en cuando.

    Un saludo,
    Adolfo

  4. Debería ser normal acuñar en nombre de Fernando III pero es interesante, según leo, que el periodo de este rey está marcado por conquistas, tratados y cambios importantes sobre todo cuando es la época de los latifundios y evidentemente de los tesoros y territorios ocupados que ampliaron las colonias hacia el sur lo cual generó un crecimiento poblacional y una serie de impuestos hacia los habitantes de las tierras conquistadas que permitieron recaudar y además la circulación de moneda castellano-leonesa revalorizada.El hecho de la circulación del numerario andalusí y las castellanas creo que refleja la poca necesidad de molestarse en volver loca a la gente con nuevas pragmáticas innecesarias.Es remarcable que siempre que un rey moviliza la cultura y la ciencia es síntoma de cierto poder económico.
    Buen artículo Adolfo
    Saludos

  5. Hola
    bien escrita la historia, yo sí la conocía, aunque no con tantos detalles. Sabía que en el Palacio Episcopal de Palencia había muerto (¿quizá asesinado?) un rey, pero lo que nunca he tenido claro es si ese palacio estaba ubicado en el mismo sitio que el actual.
    También me parece recordar que me contaron que allí nació la madre de San Luis de Francia, doña Blanca de Castilla.
    El obispo tenía antiguamente otro palacio en Villamuriel de Cerrato (adonde iba de vacaciones, bien cerquita), pero lo destruyeron los comuneros.

    ¡Qué desconocida es la historia de Castilla, incluso para muchos castellanos!

    1. Efectivamente, doña Blanca de Castilla nació en Palencia. Esta mujer fue hija de Alfonso VIII, reina consorte de Francia y madre de Luis IX de Francia. Otro rey santo por eso de irse a las cruzadas a pegar mamporrazos en el nombre de Dios. Curiosamente esos mamporros de San Luis tuvieron su repercusión en la numismática castellana. Un día hablamos de ellos si queréis.

      Nada se sabe del lugar donde estaba el Palacio Episcopal en la Palencia del siglo XIII, ni tampoco dónde estaba la Universidad de Palencia.

      En la revuelta comunera hubo muchos pueblos del Cerrato que tomaron partido a uno u otro bando. Ampudia y su castillo lucharon a favor del bando comunero, mientras que el castillo de Fuentes permaneció fiel a Carlos I hasta que el Obispo Acuña (este era un hijoputa de los pies a la cabeza) lo sitio y se hizo con él. Ambos castillos se pueden ver hoy en día y son una visita más que recomendada.

      Saludos,
      Adolfo

    2. Tengo entendido que en la catedral de Sevilla se conserva la primera y más antigua bandera cuartelada de castillos y leones, actualmente con tres castillos y un león, pero originalmente estaba formada por cuatro cuarteles de dos castillos y dos leones.

  6. Hola a todos: La reina de Francia Blanca de Castilla, igual que su hijo Luis IX, también es santa. Esa época del siglo XIII fue muy peculiar: catedrales, universidades, crecimiento de las ciudades, reconquista… Luego, vendría el siglo XIV con sus crisis.
    Fernando III recuperó el Valle del Guadalquivir y, en realidad, todo el Sur porque pactó con los musulmanes una reserva en Granada, vasalla de Castilla, y dio por concluida la Reconquista.
    Fernando III y su hijo Alfonso X están enterrados en la Catedral de Sevilla, ciudad de la que es patrón y lo celebramos con fiesta local el 30 de mayo. Puede decirse que gracias a este rey se restableció el cristianismo y volvieron estas tierras a la esfera de Occidente(cuando la conquista en 1248, no encontraron a un solo cristiano en Sevilla, todos habían desaparecido bajo los reinados islámicos). Desde la Castilla del Sur, un saludo.

    1. ¿Blanca de Castilla es santa? No lo niego, pero no lo había oído nunca.

      Por parte de Fernando III, fueron los sevillanos quienes convencieron al Papa de que le hiciera santo. Se puede decir que bajo su mandato la Reconquista (nunca me ha gustado esa palabra) fue muy rápida y dejaron al Islam arrinconado en la Península. Además de que dejó la conquista de otros territorios ya preparada, como Murcia. No se le dio mal a Fernando.

      Saludos,
      Adolfo

      1. Hola Adolfo: sí, tu paisana palentina llegó a ser canonizada. Fue regente de su hijo muchos años. Tuvo que hacer frente a múltiples dificultades pero como buena nieta de Leonor de Aquitania, tenía carácter, y también otras virtudes que cultivó mejor que su abuela, rectitud, prudencia, se adoptó muy bien a su nuevo reino de Francia, y de ella se guarda un grato recuerdo todavía…Fue una gran impulsora del arte gótico.

  7. Hola: el recuerdo de Fernando III está muy vivo en la ciudad. La patrona de Sevilla es la Virgen de los Reyes, era la imagen que él llevaba siempre (la escultura original se ha conservado es de estilo gótico francés). La gente la llamaba de los Reyes por ese motivo.
    Respecto a la Giralda, los musulmanes antes de rendirse negociaban su demolición (no querían dejarla a los castellanos), Fernando III fue tajante y amenazó bajo pena de muerte a quién se atreviera derruirla. En fin, se cuentan muchas cosas de este rey, no me extraña que no se pusiera en las monedas ni su nombre, ni esfinge…se dice que era muy humilde, austero, sacrificado…

  8. Magnifica entrada Adolfo, es un placer leer sobre la historia real, aunque sea dialogada a lo vasco .
    El Siglo XIII, y desde la Batalla de las Navas de Tolosa, supuso el final de los musulmanes como potencia peninsular, aunque los Benimerines hicieran un amago todavía en el siglo XIV. Tanto Portugal como los catalano-aragoneses cerraron su ciclo expansivo peninsular en esos mismos años.
    Aunque Castilla tardaría todavía en ser potencia marítima, la conquista de Sevilla, y más tarde de Algeciras, supuso un terremoto geoestratégico que permitió poner en comunicación por mar el mediterráneo y el atlántico de forma regular, o dicho de otro modo el comercio oriental de la ruta de la seda y el oro subsahariano, junto con los productos del occidente mediterráneo (repúblicas itálicas y Catalunya) con la Liga Hanseática e Inglaterra, que hasta ese momento debía ser terrestre, mucho más limitada, penosa e insegura.
    Sin ese cambio, no se pueden entender la revolución cartográfica iniciada en esos tiempos, o las exploraciones hacia el atlántico sur, que primero fueron protagonizadas por genoveses y mallorquines hacia las Canarias y después relevados por Portugal, buscando la circunvalación africana y encontrándose con el resto de las islas macaronesias, y finalmente de América por parte de Castilla.
    En fin que aquello fue abrir el tapón de la bañera que en los siguientes siglos llevaría a cambios globales en la historia de la humanidad.
    Joder con la pedrada!

    1. Si que es cierto que el diálogo parece más vasco que castellano :D

      Muy buen apunte sobre la importancia de unir el Mediterráneo y el Atlántico por mar, así como el enclave estratégico que permitió que el sur de la Península fuese la base que se utilizó para explorar África y América. A veces da la sensación de que en el Renacimiento surgió todo de la nada y fue una enorme revolución hecha «por unos señores muy listos». Claramente fueron listos pero, como siempre pasa en la historia, los cimientos vienen de antes.

      Saludos,
      Adolfo

    2. En realidad Castilla no cerró el ciclo expansivo peninsular hasta la conquista de Granada en 1492. La Corona de Aragón acabó en el siglo XIII a las puertas de Murcia. Por otro lado, es bastante desconocida la historia y los hechos de armas de la Marina de Castilla, marina de guerra que tuvo una participación decisiva en la conquista de Sevilla en 1248 remontando el río Guadalquivir desde Sanlúcar de Barrameda y destrozando las defensas fluviales de la ciudad.

  9. Fantástica entrada, Adolfo. Muy completa e interesante.

    Una única puntualización. Si no me equivoco, la Universidad de Palencia (el Estudio General de Palencia) no fue trasladado a Salamanca sino a Valladolid. De hecho, ese sería el germen de la actual Universidad de Valladolid. Si bien, en Salamanca había otro Estudio General, germen de la actual Universidad de Salamanca.

    1. Pues creo que sí que te equivocas. Yo siempre he leído y oído que la Universidad de Palencia se trasladó a Salamanca y varios recursos web parecen darme la razón:

      http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/divar/origenunivpalencia.htm
      http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_Palencia_(histórica)
      http://www.xn--espaaescultura-tnb.es/es/propuestas_culturales/estudium_generale_palencia_primera_universidad_espana.html

      No son recursos de autoridad, por supuesto. Simplemente he hecho una búsqueda rápida en Google.

      De todas formas, he visto que se discrepa mucho sobre cuándo fue trasladada la universidad. Algunos dicen que solo estuvo en palencia 2 años, otros 6 y otros más de 20. También he visto que hay algunos que aprueban tu teoría de que en realidad se trasladó a Valladolid: http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_Valladolid

      Como conclusión… solo sé que no sé nada. O mejor dicho en este caso: solo sé que sabemos poco. Parece que no hay muchas fuentes documentales y que las que hay no son muy explícitas. Posiblemente sea una materia que requiera investigarse con más profundidad.

      Saludos,
      Adolfo

      1. Pues de estas cosas que las has oido siempre y estás seguro de que son así. Nunca te acostarás sin saber una cosa más.

        Ya sé que no es una super fuente, pero la primera vez que lo leí fue en un diccionario Latin-Español de la marca VOX. No lo puse en duda porque suponía que si lo ponían es que estaba comprobado. Me llamó la atención y alguna vez más lo había leido en otros sitios, así que no dudaba de que así fuera.

        Pues nada, ahora pondré en cuarentena esa creencia que tenía de que era el germen de la de Valladolid y tendré en cuenta que también podría ser, muy probablemente, la de Salamanca.

        Saludos ;)

  10. Este tema es interesantísimo y está casi todo por investigar; además, entre quienes se han ocupado de su estudio hay opiniones muy dispares. Es una lástima que las fuentes documentales imprescindibles para su conocimiento no sean bastante más accesibles. Quién sabe, a lo mejor alguna institución de peso en el campo de los estudios numismáticos se anima a emprender una publicación de tanta envergadura…

    Un saludo.

    Miguel Ángel

  11. Hola.
    Hay una teoría de medievalistas europeos que ven como algo negativo el renacimiento pues supone el fin del desarrollo intelectual surgido en la edad media que esbuna epoca un tanto distante de la epoca oscura que nos han «vendido».
    Y no pretendo herir sensibilidades pero eso de corona catalano-aragonesa a con esa es una invención del siglo XX.

    1. cada vez que alguien dice algo de Cataluña, sea en el tono que sea o utilizando la terminología que utilice… hay polémica en potencia. Yo me suelo referir a ese territorio como «la Corona de Aragón».

      Así que mejor no entramos (otra vez) en ese debate ;)

    2. La utilización partidista y la manipulación de la historia son algo muy triste. Algo va mal cuando el debate científico tiene que dejar paso a la conveniencia política de algunos, pero es cierto que hay temas envenenados. Simplemente diré que últimamente leo cosas -incluso descripciones de monedas- que me dejan «ojiplático».

      Un saludo.

      Miguel Ángel

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