Gente obsesionada con los errores

El coleccionismo es ya intrínsecamente una actividad irracional. ¿Qué sentido racional tiene juntar un montón de elementos de una temática más o menos concreta? Absolutamente ninguno. Seguro que muchos coleccionistas no me dan la razón pero seguro que también que a ellos más de una vez les han hecho esa pregunta incómoda de «y tú ¿por qué coleccionas?». Momento en el cual no se sabe muy bien qué contestar y se acaba diciendo algo semejante a «porque me gusta». Algo irracional, como se ve.

Que conste que porque un acto sea irracional no significa que sea antirracional y mucho menos «malo». Yo, que siempre me he considerado un apasionado del romanticismo, encuentro en la irracionalidad una estupenda manera de entender el mundo. Quizá por eso veo muy normal hacer cosas sin mayor motivo que porque disfruto haciéndolas. Pero eso no significa que pueda explicar por qué me gusta hacerlas y tampoco puedo esperar que todo el mundo me comprenda. Como consecuencia de lo anterior yo tampoco puedo entender el comportamiento de algunos coleccionistas de monedas.

Está bastante claro que los coleccionistas somos en general gente bastante rara. Pero rara en el buen sentido de la palabra: no somos gente muy corriente. El simple hecho de que dediquemos bastantes horas a una actividad generalmente solitaria, que supone un estudio y que en el fondo es irracional es ya razón suficiente como para distanciarnos de la inmensa mayoría de la población. De nuevo esto no es que sea nada malo; de hecho, yo creo que una persona para que sea interesante no tiene que ser común. Pero yo creo que los coleccionistas numismáticos más raros de todos son los coleccionistas de errores. Son tan pocos que son solitarios dentro del solitario mundo de la numismática y apenas cuentan con bibliografía para leer, así que en muchas ocasiones lo poco o mucho que sepan lo han tenido que descubrir ellos mismos. Por si fuera poco su conocimiento no versa sobre la historia numismática, sino sobre procesos de acuñación y sobre cosas extrañas que puede ocurrir a una moneda mientras se fabrica. Y su colección no va de tener una moneda de cada o algunas representativas sino de quedarse con las «monedas que han salido defectuosas».  Si no me creéis al deciros que una colección así es irracional pensad en su paralelismo sobre otro coleccionismo. Por ejemplo el coleccionismo de periódicos:

Cuando fui a Úbeda una de las visitas que más me llamaron la atención fue el Palacio Vega de los Cobos que nos lo mostró su propio dueño haciendo gala de las estupendas colecciones que tenía ahí. Como soy bastante lanzado le pedí que nos mostrara su colección de monedas (nada del otro mundo), que me dejase coger alguno de los incunables que tenía o que nos contase cómo había adquirido algunas de las esculturas de Benlliure que lucía. También nos enseñó su colección del ABC: tenía todos los números editados por ese periódico. Daban unas ganas terribles de pasarse la tarde cogiendo periódicos al azar para ver qué noticias había en la España de los años 20 o cómo iba cambiando la línea editorial de la empresa. Como se ve es una colección que me resulta muy interesante.

Ahora comparad esa colección con otra en la que tuviese el mismo número de ejemplares pero que no fuesen uno de cada sino que de algunos  días tuviera muchos periódicos pero de otros no tuviera ninguno. Eso sí, que todos los periódicos que guardase tuvieran algún error: faltan páginas, dobleces de impresión, tintas del color que no toca, partes en blanco… ¿a quién interesaría una colección así? Pues lo mismo digo de una colección de errores numismáticos.

Este «frikismo innato» es algo que caracteriza a todos los coleccionistas de errores; o al menos a todos los que me he topado. Vuelvo a decir que no es nada malo. Conozco a algunos, como José María Marín, que son gente muy agradable y muy cabal. Pero hay otros que han llegado a un punto de obsesión que supone una perversión del coleccionismo. Como muestra os cuento tres anécdotas que me han confesado tres personas diferentes como quien confiesa que tuvo un problema con el alcohol.

El primero de ellos me dijo que llegó un punto en el que la obsesión era tal que se levantaba y se acostaba pensando en las monedas y en cómo podría rellenar ese hueco que le falta. Moneda que veía moneda que miraba y analizaba, no vaya a ser que tuviese algún tipo de error. Era algo inconsciente, casi un acto reflejo que se hace sin pensar. Llegó hasta el punto de que estaba en un velatorio porque había fallecido un tío de su mujer y viendo que había un pequeño plato con monedas, las cogió, se encerró en su micro-mundo y se puso a mirarlas una a una. Esto delante de su mujer y toda la familia llorosa y moqueante. La bronca familiar posterior le hizo reflexionar de que su comportamiento no era normal. Hoy en día sigue coleccionando monedas pero de forma mucho más relajada.

El segundo tenía una obsesión semejante pero quizá la anécdota sea más cómica. Estaba de paseo con su mujer y otra pareja por su ciudad. En esto que vio un mendigo que estaba pidiendo y tenía unas cuantas monedas en un cestillo. La obsesión de este coleccionista era tal que moneda que veía, moneda que se le pasaba por la cabeza que pudiera tener su Santo Grial del errorismo numismático, así que al pasar se fijó en las monedas del mendigo viendo que una era las 50 pesetas de 1990. En un acto reflejo este obsesionado coleccionista no pudo sino agacharse para ver si en el cestillo del mendigo daba la casualidad que estaba el error del pantógrafo. La vergüenza que pasó su mujer creo que vale bastante más que ese error por muy buscado que fuese.

La tercera historia es de otro coleccionista de errores que se dedicaba a hacer la gallina de manera compulsiva. Lo que hacía era ir a un banco con quien tenía confianza (ya le conocían) comprar sacas de monedas y ponerse a mirarlas una a una para ver si encontraba algún error. Prácticamente todos los fines de semana se miraba miles de monedas a la búsqueda de algún pequeño giro, algún exceso de metal o cosas así. Bien cierto es que no le suponía un desembolso económico pero la pérdida de tiempo era tal que tuvo de hacerlo bajo un ultimatum de su mujer. Al final decidió conservar su matrimonio y dejar su extraña afición.

Por supuesto no hay que generalizar ni hay que considerar a todos los coleccionistas de errores como gente compulsiva, si bien mi experiencia al respecto me dice que en muchos casos se tiende a ello. Mi recomendación al respecto es clara: ante un comportamiento que pueda suponer problemas con la familia o con el entorno social lo mejor es dejar la afición por unos meses u años; y si al volver se «recae» en esos comportamientos raros, entonces lo mejor es dejarlo para siempre. Coleccionar monedas está muy bien pero hay cosas mucho más importantes en la vida.

Las tres fotos primeras muestran errores de algunas monedas de mi colección. La última moneda es de José María Marín. ¡¡A ver si encontráis el error!!

36 comentarios en “Gente obsesionada con los errores”

  1. En la segoviana de cobre: «EspaNa» en lugar de EspaÑa??? NO caigo en los otros, pero ojo: no creo que debemos considerar cifras sobre otras cifras en una fecha como un «error», sino un reaprovechamiento muy intencional de troqueles.

  2. Supongo que la pequeña rayita sobre la letra N de la abreviatura const.
    Por cierto el próximo día 8 y 9 de mayo se celebra la convención anual en la ceca de Segovia, a la estáis todos invitados.
    Saludos

  3. Es lo que ha dicho Centen: han permutado la Ñ de «ESPAÑA» por la N de «CONST»

    Y Glenn, sí, el primer «error» no es un error como tal sino una variante de sobrefecha producto de una reutilización consciente de los cuños.

  4. Y, sabiendo esto, hay gran cantidad de individuos que «se inventa» burdos errores (que son horrorosos) y que vende, y a que precios, en internet. Solo hay que darse una vuelta por ebay.

  5. Qué entrada más divertida!!! Me he hartado de reir con las tres anecdotas, claro que, si lo piensas bien, son un verdadero problema y suponen una obsesión para quien lo tiene.
    Respecto al tiempo que se pierde, me he visto un poco reflejado, y reconozco que pasado un límite ya deja de ser una sana afición.

  6. Lo bonito de los errores es que entra en juego el azar en el proceso de acuñación.

    A mí lo que me gusta es encontrarlos mirando en la cartera, no comprarlos (hay mucha picaresca).

    He llegado a revisar 4 kg de monedas de euros, para encontrar solo una moneda con exceso de metal.

  7. Una de las entradas desde que llevo pisando por aqui que me ha hwcho reflexionar.
    Lo que has expuesto la verdad es un problema,pero me voy a mi reflexion y pienso que no solo buscando errores si no el coleccionismo puede llegar a ser obsesivo,la verdad es que esto viene un poco a la entrada anterior sobre que piensan nuestras parejas.
    No pensais que podemos algunos estar incurriendo en algo similar y que hacia falta que alguien nos lo recuerde?

  8. Un ejemplo bastante claro es esta misma entrada,es unarticulo que tiene una serie de relatos y reflexiones,pues lo primero que se nos ha ido a la cabeza es buscarle el error,yo me incluyo,perp ya estaba la solucion.

  9. Claramente esta entrada es la otra cara de la moneda de la entrada anterior. No está de más pensar de vez en cuando si nos estamos pasando con la afición o con cualquier otra actividad de la vida. Incluso el trabajo.

    Yo dedico bastantes horas a esto de la numismática y las dedico de forma muy constante. Todas las semanas escribo un par de entradas y eso hace que al menos tenga que dedicar 6 horas semanales a esta afición (¡qué bueno es eso de no tener hijos!!!). Es mucho pero no me considero un obsesionado. Yo creo que la gran diferencia entre una actividad sana y una obsesión no está en el número de horas que se dedique sino en el hecho de no poder desconectar.

    Yo hoy me he ido un rato a la sauna (muy típico aquí en Estonia) y mientras estaba cociéndome como un pollo de lo último que acordaba era de las monedas. Ni del trabajo.

    De todas formas, lo de estar obsesionado es algo muy muy común en la sociedad ultra-competitiva en la que vivimos. Hay gente que no es capaz de dejar de pensar en su trabajo. Están en el parque con sus hijos y les llaman al móvil porque su opinión es importante; están con los amigos de cena y no tienen más conversación que su trabajo. Otras obsesiones típicas son la hipoteca, los hijos, la boda… vamos, que no es solo típico de la numismática ni del errorismo.

    saludos,
    Adolfo

    1. Yo lamentablemente debo contenerme porque sino me paso el dia pensando en esas cosas. A los 6 años empeze coleccionando etiquetas de cigarrillos, las que mi madre quemo al poco tiempo, me pase a coleccionar monedas, hasta los 24 años en que me dedique al modelismo naval, durante un par de años,luego deje y me empezo a gustar el ajedrez (para que! esa es una actividad que hay tanta bibliografia que para alcanzar un buen nivel realmente debes dedicar muchas horas y es sumamente absorbente).Hasta alli todo bien porque estaba solo, pero al casarme las cosas cambiaron y consientemente tuve que dejar esto, al principio gradual, y luego totalmente,y hace unos años he vuelto con las monedas y la historia. Generalmente evito las librerias y los museos porque puedo pasarme horas. Realmente para algunas personas el contenerse es algo muy dificil, porque no puedes parar la mente y te quedas enroscado en alguna idea, en algo que te llamo la atencion, el problema es que no lo solucionas con dejar el estimulo ya que tu mente se vuelca inmediatamente a otra cosa. Por todo esto mucha gente a tu alrededor puede pensar que uno es una montaña de conocimientos poco practicos o inutiles.

      Saludos Adolfo y muy buena tu entrada
      Andres

  10. Cuando yo estaba empezando, en la tienda de mi amigo Francisco, solía aparecer un señor que siempre traía errores curiosos (monedas descentradas, con exceso de metal, más finas o más gruesas, errores de pantógrafo, etc…).
    A mí me extrañaba que tuviese tantísima suerte, así que un día se lo pregunté…

    …era el responsable de la caja central de una conocida cadena de supermercados.

    :D :D :D :D :D :D :D :D

  11. De todo esto,para evitar un poco todo esto,me quedo con el saber desconectar.
    Una cosa mas y esta para Adolfo,yo tambien he sudado esta mañana y he desconectado,he estado limpiando con mi hijo pequeño las hierbas de mi olivar y los demas arboles,je,je,saludos y ahora seguire con mi obsesion de convencer a mi mujer para salir un ratito a tomar una cervezilla,hace un dia explendido.

  12. Bien, no acabo de ver la relación con los errores. Todo lo que sea compulsivo y exagerado me parece malo, hasta cierto punto, la ciencia y la cultura deben mucho a «frikis» compulsivos.
    Igual de malo es obsesionarse con buscar algún error, como con cualquier otro tipo de monedas, aunque no lo tengan. Todo, llevado al absurdo es malo, digo yo.

  13. Por supuesto, a mí me encantan los errores y las monedas que no aparecen en los catálogos. Aunque no llego a ningún extremo, desde luego.
    Sólo he extendido por el barrio mi interés por las monedas raras, y ya hay varios negocios que me avisan cuando me tienen una.

  14. Tu articulo me parece correcto pero mi opinion es distinta.
    Los errores dicen mucho de las casas de moneda, de quien las gobernaba y lo que es mas importante de sus trabajadores y la cualificacion que podian tener o no, ni que decir tiene en periodos de guerras etc.

    Saludos amigo Adolfo.

  15. Newton se dedicaba noche y día en en pensamiento científico,además si no era por una sobrina se le olvidaba hasta de comer. Puede que para el fuera malo, pero para la humanidad fue muy beneficioso. ¿ puede ser muy beneficioso los errores en la numismática?

  16. Cómo lo de Newton, seguro que no; pero seguro que se pueden sacar datos interesantes, y a mí por lo menos me interesará conocerlos.
    Debo decir también que cuando pienso en errores, casi siempre pienso en moneda antigua.

  17. Muy curiosa, me gusta mucho. Me llama la atención esos cuadrados, que normalmente no se ven y que creo son marcas debidas al arrastre de la lámina de metal,
    tengo monedas donde lo que aparecen son triángulos, diferentes cecas? diferentes máquinas?

  18. Como dicen Hayek y Ángel, este artículo va de trastornos obsesivos-compulsivos. He hablado del errorismo porque en mi pequeña experiencia creo que hay una alta proporció de obsesionados dentro del reducido mundo de los errores. Lo cual no significa que estén todos obsesionados ni mucho menos.

    Está claro que el análisis de las monedas, como documentos primarios que son, nos puede proporcionar mucha información sobre los procesos de acuñación de cierta ceca en cierta época determinada. Entre otras cosas los errores encontrados aportar mucha información. Pero para que esa información sea útil para el desarrollo del conocimiento la búsqueda de errores se debe realizar con una metodología determinada, se debe acompañar de un apoyo documental y todo el proceso, así como las conclusiones obtenidas, deberían ser revisadas por otros compañeros. Estaréis de acuerdo conmigo en que mirarse una saca de monedas recién salidas del banco dista mucho de esto.

    Saludos,
    Adolfo

  19. Nota: En 1696 Newton fue nombrado intendente de la Real Casa de la Moneda, establecida en la Torre de Londres. Para más información el libro Newton y el falsificador

  20. El alto nivel de errorismo, según tengo entendido, sobre todo en España, y en la época de la dictadura del General Franco, quizá sea un terreno abonado para que surja todo esto.

    Quizá en un ámbito donde los errores no son «moneda corriente», la tendencia sea otra.

  21. Hola a todos: No tengo ninguna de estas piezas. Sin embargo, este tipo de monedas con erratas me han parecido interesantes siempre. Entre otros motivos, porque de un error sale algo valioso al final. Lo que parecía una pérdida es una ganancia. Como vemos tantas equivocaciones a lo largo de nuestras vidas (empezando por las propias), me da un poco de esperanza comprobar cómo las cosas vuelven luego a encauzarse, aunque de otra manera distinta a la prevista inicialmente.
    Estas monedas son especiales y terminan formando parte de una colección, mientras que otras «hermanas» sin errores pueden terminar fundidas porque no suscintan el interés de ningún aficionado.

  22. Ja, ja, ja, que buen artículo. Yo soy uno de esos raritos al que le gustan los errores. Tengo que confesar que alguna vez me he quedado mirando las monedas de alguien que está pidiendo, pero no me he atrevido a más, y no por falta de ganas. En ocasiones cuando voy a tomar algo con amigos les hago sacar sus monedas para mirarlas y cuando recibo las vueltas de los comercios no sé qué pensarán cuando me pongo a mirarlas y remirarlas, como si me hubieran dado mal el cambio.
    Es un placer leer este blog, aparte de aprender un montón, te echas unas risas.
    Saludos.

  23. Un apunte a lo del «coleccionismo como una actividad irracional».

    Dicen que el tener animales domésticos en casa sería un rememoranza de nuestro primitivo pasado como ganaderos y el coleccionismo de nuestro pasado recolector.

  24. Querido Adolfo:
    Gracias por los maravillosos ratos que paso leyéndote, aunque sea de muy tarde en tarde. Mis tareas como catedrático de filosofía, escritor y conferenciante, se llevan la mayor parte del tiempo, aunque algo queda para dedicarme a mi afición favorita: El COLECCIONISMO DE VARIANTES NUMISMÁTICAS. Y por una razón fundamental: porque es UN MUNDO DE LIBERTAD. Y a mí, como a ti, me apasiona la libertad. En el prólogo del llbro que publiqué ya hace años VARIANTES EN LAS ACUÑACIONES DEL REINADO DE JUAN CARLOS I , (del que te puedo enviar un ejemplar, si me dices dónde) se puede leer: «El hombre que aspira a ser Dios sin conseguirlo, sí puede tener cosas divinas como la juventud, la libertad…y una moneda…una moneda única, que, como todo lo que es único posee caracteres divinos»…Ese es el motivo, totalmente racional, que me impulsa a ser un coleccionista de variantes, absolutamente normal, que busca las causas de las cosas… como por ejemplo, llegar a conocer qué pasó en la Casa de la Moneda en aquellos años de corrupción que posibilitó la salida al mercado de variantes y errores , testigos históricos que nos están diciendo a voces la verdad de los hechos .
    Un fuerte abrazo, Adolfo.- JUAN BAUTISTA
    Si te apetece también me gustaría enviarte un ejemplar de mi última novela «EL PULGAR DEL CÉSAR»

  25. Fomentar actividades que nos producen placer no tiene absolutamente nada de irracional, más bien todo lo contrato. Hay un sinfín de razonamientos químicos que nos producen justamente esa sensación que tanto nos gusta, y que nos mueve a tener ciertas conductas.

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