La colección de Rafael Barril Figueras

El mes pasado Asun escribió un comentario que casi pasó desapercibido para los lectores del blog. Pero yo no dejé pasar la oportunidad de acercarme a ella para que nos contase la historia de la colección que heredó y que vendió hace ya 14 años. Le propuse que me hablase de la colección y de lo que me habló fue de su familia: de un bisabuelo que la inició, de un abuelo que no conoció, de una guerra que no vivió y de una madre que nunca comprendió la colección pero que la supo amar y conservar. El paralelismo con Caballero es evidente.

Asun no es una entusiasta de la numismática y nunca ha sido una coleccionista. Seguramente no nos pueda hablar de los aspectos técnicos de las monedas que un día fueron suyas, pero nos puede contar algo más importante y es cómo y por qué fueron suyas. Por eso entiende y ama la colección, algo que no se puede entender sin conocer la historia de la familia que la forjó. Os dejo con su relato. A mí me parece una preciosidad; en mi opinión lo más bonito que he publicado hasta ahora en el blog

(Las fotos muestran algunas partes de los catálogos en los que aparecieron las monedas de Asun subastadas. Siento no disponer de nada de mejor calidad).

La colección de mi familia la empezó mi bisabuelo Jose Barril, un camisero que tenía una tienda en  el paseo Independencia de Zaragoza, aunque él era de Barcelona. En Zaragoza todavía se recuerda esa tienda pues era de las más antiguas de la ciudad ya que abrió en 1875 y no cerró hasta esta última crisis. También se recuerda a mi bisabuelo como un gran numismático y filatélico, pues para ello utilizaba buena parte de la fachada de la tienda. En realidad José Barril coleccionaba de todo: sellos, cajas de cerillas, carteles de toros y monedas. Debía ser un tipo un tanto raro pero muy distinguido pues llegó a ser Camisero de la Casa Real, lo cual era un mérito enorme y más viviendo fuera de Madrid.

Como todo el mundo sabía que mi bisabuelo coleccionaba monedas él se pudo hacer con bastantes piezas. Compró varios hallazgos que se hicieron en aquella época. Algunos de ellos eran importantes, como estos hallazgos de monedas medievales e íberas que ya fueron estudiados por los historiadores de la época.

José Barril tuvo 6 hijos pero solo quedo mi abuelo: 3 murieron de niños, otro con 23 años y la última con 45. Ninguno tuvo descendencia por lo que mi abuelo fue el único heredero. Y fue mi abuelo Rafael Barril Figueras quien la aumentó y la mejoróRafael Barril Figueras era ingeniero industrial especialidad mecánica y estudio en Barcelona y en Belgica; en aquellos años ya se fue de Erasmus. La cuestión es que se marchó para hacer la especialidad, trabajó dando clases en la universidad de Zaragoza y luego opositó para inspector de Hacienda y este último trabajo es el que lo mandó a vivir a Valencia. Debía ser un hombre muy interesante. Contaba mi madre que su único vicio era la numismatica y que iba a donde hiciera falta para conseguir una moneda y compraba a escondidas de la abuela, porque ella no compartía su pasión. Él amplió y mejoró la colección de su padre. Si encontraba una que ya tenía pero de mejor conservación la compraba. Pero no vendía ninguna. Por eso la mayoría de las monedas que había en mi casa eran repetidas; sobre todo las ibéricas y las romanas.

En el año 1929 la colección de mi abuelo se presentó en la Exposición Internacional de Barcelona. Mi madre de lo que más se acordaba era de las fuentes de Montjuic, así que poco más te puedo contar. También recordaba mi madre que iba un señor a su casa y se metía en el despacho con su padre y fotografiaba las monedas. La colección estaba formada sobre todo por moneda española, aunque también tenía moneda extranjera. Había piezas griegas, romanas, bizantinas, ibéricas, visigodas, hispanoárabes, medievales del reino Castilla León y de la Corona de Aragón, de la monarquía española y de la dinastía de los Borbones; como ves muy completito.

A mi abuelo Rafael Barril lo mataron en octubre del año 1936, es decir, nada más empezar nuestra Guerra Civil. Las monedas que mi abuela pensaba más valiosas, supongo que las de oro, las pudo dejar en una caja del Banco de Valencia, gracias a que el tío de mi padre, Ignacio Villalonga, era consejero de dicho banco y las demás se las llevaron mi madre con su hermana a Navajas (mi madre tenía 14 años y su hermana 17), a una masía de alguien que debían conocer. Creo que era de alguna de las chicas de servicio que había en su casa. Una vez en la masía enterraron las monedas y el señor de aquella casa puso un lavadero encima para que no se notara.

Al finalizar la guerra tuvieron la suerte de recuperarlo todo. Después mi abuela y sus hijos, 4 en total, volvieron a Zaragoza para hacerse cargo de la camisería y ella las dejó en su casa. Las puso en un mueble muy bonito, de esos que en vez de puerta tenía persiana y dentro estaba todo lleno de bandejas para poner las monedas.

Al fallecer la abuela se repartieron las monedas entre los cuatro hermanos con el asesoramiento de Juan Almirall, que además de familia era numismático. Fue un poco complicado pero se pudo conseguir. Como en todas las familias siempre hay uno que se cree más heredero que los otros y reclamaba la colección para ella, por lo que la hermana mayor de mi madre se la vendió por lo que se había valorado en esos momentos y además se quedó con todos los libros. Por eso yo tuve ninguna referencia sobre las monedas a la hora de venderlas.

Cuando las monedas llegaron a mi casa siempre estuvieron en el armario despensa que había en la galería que daba al patio de luces. Como verás, estaban muy resguardadas. Allí estuvieron hasta que mi madre cumplió 78 años. Entonces decidió repartir su herencia y la única forma era vendiendo las monedas, ya que a mi hermano quería darle una torre con sus tierras y no tenía con qué igualar a mi hermana y a mí. Por eso, a pesar de ser la menor, me encomendó la tarea de vender la colección.

Yo clasifiqué como pude lo que tenía mi madre, porque además de su lote había muchas de las repetidas de la colección. Esas monedas repetidas estaban todas en una caja sin orden ni concierto. Pero alguna de ellas llegó a subastarse por bastante dinero. Concretamente una de dos escudos de Isabel II que se clasificó como rarísima y en calidad MBC alcanzó las 580.000 ptas. Por eso me tocó estudiar la colección y consultar catálogos. Disfruté mucho. Luego, a la hora de venderla, lo primero que hice fue buscar un amigo numismático que vende monedas los domingos en la Plaza Mayor de Castellón, que es donde yo vivo, para que me explicara lo que tenía y poder decirlo al llamar a alguien para vender. Tenía claro que quería subastar la colección y quería subastarla en Barcelona porque sabía que es donde más afición hay.

Lo primero que hice fue ponerme en contacto por mail con la ANE comentándolo y como contestación tuve la visita del presidente de la asociación acompañado por Lluis Lalana. Ellos querían subastar la colección en la asociación pero yo quería más opiniones y buscando por Internet encontré a Áureo. En vez de enviar un mail esta vez llamé por teléfono y hablé con Teresa Sisó con mucho ruido de fondo pues fui tan oportuna que llamé justo cuando terminó una subasta. Pero ella, que sabe mucho de tratar y camelar a la gente, me atendió muy bien en cuanto le dije que le llamaba de Castellón. Le expliqué lo que tenía y ella enseguida me habló de la exposición de Barcelona. Luego entendí por qué conocía tan bien la colección: Lluis trabajaba en Áureo y él le había comentado a Teresa su viaje a Castellón y lo que había visto pero por secreto profesional no le podía decir de quién era. Por lo que al llamar a Teresa enseguida supo lo que había. El caso es que al día siguiente la tenía en mi casa acompañada de Eduard [Domingo] y ellos sí que me convencieron para subastar en Áureo.

Yo tenía una moneda que me gustaba mucho y siempre decía «¡qué pena que esté perforada!» y tanto cuando vino Lluis como Teresa al verla dijeron «¡¡la del forat!!» («la del agujero», en castellano). Y esa era mi preferida aunque me gustaban todas las medievales. Se trataba de un florí valenciano de Fernando el Católico. Resulta que esta era la misma que aparecía en los libros de numismática. De ahí que la reconocieran: solo hay dos y la otra esta en el Gabinete Numismático de Cataluña. Su precio de salida fue de 150.000 ptas. y alcanzó 750.000 de lo que, ignorante de mí, me quedé perpleja. La verdad es que todas las medievales que teníamos alcanzaron muy buen precio.

Otra pieza que tenía en la colección eran los 8 escudos de Segovia de Luis I. Yo sabía que era muy valiosa porque mi madre tenía menos monedas que sus hermanos ya que ésta valía por varias de las demás, por lo que no me supuso una sorpresa los 19.500.000 de ptas. que alcanzó en la subasta; yo no la veía tan hermosa como otras.

Se subastaron todas las monedas que teníamos de mi abuelo excepto 13 piezas que llevamos tanto mis hermanos y yo como arras de boda. Se trataban de monedas de Alfonso X que fueron acuñadas bajo la rebelión del Infante Sancho. Esas monedas pertenecían a un tesorillo que se subastó individualmente y entre ellas había algunas muy importantes. Una de esas monedas alcanzó el precio de 100.000 ptas. ¡Así qué no veas que lujazo de arras llevamos el día de nuestras bodas! ¡Eran bellísimas!

Yo estuve presente en las tres subastas en las que aparecieron mis monedas. Fue muy emocionante y me gustó mucho el ambiente. Por otro lado me daba pena que mi posición económica no tenga nada que ver con la que tenía mi abuelo y que fuese muy difícil mantener la colección con la familia. Pero como ya te dije, a mi madre es como si le hubieran quitado algo de muy dentro de su corazón y eso que ella nunca las miraba; tampoco mis hermanos. Sólo era yo la que la disfrutaba.

Por parte del resto de la colección de mi abuelo Rafael Barril, una hermana de mi madre tiene la colección de las ibéricas que debe ser muy buena porque se la pidieron en el Museo Arqueológico Nacional para una exposición. Mi tío, viendo que mi subasta había tenido buenos resultados decidió subastar su parte y también la subastó con Áureo. Teresa me insistía mucho para que le convenciera porque tenía mucho de dinastía de los Borbones, pero no me hizo falta ya que él solo se convenció viendo los remates. Como anécdota te puedo contar que entraron a robar en casa de mi tío y se llevaron todo lo de la caja fuerte pero las monedas las tenía en álbumes y ni las miraron. Se ve que no les debían interesar los libros a los cacos.

Al final de esta historia creo que me quedo un sabor agridulce. Cumplí el deseo de mi madre para que nos igualara a mi hermana y a mí, pero perdimos una colección muy bonita e interesante. Pero es lo que hay.

30 comentarios en “La colección de Rafael Barril Figueras”

  1. Interesante historia pero está claro que a cada uno le interesa lo que le interesa. Si que tenian monedas…Que disfrute estudiarlas y poder investigarlas.
    Adolfo, no veo las imagenes de los recuadros y no me digas que vaya al oculista.
    Que tal tu primera semana en Estonia?
    Saludos

    1. Hola: yo tampoco tendré la versión apropiada del explorer o me faltará cualquier otro «chisme» pero antes de tu viaje a Estonia veía las fotos y ahora no.

      1. Lo de las fotos es muy raro. No tengo ni idea a qué puede deberse, yo no he cambiado nada en la configuración del blog y desde Internet Explorer también veo bien las imágenes.

        Según Google Statistics hay un 17% de visitantes del blog que utilizan Internet Explorer. A todos ellos os recomiendo que cambiéis de navegador (yo soy amante de Opera, pero también uso Chrome y Firefox). No obstante, intentaré ver en qué consiste el problema y resolverlo cuanto antes.

        Saludos,
        Adolfo

  2. Asun, muchas gracias por compartir con nosotros esta historia tan bonita que cuenta cómo se forjó una colección y los avatares de la misma. Ya me llamó mucho la atención que mencionaras que tuviste en tus manos la onza de oro de Luis I. Me imagino que al menos conservarás algunas monedas.

  3. Hola a todos: me sumo al agradecimiento de los demás comentarios. Alguna vez, he oído que los aficionados a la numismática somos muy reservados. Pues, Asun ha compartido con nosotros recuerdos de su colección y de su familia.
    Otro tópico sobre los aficionados: que los hijos no se interesan por la numismática. Bien pues, en este caso, tenemos un bisabuelo y un abuelo. Y, no solo eso, también el cariño por la afición -de alguna manera- se ha transmitido a más generaciones.

  4. Recuerdo de la subasta de esa colección de oídas (era joven y me centraba más en moneda extranjera). me ha agradado enormemente conocer de sus origenes y vaivenes. Una vez más te felicito Adolfo por esta preciosa historia y te deseo lo mejor en tu nueva andadura en Estonia, José David

  5. Qué ojo tiene Teresa que se fue directa a «la del forat..» :)

    Yo aún sueño con esa moneda. En realidad Florines de Fernando II hoy en día se conocen 4. Dos en museos, la pieza en cuestión y la de la excoleccion Huntington.

    Gracias por la historia, ojalá alguno de mis hijos quiera conservar mi colección!!!

    Saludos

  6. Me alegro mucho de que os guste la histora de la Colección Barril tanto como a mí.

    @Seni, yo no tenía tan fichado ese florín como lo tienes tú. En cualquier caso, si dos estaban en museos y otro en la Huntington, para el 2001 el único ejemplar en manos privadas era ese del forat.

    Saludos,
    Adolfo

  7. Excelente historia Adolfo… asi supongo que se va cerrando el ciclo de todas las colecciones… supongo que es una pena cuando la disfrutas/has disfrutado pero es lo que pasa cuando los herederos quieren solo la parte de herencia

  8. Hola Asun, me ha gustado mucho la explicación de la colección del abuelo.
    Quisiera añadir, que una parte de la colección está actualmente en le Museo Arqueológico de Madrid. Me parece que es «El Tesorillo de Azuara».
    Yo también estuve en una de las subastas que se hizo en Barcelona, y me dio mucha pena, ya que a mí particularmente si me gusta el tema del coleccionismo de monedas.
    Las que no se vendieron (que fueron pocas), se repartieron entre mis hermanos.

    1. Hola Cármen.

      No nos conocemos, pero me alegro muchísimo de que tú también te animes a participar. Creo que es un auténtico lujazo para mí, para el blog y para los lectores contar con el testimonio de dos herederas de una colección tan importante.

      Los tesorillos de Azuara eran tesorillos de moneda íbera que se encontraron entre mediados y finales del siglo XIX. Este artículo habla de ellos: http://revistas.ucm.es/index.php/RGID/article/viewFile/RGID0606220187A/9611 y seguramente se correspondan con los tesorillos íberos que Asun citaba. De hecho, en ese mismo artículo se cita a vuestro bisabuelo José Barril. Lo cita como uno de los coleccionistas más importantes de la región e indica que el propio Vives estudió la colección y publicó algunos de los ejemplares.

      Un saludo,
      Adolfo

  9. Me ha gustado mucho como has ligado la historia eres un crack sirves para todo, yo creo que me decidí a escribir porque te vi con la misma pasión que pienso debía tener el abuelo Barril, no se porque al leer las entradas de tu blog se me removió todo, que conste que es la primera vez que lo cuento, tal vez sea que tuviera necesidad de que la gente conociera a mi abuelo en su faceta de numismático.
    Como dice uno de tus lectores en un comentario los numismáticos nunca habláis, en mi casa era una cosa que se tenía pero que no se comentaba, por lo menos por mi parte, mi marido se enteró de su existencia el día que me puse a trabajar para la venta, nunca le habíamos comentado nada y llevábamos 22 años casados!!!
    El trato que has dado al relato me ha parecido exquisito o más!!!! y me ha parecido genial que hayas hecho participe a Teresa de tu publicación, al igual que ella yo también guardó un gran cariño sobretodo por como trato a mi madre ya que como te dije para ella era como sí le arrancarán un trozo de su corazón.
    Cuando venía a Castellón llamaba para que comiéramos juntas un arrocito, se ve que le había calado la canción del Último de la Fila

  10. Te puedo contar que en mi casa no habían lujos, mi padre era un simple funcionario y jamás se les ocurrió vender para tener una vida más fácil, esto puede darte una idea de lo que representaba para ella, sentía una gran admiración por su padre lo tenía idealizado ya que murió cuando ella era adolescente y no paró de hablar de el hasta el día que falleció, en su mesilla de noche siempre había una foto del abuelo, de la abuela nada, y yo creo que eso nos hizo quererle sin haberle conocido.
    En fin, muchas gracias a ti y en Castellón o Benicassim tienes tu casa, si te gusta la música en julio se celebra el FIB y en mi casa serás muy bien recibido.
    Un abrazo muy fuere

  11. Por las palabras de Asun tengo que aclarar una cosa: el testimonio que reproduzco en la entrada es totalmente de ella. Lo que pasa es que no me lo mandó como una redacción hilada, sino como una serie de mails que intercambiamos. Después fui yo quien re-redactó la entrada utilizando sus frases en la medida de lo posible y finalmente fue Asun quien dio el visto bueno.

    Pues nada, a ver si tengo yo la suerte de casarme con una chica que a los 22 años de casados me diga que tiene en la despensa de la galería algunas monedillas entre las que se encuentran una onza segoviana de Luis I, un florín único en manos privadas… De todas formas, si en la boda usamos de arras unas preciosas monedas de Alfonso X yo empezaría a sospechar…

    Saludos,
    Adolfo

      1. No. Porque en ese caso me levanto del convite, dejo a ella y a los invitados que se entretengan y yo me voy a ver las monedas. No es plan de no estar presente el día de tu boda…

  12. Me alegró que mi prima Carmen haya comentado el post y que además nos haya dado más información, yo estuve el otro día en el Arqueológico y vi el tesorillo de Azuara, hice la visita con Marilena y fue toda una lección y un lujazo.
    Me ha encantado el comentario tan divertido de Adolfo, mi marido ni se enteró de que eran esas monedas

  13. Preciosa historia.

    Añadir a todo lo que se ha dicho, que José Barril figura como uno de los coleccionistas con los que tuvo trato Rafael Cervera, otro nombre ilustre de la historia del coleccionismo numismático.

    1. Sirve como un buen ejemplo de lo que eran los buenos coleccionistas del siglo XIX y principios del XX: personas con una cultura importante que tenían relación unas con otras. El coleccionismo numismático ha sido clave para el desarrollo de la numismática como rama auxiliar de la historia. Me da rabia que algunos académicos miren con desprecio a los coleccionistas viéndolos casi como urracas acaparadoras. Si no fuera por muchos coleccionistas no se hubiera desarrollado tanto el conocimiento numismático.

      Saludos,
      Adolfo

  14. F.Javier Sesma Gonzalez

    Dar las gracias a Asun por compartir su historia particular sobre su bisabuelo coleccionista de monedas. Soy un aficionado a la numismática desde hace más de 50 años y a base de ilusión y afición por la numismática he conseguido una colección humilde pero interesante.A la vista de lo que cuenta Asun, voy a procurar inculcar mi afición a alguno de mis nietos para que como en su caso la colección dure varias generaciones en la familia. Sería una bonita forma de que me recordasen mis descendientes.

  15. Magnífica entrada, Adolfo!
    Estupendamente relatada, y con la participación y testimonio de dos personas involucradas. Eres un crack!
    Me queda la duda de saber si, además de las piezas de los tesorillos de Azuara (ahora en el MAN), el resto de la colección ibérica también se vendió al MAN, se subastó o sigue en manos de una rama de la familia.
    Un saludo!

  16. Hola Francis acabo de leer tu comentario y a tu pregunta te digo que sigue la colección de ibéricas siguen en manos de la familia, las tiene mi primo, aunque alguna vez se que las ha dejado al MAN.
    Saludos

  17. Perdona Asun, pero acabo de leer tu respuesta ahora. Estuve atento un par de meses, y luego ya no volví a mirar. Te ruego que me disculpes. Al ver que Adolfo retoma el asunto me he acordado de mi pregunta y ya ves!
    Muchas gracias por tu respuesta!
    Mantengo un blog dedicado a los denarios ibéricos (muy minoritario, no como este!) y me encantaría contactar con la persona que los tiene para saber si me suministraría y permitiría que publicase las fotos de este tipo de monedas que permanecen en su poder.
    Si Adolfo me da permiso, te daré aquí mismo mi dirección de correo-e.
    Un saludo, y repito mi agradecimiento!

  18. Pingback: Tesorillos de Azuara | Denarios Ibéricos

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