Una colección como plan de pensiones VII: invierte en amor

«Cuando se junta el amor y el dinero, malo. Cuando se junta la codicia y la lujuria, peor».

En la vida es muy normal tener que elegir entre lo que gusta y lo que reporta dinero. ¿Quién no ha tenido que elegir entre un trabajo mejor pagado u otro que le guste más? Son raras las ocasiones en las que algo guste mucho y además reporte buenos beneficios pero una de esas excepciones son las inversiones numismáticas, ya que como voy a comentar en esta entrada, como norma general cuanto más guste una moneda mejor inversión será.

Al igual que pasa con el arte es necesario forjar un sentido del gusto con las monedas para poder diferenciar lo bueno de lo mejor, y lo mejor de lo óptimo. Pero aquí no es necesario hacerse un gafapasta y creerse más importante que nadie porque se es capaz de apreciar un Pollock y se es el único del bar que entiende por qué pagar 58 millones de dólares por un garabato es más que normal. En la numismática esto no pasa porque las monedas siempre se hicieron para que fuesen aceptadas por la totalidad de la sociedad y no para que solo fuesen comprendidas por una selecta minoría que se las quieren dar de listos.

Recuerdo que los que quieran forjar un plan de pensiones numismático tienen el objetivo de ir comprando unas monedas de forma que dentro de unas décadas se puedan vender obteniendo una plusvalía. Como es imposible saber qué monedas serán queridas por los coleccionistas futuros parece lo más razonable adquirir piezas que siempre hayan tenido una demanda alta puesto que son las más probables de seguir manteniendo dicha demanda durante mucho tiempo. Así pues, teniendo en cuenta la clasificación que propuse el primer filtro sería hacerse con aquellas series de alta demanda y una oferta media o baja. Digamos que esas son las series «que gustan».

¿Cómo saber si las serie en la que estás pensando es de las que gustan? Muy fácil: las series que gustan suelen ser las más llamativas y esa característica no hace falta ser ningún erudito para apreciarla. Basta con enseñar las monedas a alguien que nunca se haya acercado a la numismática y preguntarle cuál le llama más la atención. Las monedas de oro suelen tener más demanda que las de plata y éstas más que las de cobre (v.g. hay más demanda de durillos que de maravedíes); las monedas de módulos grandes más que las pequeñas (v.g. los duros son más demandados que las pesetas); las monedas de las cecas o periodos históricos más conocidos suelen ser más demandadas (v.g. hay más interesados en las monedas de Nerón que en las de Gordiano III).

Podéis hacer un experimento fácilmente: coged un céntimo de 1906 SMV en calidad MBC y un duro de 1891 en perfecto sin circular (ambas piezas tienen un precio de unos 350 euros y son del mismo país, época y ceca, así que la comparativa es justa). Poned ambos encima de una mesa y preguntad a alguien que no sepa nada de numismática cuál de las dos monedas prefiere. En un 99% de los casos diría que el duro. Luego si queréis le explicáis por qué el céntimo de SMV es tan raro y ya verás cómo os dice que «eso es de frikis». Tendrá toda la razón. Las monedas «de frikis» se las dejamos a los frikis: si lo que se quiere es invertir mejor comprar monedas que gusten a todo el mundo.

Luego se tiene que dentro de cada serie hay monedas que enamoran más que otras debido generalmente a su diseño o, en algunos casos, a su trascendencia histórica. Siguiendo con los duros de El Centenario yo os invitaría a que hiciérais el experimento de presentar una colección completa y que alguien ajeno a la numismática elija el que más le guste. En el 90% de los casos eligirán el de 1870. Otro experimento que se podría hacer en un museo es enseñar monedas antiguas y que dijesen cuáles son las que más les llaman la atención. Me apuesto un duro a que en la mayoría de los casos dirían que los tetradracmas de Atenas o los de Siracusa. ¡No hace falta más que tener dos ojos encima de la nariz para poder apreciarlos!. Lo mismo puedo decir de las monedas renacentistas, que suelen gustar mucho.

Otro ejemplo bastante claro en monedas de alto precio son las piezas de oro de Enrique II. Solo existen dos tipos de monedas: los 35 maravedís de Burgos y los 20 maravedís sin ceca. Ambas son monedas extremadamente raras, son de oro y de la misma época, así que la comparativa vuelve a ser justa. Las dos aparecieron en la Colección Caballero, pero mientras la dobla ecuestre de 35 maravedís hizo 42.000 euros de remate, la de 20 maravedís se quedó en 7.000. Ese mismo ejemplar de 20 maravedís ha vuelto a salir en venta en la Subasta Selección de 2014 y no se ha vendido en 7.000 euros. La razón es que la de 20 maravedís es una moneda fea «para los frikis», mientras que la dobla ecuestre de 35 maravedís enamora a cualquiera.

Finalmente dentro de un mismo tipo de monedas hay ejemplares que enamoran más que otros. Más allá de lo evidente -que sería el estado de conservación de la pieza y su calidad de acuñación- hay monedas que tienen un qué-sé-yo que no sé qué es pero que las hace especiales. Digamos que es una especie de belleza intrínseca en el ejemplar; algo que es muy difícil de explicar pero que si tienes cierto gusto y ves la moneda, enseguida lo encuentras. Algo que hace que a primera vista digas: «¡qué bonita!». Como ejemplos tenéis los que ilustran la entrada.

Así que lo ideal sería invertir en esas monedas que no son corrientes, son de series demandadas por muchos, tienen un diseño bonito y el ejemplar es tal que tiene ese no-sé-qué que no se puede explicar pero que la hace especial. Obviamente encontrar monedas así no es nada fácil y el que las encuentre no podrá regatear mucho porque el comerciante sabe que serán muy fáciles de vender. Como siempre, la paciencia jugará a favor del coleccionista y el que sepa buscarlas en subastas y convenciones podrá encontrar ejemplares a precios que le den margen para una plusvalía interesante. Ejemplares que son de esos que a veces en las subastas se disparan de precio de manera casi incomprensible, que es lo que querrían todos los que liquidan su plan de pensiones numismático.

El último apunte es para recordar que hablo desde el punto de vista del inversor. Ya me gustaría a mí ser el friki que tuviera los 20 excelentes de Enrique II; pero desde el punto de vista económico considero mejor compra una buena onza cara de rata, por ejemplo.

24 comentarios en “Una colección como plan de pensiones VII: invierte en amor”

  1. Las palabras gafapasta y friki en un mismo artículo, qué curioso. «Los frikis dominarán el mundo», dijo Bill Gates; si nos atenemos a esto, creo que sería más rentable un plan de pensiones hecho con cartas de Magic the Gathering.

  2. Yo hablaba el otro día con un numismático y me comentaba que no vendía ni un sello, que ya nadie escribe cartas y las nuevas generaciones no saben ni lo que es un sello. Opinaba que lo mismo pasaría con la numismática el día que los «bitcoin» paypal y demás sustituyan al papel y la moneda.
    Invertir en coleccionismo cromos, cartas, sobres, chapas, sellos, monedas etc, como plan de pensiones me parece jugarsela a largo plazo demasiado para la escasa rentabilidad.

    1. Yo también he hecho varias veces la misma reflexión con los sellos como ejemplo.
      El dinero digital, tarjetas de crédito, paypal, etc pienso que es dificil que acaben con las monedas (aunque hay gente que paga el pan con tarjeta de crédito).

      Aún así, lo que algunos llaman valor intrínseco (el contenido en valor del metal) no es el mismo que pueda tener un sello: papel.
      Otro factor a favor, creo que es que hace milenios que usamos monedas, exagerando casi forman parte de nuestra genética. Los sellos sin embargo hará ¿dos siglos o dos siglos y medio?

      Respecto al bitcoin (aunque no me quiero meter mucho en ese jaleo)allá por 2010 en Kriptopolis me enteré sobre esta moneda que comparaban con otros sistemas semejantes que han fracasado: e-gold (1996) ó Pecunix (2002). La opinión era que nacía herido de muerte, por no haber un estado o entidad que lo respalde y por lo tanto le dé confianza para aceptarlo como moneda.

      De todas formas, admito que cuando veo las primeras tarjetas de crédito, de hace más de 20 años, me inquieta pensar que pueden sustituir a las monedas como objeto de colección.

  3. @Daniel, frikis habrá toda la vida. Lo difícil es saber qué les gustará a esos frikis, y dudo mucho que sean las cartas magic.
    Gates lo dijo cuando tenía esta pinta: http://latimesblogs.latimes.com/photos/uncategorized/2008/06/27/gates3_2.jpg

    Un nerd del que todos se reían pero que lo supo hacer bien. Su frase quería decir que cuidadito con esos frikis que parece que no han visto el sol y que se pasan el día delante del ordenador. El que sabe mezclar una enorme capacidad técnica con una visión de mercado (muy pocos son capaces) puede acabar siendo multimillonario.

    Pero ¿qué será los frikismos de dentro de 40 años? Ni tú, ni yo ni nadie lo puede saber. A lo mejor la gente está coleccionando protomonedas de tribus oceánicas ¿quién sabe?. Ahora bien, es muy muy muy probable que cualquiera de las monedas que están puestas en esta entrada sigan siendo apreciadas dentro de 40 años. Por eso siempre habrá mercado y por eso siempre se recibirán ofertas por ellas.

    @Juan, no puedo estar más en desacuerdo con el numismático ese. Hoy en día los sellos están derrumbados porque los coleccionistas han perdido el interés en ellos. Buena parte de la culpa es que ya no se usan y pocos son a los que les despiertan curiosidad porque no los ven en su día a día. Pero traspasar eso a las monedas alegremente me parece muy peregrino.

    Lo primero es que niego la mayor: dudo muchísimo que las monedas vayan a desaparecer. Recuerdo la primera vez que oí hablar de Bitcoin, fue en julio de 2011 en un número especial de la revista IEEE Spectrum sobre la tecnología y el dinero. Había un artículo dedicado a Bitcoin (mucho antes de que se «calentase») y había otro artículo que reflexionaba sobre si llegaría el día en el que no fuésemos a usar monedas y todo sea dinero virtual.

    Lo de Bitcoin lo vi muy claro: eso no iba a poder ser más que una idiotez porque en cuanto se viese como una alternativa seria a las monedas emitidas por los estados se prohibiría. Bitcoin sigue siendo legal porque está generando una burbuja económica de las que aparecen en cualquier libro que las explica; así que no vale más que para que unos cuantos que quieran ser más listos que el resto pierdan dinero y lo ganen los de siempre. Cuando reviente del todo supongo que la gente no vuelva a querer oir hablar de monedas virtuales.

    Lo de que pueda llegar el día que no haya dinero físico, la primera pregunta al respecto es «¿cuántos de vosotros querría que no hubiera dinero físico y que absolutamente todas las transacciones económicas estuvieran controladas por el Estado?». En el momento en el que más de un 50% de la población quisiera y ese 50% sea quien maneje el cotarro, entonces empezaré a sospechar que puede darse el caso. Queda para ello, creo yo.

    Pero aunque se diese, aunque no hubiera monedas y aunque los niños de dentro de 50 años no sepan para qué narices usábamos esas chapitas de metal, aún así las monedas antiguas se seguirían apreciando. La comparativa entre sellos y monedas antiguas no me parece justa; me parecería justa la comparativa entre sellos y monedas del siglo XX, pero no con las antiguas.
    Si ves las monedas como un simple objeto que tiene un diseño (lo mismo se podría decir de los sellos), entonces hay muchos diseños del siglo XX o del siglo XIX que se pueden encontrar muy baratos. Cromos, estampitas, libros… hay de todo. Si queremos un diseño para ver el gusto artístico de los años 50 cualquier cosa nos puede valer.

    Ahora bien: ¿qué objeto del siglo III que no sea una moneda puedes llevarte a tu casa con el retrato de un emperador? ¿qué obra de arte púnica que no sea una moneda puedes permitirte? ¿Cuánto cuesta un objeto de plata medieval?…

    El último apunte que te hago es el más peregrino de todos pero quisiera hacerlo: hay muchos comerciantes que se han dedicado durante las últimas décadas a vender moneda pequeña y barata al coleccionista medio-bajo. Antes de la crisis les iba más o menos bien; no tenían para muchos lujos pero se ganaban su jornal y pagaban sus impuestos. Ahora ese perfil está pasándolas canutas porque al coleccionista medio-bajo le ha arrollado la crisis y ya no tiene ni un duro para monedas. Por eso hay bastantes comerciantes que son muy pesimistas con esto de las monedas.

    Saludos,
    Adolfo

  4. Hola a todos: me parece que es una entrada muy interesante que viene a sumarse a otras de Adolfo sobre este tema. Ciertamente, la posibilidad de vender nuestras colecciones siempre estará ahí. Y, los motivos serían muchos: en la vejez o ante cualquier contratiempo o cambio de prioridades…

    Pero, el comentario de Juan me ha dado que pensar…si el dinero virtual desplaza a las monedas, como le ha pasado al sello….

    Además, nuestras colecciones interesan sobre todo a los hombres (por supuesto, que hay mujeres aficionadas y estudiosas de la numismática, pero me parece que en menor número que los hombres). Por consiguiente, quizás, hemos perdido a casi la mitad del mercado: a muchas mujeres.

  5. Hola a todos: en efecto, me ha dejado pensativo el comentario de Juan. He vuelto a releer los argumentos de Adolfo. Desde luego, que los comparto. Pero, la baza de que las monedas circulen es fundamental para la numismática.
    Hay algunas antigüedades que no son tan caras y apenas tienen demanda: útiles de piedra de la prehistoria, llaves, restos de cerámica, herrajes…Es cierto que, en todo caso, una bonita antigüedad asequible siempre será un denario. Sin embargo, no sería lo mismo admirar una moneda como «las nuestras» pero de hace dos mil años, que no saber ni lo que era esa «chapa de plata»….A veces, cuando me he encontrado una herramienta que no se usa (del campo o de un taller…) no me ha gustado tanto como cuando es algo que ha tenido continuidad hasta hoy.
    En fin, nosotros posiblemente nos jubilemos antes de que el dinero virtual se imponga absolutamente. Y, por descontado, espero y deseo que las monedas circulen mientras haya hombres en la tierra. (aunque solo sea para que alguien no le pueda dar a una tecla y saber todo lo que hemos comprado o descambiado en nuestra vida).

  6. Las monedas son los objetos más coleccionados y en parte es debido a que son un objeto cotidiano con un diseño trabajado y a algunos nos despierta la curiosidad. La mayoría de los coleccionistas de monedas solo coleccionan euros y la inmensa mayoría ha empezado coleccionando lo que tenía en el bolsillo. Antes eran pesetas, ahora son euros. Ahora ya no circulan las pesetas y por eso hay muchos menos coleccionistas que hace 20 años y el precio cae. Pero ¿hace cuánto que no circulan los maravedíes?

    Como dije antes yo no veo una amenaza en el dinero virtual salvo para el bolsillo de algunos incautos que compran bitcoins pensando que el mundo entero les tendrá que dar la razón (luego vendrán lloriqueando…). Pero aunque lo fuese las monedas que enamoran seguirán teniendo pretendientes.
    La comparativa con unas llaves o con una piedra prehistórica no la veo muy justa porque al fin y al cabo una llave no es más que eso: una llave. Ahí no hay ninguna relevancia artística ni estilística ni nada.

    Saludos,
    Adolfo

  7. El dinero electrónico tiene grandes desventajas:
    1.- no produce la «sensación de propiedad» que produce tener dinero tangible, ya sea billetes o monedas.
    2.- Aumenta hasta el infinito la capacidad depredadora del estado, es sumamente difícil ocultarle tu dinero cuando son simples unos y ceros…
    3.- permite que el estado controle por completo a sus ciudadanos (a partir de entonces meros súbditos), será factible saber donde estuviste, con quien coincidiste en el bar, cuanto y qué sueles beber, si tienes una amante de la que tu mujer no sepa nada (con lo que te podrán chantajear); os recomiendo leeros «Un mundo feliz» de Aldous Haxley o «1984»,

    Paradojicamente también tiene una seria desventaja para el estado «emisor»: que fomenta la competencia entre divisas

    Me explicaré: imaginad el estado de Putasia, cuya moneda (virtual) es el pichiqueiro.
    Putasia es una democracia «pura», es decir, es un país que se rige por el principio de «un hombre, un voto»; concretamente el único hombre que cuenta es el bien amado líder, y el único voto que cuenta es el suyo.
    El bien amado líder es un hombre sencillo que últimamente ha apretado un poco las tuercas a la «chusma» en materia fiscal (su nuevo impuesto sobre la respiración y la tasa sobre el latido cardíaco han provocado muchos comentarios), gracias a sus inspiradas ideas económicas el país «goza» de una inflación del orden de los tres dígitos.
    Ahora bien, Putasia tiene muchas relaciones comerciales con Sensatia, que practica una política económica mucho menos imaginativa y cuya moneda, el «pelote» es mucho más sólida por lo que se ha convertido «de facto» en la moneda del comercio internacional.
    En Putasia es obligatorio cambiar los «pelotes sensatios» al tipo de cambio que decida el gran líder (cambio que siempre es muy inferior al del mercado negro interno o al cambio internacional); cuando había billetes era muy sencillo castigar a los delincuentes, si poseías una moneda o billete de Sensatia y no podías justificarlo la habías «cagado».
    Hace poco menos de un mes se decidió el cambio a la moneda virtual por lo que se ahorraban tener que estar imprimiendo billetes y además se controlaría mejor «quien hacía qué»; según el nuevo ministro de hacienda, bienestar social y tortura será imposible ocultarle nada…
    ¿Cuanto creeís que tardará en establecerse en este «idílico» país de Putasia el «pelote virtual» como única moneda real de Putasia?

    1. El dinero virtual fomenta el control pero no solo por parte del Estado, también por parte de los bancos. Mirando lo que se ha consumido con una tarjeta bancaria se puede saber perfectamente la vida que ha llevado una persona que la use mucho, y esa es información que luego los bancos usan y venden.

      Otra de las ventajas de las tarjetas de crédito es que fomentan el consumo porque proporcionan un nivel más de abstracción al concepto de valor. Ya no es que el concepto de valor se abstraiga con el concepto de dinero, sino que se realiza una compra sin necesidad de que haya ningún intercambio de bienes físico, sino que lo único que cambia son unos numeritos que están en unas cuentas vete tú a saber dónde. Por eso hay mucha gente que no es realmente consciente de su gasto cuando paga con tarjeta.

      Por otra parte, además de fomentar el gasto se fomenta el gasto a crédito, lo cual es orgásmico total para la entidad bancaria y una forma de desangrar al consumidor.

      Por último, y para mí más importante, está la cuestión estética. ¡¡Con lo bonito que es pagar con monedas y billetes!!

      Los que están a favor de las tarjetas dicen que es un medio mucho más seguro y evita problemas de robos al no llevar metálico encima. También hay quien me ha dicho que suele llevar muy poco dinero en metálico encima porque de llevarlo se lo gasta en compras pequeñas. Para ellos, una manera de ahorrar es evitar las compras pequeñas (pan, chucherías, cafés…) a base de que esas no es normal pagarlas con tarjeta y no tienen en el bolsillo ni un euro en metálico.

      Un saludo,
      Adolfo

  8. Muy buena entrada, como todas las de la serie «Una colección como plan de pensiones VII», solo que aquí se aborda un tema que me parece fundamental, que no se ha tratado mucho, y que marca un poco la diferencia: «El gusto personal» Claro que aquí cada cual pensará que el suyo es el mejor…

    Para mi influye principalmente en dos cosas: el tipo de monedas que se decide coleccionar, y eso que llamas «hay monedas que tienen un qué-sé-yo que no sé qué es pero que las hace especiales». Es evidente que a todos nos gusta lo mejor y las mejores calidades y que elegiríamos seguramente la de mejor calidad el 99% veces si nos hicieran la prueba que explicas en la entrada. Pero hay veces que teniendo que elegir entre monedas de la misma calidad, el gusto personal influye en ese no-sé-qué que las hace especiales.

    Por eso yo si entendí a Lanzarote en https://blognumismatico.com/2014/02/19/la-compra-de-un-felipe-de-milan/ Yo creo que el explica que tiene un presupuesto y a partir de ahí prefiere elegir algo acorde con su gusto personal aún sacrificando un poco la calidad que marca una casa de subastas o un vendedor.

    Respecto a lo que ha dicho Juan, me parece bastante interesante, más que nada porque yo me he hecho la misma reflexión poniendo como ejemplo precisamente la filatelia, y…encuentro argumentos en contra pero también acordes con lo que dice su amigo numismático. No hace mucho un millonario chino ha pagado 36 millones de dólares por una taza de porcelana http://www.elmundo.es/cultura/2014/04/08/534427ace2704ec75a8b458b.html y hoy día la porcelana no es de uso cotidiano, como le podría pasar a las monedas. Aún así el debate me parece interesante.

    Por cierto, buen gusto el tuyo al elegir las monedas que ilustran la entrada.

    1. No es exactamente a eso a lo que me refería con ese «no-sé-qué». Es que es algo muy complicado de explicar…

      Digamos que dos monedas iguales con la misma valoración de calidad y que, posiblemente, en la foto no se vean muy diferentes. Las ves en la mano y dices: «¡¡wow, ésta es preciosa!!». Pero eso quizá lo digas de una y de la otra no. Y si te preguntan por qué quizá no sepas explicarlo; al menos yo no sé explicarlo. Digamos que esa moneda tiene «una atracción». Eso es a lo que me refiero.

      Saludos,
      Adolfo

  9. Adolfo, no puedo ver las imágenes de las entradas desde la primera que publicaste desde Tallín. Soy bastante pato para la informática, así que más allá de la vista de compatibilidad no he ido, y de hecho, no ha funcionado. Se me hace curioso, además, que haya empezado a tener problema desde que te fuiste para allá. ¿Has hecho algo diferente al subir las entradas?, ¿hay algo que deba cambiar en mi explorador para poder verlas?

    Un saludo.

    1. Pues sí que es raro. Yo no he hecho nada nuevo: uso el mismo ordenador para subir imágenes y entradas y el servidor es exactamente el mismo. No debería afectar para nada mi ubicación física.

      Eres el primero que se ha quejado, así que supongo que el resto de lectores no tenga problemas. Prueba con otro navegador a ver qué pasa.

      1. Con el Google Chrome sí se ven (precioso el florín, una de mis monedas favoritas y que, imagino, nunca tendré en mis manos). Con Explorer nada. Raro, raro. Y ni he tocado la configuración del antivirus, no he instalado ningún programa desde entonces, ni nada de nada.

        1. …cómo explicarte lo que opino yo del Internet Explorer…

          Dejémoslo en que los señores de Microsoft consideran que ellos no tienen por qué seguir los estándares, así que una web que se vea bien en todos los navegadores no tiene por qué verse bien en IE. La historia de IE es muy interesante y de ella se pueden sacar muchas lecciones aprendidas, pero un blog numismático no es el sitio para contarlas…

          Saludos,
          Adolfo

  10. Bernardo de Gálvez

    ¿Un soldado de un tercio español habría hecho una buena inversión guardando parte de su sueldo durante 400 años? Parece que no le habría ido mal. En este artículo se establecen equivalencias de reales, maravedís, etc a euros:

    http://www.elcaminoespañol.com/index.php/es/descubrelo/la-epoca/215-los-capitanes-de-los-tercios-de-flandes-eran-mileuristas

    Mi impresión es que está calculado un poco a la baja el valor de cada moneda.

    1. Date cuenta de que en el artículo se calcula el valor del dinero en base exclusivamente de unos productos alimenticios. Esa es una aproximación muy bruta que ellos mismos admiten. La razón es que en el siglo XV una enorme parte de los ingresos de una familia se dedicaban a la propia alimentación mientras que hoy en día apenas dedicamos el 10-20% de los salarios a comer.

      Yo lo hago al revés: equiparo los sueldos de antes con los de ahora y en relación a eso calculo el precio de los objetos.

      Saludos,
      Adolfo

  11. Un pequeño apunte, mientras que una onza normal tiene un precio mas o menos calculable, una onza cara rata o pelucona tienen un precio incierto, alto, si pero incierto, tanto a la compra como a la venta. El margen puede ser muy grande.
    Para recomendar onzas recomendaria onzas Carlos IV en estado decente.

    «lo ideal sería invertir en esas monedas que no son corrientes, son de series demandadas por muchos, tienen un diseño bonito y el ejemplar es tal que tiene ese no-sé-qué que no se puede explicar pero que la hace especial»

    Lo veo una apuesta arriesgada. No corrientes no suele ser demandado por mucha gente.
    Ejemplo, seguro que muchos pueden coleccionar alfonsinas, pero pocos coleccionan los años mas escasos…

    1. No estoy de acuerdo con lo que dices Ignacio.

      Una cosa es la demanda y otra cosa es la gente que puede acceder a esos precios. Es diferente. El ejemplo de las alfonsinas es muy bueno. La demanda de las alfonsinas de 1878 y las de 1885 seguramente sea la misma, porque quien quiera coleccionar unas coleccionara las otras. No obstante hay muchas menos alfonsinas de 1885 que de 1878, por lo que a igual demanda mucho mayor precio. Otra cosa es que una alfonsina de *86 cuesta 6000 euretes y no hay muchos coleccionistas dispuestos a pagar tanto dinero por una moneda. Pero eso no significa que no la demanden, sino que no la pueden pagar. Ya verias como mucha gente las compraria si estuviesen a 300 euros.

      Por lo tanto, que una moneda tenga un precio alto no significa que tenga poca demanda, sino todo lo contrario. Podrias decir que el precio se debe solo a la rareza pero no creo que sea asi. Fijate por ejemplo en las doblas arabes. Hay algunas rarisimas, de las que no se conocen mas de media docena de ejemplares, y cuando salen a subasta se pueden comprar por 2500 euros estando en alta conservacion. Si eso lo comparas con alguna moneda de El Centenario de la que existan tan pocos ejemplares, como las 100 pesetas de 1870 o las 25 pesetas de 1881 sin barba, te daras cuenta de que la diferencia de precio es abrumadora. Oferta semejante, demanda muchisimo mayor. Desde este punto de vista la dobla arabe seria una apuesta mucho mas arriesgada que las 100 pesetas de 1870.

      En cuanto a las onzas, puestos a invertir yo recomendaria mucho antes comprarse un buen cara de rata que comprar dos onzas madrilenhas en SC-. La razon es que las cara de rata no solo son mas raras sino que tienen mas demanda porque gustan mucho mas a los americanos. Obviamente a ellas solo puede acceder la gente pudiente, pero aunque es triste decirlo creo que es mucho mas probable que en el futuro aumente el patrimonio de la gente pudiente que el de los pobrecillos como nosotros que nos lo tenemos que pensar 10 veces antes de comprar una moneda de 200 euros. Asi pues, las monedas interesantes para la gente pudiente creo que tendran mas posibilidad de revalorizacion que las monedas que se dirijan a la clase media. Sobre todo si se tienen que vender en tiempos de crisis, algo que se esta haciendo mas que obvio en estos ultimos anhos.

      Otra manera de verlo es un experimento que se podria hacer. Vamos con una dobla arabe que sea rariiiiisima, ejemplar unico vaya, a una convencion. Se lo ensenhamos a los comerciantes y me extranharia que 3 de ellos fuesen capaz de catalogar la moneda. Mas aun me extranharia que alguno la identificase como unica. Y la inmensa mayoria diria que la moneda no le interesa y al que le pueda interesar la querra comprar a precio de derribo. En esa misma convencion vete con una cara de rata y ya veras como absolutamente todos los comerciantes estarian dispuestos a comprarla. Lo unico que tendras que pelear seria el precio… que no es poco.

      Saludos,
      Adolfo

      P.D. como habreis supuesto escribo sin tildes porque escribo desde un teclado raro…

  12. No lo veo asi Adolfo, para mi la demanda de alfonsinas va del 76 al 81, y solo los mas avezados que se rascan el bolsillo, llegan al resto… Los precios de salida del 85 o 86 son directamente prohibitivos… luego no creo que nadie espere hacerse con una.
    Tampoco veo el cara rata en vez de 2 onzas madrileñas, pero adelanto que no conozco el mercado americano. Lo que si veo es que creo que es mas facil palmar mas pasta en un cara rata que en 2 onzas de Carlos IV, ya que las FVII o CIII aumentan un poco mas la diferencia. Mi vision es que en el momento de la venta, los numismaticos te ofreceran menos dinero.
    Una onza de Cataluña puede valer… 8000? 12000? y la diferencia de precio en una subasta puede ser muy grande.
    Con paciencia puede ser una buena inversion… eso si.
    Pero a la hora de vender se «coloca» antes (y mas discretamente) una moneda para el «amplio» publico… creo

    1. Una cosa es la gente que damanda un bien y otra es la gente que es capaz de acceder a ese bien.

      Por el lado de las onzas, una de Catalunha de Fernando VII se remato hace poco en 12000 euros. El mes pasado se remato otra en 21000 euros, siendo el mismo anho y con una conservacion semejante. Ahora sale otra en 9000 euros… a ver cuanto hace.

      Viendo esto, lo que no tiene sentido es creerse que por comprar una moneda buena se esta haciendo una buena inversion. Hay que mirar el precio. Una onza cara de rata buena comprada por 6000 euros me parece acertado. A dia de hoy venderla en 5000 seria lo mas sencillo de este mundo a pocos contactos que se tenga en el ambiente y yo creo que esa moneda tendra una mayor revalorizacion que, pongamos, cuatro onzas corrientes de Fernando VII, cuyo precio esta en buena medida atado al precio del oro. Pero esta es mi opinion y mi especulacion, nada mas que eso.

      Si luego, ademas, esa moneda tiene ese punto de belleza del que hablo en la entrada, entonces es una buena compra seguro segurisimo. Porque cualquiera que aprecia las onzas la querria, y si tiene el dinero suficiente, la comprara. Otro problema es tener acceso a los coleccionistas que estan interesados en gastarse 8000 euros en una moneda. Yo no conozco muchos pero alguno si.

      Saludos,
      Adolfo

  13. Bueno, tengo claro que lo mio dista mucho de ser un plan de pensiones… me gustan feas y raras, pero cercanas a mi historia. Dinero no ganaré, tampoco me gasto el que no puedo, pero disfrutarlas no veas… ;)

    Saludos

  14. Creo que no se puede comparar coleccionar sellos (algo sin valor, semejante al dinero fiat de ahora) con dinero real, ¿que pensais que sucede:1- suben los precios de las monedas de oro y plata o 2- baja el valor del dinero fiat? (no digamos nada sobre el dinero imaginario, ese que solo son numeros en cuentas bancarias creadas por los bancos como por arte de magia, de todas maneras y para los que teman la perdida de valor al invertir en monedas, les aconsejo ponerse largo (comprado) en American Express Company, esta seria una manera de cubrirse muy sencilla al invertir en una excelente empresa de tarjetas de credito.
    Un saludo

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