Entrevista a Federico Gálvez Gambero

La última vez que estuve por Roma, cuando salí de visitar el magnífico mitral que está bajo la Basílica de San Clemente me llamó un chico por mi nombre. ¡¡Era un lector del blog!! No os podéis hacer idea de la ilusión que me hizo. Más aún cuando, tras una pequeña conversación, resultó ser un chaval muy culto e interesante. De estas personas con las que da gusto hablar. Resulta que estaba estudiando arqueología y haciendo una estancia en Roma. Desde entonces no supe más de él, salvo por algunos comentarios esporádicos en el blog, hasta que hace un par de meses me escribe para decirme que está haciendo un máster sobre arqueología en Valladolid que le permitirá realizar una tesis doctoral (pobre… no sabe dónde se mete).

Como no podía ser de otra manera, la siguiente vez que fui a Pucela quedé con él para tomar una caña y me estuvo comentando de qué iba su investigación. Lo primero es que me quedé alucinado de que alguien que apenas había empezado el máster, y que por tanto estaba dando sus primeros pasos en los temas de investigación, fuese capaz de explicarme el contexto de su trabajo con una claridad pasmosa. Conozco doctorandos que llevando dos años no son capaces de hacerlo. Al final le propuse hacerle una entrevista para contar en el blog este asunto que investiga, ya que tiene que ver con la política monetaria en la creación del Estado. Personalmente me parece algo muy interesante que seguro que es una delicia para los interesados en la numismática medieval y renacentista. También es un ejemplo estupendo de la relación entre la numismática, la arqueología y la historia. Y, por si fuera poco, proporciona un buen número de referencias bibliográficas; yo he apuntado unas cuantas.

Os dejo con la entrevista (las imágenes son monedas de los Reyes Católicos tomadas de la última subasta de Aureo):

 Adolfo (A): Personalmente ¿coleccionas monedas?

Federico (F): No colecciono monedas, principalmente debido a que mi economía de estudiante no me lo permite. Aunque poseo alguna moneda de El Centenario, heredadas de mis bisabuelos quienes las guardaron en su momento, me gustaría iniciar una pequeña colección de denarios republicanos en un futuro próximo. De ahí que me acerque a esa otra faceta del coleccionismo de monedas; leo cuanto puedo sobre numismática. No solo para obtener un bagaje de conocimientos de cara a una hipotética colección sino también por pura diversión. Como historiador que soy, la numismática es una forma entretenida de unir profesión y afición.

 A: ¿Qué periodo o qué series de monedas te llaman más la atención desde el punto de vista histórico? ¿y desde el punto de vista artístico?

F: En principio, todas las monedas tienen interés histórico al ser objetos producidos en un momento determinado y con una finalidad concreta. De hecho, a menudo somos nosotros los incapaces de acceder a esa fuente histórica que es la moneda, bien porque no tengamos los conocimientos suficientes, bien porque un periodo no nos llame para nada la atención. Pondré dos ejemplos. El primero (y creo que también el que a todos se nos viene a la cabeza) es la numismática andalusí. No la solemos apreciar ya que no comprendemos la escritura, vehículo de transmisión de aquello que quiere decirnos la moneda. El segundo ejemplo, por continuar en el mismo periodo, son los trémises visigodos, monedas que, personalmente, no me atraen en absoluto. Creo que esto se debe a que no podemos entender el porqué de esas representaciones tan particulares, prácticamente abstractas. Y esto tiene mucho que ver con que en un momento determinado de la historia del arte occidental (a partir del siglo IV) el fondo, el pathos, gane preponderancia respecto a la forma. Pero, como todo el mundo, tengo mis preferencias personales; me encanta la historia de Roma y especialmente el siglo I a.C., que estuvo plagado de grandes hombres incapaces de estabilizar o reformar un mundo que se venía abajo. Mario, Sila, César, Cicerón, Pompeyo…tienen mucho que ver en que me gusten los denarios.

 Desde el punto de vista artístico, la moneda griega me parece la más destacable, como tantas otras cosas que hicieron los griegos en el terreno de las artes plásticas. Me gustan mucho las monedas acuñadas en Sicilia y la Magna Grecia durante los siglos V y IV a.C. Si tuviera que destacar algunas piezas serían las de los grabadores de cuños siracusanos, como Evainetos. Cambiando radicalmente de tema, también me atraen bastante algunos de los francos de la V República francesa cuyos grabadores, curiosamente, también firman las piezas. Son piezas de una gran elegancia, un concepto muy difícil de alcanzar cuando hablamos de numismática, básicamente porque se intenta condensar una gran cantidad de información en un espacio muy reducido (como vimos hace poco en tu blog con las macuquinas).

A: ¿Cuál es el interés de la numismática para un arqueólogo?

 F: El interés de la numismática para un arqueólogo es amplio por varios motivos. En primer lugar porque el coleccionismo de monedas está en el origen de la arqueología, prácticamente al mismo nivel que la lectura de epígrafes o la búsqueda de esculturas. En segundo lugar, la numismática es una de las “ramas” o “ciencias” más importantes dentro de las que integran la arqueología. Es uno de los temas a los que se dedican un mayor número de estudios y en los que se han concentrado algunas innovaciones destacables. Dejando a un lado la metalografía, a mí siempre me llamo la atención los análisis de cuños, es decir, ver los diferentes cuños que se hicieron de una misma pieza para, con pruebas experimentales de resistencia, intentar averiguar cuál fue el número de piezas acuñadas dentro de una determinada serie. En España, Pere Pau Ripollès, de la Universidad de Valencia, ha destacado especialmente en esto. Quien quiera leer una buena obra sobre numismática hecha por un investigador profesional que se acerque a su Arse – Saguntum. Historia numismática de una ciudad y su territorio.

 Por otro lado, la numismática es uno de los elementos de datación más importantes para la arqueología. A la hora de abordar una excavación podemos realizar dataciones absolutas, como el C-14, que, por desgracia, son bastante caras o dataciones relativas, es decir, intentando relacionar el estrato que excavamos con la cronología, conocida de antemano, de las piezas que aparecen en él. El objeto más importante para esto es la cerámica, ya que es el que más aparece, pero las monedas son aún más precisas a la hora de aportarnos cronologías. De ahí que, cuando sale una moneda en una excavación, casi siempre constituya uno de los acontecimientos más destacados de la campaña. Alguna que otra broma conozco en la que un “novicio” arqueológico ha sido engañado con monedas de pega…

A: Y de forma más global ¿cuál es la relación entre numismática, arqueología e historia?

F: La labor del arqueólogo difícilmente se entendería sin la historia y la pasión por ella. La arqueología es una de las fuentes que tenemos para reconstruir la historia, al igual que lo pueden ser los documentos, la literatura o, si hablamos de historia del siglo XX, el cine. Lo bueno de la arqueología es que llega a donde otros testimonios, como la escritura, no alcanzan. Hablo, por ejemplo de la Prehistoria, la Edad Antigua o la Alta Edad Media. Pondré dos ejemplos concretos para ilustrar lo que digo. Framing the Early Middle Ages, de Chris Wickham, (tiene traducción española con el nombre de Una nueva historia de la Alta Edad Media, es uno de los mejores libros de historia que se hayan escrito en los últimos 35 años. La mayor virtud del libro está, por un lado, en sacar la mayor información de los escasos documentos que poseemos para el periodo pero, por otra parte, en saber comparar la información que estos nos dan con los testimonios que nos aporta la arqueología. De este modo, se logró dar un relato coherente de un periodo del que conocíamos mucho a nivel regional pero no sabíamos cómo articularlo a mayor escala. Dado que el profesor Wickham tiene un interés particular por la fiscalidad, los hallazgos numismáticos juegan un papel muy importante para él. Se trata de una obra técnica hasta el extremo pero a quien quiera informarse más le recomiendo El legado de Roma que es, básicamente, una adaptación de sus ideas al gran público.

 El otro caso es el de la conquista islámica de la Península Ibérica. Las conquistas del Islam son un problema al que los historiadores debemos dar respuesta desde los hechos sin acudir a visiones teleológicas (destinos colectivos hacia un lugar concreto) ni cuestiones de fe. Además, a diferencia de otros imperios construidos súbitamente, el islámico sobrevivió y se transformó adecuadamente en una estructura estatal lo que ha hecho que perviva hasta nuestros días. Otro de los grandes historiadores de nuestros días, Hugh Kennedy, ha puesto mucho énfasis en cómo se retribuía a los soldados que realizaron las grandes conquistas del Islam. En esta línea, conocemos bastante mal cómo fue la conquista islámica de la Península Ibérica ya que apenas tenemos fuentes del momento y las que poseemos, a partir del siglo X, narran el pasado de acuerdo a cuestiones de su propio presente, lo que las hace poco útiles. Por ello, los hallazgos numismáticos nos han permitido conocer mejor cómo se pagó a las tropas que conquistaron la Península Ibérica y cómo estas se distribuyeron por los diferentes lugares para obtener tributos de la población sometida. Conquistadores, emires y califas, de Eduardo Manzano Moreno merece ser destacada al respecto.

A: Centrándonos más en tu trabajo, ¿podrías comentarnos en qué consiste tu investigación?

F: Este año me encuentro estudiando en Valladolid he investigado, en el Archivo General de Simancas, las emisiones de deuda pública en tiempos de Isabel I. La deuda es una cuestión importante en nuestro presente y relacionada con el pacto entre generaciones que sostiene nuestro actual sistema del bienestar. ¿Cómo contribuimos los historiadores a este debate tan de actualidad? No podemos hacer estudios de mercado por lo que lo único que nos queda (y es mucho) es acudir a nuestro pasado para conocer qué nos ha traído hasta aquí y que implicaciones históricas ha tenido la cuestión de la deuda.

Los “bonos del Tesoro” españoles en la Edad Moderna, los juros al quitar, fueron muy importantes durante los siglos XVI y XVII, desapareciendo prácticamente en el XVIII. En líneas generales, podemos decir que estuvieron muy relacionados con el Imperio de Carlos V, con las dificultades económicas que Felipe II heredó de su padre y con la quiebra definitiva, tras numerosos intentos por reconducir la situación, durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Como este es un periodo clave para la historia universal, los juros llevan siendo estudiados, nacional e internacionalmente, cerca de 200 años. Lo que no sabemos todavía es en qué condiciones nacieron con Isabel la Católica y cómo se articuló el “mercado de deuda”. Estas son las preguntas a las que intento aportar algo mediante la consulta de juros dispersos entre las páginas de cerca de 100 legajos. Como imaginarás, la respuesta no será del todo satisfactoria pero podré relacionarla con el nacimiento del llamado Estado moderno durante el periodo de los Reyes Católicos lo que implicó numerosos cambios en la Real Hacienda que, además, tuvieron un calado muy amplio.

 A: Ese proceso de modernización del Estado, ¿cómo fue en España en relación con otros estados europeos?

F: Puede decirse que fue un proceso rápido y, de hecho, Castilla fue “el modelo” porque pasó en apenas 100 años de ser un Estado importante, aunque no el más importante, de la Cristiandad Occidental europea a convertirse en el primer Imperio global, que precedió y solo puede ser comparado con el Imperio Británico en tiempos de la reina Victoria. A partir de un determinado momento empiezan a pasar muchas cosas, en poco tiempo y a un ritmo endiablado: se pacifica el país y se conquista Granada, se unen Castilla, Aragón y Navarra, se descubre América y se conquista Italia a la vez que se integra la herencia borgoñona. Y claro, ese Estado tan gigantésco, que creció de una manera tan repentina en tan poco tiempo, necesita de unos recursos y unos medios para su mantenimiento. Dado que no existían “presupuestos generales del Estado” fueron estos gastos los que llevaron a aumentar los ingresos. Posteriormente, con Carlos V llegaron el Imperio y las primeras remesas de plata de las Indias y a partir de ahí el proceso se consolidó y fue imparable. Todo lo que llegó después, la famosa decadencia y la emulación por parte de otras naciones, fue imparable y hubiese llegado tarde o temprano. Lo que nos tenemos que preguntar es si, como le dijo Francis Bacon al rey de Inglaterra, las raíces eran demasiado pequeñas para la inmensa copa del árbol.

 A: Los aficionados a la numismática sabemos que uno de los cambios numismáticos más importantes en España, si no el que más, fue justamente con los Reyes Católicos. ¿Tiene esto algo que ver con ese proceso de formación del Estado? ¿Cómo afectó a las emisiones de monedas ese paso a la Edad Moderna?

F: Como norma, la moneda castellana había vivido diversos problemas a lo largo de los siglos anteriores. Por ejemplo, Castilla nunca contó con una moneda fuerte de oro pues no podía acuñarla sistemáticamente ni respaldarla. Existen monedas de oro, sí, pero tienen proporciones de oro muy diferentes entre sí y son escasas si las comparamos con reinos del entorno, como Francia o las repúblicas italianas. Esto se debe a que en Castilla no existían importantes reservas de oro en la época (de hecho, los califas cordobeses no pudieron acuñar dinares hasta hacerse con el control del Magreb) ni tampoco las redes comerciales adecuadas para su obtención. La moneda castellana “fuerte” fue siempre la de plata lo que situaba a Castilla en desventaja. Incluso posteriormente el Imperio aportaría, sobre todo, plata pues el oro, salvo en las Antillas, era menor en cantidad y más difícil de obtener, aunque en esta época, por las inmensas cantidades de metálico recibidas, el problema fue mucho menor. Por otro lado, la moneda de vellón sufrió procesos inflacionarios durante los siglos XIV y XV que redujeron su valor metálico. De los maravedíes de “cuenta vieja” se pasó a los de “cuenta nueva” que redujeron su valor a la mitad y lo que circularon en el siglo XV no fueron maravedíes sino blancas de una calidad y valor mucho menores.

Los Reyes Católicos, como en muchos otros campos desarrollaron una labor de consolidación, apuntalamiento y posterior expansión de un reino que se encontraba muy debilitado tras el reinado de Enrique IV. Por un lado estabilizaron la moneda de vellón situando su correspondencia del maravedí a 375 el ducado mediante la Real Pragmática de Medina del Campo. Era una época de gran necesidad económica para la Corona marcada por la llegada de un nuevo tesorero de lo extraordinario, Alonso de Morales, y la Corona empezó a poner en orden sus ingresos. La moneda de vellón, sin embargo, seguiría viviendo inflación durante el siglo XVI y, ya en el XVII, una de las medidas con las que se ataca a los que poseían títulos de deuda pública fue pagarles en vellón devaluado en lugar de en plata. La plata por su parte continuó estable, sin muchos cambios, pues su calidad era ya anterior. En cuanto al oro, no solo tenemos el excelente de Granada (o ducado) sino toda una serie de piezas, algunas de las cuales tienen un fin claramente propagandístico de la dignidad real. Hablo, claro está, de las grandes piezas de “excelentes”. Todo ello inserto en un contexto de control real de las cecas y regularización de las actividades de las mismas. Los Reyes Católicos comprendieron bastante bien que la moneda es el fluir de la economía y, como tal, quisieron su mejora material.

A: Por lo que nos has contado hasta ahora, las fuentes que manejas en tu investigación son fundamentalmente archivísticas. ¿Qué relación tiene todo esto con la arqueología?

F: En principio, la arqueología tiene muy escasa relación con la investigación que desarrollo durante este año lo cual me apena en cierta medida; la arqueología es tal vez mi área de estudio preferida. De cualquier forma, tengo algún proyecto de futuro en el que creo que la arqueología y la fiscalidad pueden estudiarse de forma conjunta, relacionándose. Tal vez no sea mi tesis doctoral pero ahí está y quizá tome forma en un futuro.

A: En este sentido, ¿crees que la numismática podría echarte una mano en tu investigación?

Si, aunque no directamente. Cuando hablamos de deuda pública, como he dicho, trabajamos con maravedíes a modo de unidades de cuenta. Las cuentas, por lo general, las hacemos en maravedíes de “cuenta nueva” cuando estudiamos fiscalidad castellana. Eso sí, si quieres acercarte a la economía de un periodo tienes que conocer bien todo su trasfondo. En ese sentido, la numismática es muy útil para el historiador pues ayuda a comprender bien la totalidad de un periodo, primer paso para responder a problemas concretos. Y de ahí, evidentemente, se pasa a un cierto interés por las piezas en concreto y por lo que estas supusieron. En este sentido, la numismática de los Reyes Católicos es tremendamente diversa.

A: Si quieres puedes añadir cualquier otra cosa.

Nada más. Tan solo que ha sido un placer contestarte y que, como lector del blog que soy, estaré dispuesto a contestar cuantas preguntas se hagan a través de los comentarios si mi tiempo me lo permite.

12 comentarios en “Entrevista a Federico Gálvez Gambero”

    1. Increíble entrada una vez más, quizá demasiado para mis paupérrimos conocimientos, aunque siempre se agradece todo este conocimiento.

      Que lastima que trabajo el domingo, de no ser así intentaría encontrarte aunque solo fuese para darte las gracias por todo en persona. Esperaré a la próxima vez que pases por Madrid, sino es mucho pedir, recuerda comentarlo en tus entradas como esta vez.

      Un saludo a todos!!

  1. Hola Adolfo, con tu permiso voy a comentar algo a Federico (por cierto, muy buena la entrevista).
    Que te parecen, 1º el libro de Ramón Carande – Carlos V y sus banqueros; yo he aprendido en él mucho. Y 2º el que es un lujo y dificil de encontrar (me costó muchisimo) el libro : Historia de la letra de cambio en España de Bruno Aguilera.
    El tema de los Fúcares (banqueros) o de los 1ºs bancos. Vamos que me has tocado un punto muy sensible. Y es cierto que la Historia se apoya (mas de lo que dice) en la Numismática. Gracias y un saludo de Antonio

    1. Buenas,

      ante todo, muchas gracias. A la hora de valorar el libro de R. Carande creo que hay que tener en cuenta dos cosas. En primer lugar lo que la obra significó. Probablemente sea el estudio de la Hacienda española en el siglo XVI que más influencia ha tenido y tiene aún en la actualidad. En su época fue una irrupción tremenda en la historiografía española y creo que, para valorarlo correctamente, tenemos que tener en cuenta que se escribió en los cuarenta, un momento de especiales dificultades. Dicho esto, hoy en día es una obra que (por suerte) se ha visto ampliamente superada. Las concepciones sobre historia fiscal han cambiado mucho en los últimos 25 años y el trabajo de Carande dio sus frutos: ahora son muchos más los que estudian cuestiones económicas. En cualquier caso, se trata de uno de los grandes clásicos de la materia (junto a Ruiz Martín y Hamilton) al que siempre se puede acudir para buscar preguntas…y todavía respuestas. Por cierto, supongo (a lo mejor me equivoco) que habrás leído la edición abreviada de Crítica. Si puedes conseguir el original en 3 volúmenes es aún más recomendable.

      En cuanto al libro sobre la letra de cambio, la verdad es que no lo conocía. Me anotaré el título y trataré de buscarlo para consultarlo. En cuanto a los Fúcares o Fugger su peso es inmenso para Carlos V. Básicamente contratando asientos, es decir, créditos a corto plazo. Lo que hoy se llama «deuda flotante». No obstante, hubo otras familias alemanas implicadas en la Hacienda del emperador y, antes de él, existió una floreciente «banca» (no es una banca al estilo alemán o italiano estrictamente) castellana.

      Un saludo.

      Federico.

  2. Entrevista muy interesante, enhorabuena. Gracias a Federico Gálvez por compartir sus impresiones como investigador de historia. Comentar, como aficionado a temas de historia, que Claudio Sánchez-Albornoz consideraba que Castilla a finales del siglo XV se encontraba en una coyuntura histórica, económica y demográfica formidable, y que ésta se malogró «por una serie de azares históricos. El que más desdichadamente incidió en el curso de la historia de España fue la casual herencia por Carlos de Austria de los reinos españoles y la incorporación de los mismos al gran conjunto de estados que hubo de regir el nieto de los Reyes Católicos. Esta calamidad nacional, históricamente imprevisible y que el juego de fuerzas de la vida española hacía insospechable, agostó en flor el despliegue del potencial económico hispano, avanzado ya en el siglo XV, y la creciente reactivación industrial, comercial y bancaria de Castilla». Lo que entrecomillado es de su libro «España, un enigma histórico». He querido recoger las palabras de Sánchez-Albornoz para incidir en la cuestión de que el Imperio gigantesco de los Austrias fue consecuencia del fracaso de las políticas matrimoniales de Isabel y Fernando para con sus distintos hijos, falleciendo unos cuantos, falleciendo también el príncipe Miguel a los 2 años( nieto de los RR.CC. declarado heredero de Castilla, Aragón y Portugal), y a las ambiciones posteriores de Fernando el Católico ya viudo, recluyendo a su hija Juana…En fin, Carlos de Gante llegó a la Península Ibérica de «chiripa», pero el Imperio más que castellano fue soportado ( en el sentido material y humano) por Castilla y por los castellanos. ¿Por qué sino surgió la revolución de las Comunidades de Castilla?.¿Por qué se sucedieron sucesivas bancarrotas en la Hacienda castellana, que no daba abasto con las guerras que nos trajeron los Austrias en Europa y con su política alocada? ¿Qué opinas Federico de lo que expongo?. Isabel de Castilla en su testamento jamás imaginó que lo que ella estipulaba para el futuro no se iba a cumplir. Muchas gracias.

  3. Muy interesante la entrevista.

    El gran valor de la arqueología es dar voz a aquellas gentes olvidadas hasta hace bien poco por los libros de Historia. Esto es, el pueblo llano, que, incapaz de poder de plasmar sus vivencias y pesares por escrito nos ha dejado su paso por este mundo a través de sus restos materiales. Gracias al registro arqueológico, podemos saber por ejemplo: dónde vivían, que comían o cómo eran enterrados. Y este es uno de los grandes valores de la obra de Chris Wickham.

    En relación a lo que comenta Federico sobre la vinculación existente entre el arqueólogo y la numismática discrepo abiertamente. Mi experiencia al respecto me habla de otra cosa. Por norma general, a la mayoría de los arqueólogos que conozco simplemente les interesa la cronología de la moneda en cuestión y no otros aspectos de interés que puedan inferirse. De hecho, muchos de ellos actúan como auténticos «Juan Palomo», yo me lo guiso, yo me lo como; utilizando un catálogo generalista de numismática a la hora de identificar las monedas aparecidas durante la excavación. Sin ningún tipo de conocimiento sobre el tema!!! Extremo que no ocurre con otros materiales arqueológicos…

    Saludos

  4. Buenas,

    a mí me llama la atención el tema de los cuños, ver cómo cambian los cuños para una misma pieza, ceca y año, y el porqué de sus diferencias. La forma de fabricación y aunque «me pilla un poco lejos» las pruebas experimentales de resistencia, intentar averiguar cuál fue el número de piezas acuñadas dentro de una determinada serie, unido todo ello a la metalografía. Claro que a nivel de simple aficionado.
    El enlace a Pere Pau Ripollès parece bastante interesante.

  5. Buenas a todos,

    @Javier Sánchez. Creo que la cuestión que planteas es muy interesante y que, en cierto sentido, es algo que nos preguntamos todos los que en mayor o menor medida tocamos el periodo. Lo primero que querría decirte es que preguntarse si el Imperio malogró a Castilla o no es algo que, históricamente, no tiene mucho sentido porque en la historia no se pueden plantear hipótesis partiendo del «y si…». Dicho esto, lo que nos tenemos que preguntar es, ¿qué hizo que Castilla soportase el peso imperial y no Aragón o Italia o Flandes? Ante todo, yo diría (y de esto nos olvidamos a menudo) que el peso imperial lo soportó, más que nadie, América, que era Castilla, sí, pero no lo que normalmente entendemos nosotros por Castilla. Y luego yo diría que hay toda una serie de factores que colocan a Castilla (y a los castellanos) como verdaderos avanzados para afrontar lo que fue la Edad Moderna. Yo creo que Castilla, hasta las Comunidades, fue un reino muy dinámico y que, a partir de ellas, lo fue menos. No sabría decirte sí las Comunidades fueron un movimiento moderno o medieval (se discute mucho sobre ello) pero sí que, en mi opinión, supone una ruptura importante en la historia castellana. En cuanto al testamento de Isabel I (otro de los temas sobre los que se ha hablado en extenso) yo creo que hay que darle la importancia real que tiene. Un testamento era, en el siglo XVI, un documento que preparaba a quien lo otorgaba ante el Más Allá, la perspectiva de la salvación y la de la condenación eterna. Y es normal que tenga una serie de particularidades que, por lo general, en vida de personaje eran soslayadas.

    @Rulo. Sí…y no. Un arqueólogo no puede pretender saber de todo y la numismática tiene una serie de características que la hacen muy particular, como el hecho de que haya sido estudiada, tradicionalmente, como una pieza de museo y no como un objeto arqueológico. De todos modos, esta es una situación que está cambiando y si cité la obra de Pere Pau Ripolles fue por ello. Pero, vamos, que ocurre como con la cerámica. Para mí, la cerámica para datar y poco más. Ahora, hay gente a la que le apasiona la cerámica y hacen estudios maravillosos respecto a ella. Es cuestión de gustos y de orientación académica.

    Saludos!

    1. Gracias por tu contestación, me resultaba interesante saber la opinión de una persona que profesionalmente se va a dedicar a la arqueología y a la historia, o que al menos en estos momentos está preparando el doctorado. Yo soy un humilde licenciado en Derecho, al que le gustan las monedas y los temas de historia. Aclaro que no es que me pregunto si el Imperio malogró a Castilla, más bien lo afirmo o es al menos lo que creo, siguiendo lo que expone Claudio Sánchez-Albornoz y otros historiadores como Joseph Pérez ( autor de un libro que me encanta, «Entender la historia de España», y también de un estudio sobre «Los Comuneros» a quienes consideraba como precursores de una revolución moderna). América, como parte de la Corona de Castilla, también fue un soporte muy importante de las cargas del Imperio, pero quienes más sufrieron las consecuencias económicas y humanas del Imperio fueron las regiones castellanas de la Meseta, hasta el punto de que varias de ellas languidecían a principios del siglo XVII y se despoblaban a marchas forzadas. Evidentemente, la historia es la que es, y no se puede cambiar, pero los comuneros intuyeron muy bien que Castilla iba a ser sacrificada en pro del Imperio.

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