Comprar monedas en subastas vs. comprar de forma privada

Una de las críticas recurrentes a este blog es que habla demasiado de las casas de subastas. Ya dediqué una entrada por ello hace un tiempo y las críticas siguen presentes.  No sé si hablo demasiado, pero al menos hablo mucho de las casas de subastas, al igual que otros blogueros (como Darío o José David) y los medios de comunicación «profesionales», tanto nacionales como extranjeros. Pero estos últimos no tienen mérito porque su principal fuente de ingresos es la publicidad de las casas de subastas (hay casos drásticos, como éste, que solo habla de aquéllas subastas que le pagan, siguiendo un modelo de negocio totalmente absurdo para una publicación on-line del siglo XXI).

Como la autocrítica es más que sana me he puesto a pensar por qué hablo tanto de las casas de subastas, y creo que hay varios motivos: el primero es que las casas de subastas son los principales actores del mercado numismático y los remates de las monedas se deben estudiar para ver cómo varía el precio de una pieza a lo largo del tiempo. El segundo es que la mayoría de las monedas interesantes o raras que salen al mercado pasan por subastas. El tercero es que las casas de subastas publican información, algo que no hacen los comerciantes autónomos; es decir, si un autónomo adquiere un sestercio, encuentra un cliente y se lo vende, esa información no es pública y solo le importa a él, al cliente y a Hacienda. En cambio en una subasta aunque yo no adquiera el sestercio, puedo ver una foto y el precio de remate. La cuarta es que la información de las casas de subasta es fácilmente accesible porque aparece en múltiples medios de comunicación, bien sea porque otros blogueros consideran interesante cierta información o porque hay webs que cobran por difundirla. La quinta razón es que soy cliente de algunas casas de subastas y por eso la información que publican me interesa personalmente. Igual que la autocrítica es muy sana también lo es mantener una postura crítica sobre las lecturas habituales que hacemos, por lo que invito a los lectores a tener estos puntos en cuenta a la hora de leer el blog.

tetradracma de Atenas

Pero las casas de subastas distan muchísimo de ser miel sobre hojuelas. Como todo en esta vida comprar en subastas tiene sus ventajas y sus inconvenientes con respecto a comprar a un profesional autónomo de manera privada. Aunque en entradas antiguas ya hablamos de ello (una y dos), creo que no está de más volver a sacar el tema. Vamos primero con las ventajas de comprar monedas en subastas:

De entrada es fácil fiarse de una casa de subastas. Esto se debe al simple y llano hecho de que el personal de una casa de subastas, en general, está formado por profesionales de mucho prestigio. Esto no significa que todos sean de fiar: he visto auténticas cafradas de llevarse las manos a la cabeza y conozco de primera mano varios casos en los que una casa de subastas ha vendido piezas falsas. Pero, por ejemplo, yo me fiaría de Baldwin’s lo sufiente como para hacerles una transferencia de 20.000 euros (¡qué bonito es soñar!) sin miedo a que me estafaran y a pesar de no haberles comprado nunca. En cambio a un profesional con quien no haya tenido trato anterior no le haría semejante transferencia. La única razón es que su fama precede a unos y a otros no.

Las subastas proporcionan mayor garantía. Para mí esta es la principal ventaja de comprar monedas en subastas. No digo que los profesionales que trabajan en las subastas sepan más que quienes son autónomos (aunque, como ya he dicho, muchos de los mejores trabajan para subastas) pero ante una misma tasación profesional hay más garantía al comprar en una venta pública, como es una subasta, porque hay más ojos mirando. Por ejemplo, Cayón vende monedas tanto de forma privada como mediante subastas. Como todo hijo de vecino, los Cayón se pueden equivocar y tasar una moneda como auténtica siendo falsa. Si se la compro mediante adquisición privada me llevaré una falsa a casa; en cambio, si la publican en un catálogo habrá miles de ojos mirando las monedas. Por eso es mucho más probable que en una venta pública se detecten las falsas, que se notifique al vendedor y que él retire el lote. En este mismo blog vimos el caso del famoso duro de 1871 (18-72). Ha habido otros casos flagrantes en los que casas de subastas muy prestigiosas han tenido que retirar monedas porque terceros demostraron que eran falsas. Y no han faltado casos en los que otras casas de subastas se han negado a retirar lotes baratos a pesar de que parece evidente que eran falsos.

Por igual motivo existen ocasiones en las que las casas de subastas publican monedas y resulta que esas piezas fueron robadas; en tales casos sus legítimos propietarios pueden notificar a la policía y se puede pedir la retirada de los lotes y su puesta en cuarentena hasta que se pronuncie el «poder» judicial. Ya vimos que hace poco hubo un caso así, otro os lo conté en verso y hay otros cuantos que sospecho que hayan ocurrido hace poco pero que como no lo tengo por seguro, no lo digo. Este punto es especialmente importante a la hora de comprar monedas caras: en una venta privada el comerciante puede ser una víctima que actúa de buena fe y que no tenga manera de saber que la pieza es robada; nosotros podemos soltar mucho dinero por ella y vernos metidos en un frega’o diez años después si queremos venderla.

En las casas de subastas se venden muchas monedas. Salvo que se sea un coleccionista muy exquisito o que se coleccionen cosas muy raras, en cualquier subasta se encontrarán piezas interesantes. A ver quién es el profesional que tiene la mitad de monedas de las que mueve una casa de subastas de mediana importancia a lo largo de un año.

En las casas de subastas se venden las mejores monedas. Por lo general una moneda de alta calidad se vende en una casa de subastas porque no habrá mucho coleccionista que pueda adquirirla y así todos los interesados serán conscientes de ella y se la llevará el que más pague. También por lo general las grandes colecciones acaban vendiéndose en subastas.

Comprar en subastas es muy cómodo. Simplemente mirando la web de una casa de subastas, o recibiendo los catálogos en casa, se puede tener una amplia oferta de monedas. Luego se puja, se gana y se reciben tranquilamente las monedas en casa, sin tener que moverse del sofá. Bien es cierto que esta ventaja es compartida con comprar a un autónomo de forma on-line.

Hay total anonimato. Se puede tener millones de euros en monedas adquiridas en casas de subastas sin necesidad de haberse presentado a nadie y solo teniendo los datos del coleccionista un único comerciante. Ya vimos el caso extremo de Caballero, tanto en la colección montada como en el total secretismo en la que se forjó, donde ni siquiera su mujer y su hija eran conscientes de la colección.

Mandan catálogos a casa. Esta es una ventaja menor, pero la verdad es que yo he aprendido mucho con los catálogos de subastas.

Las subastas siempre dan factura. Algo que no está de más. A los autónomos generalmente hay que pedírsela y algunos lo hacen de mala gana.

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Además hay algunas ventajas que no son tales, pero que creo que están dentro del comportamiento irracional de los clientes.

Hay quienes ven una subasta como un juego. Este comportamiento es totalmente irracional, pero ocurre con bastante frecuencia: resulta que hay coleccionistas que se creen que si pujan en una subasta y no se llevan nada han «perdido». De forma similar, se creen que han «ganado» cuando han pujado por una moneda más que nadie, sobre todo si entran en un pique entre dos pujadores (hay auténticos facepalms en estos piques, muchas veces protagonizados por norteamericanos). Esto hace que algunos acomplejados pujen más de lo que deberían por alguna pieza corriente.

Hay quienes se creen coleccionistas más expertos por comprar en subastas. He visto infinidad de veces a novicios levantar la barbilla y decir «es que yo compro en Aureo y en Vico» con una actitud que mezcla el orgullo de sí mismos y el intentar avisar que ellos saben lo suficiente como para que no les engañe nadie. Una actitud semejante a cuando un chiguito empieza a fumar porque es lo que hacen los mayores y se cree un hombre cuando es capaz de dar una calada sin tener que toser diez minutos. Pues no, nada de eso. Ser un aficionado a la numismática y conocer a Aureo o a Vico es tanto como ser un aficionado al balonpié y conocer a Butragueño. Ningún mérito, vaya.

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Ahora vamos con los inconvenientes de comprar monedas en subastas con respecto a las compras privadas:

Las subastas son caras. Una subasta tiene miles de clientes y cada moneda se la lleva quien más esté dispuesto a pagar por ellas. Es decir, que si se adquiere una moneda en una subasta es porque no hay nadie en esos miles de clientes que pague más. Eso no puede ser barato casi por definición. En cambio, en una compra privada debe ser el profesional quien ponga el precio final de la moneda y es muy improbable que haya miles de clientes mirando esa pieza. Como norma general una pieza de calidad media o media-alta (digamos que de menos de 2.000 euros) se podrá encontrar en una convención más barata que en una subasta, especialmente si se es un comprador experto con relación previa con algunos comerciantes. Personalmente, las únicas monedas que he comprado por más del doble de lo que valían fueron compradas en subasta (fueron mis primeras compras).

Las casas de subasta DEBEN ser caras. Para una casa de subastas vender monedas es lo más fácil de este mundo, lo difícil es encontrar monedas para subastar (ya vimos un estupendo ejemplo). Imaginad que yo decido subastar mi colección de monedas, si la vendo en una casa de subastas será por el simple y llano motivo de que será en la que creo que voy a sacar más dinero por las monedas subastadas. Por lo tanto, ver que una casa de subastas vende barato es una malísima señal porque la hará incapaz de atraer colecciones importantes y es posible que a medio-largo plazo tenga que echar el cierre o dedicarse a un mercado chatarrero en el que las piezas son mucho más fáciles de conseguir. En otras palabras: para que una casa de subastas pueda sobrevivir debe vender caro. Jamás veréis a una casa de subastas (o a los medios de comunicación a los que pagan) celebrar que sus clientes compran barato, sino que las veréis decir que sus remates han sido altísimos.

Las casas de subastas difícilmente pueden asesorar personalmente a sus clientes. Esto es una consecuencia de tener miles de clientes: no se les puede dar un trato personalizado a todos ellos. Obviamente las casas fuertes tendrán clientes importantes que les dejarán una pasta y que les tratarán de manera especial, pero no es razonable que un cliente que vaya a gastar 200 euros en una subasta llame al director de la empresa para preguntarle si es preferible pujar por un denario de Nerón o de Vespasiano. Teniendo en cuenta que esa empresa tendrá cientos de clientes, lo normal es que el director no le pueda atender. Sin embargo es razonable «exigir» a un comerciante autónomo que te dedique un rato en su despacho si se le hace una compra de 200 euros.

Muchos coleccionistas se desbordan con tantas monedas. Digamos que esto es una variante del concepto de «sobrecarga informativa«: hay coleccionistas que con tantas monedas por elegir en una subasta, no saben ni por dónde empezar. Por ejemplo, si quiero comprar un denario, abro un catálogo de subastas y me encuentro con 300 diferentes… ¿por cuál pujo? Esto se agrava por la falta de asesoramiento, sobre todo si se es un novicio.

Las casas de subastas «despluman» a sus clientes. Cualquier coleccionista medio va a tener unos pocos cientos de euros al mes para gastar en monedas. Resulta que descubre las subastas y, como busca monedas normales, encuentra varios cientos de monedas que encajarían perfectamente en su colección. Empieza a pujar y los pocos cientos de euros que tienen para gastar se les van en un momento. Pero lo peor es que para cuando ha acabado esa subasta ya tienen otros catálogos con más monedas que le interesan. Y así por secula seculorum. Esto es un patrón muy típico, sobre todo por quienes empiezan a pujar en subastas, y es pernicioso para el coleccionista porque cuando tenga buenas oportunidades de compra, que en un 99% de los casos son fuera de las subastas, no tendrá dinero para afrontarlas.

Si solo se puja en subastas el coleccionista se aisla del mundo. Un coleccionismo que se base en recibir catálogos, pujar, pagar, recibir monedas, recibir catálogos y vuelta a empezar es un auténtico rollo. Eso solo lo hacen los coleccionistas que tienen dinero para gastarse en su afición y no tienen tiempo para disfrutarla (cosa absurda donde las haya pero que es común en muchas aficiones). Ir a un mercadillo o a una convención, hablar con profesionales y aficionados, ver monedas en una bandeja, conocer a otros aficionados… todo eso forma parte de la afición y para mí es la parte más interesante. El que compre monedas sin levantarse del sofá se lo está perdiendo. De nuevo esta es una desventaja compartida por quienes solo compran monedas on-line a autónomos.

Un autónomo puede dedicar más tiempo a examinar cada moneda que vende. Esta es una ventaja que ha comentado Luis y con la que no sé si estoy muy de acuerdo. Bien es cierto que por las manos de una casa de subastas importante pasan cientos de monedas al cabo del día, y un autónomo tendría mucha suerte si vende diez monedas de más de 50 euros al día. Simplemente por ese motivo el autónomo tendrá más tiempo para examinar las monedas que vende y estar más seguro de que son auténticas. Pero también es cierto que el personal que trabaje en una casa de subastas podrá tocar más piezas raras al cabo de un año de las que tocarán muchos autónomos a lo largo de su vida, por lo que podrán llegar a ser más expertos. Además, en principio una casa de subastas podría contar con tecnología más avanzada para detectar las falsas por el simple y llano motivo de que tienen más dinero para invertir. Por todo esto, lo veo como un argumento de doble filo.

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Antes de acabar quisiera derrumbar un mito sobre las subastas:

Hay novicios que buscan «mayoristas de las monedas» como quien busca el Santo Grial: esos mayoristas que nutren a los profesionales y que les dan las monedas para que luego ellos las revendan en mercadillos y convenciones. Algunos novicios cuando descubren las subastas dicen: «¡Cáspitas! Aquí están los mayoristas que estaba buscando». Pues no: ni las casas de subastas son mayoristas ni es normal que los profesionales autónomos compren monedas en subastas para después revenderlas (aquí vimos un esperpento que opinaba lo contrario). De hecho, si se exceptúan las monedas de curso legal esos mayoristas no existen (os lo digo yo y un profesional).

Con esto no quiero decir que no haya veces en los que un profesional compra monedas en una subasta para después revenderlas, pero no será su manera habitual de proveerse de monedas. Daos cuenta de que las casas de subastas están disponibles a todo el mundo, por lo que si fuese tan fácil como comprar monedas en subastas y luego venderlas a coleccionistas, todos podríamos hacerlo. ¿Dónde estaría entonces el valor añadido de los profesionales?

De hecho, en muchos casos los profesionales lo que hacen es vender las monedas más raras, o aquéllas para las que ellos no tengan venta, en casas de subastas. Por ejemplo, imaginad que un profesional caza una pieza rara que le interesa vender para obtener liquidez. Sondea a sus clientes y resulta que a ninguno le interesa. Pues la manera fácil y sencilla de quitársela de encima es mandándola a una subasta, con un precio de salida pactado para llevarse lo que él quisiera obtener o un poquillo menos. Así pues, el cliente pagará el precio que quería el profesional más las cargas de la casa de subastas, que no son poco.

Un profesional una vez me contó (y me lo creo siendo quien es) que tenía una pieza rara que le encajaba a un coleccionista cliente suyo. Se la ofreció y no la quiso diciendo que era muy cara para la calidad que tenía y patatín patatán. Resulta que la acabó mandando a una casa de subastas y… ¡cuál es su sorpresa cuando el mismo coleccionista adquirió esa misma moneda un 20% más cara de lo que él se la había ofrecido! Eso es un comportamiento irracional donde los haya y solo demuestra que ese coleccionista ni sabe de numismática ni tiene sentido común. Pero ocurre.

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¿Añadiríais alguna ventaja o inconveniente de comprar en subastas con respecto a hacerlo de manera privada?

Las monedas que ilustran la entrada son «lechuzas de Atenea» (que ya sabéis que me parecen preciosas) actualmente en venta en VCoins. En VCoins hay poquilla cosa española, y nunca he encontrado nada que merezca la pena a un precio que se acerque a lo razonable, pero en moneda antigua la oferta es amplia y hay precios razonables. Los coleccionistas de moneda antigua harían bien mirar de vez en cuando.

21 comentarios en “Comprar monedas en subastas vs. comprar de forma privada”

    1. Buenos días.
      Cesar, yo no creo que sea así,creo que es al contrario,yo soy más de comprar en tienda de barrio y es mas caro,pero me une a los tenderos una relación de toda la vida (con algunos literalmente)y los supermercados son más baratos pero me parecen mas impersonales .Por lo contrario a las casas de subastas no me une nada y compro aunque sean mas caras y mas impersonales.En mí opinión es mas fácil «fiarte» de una casa de subastas que de un comerciante aunque seguramente puedas obtener mejor precio y un trato mas cercano del segundo.Lo que también es seguro es que en numismática estoy muy verde y con el tiempo mi opinión cambie y me sea mas fácil y rentable comprar a autónomos en vez de a casas de subastas.Creo que un poco de cada es lo ideal.
      Saludos,
      jorge

  1. En las casas de subastas puedes conseguir lo que se te resiste. Echando el resto claro…
    Personalmente me gusta hablar (comprar) con numismáticos y aprender.

  2. Las dos opciones son válidas y tienen sus ventajas e inconvenientes. En los mercadillos y convenciones además conoces a otros aficionados, aunque hay pocos mercadillos y convenciones que merezcan la pena, y además tienes que desplazarte hasta su sede.

    1. Buenas!

      Estoy con Javier, ambos son válidos ya que pienso que lo principal son nuestras colecciones, allí donde esté esa moneda que llama nuestra atención y que queremos es donde tenemos que ir a ver, preguntar, informarnos, en subastas, tiendas o particulares, etc… si todo nos parece correcto pues se compra, creo que lo principal son nuestras colecciones y no ir a «meternos a nadie en el bolsillo para que nos venda más barato».

      Está claro que por comodidad la mayoría nos conformamos con mirar el catálago de las casas de subastas que te llegan por correo a casa o los tienes en internet sentado en un silla de casa que no patearnos 10 tiendas que no tienen web…,las casas de subastas son como explica Adolfo muy buenos en infrastuctura, fotos, explicaciones, incluso en muchas sabes de que colección proceden, por lo que es más que normal que tomen mucho protagonismo en blogs numismáticos como este.

      La principal diferencia que veo entre unas y otras es que en las tiendas se la lleva el primero que llega y paga lo que pide y en las casas de subastas se la lleva el que más dinero este dispuesto a dar por ella y hay que tener en cuentas las comisiones posteriores.

      Un saludo!!

  3. Muy buena entrada, y de gran ayuda para entender el mundillo de las casas de subastas, al menos para los más novatos como yo.

    Es cierto que se habla bastante en el blog de las casas de subastas, pero por la cantidad y tipo de monedas que manejan, accesibilidad, catálogos, precios, etc no se puede obviar el tema. Junto con los medios tradicionales, tiendas on-line, convenciones, y demás, tiene verdadera importancia.

    Personalmente, la fiabilidad o garantía que ofrecen y la posiblidad de encontrar monedas escasas o raras que de otra forma es dificil encontrar, es lo que me hace
    acudir a estas subastas. Aunque ya es triste que de ven en cuando se les cuele alguna falsa ( y si son más de alguna… ¡ni te cuento!).

    En la poca experiencia que tengo comprando en ellas, para nada me parecen baratas, y es más, cada vez que comparo los precios con las de subastas de años anteriores, veo que cada año o nueva subasta siempre suben (misma calidad e incluso misma moneda), al menos las que yo colecciono.
    Comprar en una subasta monedas muy comunes, o en calidades bajas o muy bajas me parece una tontería porque casi siempre se pueden encontrar más baratas en mercadillos, convenciones, etc. Para eso desde luego es mejor ir a mercadillos o convenciones donde creo que se aprende mucho más y también es un punto de comparación o referencia.

    No estoy de acuerdo contigo en que las casas de subastas DEBEN ser caras. Aunque lo que argumentas después es cierto, no sé porqué pero no, NO DEBEN ser caras, y mucho menos «salir caras».

    Yo creo que hay muy buenos profesionales que como ha dicho Luis pueden dedicar más tiempo (quizá con menos medios) e incluso es más dificil que se les cuele alguna falsa, dan mejor asesoramiento, etc. A fin de cuentas, y como dices, muchos de los mejores trabajan para subastas.

    Es una pena que haya pocas convenciones y poca información sobre las mismas, y los mercadillos estén limitados casi a la ciudad donde uno vive.

    1. Quizá no me he explicado bien. Quiero decir con lo que las subastas «deben» ser caras, que si una casa de subastas no es capaz de vender sus monedas a altos precios ya puede ir pensando en cerrar. La razón es la que comento en la entrada.

      saludos,
      Adolfo

  4. Cuantos negocios de numismática, abiertos al público,dados de alta, podrán exisitir(lo de existir tiene guasa con lo de la crisis) en este país?.
    Saludos

  5. Me salgo un poco del tema, pero siempre me hago esta pregunta. ¿Cómo es posible que vendedores alemanes tengan a la venta la serie de 10 euros Tesoros de los museos españoles y en España ni si quiera la FNMT las tenga a la venta? Es más, en la FNMT las tiene como próxima emisión, es cierto que pueden que no tenga la web al día. Pero mirando en los blog de numismática de la Izquierda aun no se habla de ellas y menos nadie que la tenga a la venta. Por cierto, están dedicadas a Vicente López, Tiziano y Rafael.

    1. Pues sí que te sales un poquillo del tema sí….

      La verdad es que no lo sé. No sé qué política de distribución tendrá la FNMT, pero dudo mucho que los alemanes vendan las piezas antes que la propia fábrica. ¿No será que están vendiendo reservas? En el plan de «paga ahora y te las mandamos en cuanto lleguen».

      Por cierto, este año hay varias conmemorativas que me han gustado: el euroset tiene un diseño muy bonito; las del bicentenario del dollar and dump me parecen chulas también; las de los pintores me gustan por el hecho de que sean de pintura; y la de Isaac Peral por ser ciencia.

      saludos,
      Adolfo

  6. La principal ventaja que tiene la tienda es (en mi caso) su cercanía. Pero tal vez alguien de un pueblo de Zamora no pueda opinar lo mismo. Luego, para cosas simples como la última emisión de la FNMT es perfecta.

    En una convención encontrarás miles de monedas, pero por mi experiencia no es el mejor lugar para buscar duros del Centenario en calidad SC, salvo que busques el de 1898.

    Y las subastas, su principal ventaja, es que te permite cerrar huecos en la colección si buscas piezas «difíciles». ¿Dónde encontrarías los 50 céntimos de 1889 en muy buena calidad o una cartera de Franco del 70 a menos de 300€? Mirando una y otra vez en Cayon, Herrero, Soler y Llach, Aureo o Vico. No los busques ni en la Plaza Mayor de Madrid los domingos, porque no se encuentran.

    1. Pues yo creo que unos 50 céntimos de 1889 en SC y una tira de 1970 por 300 euros no son imposibles en una convención. Eso sí, ya digo que no es lo mismo ir de primeras a ser cliente de 10 comerciantes y tener un trato previo con ellos. No tiene nada que ver cómo se le trata a uno y a otro… ni tampoco lo que encuentra uno y lo que encuentra otro.

      saludos,
      Adolfo

      1. Pues que quieres que te diga, si para comprar en una Convención monedas de calidad o a un precio equivalente al de una subasta, todo depende de los «amiguetes», apaga y vámonos. No me extraña nada lo que he visto.

        Saludos a tí, Adolfo. Y felicidades por el blog.

  7. Hola
    Un aspecto que no tratamos es la lejanía a los comerciantes. No todo el mundo vive en una gran ciudad con un buen mercadillo numismático donde poder hacer contacto con una serie de comerciantes, o cerca de una ciudad donde poder ir con facilidad.

    Pongo un caso alguien que viva en un pueblo de Cáceres, lo más cercano es Madrid 200km, 2horas de viaje, unos 50€ de gasolina más o menos, más los gastos de comida y demás…
    Trasladable tambien a gente que viva lejos de grandes ciudades o en capitales de provincia que no tienen tiendas de numismática, o donde solo existan una o dos, viejas y con un trato mejorable.

    Que supone esto… pues que para una persona de una economía media-baja, esos que se gastan entre 100-150 euros al mes en moneda, hay que sumarle los gasto de traslado, y algo más importante la discusión con la parienta de para que cojones ir una vez al mes a Madrid para mis caprichos.

    Por lo que esos 150 euros se convierten en 200 o 200 y pico. Y la dificultad de conseguir conectar con muchos comerciantes. la imposibilidad de pasarte tranquilamente un día viendo monedas a tu ritmo tranquilo, hablando con los comerciantes y por tanto estableciendo el contacto con ellos.

    Por lo que por ese presupuesto de 150 euros, sin la discusión con la parienta, se compra por internet las monedas, y se compran en unas casa de subasta por lo tanta veces dicho de esa sensación de seguridad y de chollo, (aunque en muchos casos ficticia.

    Bueno señores un saludo y un placer charlar con ustedes.

    1. Efectivamente, no es lo mismo vivir en Madrid o en Barcelona que en un pueblo de una provincia cualquiera de España a la hora de hacer posible el coleccionismo de monedas, aunque hoy en día con internet se puede decir que casi no hay distancias. Un ejemplo es este blog en el que los comentaristas intercambiamos opiniones sobre numismática. Me ha hecho gracia lo de las discusiones con «la parienta»: la numismática es una afición difícil de compartir con otras personas.

  8. La verdad es que estoy cansado de que me demonicen algunos profesionales por alabar tanto algunas casas de subastas. Parece que estas casas sean las culpables de la crisis que está afectando a los autónomos del sector.

    Yo sólo veo ventajas. El cliente pone el precio que entiende que es el justo para pagar por una moneda determinada, y si alguien puja más, pues no se la lleva y punto. Hay muchos ojos que observan los catálogos, con lo cual es más difícil que se cuele una falsa (más difícil, no imposible). Hay una serie de profesionales que se juegan su prestigio y su trabajo detrás de casa subasta, con lo que no les interesa hacer mal su trabajo. Se aprende mucho viendo catálogos de subastas. El sistema es cómodo y práctico. Los remates son públicos, por lo que puedes saber el pulso del mercado en todo momento, el valor de cualquier pieza en la actualidad, y tener referencias, tener información es poder para el cliente.

    Y, al contrario de lo que opina Adolfo, yo no veo especialmente caros los remates por lo general. Si les sumas las comisiones, los precios para la mayoría de las piezas son muy buenos, a veces incluso pillas alguna moneda a un muy buen precio, precio que he visto en pocas tiendas físicas o en la red.

    Los mayoristas de las tiendas, son los mismos que los que alimentan las casas de subastas, los herederos de los coleccionistas o los coleccionistas en crisis que se deshacen de sus monedas. Las casas de subastas sabemos lo que les cobran, de media un 20% al comprador y un 18% al vendedor. Sin embargo no sabemos lo que le cobran los profesionales autónomos a sus clientes, eso no es público. Supongo que a veces menos de ese 38%, supongo que a veces más del 50%. Supongo, porque eso sí que no se sabrá nunca, a no ser que termines conociendo al anterior dueño de la moneda por casualidad.
    un saludo.

  9. Me parece que las casas de subastas, son hoy el motor de las cosas antiguas en general ¿sabría alguien decirme qué casa de subastas aparte de Heritage saca a la venta bastante moneda hispano-americana ?, gracias

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