Las primeras veces en la numismática

Hace un tiempo quedé en Valladolid con un lector habitual del blog para tomar una caña. Siempre es agradable charlar con otros coleccionistas; yo no pierdo la oportunidad de conocer a quienes vivan cerca de mí y tengan a la numismática como afición. Entre otras cosas hablamos de nuestra «primera vez»: la primera vez que nos atrevimos a gastar un dinero considerable por unas monedas. Es como superar una barrera psicológica en la faceta económica que va a adquirir la colección. Os comentaré mis experiencias, porque yo he tenido más de una «primera vez»… esta es una de las ventajas de la numismática con respecto a otras facetas de la vida.

Mi primera «primera vez» se dio cuando yo llevaba poco tiempo coleccionando y en un momento en el que es normal que se dé. Yo estaba haciendo una colección de El Centenario a mi padre (él ponía el dinero y yo el tiempo), y al cabo de unos cuantos meses ya teníamos una colección que abarcaba casi todas las monedas baratas. Entonces fue cuando un conocido, a quien hoy le considero amigo, me ofreció una que me faltaba: los 50 céntimos de 1892 estrella (G-2).  Me pidió por ella 110 euros. Yo tenía ese dinero en el bolsillo de casualidad porque no esperaba gastar tanto, y además no era dinero mío, sino de mi padre. Pero a mí 110 euros me parecían una pasta: estaba estudiando y ese dinero era mi presupuesto para gastos propios de dos meses; desde luego mucha más pasta de la que me gastaría en condiciones normales en un capricho la tarde de un miércoles cualquiera.

dobla Pedro I Sevilla

Viendo la moneda en la mano me gustaba; de hecho, me encantaba ese ejemplar. Al que me estaba vendiendo el ejemplar le conocía de sobra y no creía que me estuviese engañando, pero una mezcla de emoción y miedo se apoderaba de mí: 110 euros son un buen dinero ¿y si me equivoco? ¿y si me timan? Al final me di cuenta de que la verdadera pregunta que estaba en el aire era: ¿hasta qué punto va a tener la numismática una repercusión económica en mi vida? Esa es la verdadera pregunta que estaba respondiendo cuando abrí la cartera, saqué unos billetes y me llevé la moneda.

Antes de llegar a casa comenté la jugada a unos amigos y a mi novia de por aquél entonces. Mis amigos directamente se cachondearon de mí, más aún cuando les intenté decir que aquéllo era una variante y que tenía la estrella al revés. Mi novia, que también estudiaba, se llevó las manos a la cabeza y me dijo que si era tan tonto de gastarme tanta pasta en una inútil monedita. Menos mal que mi padre, quien se había dado cuenta muchísimo antes que yo de que financiando la colección estaba financiando mi aprendizaje, me apoyó. Me dijo que estaba bien, independientemente de si había acertado o no: me había atrevido a tomar la decisión. Hoy por hoy considero que fue una compra muy buena y la repetiría gustoso las veces que haga falta. Todavía tengo la moneda conmigo, pero no está físicamente donde estoy ahora, por lo que no tengo las fotos (lo siento).

dobla Pedro I Sevilla

Cuando llegó mi segunda «primera vez» yo ya estaba acostumbrado a compras de pocos cientos de euros. De hecho, esas compras pasaron a ser algo tan rutinario que no se lo comentaba a nadie, fundamentalmente porque quienes tenía alrededor no es que estuviesen interesados en la numismática (desgraciadamente mi padre ya no estaba). En este caso la situación fue totalmente diferente: una persona me conoció por el blog y me quería vender por 4.200 euros una colección de monedas que tenía, quedando personalmente para la entrega. Yo nunca había soltado de golpe tanto dinero ni mucho menos, y encima eran unas monedas conocía pero de las que no había tenido muchas en la mano por lo que sentía muchas dudas a la hora de autenticarlas. Y tenía que ser yo: esta vez el que las vendía no era ni un profesional ni siquiera un aficionado. Si me equivocaba y esas piezas (o las más caras) eran falsas, podía perder un dinero que suponían varios meses de mi sueldo. Ya sabéis que los estudiantes de doctorado están muy mal pagados.

Antes de ir al encuentro enseñé las fotos que me había pasado a varios amigos y todos coincidieron en que las monedas parecían auténticas, pero como siempre, es algo que no se puede saber hasta que no se tienen en la mano. Así que cuando en la que habíamos quedado iba conduciendo a la ciudad estaba «acojonado»: mil preguntas me volvían a rondar por la cabeza, pero como era la segunda vez que me pasaba ya tenía experiencia en eso de «tirar pa’lante». Así que, tras una aparente tranquilidad, yo dudaba muchísimo a la hora de considerar las monedas como auténticas. Eran poco más de 20 ejemplares y estuve más de una hora y media dándole vueltas. Al final las compré, regresé a casa y resultaron ser una compra magnífica.

dobla Pedro I Sevilla

Después he visto a bastante gente dar estos pasos y como yo les he dado antes comprendo bastante bien los miedos que tienen. La confianza en la persona que vende es la mejor forma de atreverse a una compra importante, tanto si «importante» significa 100 euros como si significa 100.000. Un último apunte es que estas barreras psicológicas no las considero malas. Todo lo contrario: son una especie de defensa para no ir lanzados en exceso al principio; un miedo que nos frena a abrir la cartera más de la cuenta cuando todavía no estamos preparados. Ya hemos comentado más de una vez que quien va demasiado lanzado al principio suele estrellarse.

dobla Pedro I Sevilla
La moneda de las imágenes la compré en mi tercera «primera vez».

18 comentarios en “Las primeras veces en la numismática”

  1. Pues creo que todos nos sentimos un poco identificados con la historia que cuentas. Yo por mi parte, sin gastarme grandes cantidades de golpe, pero vaya, que también he sentido esas sensaciones de soltar una pasta por una moneda que dudo si lo vale o no, si será una buena inversión, o saber siquiera si es auténtica. Y como tu dices, más de una vez.

    No he llegado a hacerme la pregunta ¿hasta qué punto va a tener la numismática una repercusión económica en mi vida? pero he sido consciente que en esos momentos, al menos, y según iba pagando mayores cantidades repercutía económicamente en mi vida.

    Prepararse el terreno antes de hacer compras por cantidades importantes me parece fundamental, aunque al final siempre te encuentras con el momento en que tienes que decidir. Otra vez las mismas preguntas. Y como tu dices, ir rompiendo esas barreras sicológicas (aunque con prudencia).

    Claro que… si salen tan bien como la historia de Enrique : https://blognumismatico.com/2010/01/21/tipos-raros/ ;-)

    Un saludo.

  2. Adolfo, que has hecho?, pregunta el Dios «Money».
    Acaso soy el guardián de mis deseos?,responde Adolfo.
    De vez en cuando,de vez en cuando le responde Money.
    Dejarse llevar( o no dejarse llevar) por algo que nos gusta o deseamos forma parte de nuestro aprendizaje y sólo equilibraremos la balanza con las experiencias,acierto-error. N

  3. Adolfo, que has hecho?, pregunta el Dios «Money»(lease Mánny).
    Acaso soy el guardián de mis deseos?,responde Adolfo.
    De vez en cuando,de vez en cuando le responde «Money».
    Dejarse llevar( o no dejarse llevar) por algo que nos gusta o deseamos forma parte de nuestro aprendizaje y sólo equilibraremos la balanza con las experiencias empíricas,acierto-error-acierto-error. La «Fortuna» o la «Intuición» son muy propias de los que no aprenden.Que me lo digan a mí lo de los errores,fortuna o intuición.
    Es bastante evidente que lo empírico me va mucho porque además tiene muy buena «toma de tierra».
    Bonita moneda Adolfo. Todo bien por ahí?.
    Saludos

  4. Para mí la primera vez siguen siendo cien euros, y hace dos días ocurrió. Había llegado antes un par de veces a la cifra,
    pero con conocidos y pagando a plazos, ahora ha sido por internet, sin conocer al vendedor, y sin tener la moneda en mano.
    Todavía no me ha llegado, pero he comparado las fotos con otras falsas, y no lo parece. Al final si resulta una decepción
    habré aprendido una lección a un precio no demasiado caro. Espero que sea buena, hace tiempo que la buscaba, y si no, más se
    perdió en Cuba.
    De vez en cuando tengo este problema, me ofrecen una moneda rara a un precio elevado, y si dejo pasar la
    ocasión y no vuelvo a ver otra?

  5. Muy interesante artículo sobre las barreras psicológicas monetarias que ha tenido cada uno que traspasar al realizar determinadas compras numismáticas. Como siempre, todo depende del nivel adquisitivo personal. La verdad que unos 100 o 150 euros se puede decir que es la barrera monetaria de la media. Los que no terminan de comprender esta afición les parece un gasto suntuario gastarse un dinerillo en una moneda. ¿Pero no hay cantidad de gente que se gasta una pasta en tabaco, en máquinas tragaperras, en copas nocturnas o en cualquier otro dispendio que sólo te quiebra la salud?. Por supuesto, cada uno es libre en qué gastarse su dinero. Salud y libertad para todos.

  6. Me dejas impresionado con los temas, de verdad! Yo hace poco tuve una ‘primera vez’, pues es la moneda más cara que he comprado. Una onza potosina de ‘El Deseado’ en una condición MBC+/EBC- que es una preciosidad y estuve todo un mes dándole vueltas para arriba y para abajo… Al final decidí que me la ofrecian a un precio muy interesante y que no encontraría una onza de esa calidad para mi economia habitual y me lanzé a la piscina. No me considero un rata, pero me duele gastarme 100 euros si no son necesarios, y esa pieza se llevó unos cuantos múltiplos de esos…
    Puede que hiciera mal, o que hiciera bien, en cualquier caso, no tengo deuda y mi conciencia tranquila :-)

  7. Estoy de acuerdo con Javier, creo que las barreras de gastar las pone el momento en que ves un deseo o quizas un sueño (en este caso sueño numismatico) y te lanzas sin mas. Si fallas (falsa o sobrevalorada) pasa que…..aprendes; y si aciertas eres el hombre mas feliz del mundo.Por favor que nadie me quite ese instante de duda, porque a lo mejor estoy a un paso del «gustazo».
    Un saludo de Antonio

  8. Yo también estoy de acuerdo con todos,¡vaya esa primera vez! que como referimos la mayoría o esmi caso estuvo en los 90 ó 100 euros. No es fácil explicar a los amigos que te has gastado ese dinero en una moneda, y la enseñas y nadie lo entiende, e incluso puedes oir algún comentario como «este tio es tonto», a pesar claro está que son ellos los que no tienen ni idea de numismática. Con la familia pasa algo parecido, mi mujer sabe que es mi afición y que no voy más allá, pero uno siempre se pregunta, ¿me estaré pasando este mes?, ¿estará sobrevalorada esa moneda?, etc. Al final, como dice Javier, más caras son las copas, el tabaco, las tragaperras y muchos otros vicios que no van a ningún sitio.
    Es importante saber hasta donde uno puede gastar, ya lo ha planteado Adolfo en algunas entradas, que queremos coleccionar, la calidad de las piezas (una muy buena ó 2 por el mismo precio).
    Adolfo, creo que en esta entrada has dado en el epicentro de lo que es la numismática, has resumido con la duda o miedo de esa «primera vez» muchas de las entradas de este blog, las del engaño o listos, cholleros, que coleccionar,falsificacones, precios, etc.
    Un saludo a todos y a difrutar de vacacions los que ya estéis en ello.

  9. Como en todo, hay que ponerse un límite de gasto en la afición a coleccionar monedas según las posibilidades económicas de cada uno. Y a todos nos han surgido dudas en la decisión de comprar o no una determinada moneda, y si nos estaremos pasando. Y también es complicado compartir esta afición con alguien que no tiene esta afición a la numismática. Socialmente, es contemplada como una afición de personas más bien raras. Es más fácil compartir tabaco, máquinas tragaperras o unas copas por la noche, que disfrutar con otros de las monedas. Pero las monedas se quedan y ahí están, para disfrutarlas y poseer un trocito de historia viva.

  10. Lo cierto es que nunca me he gastado una cantidad desorbitada de dinero en una moneda, de momento… Pero sí es verdad que si empiezas a hacer recuento y sumas todos los «pequeños» desembolsos hechos por y para la numismática la cifra marea un poco. Aunque si sumara el dinero que me he gastado en tonterías a lo largo de mi vida multiplicaría con creces la cifra invertida en monedas. Además, el dinero invertido en numismática, como mínimo un porcentaje, sigue estando ahí y se puede recuperar en cualquier momento, mientras que las copas, el tabaco o el casino, como dice Javier, a ver quién te los reembolsa.

    Trabajamos para vivir y no vivimos para trabajar, así que ¿qué mejor modo de gastar nuestro dinero que en aquello que nos hace felices?

    Eso sí, sería más fácil si hiciera felices a todos en casa, eso aliviaría un poco la carga de conciencia por el dinero gastado. Pero a mí mi futura señora, cuando le cuento lo que llevo gastado en monedas con cara de circunstancias, me dice: «¿No es tú dinero? Pues gástatelo como quieras», y me reconforta. Es porque aún me quiere, ya se le pasará…

    Una entrada genial Adolfo, sobre un tema que creo que nos toca a todos los que nos gusta esto.

    Un saludo

  11. El cuento de la vieja: un fumador a paquete diario de 4 euros, suponiéndole un valor constante (eso es falso) a lo largo de 30 años habría ventilado 43.800 euros y apostado bastantes números en la rifa de la mala salud.
    Desde luego no me he gastado nada que se le parezca en mi colección, pero como he dejado de fumar igual me tiro al desvarío en los próximos 30. O sea que, con todos mis respetos Adolfo, ¿y si hablamos del vicio?

  12. Es curiosa la condición humana en cuanto al gasto: muchos pagos pequeños los vemos con mejores ojos que un pago grande aunque el importe total sea el mismo.

    Conozco muchos casos de aficionados que gastan 20 euros a la semana o así en tres o cuatro monedas. Se divierten con su afición, pero dicen que ellos no compran monedas de 200 euros «porque no pueden permitírselas». No es que me parezca mal su actitud, pero no es cierto que no se las puedan permitir: lo único que tienen que hacer es guardar los 20 euros semanales y comprar una pieza cada dos meses. Pero eso, en el fondo, les da «miedo».

    saludos,
    Adolfo

    1. Es verdad, los humanos a veces somos así. Pero es cierto, muchas veces comparando te gastas lo mismo, creo que es cuestión de valorar y organizarse. A lo mejor a veces te coincide y te viene bien gastarte tan solo 20 euros y a veces viene mucho mejor esperarte un tiempo y desembolsar más. Últimamente es lo que hago yo, llevo una temporada en la que prefiero esperar un par de meses y cuando me veo mejor cojo todo de golpe, jaja

  13. Más que mi primera vez, recuerdo una moneda que no llegué a comprar, porque realmente me hizo replantear mis capacidades económicas para seguir adelante con la colección.

    Recuerdo que tendría unos 20 años, estudiaba en la universidad. Una amiga me acompañó a ver unas monedas y había una moneda peruana de 4 reales de 1836 acuñada en Cusco el vendedor pedía unos 20 dólares. No era mucho dinero, ni era una moneda rara. Pero hasta entonces no había gastado más de dos dólares por moneda contemporánea o alguna monedilla de plata obtenida en los «chatarreros» o recicladores de metal. Mi amiga me dijo: hasta aquí llega tu afición. Y por un tiempo fue así y olvide mi álbum de monedas en un rincón de la casa.

    Luego de unos años terminé la universidad, empecé a trabajar, a ganar algo de dinero y buscando en internet cosas para leer, me topé de nuevo con la numismática, recordé mi vieja colección y empecé a gastar más de 20 dólares. Lo más que he gastado en una moneda han sido $420. y ahora difícilmente bajo de los $100 porque busco buenas piezas de la época colonial o inicios de la república de mi país, el Perú.

    En agosto realizaré una exposición numismática en mi ciudad, y la satisfacción más grande será enseñar a la gente la rica historia contenida en estas bellas piezas de metal.

    Saludos, y como siempre Adolfo una inspiradora crónica que nos anima a seguir adelante.

    1. Bella historia personal,

      Pase por esto hace ya varios anhos, cuando compre la primeras monedas coloniales de 8 reales ceca Lima para mi coleccion, las monedas eran muy bellas de alto grado y el coin dealer muy conocido en el ambiente numismatico en Lima, solo faltaba mi decision…di el paso pensando en ese tiempo que era mucho dinero, pero nunca me arrepenti, es mas me senti muy feliz de haberme hecho un regalo que, primero que todo que realmente me gusta, es tangible, no expira ni pierde valor con los anhos, y que si lo se cuidar me durara toda la vida.
      Fue paso que abrio una puerta hacia otro nivel de coleccion, luego de ello compraba menos pero monedas de cada vez mas valor numismatico. Hoy me parece que la inversion en esa «primera vez» fue pequenha comparada a lo que he llegado a pagar por una moneda despues y para el nivel de satisfaccion que me dio y que aun no termina..
      Mi coleccion principal tambien es de monedas de plata coloniales y republica republica, por extension complete mi coleccion de todos los anhos soles y fracciones de plata
      , coleccion que aunque completa es periodicamente mejorada, mientras disfruto de periodicamente salir de caceria de alguna bella pieza colonial o principios de republica. Adolfo excelente articulo!!
      Saludos de Lima
      Gio

  14. Buenos días.
    Hoy he tenido otra primera vez.La primera vez que compro una moneda en una subasta, la verdad es que no se si sera una buena compra,pero me siento como un niño la noche de reyes,estoy deseando que llegue mañana para ir a buscarla.
    saludos,
    jorge

  15. Me siento totalmente identificada con esas sensaciones. Al principio las que tenía todas habían sido regalos sobre todo de familiares que me las habían ido dando. Pero cuando ya me interesó más el tema y cuando me puse a estudiar más sobre el tema por un lado tenía el sentimiento de «quiero tal moneda» y por otro «jodooo, que miedo». Conocí por un foro al que considero cada día más un amigo y hace como una semana fue mi primera vez que me gasté algo más en monedas (porque las anteriores veces me había gastado más el dinero en material numismático, una vez con él y habiendo colocado las que ya tenía es cuando me decidí a realizar la compra) y pienso que he acertado y que dentro de poco tendré mi «segunda vez».

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