Valorar el servicio de una casa de subastas

Hace tiempo hablamos de en qué fijarse a la hora de adquirir monedas a comerciantes en un mercadillo o por Internet. De lo que no dijimos nada es de cómo seleccionar en qué subastas pujar y en cuáles no. Creo que esa reflexión también es importante, y por eso abrí un hilo en Imperio Numismático que sirviese para recoger las opiniones de los aficionados. Aquí voy a hacer una reflexión dando mi opinión y también extrayendo parte de lo dicho por los demás. Como tengo constancia de que varias casas importantes españolas leen este blog, creo que es una buena manera de hacerles ver lo que opinan sus clientes. Así pues, animo a todos a que comentéis la entrada con vuestras opiniones y así ellos puedan mejorar su servicio. Yo no diré nombres, pero vosotros podéis hacerlo en los comentarios. Eso sí, como siempre sin caer en injurias: el mero hecho de que la Guardia Civil pueda presentarse en mi casa para identificar una IP me da ardor de estómago.

Los aspectos a tener en cuenta a la hora de seleccionar una casa de subastas podrían dividirse en los siguientes puntos.

1.- TRANSPARENCIA

Cuanto más se sepa del funcionamiento interno de la subasta, mucho mejor. En este sentido, considero condición sine qua non que la casa de subastas publique los resultados de la subasta, indicando a qué precio se ha vendido cada lote. Si no lo publican yo no tengo manera de saber si un lote que no me han adjudicado ha sido porque ha habido una puja mayor o porque mi puja la consideraban suficientemente baja como para vendérmelo a ese precio. Igualmente, el vendedor de la moneda no tiene forma de saber el precio al que se remató su moneda. Yo soy de los que opinan que si se me ocurre alguna manera de hacer trampas seguro que hay alguien que las está haciendo, y si una casa de subastas no publica los remates me puede hacer tantas trampas como quiera y yo no tendré forma de darme cuenta.

Hay algunos aficionados que también piden que se publiquen todas las pujas que ha recibido una moneda sospechando puesto que consideran raro que casi siempre las monedas se adjudiquen por el precio máximo de puja. Es decir, que si alguien puja por 100 euros y se lleva una moneda casi siempre se la lleva por 100 euros y no por menos. Esto es normal porque las monedas comunes casi todos los que nos informamos sobre ellas las valoramos igual, y si alguien puja 100 euros lo normal es que haya habido otro que haya pujado por 90 y entonces ya se adjudica por 100. Tampoco creo que se adelantase mucho si publicasen todas las pujas porque, puestos a pensar mal, la casa siempre puede inventarse pujas que no le comprometen. Sí que le comprometería si además dijese qué cliente ha realizado cada puja, pero eso sería ilegal.

2.- BUENAS FOTOGRAFÍAS

Para mí también es otra condición sine qua non: exijo que una casa de subastas me permita valorar por mí mismo la moneda por la que estoy pujando. Evidentenemente esto es a partir de cierto precio, entiendo que no van a hacer fotografías a una pieza que saquen por 10 euros, pero lo que no admito es que una moneda que valga 3000 euros solo la pueda ver a través de una foto cutre en un catálogo, que a veces es hasta en blanco y negro. ¿Pretenden que soltemos un mínimo de 3600 euros por una moneda sin ni siquiera ser capaces de poder verla?

3.- NO A LAS FALSAS

A todos nos pueden colar una falsa y en ese caso hay que saber rectificar, pedir disculpas e intentar que no vuelva a ocurrir. Pero es que hay casas en las que en cada subasta se les cuelan varios mochuelos, dejando de ser una excepción para ser la norma. ¿Con qué confianza pujo yo en esas empresas? Se supone que al comprar ahí estoy pagando un sobrecoste para obtener garantía. Si no me puedo fiar de esa garantía, ¿de qué me sirve?

En esas casas solo pujo por las series que conozco muy bien y por los tipos de moneda que a priori sé que no son muy falsificados. Además, en esas casas siempre pujo barato; total, si la garantía me la tengo que proporcionar yo mismo, el servicio que me dan no merece lo de otras casas.

4.- COHERENCIA

Graduar monedas es algo subjetivo, pero en una casa de subastas debería haber internamente unos parámetros que permitan la coherencia de las graduaciones. Hay algunas veces que uno se lleva las manos a la cabeza de cómo gradúan algunas empresas, y suele darse que son especialmente generosas cuando la moneda es rara. Teniendo en cuenta que la mayoría de sus clientes se fijan casi en exclusiva en la graduación que proporciona la casa de subastas, eso es ser un tanto «tramposillo».

Aparte de la coherencia en la graduación también pido coherencia en los precios. Una casa de subastas vende monedas propias y monedas de terceros. En las propias lo que les interesa es que si se venden, se vendan caras (si se venden baratas no ganan nada o incluso pierden); en las de terceros les interesa sobre todo que se vendan (si se venden caras ganan más, pero aunque se vendan baratas ganan; no ganan nada cuando no se venden). Sabiendo esto, cada casa de subastas tiene su propia política de precios de salida: las hay que ponen los precios de salida tirados confiando en que subirán, las hay que ponen el precio de salida al «mínimo de venta razonable» y las hay en las que de salida casi todo es caro. Pero lo que me parece de tramposillos es poner unas muy caras y otras muy baratas, porque eso significa que para las monedas propias tienen una política y para las monedas de otros tienen otra. No me parece bien porque las casas de subastas se llevan un jugoso porcentaje de la venta justamente para vender las monedas de los demás como si fuesen propias.

5.- FORMAR A SU AUDIENCIA

Entiendo perfectamente que una casa de subastas no es una editorial, ni una ONG ni está en el mundo para que los coleccionistas sean más sabios. Entiendo también que las casas de subastas con más actividad no pueden dedicar un párrafo explicando cada moneda rara que saquen porque entonces no acabarían nunca. Pero las casas de subastas son los principales actores en el mercado numismático, los que más dinero manejan y los que más dinero ganan; por lo tanto deberían ser los que más dediquen a formar al coleccionista para que la afición continúe. Ellos serán los principales beneficiados en fomentar la afición.

El simple hecho de mantener en su web los catálogos y los remates de los últimos años lo considero un valor importante, ya que se proporciona una herramienta para que los aficionados interesados tasen monedas. Hacer eso no les cuesta un duro, pero es toda una declaración de buenas intenciones. Otras actividades que hacen algunos es publicar y/o distribuir catálogos especializados, financiar proyectos de divulgación numismática, colaborar con la ANE todo eso me parece un valor importante a pesar de que ningún otro aficionado lo haya apuntado en el hilo.

Por último, están bien vistos los parrafitos que dedican en los catálogos para explicar algunas de las monedas que subastan. Lo que pasa es que ahí se busca el beneficio más directo porque se busca despertar el interés por un ejemplar que esa empresa va a vender en el corto plazo. La verdad es que me gusta mucho leer esas pequeñas descripciones, pero hay veces que me da la sensación de que me están tangando: muchas veces no ponen referencias bibliográficas y hay veces que he visto afirmaciones que creo que directamente se las han sacado de la manga, o al menos no me dan indicios de que sea una afirmación sólida.

Caso aparte es cuando directamente se juega con la ambigüedad, describiendo una moneda como posible única o inédita, cuando es rara pero nada más. Eso el de la casa de subastas debería saberlo. Peor aún es cuando directamente se intenta confundir al cliente diciendo que quizá esa moneda pudo haber sido acuñada en tal ceca cuando no se tiene ninguna evidencia medianamente seria de que así haya sido. Por último, no me gusta una cosa que hacen muchos y es vender como monedas piezas que no lo son (v.g. errores fraudulentos o medallas carlistas) o ejemplares de los que se tienen serias dudas de que sean fantasías (10 céntimos de III año Triunfal, 10 céntimos de 1938…). Entiendo que hay quienes quieren tener esos ejemplares en sus colecciones y que no es bueno para el negocio decirles que eso no son monedas (o que muy probablemente no lo sean), pero no dejaría de ser un acto de honradez.

6.- PRESENCIA EN LA WEB

Hay casas de subastas que parecen empresas por las que los últimos 20 años han pasado en balde. Tener presencia en la Web no significa montar una web cutrona que no se actualiza nunca y en la que colgar un pdf patatero con el catálogo de la subasta. Me refiero a insertar la Web en el núcleo de la empresa, permitir las pujas on-line en diferido y en vivo, con unas interfaces sencillas y en castellano. Es decir, que esos conceptos de «utilidad» y «usabilidad» que llevan dando vueltas los informáticos tres décadas se noten que han llegado al mercado numismático español. A mí me da hasta vergüenza entrar en un foro donde se esté hablando de una casa de subastas y que no haya más que novicios preguntando cómo poder pujar a través de su Web. Por supuesto, yo no respondo ni una sola de esas preguntas porque el soporte a los clientes es cuestión de cada empresa.

Además, podrían intentar ser algo más innovadoras y buscar aplicaciones que se desmarquen de lo que hacen otras empresas europeas buscando, por ejemplo, la personalización de los contenidos a sus clientes. Me consta que alguna casa de subastas en España está interesada en la innovación, pero es más una excepción que la regla general.

7.- EVITAR LAS PRÁCTICAS «CUTRES»

Algunas casas de subastas compran en otras y eso es una práctica relativamente común. No me parece mal, pero veo bastante cutre cuando esa práctica se traduce en que una moneda se remate por 10.000 en la casa de subastas A y a los dos meses salga por 12.000 en la casa de subastas B. ¿Qué valor añadido se está proporcionando a sus clientes? Si esa práctica no les llena de vergüenza ¿por qué cuando lo hacen nunca citan la procedencia de la moneda? ¿Se piensan que los aficionados no nos vamos a dar cuenta?

También me parece bastante cutre cuando no se vende una moneda y vuelve a salir en la subasta siguiente de la misma casa pero con un precio de salida superior. Eso tiene poco sentido. Y más raro aún es cuando una moneda se vende y vuelve a salir en la siguiente subasta. Puede ser que quien haya comprado la moneda no la haya pagado y por eso vuelve a salir, pero cuando ese fenómeno ocurre frecuentemente ya me parece sospechoso, además de cutre.

8.- TRATO AL CLIENTE

Muchos de los clientes lo consideran muy importante. Sin embargo yo, a pesar de que entiendo que es un valor, creo que para el caso de las casas de subastas no es tan crítico. Una casa de subastas tiene miles de clientes que pujan en cada subasta; es absolutamente imposible que den un servicio personalizado a cada uno de ellos. Si eso es lo que busco entonces no voy a una casa de subastas, sino a un comerciante más pequeño que pueda conocerme, saber mis gustos, las monedas que busco y el precio que estaría dispuesto a pagar por ellas.

No obstante, es muy de agradecer que la casa de subastas pueda resolver las dudas de sus clientes cuando llamen por teléfono, les traten con amabilidad y respeto independientemente del dinero que gasten en su empresa y que el tiempo que tarden en enviar las monedas a casa sea lo más corto posible. Para mí esto no es algo crítico, pero hay muchos coleccionistas que lo tienen muy en cuenta.

Por último, quisiera decir que soy plenamente consciente de que esta escala de valores favorece a las empresas grandes. Contratar a una buena empresa de fotografía para que las imágenes sean de calidad, asesorarse técnicamente para montar y mantener una web en condiciones, gastarse un dinero en innovación, hacer de mecenas para diferentes publicaciones numismáticas y tener bajo nómina a buenos profesionales que garanticen las monedas que se subastan dificilmente lo podrán hacer casas pequeñas. No pasa nada, las casas de subastas numismáticas son un oligopolio y no tendría sentido que hubiese una en cada barrio.

Las fotos que acompañan la entrada son una selección de la estupenda subasta de monedas de oro portuguesas que va a sacar la firma Leiloes.

 

7 comentarios en “Valorar el servicio de una casa de subastas”

  1. Estoy plenamente de acuerdo con lo que expones, tras una lectura rápida de esta entrada. Sólo comentar que mi experiencia al respecto me ha llevado a concluir que las casas de subastas grandes son tal vez más profesionales que algunas pequeñas, aunque comprendo la escasez de medios que hay en las pequeñas.

  2. Buena entrada, Adolfo.

    En general estoy de acuerdo con todo lo que expones.

    Hay algunas cosas que me parecen menos importantes, como que dediquen dinero a la divulgación, porque al fin y al cabo, no es lo que busco en una casa de subastas. Claro que es deseable, pero no es lo que yo exijo.

    Por supuesto, no exijo tener las monedas en mi casa al día siguiente. Teniendo en cuenta que un envío certificado en correos tarda en llegar unos 3 días hábiles desde que lo envías, no me parece que tarden demasiado. Somos muchos clientes, y hay gente impaciente, pero pienso que una semana de espera no es tanto.

    Lo de los precios de salida también me da igual. Veo la moneda, pienso lo que estoy dispusto a pujar. Si el precio de salida es menor, adelante. Si es mayor, ya vendrá otra.

    Pero lo que sí exijo, me preocupa, y creo que las diferencia de lugares como eBay, es que me garanticen la autenticidad de la pieza. Pago un 18% del valor de la moneda sólo para que me garanticen que la moneda es auténtica. Si no me lo pueden garantizar, no hay diferencia con comprar en el rastro.

    Pienso que es su obligación que el 100% de las monedas sean auténticas. Tienen medios para ello, y si no los tienen, con los beneficios que obtienen, en lugar de editar libros, prefiero que lo gasten en tecnología para garantizar a sus clientes esa autenticidad.

    Estas empresas obtienen los resultados que obtienen por el plus de confianza que ofrecen a sus clientes. Ese es su punto fuerte. Es lo que justifica el 18% adicional que pagamos por comprarles a ellos.

    1. Antonio, estoy totalmente de acuerdo en que las casas de subastas deberían hacer lo máximo posible para garantizar la autenticidad de las monedas. Lo malo es lo que ya hemos hablado muchas veces en el blog: no hay ninguna forma 100% fiable de determinar que una moneda sea auténtica. Lo máximo a lo que se puede llevar es a decir que con los medios técnicos actuales y con lo que se sabe actualmente, una moneda no presenta ninguna característica que delate tu falsedad.

      Por eso entiendo que pueda haber errores, bien porque la falsificación sea tan buena que sea indetectable (es algo rarísimo, pero ha habido casos) o bien porque ha habido un error a la hora de detectar la falsificación. Yo puedo perdonar un erro cada cierto tiempo, nadie es perfecto. Digamos que se les cuele una falsa cada 20.000 monedas subastadas me parece razonable. En ese caso se pide perdón, se indemniza adecuadamente al comprador y listo. Lo que no puede ser es que cada vez que haya una subasta les cuelen un puñado de falsas. Como bien dices, eso ya parece el rastro.

      saludos,
      Adolfo

  3. Comparto absolutamente lo que comenta el compañero Antonio, y felicitarte Adolfo por esta entrada que esperemos tenga su eco en las casas de subastas. Un saludo y mucho ánimo que he visto que te estan dando «cera» por el foro y no se a cuento de qué viene esa campaña de descredito. Un saludo

  4. Enhorabuena por esta entrada Adolfo, muy interesante, y totalmente de acuerdo con el comentario de Antonio, si una casa de subastas no puede garantizar la autenticidad de una moneda, ¿quién puede?.

  5. Secundo completamente la entrada. Insistir en lo de que las webs aclaren los procedimientos de compras. A mi una de las cosas que me aleja de pujar es el embrollo que intuyo supone en comparación con acudir a mi tienda habitual. Es posible que me incentivasen aclarándome las cosas. Las numismáticas en que compro habitualmente me llamaron la atención por su web, y en función de la calidad de ésta he comprobado la fiabilidad del comerciante. El otro punto que me parece interesante es el trato. Recientemente realicé una consulta a Cayón por una moneda de 4 reales de vellón de Valencia de 1823 (sobre la cual también tengo que agradecer a Adolfo su desinteresado seguimiento) y me atendieron estupendamente sin ser cliente ni realizar pago alguno. Por esta sencilla consulta se van a ganar un comprador. Otros en cambio no contestan…

  6. Me ha gustado mucho la entrada, y soprendido me hallo que unos profesionales sean capaces de colarte una moneda falsa. Habia oido algún caso pero ignoraba que fuera tan frecuente… para mi eso se traduce en pérdida instantánea de prestigio…
    El punto 5, formar a la audiencia, creo que deberia ser potenciado… pues yo como aficionado lo aprecio y agradezco :)

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