El timo del acomplejado

Enrique, junto con los viejos del mercadillo, conoce un timo que se solía dar antes de la aparición de Internet. Ahora es menos típico porque es más fácil acceder a la información, pero también se da porque hay muchos que aún pudiendo informarse no lo hacen. Su preparación es muy sencilla, bastan los siguientes ingredientes:

– Un plinga’o

– Un meletín

– Un álbum de monedas corrientes de las que coleccione el plinga’o

– Una moneda vistosa de las que no coleccione el plinga’o (los duros vienen bien, cualquiera de los corrientes de las emisiones coloniales valdrá) o una de las que coleccione el plinga’o en calidad superior a las que está acostumbrado (un EBC valdrá).

El timador tiene que haber quedado en casa del plinga’o, cual mercader ambulante, para venderle algunas monedas. Saca el álbum y le va mostrando las que tiene, sin darle demasiada importancia y haciéndole ver que aquello son pequeñeces. Ya sabéis que la arrogancia viene bien a veces. Una vez que el plinga’o acomplejado haya visto todas las monedas del álbum le saca la moneda vistosa y le dice que es «para que la vea, porque esa moneda no es para él«.

Si el timador lo ha hecho bien, el plinga’o debería estar dolido en el orgullo y preguntando a ver por qué esa moneda no va a  ser para él. Llegados a este punto, el resto va todo rodado. La conversación puede seguir como:

Timador (T): «Pero esta moneda no es para ti»

Plinga’o (P): «¿Y por qué no es para mí?»

T: «Hombre, pues porque es para coleccionistas de verdad, que estas piezas no las tiene cualquiera. Si te das cuenta El Centenario es lo que coleccionan todos, pero… duros italianos de la época de Napoleón [como los de las fotos]… ¡ojito cuidado! ¡eso ya es otro cantar!»

P: «¿Y cuánto cuesta esa moneda, si puede saberse?»

T: «Pues 800 eur0s, y eso yo que la vendo barata. En una convención no la pillas por menos de 1.000 euros»

P: «Hombre, 800 euros es una pasta… pero también es cierto que será una inversión…»

T: «Claro, claro, esto es una inversión asegurada. Ya te digo que no se encuentran tan fácil y cualquier buen coleccionista la va a querer. Esto déjaselo a tus hijos de herencia que les darán un pastón por ello»

Y el Plinga’o acaba llevándose por 800 euros un duro que vale 8 veces menos.

Afortunadamente, la llegada de Internet y el fácil acceso a mucha más información hacen que este timo sea más complicados de perpetrar. Pero en los mercadillos es muy común ver otros timos más sutiles que se basan también en fomentar el complejo de inferioridad de los coleccionistas que tienen colecciones más humildes o que menos gastan en monedas. De nuevo, la arrogancia de algunos comerciantes es un gran motor para fomentar estos complejos. Y que nadie se piense que esto es algo propio del márqueting numismático, no hay más que ver dos anuncios en la televisión para que digan que el más elegante es el que lleva la ropa más cara, el más exitoso es el que lleva el coche más grande y, sobre todo, la más guapa es la que se ha gastado más en bisturís y cremas.

Así que, igual que vivimos en una sociedad acomplejada, vivimos en unos mercadillos acomplejados donde en cualquier conversación queda explícito que el que más se gasta más sabe y mejor coleccionista es. Por eso muchos plinga’os acomplejados se ven presionados «socialmente» a comprar piezas de alto precio aunque apenas las conozcan; y rara vez les sale bien. Yo, como prueba de que gastarse más no implica saber más numismática aporto lo siguiente: todos los entrevistados por este blog prefieres piezas humildes y se han interesado, personal y profesionalmente, por series y periodos bastante asequibles. Sin embargo, no cabe la menor duda de que saben muchísimo más de numismática que la inmensa mayoría de los que ostentan grandes colecciones.

Las dos primeras imágenes de la entrada son monedas de 5 liras italianas de Napoleón I. La tercera es un céntimo de ese mismo reinado. Las tres salen en la próxima subasta por correo de Aureo & Calicó

7 comentarios en “El timo del acomplejado”

  1. Buena entrada, Adolfo.

    Como bien dices, cada uno coleccione lo que le guste y pueda permitirse, y no se es mejor coleccionista numismático por gastarse más dinero, sino por leer y aprender más.

  2. Excelente entrada como siempre Adolfo. A mí el que me gusta es el «te la vendo por lo que me costó». Una moneda (me voy a inventar los números) que al comerciante le cuesta no más de 10 o 12 euros, y cuando le pides precio te dice 40, y tras la negativa rotunda inicial y varias demoras, te dice: «te la dejo en 30, que es lo que me costó. Menos no puedo que le pierdo dinero.» Al final, el cliente se va contento habiendo pagado 10 euros más de lo que debía.

    Un saludo

    1. Bueno, yo estoy no lo veo como un timo sino como una forma de regateo. Es una frase hecha que no se la cree nadie más que los novicios, pero hace explícito que el vendedor no piensa bajar ni un duro del precio que ha dicho.
      A mí no me gustan los regateos y me importa bastante poco lo que el vendedor haya pagado por una moneda. Si yo creo que vale más de lo que me pide, la compro y listo. Pero hay gente que por sistema le encanta regatear y tiene por costumbre no comprar nada si el vendedor no le quita un 20%.

      saludos,
      Adolfo

      1. Uf, yo depende, no es que no me guste regatear, si no que simplemente no se me da bien. Pero hay algunos vendedores que sabes que están esperando que les regatees, y te suben ya de antemano el precio inicial. Por cierto, como dices, en mi época de novicio (era un chavalín imberbe) recuerdo perfectamente que me vendieron un durillo de Alfonso XIII con ese método, jejeje. Saludos de nuevo.

  3. Bellas monedas las que incluyes en tu comentario. Si te fijas bien sale una colección muy completa de monedas italianas desde 1600, algunas por correo y otras en sala. Espero conseguir varias.
    Un saludo,
    Juan Carlos

  4. Que razón llevas, Adolfo. Tampoco me gusta regatear, y lo de dar opiniones gratuitamente casi siempre va en tu contra… y eso que me considero un aprendiz. No hace mucho unos amigos me preguntaron como podían vender unas monedas de Franco que se habían encontrado…casi 40 kg!!! Les dije que no valían mucho, y aventuré una oferta. Desde entonces, según ellos soy un pirata y mala persona. Si leyeran de vez en cuando este blog…
    Un saludo.

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