El renacimiento en la numismática

La entrada de hoy es bastante gráfica y poco analítica. Voy a transmitir una idea que leí en el libro «Numismatics», de Philip Grierson sin hacer para ello la correspondiente búsqueda bibliográfica que sería necesario si se requiriese cierto rigor. Tal estudio me supondrían semanas de trabajo, y como comprenderéis, no estamos para eso. Así que mejor cuento la idea y vosotros tomáis mis palabras con cuidado.

Como todos sabéis, el arte europeo medieval en general y el numismático en particular, utilizaba mucha simbología y muchas abstracciones. Las monedas representaban a la monarquía o al poder religioso sin importar qué entidad física estaban representando. Valga como ejemplo la siguiente moneda; lo de menos es cómo es físicamente el rey, lo importante es que representa el poder de la monarquía francesa con esas flores de lis.

Por otra parte, cuando las monedas representaban a Jesucristo tampoco andaban pensando en que fuese la imagen de una persona real. Lo importante es que fuese Cristo. Se ve claramente en el siguiente ejemplar. El segundo que presento más abajo es incluso más abstracto porque la representación de Cristo ni siquiera se hace a través de una imagen icónica, sino simplemente se incluye la grafía de la X y la Ro, que eran las letras griegas usadas para representar a Cristo. Si nos fijamos en esa moneda, aparecen a ambos lados de la grafía el Alfa y el Omega, que representan el principio y el fin. Es decir, en esa pieza se está diciendo que Cristo abarca desde el principio hasta el fin. Esta es una idea teológica a la que los escolásticos daban mucha importancia. Se me haría complicado expresar ese concepto sin usar abstracciones de este tipo.


También quiero destacar que las diferentes dinastías europeas y algunas familias importantes utilizaron blasones, que venía a ser una forma de representar su poder, su honor y su legitimidad. Blasones como el de abajo habréis visto muchos, pero si lo pensamos, no deja de ser la representación de una abstracción: representa a una dinastía o a una familia, no a una entidad física. El rey morirá y su hijo usará el mismo escudo.

Pero llegó el Renacimiento y con él la curiosidad de estudiar al hombre antiguo. Primero Italia y después Europa entera giraron la vista hacia la Antigua Roma y empezaron a realizar escavaciones arqueológicas. ¿Y qué clase de objetos son los que más se encontraron? ¡Pues monedas! ¡No podía ser de otra manera!

En efecto, los primeros coleccionistas de monedas aparecieron a principios del siglo XV. Se generaron algunas colecciones importantes motivadas fundamentalmente por la admiración que sentía la nobleza renacentista hacia la Antigua Roma, conteniendo piezas como las dos de abajo. Por aquellos años estaba tan bien visto coleccionar monedas que incluso algunos se retrataban con un sestercio, mostrando tanto su buen gusto como su poder adquisitivo.


Si se comparan las dos monedas de arriba con las anteriores salta a la vista la principal diferencia: para los romanos no había abstracción que valga. ¡Ellos querían aparecer tal cual son en las monedas! Podríamos reconocer perfectamente a Galba entre una multitud sin más que ver el sestercio de arriba. Eso es algo que a los renacentistas les encantó y rápidamente se pusieron a imitarlo. Testigos de esa imitación son los retratos como el siguiente, del siglo XV. Eran muy típicos en la época y representaban de forma realista al retratado, por primera vez en más de mil años, como si de una moneda se tratase.

Incluso cuando se ponían a representar a deidades lo hacían de forma realista. Sin ir más lejos, la siguiente representación de San Juan Bautista del siglo XV bien podría ser un retrato.

Pero ahí no acaba el gusto renacentista por la numismática clásica. Se dieron cuenta también de que la fama de los emperadores romanos había perdurando 1500 años gracias en buena parte a la numismática. Evidentemente ellos tenían textos de historiadores clásicos que hablaban de sus emperadores, pero los retratos solo se podían encontrar en las pocas estatuas y las muchas monedas que rescataron. De hecho, en algunos casos el único retrato que se cuenta de algunos personajes famosos en la antigüedad son sus bustos en las monedas. Tal es el caso de Vergincetorix, del que sabemos, más o menos, cómo era gracias a estas estáteras (cuyo busto está idealizado).

Como las monedas son objetos que se producen en grandes cantidad y perduran en el tiempo, los renacentistas las consideraron un buen vehículo para que su fama alcance las generaciones futuras. Fama terrenal al que el hombre renacentista daba mucha importancia, considerándola una «tercera vida» intermedia entre la vida física y la vida eterna. No hay explicación más bella de este concepto que la que hace Jorge Manrique en las «Coplas por la muerte de su padre«. Os dejo la copla 36 en castellano actual:

No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama glorïosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.

No hace falta ser un lince para adivinar que los renacentistas dejaron de representar entidades simbólicas en las monedas. Empezaron a acuñar sus propios bustos en un estilo realista, dando prioridad a su persona, que es otra idea muy renacentista también. No obstante, como siempre pasa en la numismática, no lo hicieron de inmediato: hasta finales del siglo XV no aparecen monedas que representen los bustos de los monarcas. Aquí os dejo dos ejemplares donde se puede ver clarísimamente el cambio con respecto a los primeros; ahora el monarca es perfectamente reconocible.


De igual modo, estas mismas ideas humanistas hicieron que apareciese un nuevo concepto numismático: las medallas. Para la época venían a ser vistas de forma semejante a los blasones, pero en las medallas aparecían retratos. Valgan como ejemplo las tres siguientes. En las de la primera foto se puede ver que el retrato se mezcla con la simbología (las flores de lis del fondo), mientras que en la última se ha eliminado cualquier tipo de simbología.

Estas ideas humanistas siguen totalmente presentes en la numismática de todos los países del mundo.


Todas las fotos las he hecho ayer, durante una visita al Musée des Beaux Arts de Lyon. Recomiendo su visita si os acercáis por aquí, no solo por su interesante sala numismática, sino también por su colección arqueológica y sobre todo por su pinacoteca.

12 comentarios en “El renacimiento en la numismática”

  1. Hola Adolfo!

    Muy buena entrada! Me alegro de que el libro de Grierson te haya gustado tanto.

    Estoy de acuerdo con todo lo que dices, sólo que, en mi opinión, no tenemos que pensar que los retratos imperiales en las monedas romanas sean simples reflejos realistas de personas. Hay una importante idealización del soberano, claramente visible ya en las acuñaciones de Augusto. Luego, durante el siglo III d.C., se producirá un cambio hacia retratos más formales y abstractos, para llegar a los retratos esquemáticos de la Antigüedad Tardía.

    Saludos!

    Darío

  2. Interesantísimo este tema, como siempre.
    Tengo la impresión que en el renacimiento las monedas fueron más conservadoras que las medallas. En general los tipos de tradición medieval se siguieron produciendo, quizás algo más recargados, mientras que ya se realizaban medallas con retratos de gran realismo, aunque podemos encontrar excepciones como el excelente croat de Martín el Humano de la subasta Crusafont, lote 329, (http://www.numismaticodigital.com/noticia.asp?ref=4202 la primera que se ve al acceder y un poco después de la mitad, con mayor resolución), fallecido en 1410 pero por algo le llamaban el Humano, que significa humanista y no caritativo (o equivalente).
    Pero volviendo al tema, para ver una moneda que se pueda comparar a esta medalla napolitana de Alfonso el Magnánimo realizada en 1449, creo que van a faltar unos cuantos decenios, no? (http://www.flickr.com/photos/zaqarbal/2421521839/).

    Saludos

  3. Está claro que Darío entiende de monedas antiguas y Mir de catalanas :)

    Mir, efectivamente es así: las medallas van siempre un poco más a la vanguardia que las monedas. De hecho, la numismática es un arte que siempre va décadas por detrás de los movimientos artísticos de vanguardia (algo que también apunta Grierson). Es normal si tenemos en cuenta que se pueden hacer unas medallas o se puede pintar un cuadro y «experimentar». Si algo falla no es el fin del mundo. No obstante, con las monedas es diferente porque se producirán miles o millones de ellas. Es un producción industrial donde se deben minimizar los errores por lo que hay que evitar que se tachen de mal gusto o de «demasiado modernas».
    El pueblo llano debe comprender la moneda y por eso los diseños nunca están «a la última», ni en el siglo XV ni ahora.

    saludos,
    Adolfo

  4. Efectivamente hay un factor de conservadurismo en la numismática muy marcado, pero ese conservadurismo puede ser influido por factores condicionantes de carácter técnico. Por ejemplo, el uso del perfil o el frontal en el busto de los distintos tipos numismáticos es uno de ellos.

    La tradición medieval prefería los perfiles, en general toscos y esquemáticos, (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=167426) sin embargo a finales de la edad media (s. XIII y XIV) el frontal aparece como una novedad estética, que en la numismática hispánica fue introducida por Jaime II de Mallorca en el año 1300, (http://art.mnac.cat/fitxatecnica.html;jsessionid=a201a9998713df00070d4cbb0ffc965797240cd2949f23ffead137beb1f669ec?inventoryNumber=004015-N) inspirándose en el diseño inglés (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=327964).

    Ese modelo, más tarde, también fue copiado en las monedas valencianas (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=73849), aragonesas (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=73857) y, en menor medida, navarras y castellanas.

    Sin embargo, quienes lo mantuvieron, también mantuvieron un aire arcaizante, llegando al extremo de que esa falta de realismo en los bustos lo podemos ver en los dieciochenos valencianos de principios del s. XVIII de Felipe V y Carlos III, el Pretendiente (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=54080)

    En cambio quienes se mantuvieron en la tradición del perfil, Barcelona (ttp://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=405495), Castilla (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=155749) o lo adoptaron (Mallorca en la plata o València en el oro, http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=165536 a partir de Fernando el Católico), reflejaron mejor la modernidad de su tiempo.

    Es curioso como una innovación puede devenir un lastre impredecible y la tradición una puerta para el cambio, aunque no me voy a comer mucho la cabeza con esto porqué eso solo se puede observar a toro pasado.

  5. Mir, estupendo comentario. La cuestión podría dar para mucha tela y se podría hacer un estudio más que interesante. El problema es la falta de tiempo, lo de siempre.

    Fíjate que las monedas que más tiempo mantuvieron su estilo arcaico fueron las de vellón. ¿No podría ser también por la dificultad técnica de generar unos cuños con muchos detalles y a la vez suficientemente buenos como para acuñar miles de monedas «todas iguales»?

    De todas formas, algo que me llama la atención es la dificultad extrema de cambiar de estilos los diseños de las monedas. Creo que el mejor ejemplo es el siglo XX: se vivió a principios de siglo una auténtica revolución artística. Los impresionistas franceses, los expresionistas alemanes, Picasso, Dalí, el dadaísmo, el suprematismo y las vanguardias rusas… todas las artes se desmontaron, se pusieron patas arriba y se volvieron a montar, haciendo que la segunda mitad del siglo XX haya habido una buena cantidad de artistas de mucha calidad con diferentes estilos. Pero nada de eso se ha visto representado en la numismática, los diseños siguen siendo muy semejantes a los del siglo XIX en todos los países.

  6. 1.- Tema vellón
    Podría ser como dices y también, y no de manera excluyente a tu reflexión, a quienes eran los destinatarios preferentes de cada tipo de moneda. Creo que legítimamente podemos suponer que a mayor valor mayor numero de usuarios de clase alta y comerciantes al mayor y a la inversa. Probablemente, la clase baja, analfabeta hasta hace dos días, requería de referentes estables y debía oponer mayor resistencia a cambiar su lectura iconográfica, mientras que la burguesía y la nobleza cortesana debía ser receptiva. Por otra parte no hay que olvidar que las innovaciones monetarias debían ser fuente de preocupación, porque por muy bonita que fuera la nueva moneda muchas veces encubría reducciones de ley o talla. No se, seria muy interesante indagaren los interrogantes que todo esto sugiere.

    2.- Tema vanguardias
    Es como dices, pero si el renacimiento, el barroco o el neoclasicismo fueron inspirados e impulsados desde los entornos del poder, los nuevos modelos estéticos, a partir del XIX, se asocian, de manera real o imaginada, a los movimientos revolucionarios, y claro, en general la moneda la emite el poder “amenazado”.

    Si en el siglo XIX las revoluciones liberales, con el romanticismo, fueron capaces de impregnar en algo a la numismática (http://www.panoramanumismatico.com/subastas/espana_y_roma_protagonistas_en_ars_classica_id01111.html), incluso en su vertiente conservadora historicista (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=124467), en el siglo XX lo más parecido que vamos a encontrar van a ser las innovaciones del comunismo (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=164786) y del fascismo (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=46985), que se apropian de lo más cutre de las vanguardias (en mi opinión claro). De todos modos me sorprendería no encontrar algunas trazas de modernismo, vanguardia burguesa y algo meliflua, tipo las medallas de la Unió Catalanista, no? (http://www.mcsearch.info/ext_image.html?id=321201)

  7. Pues sí, tienes mucha razón de que el origen social de los movimientos artísticos y los potenciales destinatarios de las monedas tienen mucho que ver.
    Muchas de las vanguardias del siglo XIX y XX las iniciaron pobretones desconocidos o directamente puteros alcoholizados, lo cual no les impedía ser grandes intelectuales, claro está. Toulousse-Loutrec, Malevich, Van Gogh o Pollock no provenían de grandes familias, y en muchos casos prefirieron rodearse de putas que de gente con dinero. Evidentemente, su repercusión en los círculos asentados tardó en llegar. En cambio, sí que tienes razón que el modernismo burgués y el academicismo dejaron su marca en las monedas y, sobre todo, en los billetes.
    El comunismo impuso que el arte estuviese «al servicio del pueblo», lo cual se tradujo en que el más tonto tenía que entender cualquier obra artística. Eso supuso el fin de las vanguardias rusas.

    Otro aspecto a tener en cuenta es el evitar montar polémica en un tema sensible como es la representación del estado o de la cabeza del estado. Por ejemplo, cuando se paga un retrato a alguien con dinero público (ya sea a Juancar, al presidente del congreso, al rector de una universidad…) SIEMPRE se le retrata con un estilo realista. Al igual que los comunistas lo que se busca es que el más idiota que pase por delante del cuadro entienda qué se está pintando. Imagínate la que se montaría si Bacon (para mí el más grande de la segunda mitad del siglo XX) pintase un retrato a juancar como éste: http://www.allpaintings.org/d/142338-1/Francis+Bacon+-+Self-portrait_+1972+iv.jpg y no digamos ya como éste: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/thumb/5/56/Study_after_Velazquez's_Portrait_of_Pope_Innocent_X.jpg/260px-Study_after_Velazquez's_Portrait_of_Pope_Innocent_X.jpg
    No faltarían idiotas saliendo por televisión y diciendo que aquello es una ofensa a la Corona Española y todas esas pijadas. Simplemente porque no entienden lo que hace el artista lo considerarían una aberración. Así pues, cuanta menos innovación mejor.

    saludos,
    Adolfo

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