Entrevista a Alberto Canto García

En la entrada anterior agradecía a Dr. Alberto Canto García por haberme facilitado la información necesaria para escribir la entrada. Aproveché el intercambio de correos para realizarle una entrevista que creo que es muy interesante porque su profesión le permite tener una visión sobre la numismática muy diferente a la que tenemos la mayoría de los aficionados; por eso me parece muy enriquecedora su opinión.

Antes de dejaron con la entrevista, os comento brevemente que  Dr. Alberto Canto García es un investigador especialista en  arqueología y numismática, que se centra sobre todo en el mundo Omeya de los siglos VIII al XI. Entre sus proyectos y sus publicaciones se puede ver que colabora en muchos proyectos arqueológicos en el sur del país. También da clase en la Universidad Autónoma de Madrid.

Adolfo (A): Para comenzar, quisiera hacerle unas preguntas generales que hago a todos los entrevistados: ¿Qué tipo de monedas colecciona?
Alberto Canto (AC): Ninguna.

A: ¿Cuáles son sus monedas favoritas?
AC: Por formación y especialidad, digamos que las islámicas, pero debo reconocer que la moneda romana republicana siempre me ha llamado poderosamente la atención.

A: Si tuviese que llevarse una moneda a una isla desierta ¿cuál se llevaría?

AC: Una paduana

A: Ya centrándonos más en su trabajo, me gustaría que nos comentara brevemente qué representa la numismática para un arqueólogo.
AC: Es un aspecto más de la información que puede aparecer en una intervención arqueológica aunque dada su especificidad y metodología particular no siempre se extrae todas las posibilidades que contiene.

A: ¿Qué tipo de información se suele extraer de un hallazgo de monedas?
AC: Siempre se ha dicho que el valor de un hallazgo, conservado al completo, es mayor que la suma de sus partes y, en la realidad, son la fuente de información primigenia de la numismática. Todos los hallazgos, sean de la clase que sean, aportan un conjunto de datos sobre circulación, metrología, tipologías, frecuencias de series, volúmenes de producción, etc…, que las piezas aisladas o las colecciones de museos (las antiguas, se entiende) o particulares no suelen hacer, siempre, por sus criterios de selección en la formación de la misma.

A: Las publicaciones que he leído suyas hacen siempre referencia a hallazgos y excavaciones realizadas en Andalucía. ¿Hay algún motivo por el que su estudio se centre en el sur de España?
AC: Al interesarme el mundo omeya español he estado, y sigo vinculado, en proyectos de investigación sobre madinat al-Zahra y he trabajado mucho en el Museo de Córdoba. Son frecuentes los hallazgos de este periodo en esta zona, por lógica. Pero igualmente he trabajado sobre temas extremeños, levantinos o de ambas castillas.

A: En cuanto al expolio de bienes arqueológicos. ¿Lo considera un problema para su trabajo? ¿Hay algo que no haya podido averiguar debido a que se han expoliado las pruebas antes de, o durante, la excavación?
AC: La problemática del expolio viene definida por la ley (que a mi juicio no funciona, dada la situación y la casuística, pero ese es otro problema). Como arqueólogo he visto muchos yacimientos en proceso de investigación con las huellas de “visitas nocturnas” de búsqueda ilegal de materiales y no me parece correcto. De igual forma , en otras ocasiones, cuando he tenido que revisar conjuntos u hallazgos en Museos, tienes certeza de que han llegado “tocados”.

A: Y en su faceta como profesor ¿Considera que hay poco peso de la numismática en la universidad? Lo digo porque en los planes de estudio que conozco de historia apenas se estudia la numismática. Además, creo que no hay ninguna universidad española que a día de hoy ofrezca un máster específico.
AC: La reducción del número de asignaturas en los planes de estudios actuales ha hecho que asignaturas como la numismática vayan perdiendo presencia y peso específico y de un master único en este campo, mejor ni hablamos. No hay que olvidar que la tendencia es formar de una manera muy generalista y estas disciplinas tan especializadas atraen a un número muy reducido de alumnos, cuyo futuro es muy problemático. Perdido su carácter de asignaturas obligatorias su presencia como optativas siempre será con un número bajo de alumnos y, eso, está mal visto en la actual política universitaria.

A: ¿Qué visión de la numismática intentas transmitir a sus alumnos?
AC: Yo intento formar arqueólogos. Lo que deben saber es que las monedas forman parte del pasado y proporcionan un torrente de información, política, económica, iconográfica, religiosa, geográfica, etc, y no se pueden aislar de su entorno cultural… Siempre he intentado inculcar unas bases metodológicas sólidas y suelo decir que deben saber publicar las monedas que aparezcan de manera impecable ya que, si a ellos no les interesa este campo de la arqueología, si publican bien otras personas podrán sacar provecho y mucho de esa información. No hay que olvidar que, en el último cuarto de siglo, numismática y arqueología han ido de la mano y bastantes de los especialistas más considerados se encuentran vinculados o con formación en departamentos de Arqueología.

A: ¿Considera que hay suficiente investigación numismática en España? Las tesis doctorales que he encontrado al respecto son muy pocas, lo que no sé es si lo son en comparación con otras áreas relacionadas con la historia (yo soy de gremios más tecnológicos).
AC: Ya he mencionado que el número de alumnos interesados desciende por la dinámica actual de los estudios universitarios; además, en el momento actual, hacer una tesis doctoral en numismática es algo que atrae a muy poca gente. La relación esfuerzo, costo, resultados y opciones laborales es poco atrayente. Algunos colegas, de los que podríamos empezar a ser considerados, por edad, parte de la “Vieja Guardia”, compartimos la preocupación de una falta de relevo generacional. Después de unos años muy fructíferos y de haber formado especialistas muy capacitados las expectativas de colocación para ellos son extremadamente duras y es comprensible su abandono de esta materia.

A:  Algunos aficionados (entendiendo como aficionados aquellos que no se dedican profesionalmente a la numismática o la arqueología) han escrito libros sobre numismática muy interesantes, como Antonio Roma Valdés. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre investigar la numismática como académico y hacerlo como aficionado?
AC: Permíteme que cite a Philip Grierson cuando dice lo siguiente [cite ese mismo texto aquí]:

La Numismática, como algunas facetas de la astronomía y de la historia natural, permanece como una rama del saber en la que el aficionado aún puede realizar una valiosa tarea, y es en el público que colecciona, o mejor, en la parte de él que se interesa en la materia a nivel científico, del que la ciencia numismática depende en gran medida.

No hay diferencia; hay aficionados y especialistas y, estos últimos, pueden ser del mundo académico o del privado. La validez de su trabajo viene definida por los resultados y, en España y en el campo de la Numismática, algunas personas procedentes del mundo no académico o comercial, se encuentran entre los mejores especialista en su campo. Debo decir que he aprendido y mucho, y lo sigo haciendo, compartiendo horas de trabajo con coleccionistas y empresarios. En algunos casos, cómo el que Vd. menciona, la punta de investigación está en el “sector privado”. De hecho algunas secciones de la numismática española como la visigoda, por ejemplo, han permanecido en los últimos cincuenta años más dentro del mundo de los especialistas privados que del académico. Y los resultados han sido espectaculares.
Fuera de España no es nada anómalo; el recientemente fallecido Mark Blackburn, conservador en el departamento de monedas del Fitzwilliam Museum de Cambridge procedía laboralmente del derecho y la economía y, por afición, del coleccionismo. Su perfil hizo que Ph. Grierson lo llamara para formar parte del equipo que iba a llevar a cabo la redacción del Medieval European Coinage en el citado Museo, donde le conocí y donde trabajó hasta su prematura desaparición el pasado verano. No se porqué pero no me imagino la misma situación en España…

A: Otra cuestión que me llama la atención es que hay muy pocos coleccionistas de moneda medieval y sin embargo es un periodo que atrae a muchos estudiosos. ¿A qué se debe?
AC: Sinceramente creo que el campo de la moneda medieval es muy grande y, quizás, el retraso en formar los grandes repertorios de documentación y referencia o actualizarlos han hecho más dificultoso su coleccionismo. La diferencia con el aparato doctrinal de la moneda clásica es enorme pero en otros países europeos se aprecia una constante publicación de repertorios y la situación es algo diferente. Sin embargo, algunas partes de la moneda medieval española están muy bien estudiadas, cómo es el caso de la moneda de la corona de Aragón, por ejemplo. El medievalismo académico me da la sensación, a veces, que ha permanecido alejado del mundo real, físico, de la moneda medieval más de lo que sería deseable.

A:  Concretamente, apenas hay aficionados al numerario de Al-Andalus. Mi opinión es que se debe a que son monedas difíciles de comprender y cuya historia no nos resulta cercana. ¿Cuál es su opinión?
AC: No estoy de acuerdo del todo con tu afirmación. Cada vez son más los coleccionistas de moneda andalusí y han jugado un papel indispensable en el florecimiento de esta parte de la numismática en los últimos treinta años. La edición o reedición de obras clásicas de moneda andalusí con un gran aparato gráfico han ayudado considerablemente a facilitar el coleccionismo y fomentar el interés en la moneda andalusí y creo que existe un sector interesado en esta parta de nuestra historia muy activo.

A: Por mi parte nada más que volver a agradecer tu tiempo, si quieres puedes añadir cualquier otra cosa.
AC: Ha sido un placer charlar con Vd y felicitarte por tu página. Siempre se aprende algo.

Las monedas que ilustran la entrada son piezas Omeyas que aparecen en la próxima subasta de Aureo. Por orden son un dirham de Hixem II, una fracción de dinar de Mohamad III al-Mostakfi, otro dirham de Hixem II, uno de Suleiman y finalmente, otro del segundo reinado de Hixem II. La ventaja de coleccionar estas monedas es evidente: la tercera de ellas está considerada por Aureo como «muy rara» y sin embargo su precio de salida es de 75 euros.

5 comentarios en “Entrevista a Alberto Canto García”

  1. Como siempre, otra estupenda entrada, en la que un especialista en numismática andalusí nos aporta su visión de la numismática y de la arqueología. Me llama la atención que la numismática medieval de la Corona de Aragón esté muy bien estudiada, según afirma Alberto Canto. A sensu contrario, la de la Corona de Castilla está todavía poco estudiada, a lo que también contribuye la muchísima mayor variedad y múltiples tipologías existentes en la moneda castellana.

  2. Es una grandisima entrevista, y un honor para los que coleccionista de moneda medieval conocer la opinión del Pr. Cantó. Me ha encantado el mérito que atribuye al coleccinista como apoyo a la investigación ciéntifica, todos los que somos coleccionistas nos sentimos honrados y alagados por ello.

    «La Numismática, como algunas facetas de la astronomía y de la historia natural, permanece como una rama del saber en la que el aficionado aún puede realizar una valiosa tarea, y es en el público que colecciona, o mejor, en la parte de él que se interesa en la materia a nivel científico, del que la ciencia numismática depende en gran medida» Chapó

  3. Soy Pedro Cano Ávila, prof. de la Universidad de Sevilla, de Estudios Árabes e Islámicos. Una de mis líneas de investigación es la numismática andalusí. Hemos coincido en varios congresos, nacionales o internacionales Alberto CAnto, no Cantó, y yo. Como véis, procedo de Filología Semítica. Me atrajo esta especialidad de numismática al llegar a la Universidad de Sevilla procedente de la Universidad de La Laguna (Tenerife). Se trata de un mundo fantástico. Yo imparto la asignatura de Paleografía y epigrafía árabes, y la de Numismática árabe. El universitario que quiera puede matricularse en esatas asignaturas, porque también son de libre configuración. Son básicas para entender las inscripciones o las leyendas de las monedas islámicas, para leerlas y pronunciar correctamente sus sonidos consonánticos y vocálicos.
    Como siempre, Alberto está muy acertado. Lo felicito. Pedro Cano Ávila

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