Modelos de negocio

Hace mucho que no se habla en este blog de la excelente bitácora de A.C. Dwyer, pero para el tema de hoy viene estupendamente, igual que otro de los mejores blogs numismáticos que conozco, el de Susan Headley. Concretamente, en esta entrada y en esta otra se hace una reflexión muy buena sobre el modelo de negocio seguido por diferentes vendedores y cómo esto puede influir en lo que ellos nos ofrecen y el precio al que nos lo ofrecen. En la presente comento mi punto de vista sobre el asunto, entendiendo a los profesionales como revendedores, es decir, que no analizo el valor añadido que dan a su producto (lo cual se discutirá en otra entrada).

Básicamente, el modelo de negocio de cualquier numismático profesional tiene como objetivo comprar monedas a un precio, venderlas a un precio mayor e intentar no arruinarse mientras tanto. Pero la manera de llevar a cabo esta compra/venta varía significativamente de unos profesionales a otros. Yo creo que se podrían hacer dos grandes grupos de comerciantes: el que retiene moneda y el que intenta no retenerla.

En España los numismáticos que retienen moneda suelen ser profesionales que se dedican a comprar y vender moneda muy barata (actuales, monedas del Rey y de Franco…), por lo que no dejan de ser numismáticas pequeñas. En España hay pocas numismáticas grandes que «tengan de todo» para cuando alguien se lo pida, pero en otros países sí que hay algunas. Su negocio está claro: compran moneda buena y rara a un precio barato y esperan el tiempo que haga falta hasta que aparezca un interesado, momento en el que se la venden a un precio significativamente mayor. Son empresas grandes con un capital de varios millones de euros, que tienen empleados y que gastan dinero en publicidad.

Otro tipo de numismáticos, mucho más comunes en nuestro país, no tienen ningún interés en retener moneda durante mucho tiempo. Ellos lo que buscan es comprar una pieza y deshacerse de ella en un periodo muy corto de tiempo obteniendo un margen que en principio es menor que las empresas del caso anterior. El volumen de la empresa es mucho menor y también el flujo de dinero, pero como se tratan de microempresas que muchas veces no tienen empleados y escatiman en gastos todo lo posible, pueden obtener beneficios interesantes también.

Yo recomendaría a cualquier aficionado a la numismática que se relacione con profesionales de forma habitual a que conozca su modelo de negocio. Hay que saber en qué está pensando el profesional cuando quiere hacer un trato contigo, así no estarás en desventaja a la hora de cerrar el acuerdo; y también aceptarás las limitaciones de unos y de otros y sabrás si estás dispuesto a aceptarlas o no.

Por ejemplo, imaginémonos que Enrique quiere comprar el precioso didragma que se muestra arriba (¡quién lo pillara!). Para ello  fácilmente puede encontrar la dirección de una gran empresa de monedas americana, puesto que sólo tendría que ojear alguna publicación de la American Numismatic Association (ANA) y ahí tiene información y publicidad más que de sobra. Puede ponerse en contacto con algunas de esas empresa que tienen decenas de millones de euros retenidos en monedas y seguramente le proporcionen la moneda que busca o una similar, teniéndola en su casa en una semana.

La segunda opción que puede barajar Enrique es  buscar a un numismático más pequeño pero que conozca el mercado y se mueva en él para que le busque la moneda. La primera dificultad será encontrar al numismático, puesto que éste busca la reducción de costes y no gasta mucho en publicidad, y la segunda en dejarle claro que se conoce la pieza y tenemos un precio estimado para la misma. Es altamente improbable que este numismático vaya a tener esa moneda, o alguna muy semejante, en stock; recordemos que su negocio consiste en comprar y vender rápido y no le interesa retener mucha moneda, por lo que quizá sólo tenga unas pocas decenas de miles de euros retenidas en monedas. Pero la promesa está en que la buscará e intentará encontrarla a un precio razonable, de manera que pueda ofrecerla barata ganando él un porcentaje. Claro, que quizá haya que esperar varios meses, o incluso algún año, para hacerse con la moneda.

Dwyer resume muy bien la controversia: paciencia y buen precio contra inmediatez y precios más altos. Que cada cual elija lo que quiera.

Un último apunte es que muchos aficionados también tienen una estrategia de inversión numismática definida que no está de más conocer cuando hacemos tratos con ellos. Esa estrategia se puede resumir también en los dos casos anteriores: gente que tiene de todo (o de todo de un periodo determinado) y caro, gente que tiene poca cosa pero que te lo puede dar barato. Yo claramente me comporto como el segundo tipo, más que nada porque no tengo mucho capital para tener retenido en monedas. Cuando me preguntan si tengo algo, pues generalmente les tengo que decir que no pero que consultaré a algunos amigos a ver si se lo pueden dejar barato. Para tener que ofrecerlo caro mejor no lo ofrezco. Cada cual tiene su estilo.

Las monedas que se muestran se subastaron el pasado día 12 de octubre en Gorny and Mosch. Se tratan de un didragma de Herakleia, un tetradragma de Azbaal, un dupondio de Nerón y un aureo de Vitelio.

7 comentarios en “Modelos de negocio”

  1. Adolfo, la conclusión a tu excelente estudio es que en España hay muy pocos profesionales en el estricto sentido de la palabra, no llegan a la docena y… todos los demas con los que lo mejor que se le puede aconsejar al sufrido coleccionista al tratar con ellos es que ante todo se ande con cuidado y que ante determinadas piezas recabe consejo y asesoramiento de un experto profesional en la materia de los pocos y buenos que hay en España ya que de lo contrario se expone al tradicional » gato por liebre «.

  2. Bueno, yo no he dicho eso.

    Un profesional puede no disponer de millones de euros en monedas y a la vez ser un tipo honrado. Imagínate que a uno le dices: «quiero una moneda de 100 pesetas de 1870» (valor aprox. 240.000 euretes). Él te puede decir: «yo en uno o dos años te la consigo y te la certifico, pero te cobraré 25.000 euros por las molestias». Me parece muy razonable la propuesta.

    Aún así, es cierto que hay que andarse con ojo y que hay que hablar con muchos profesionales y conocer el mercado por uno mismo si no quieres que te la metan doblada.

    saludos,
    Adolfo

  3. Lo bueno es que cuando empiezas, normalmente compras monedas baratas, y no te van a engañar. Al vendedor no le merece la pena venderte una peseta de 1944 falsa.

    Cuando va pasando el tiempo, compras monedas más caras y con «más riesgo», pero también has podido conocer mejor las monedas, y es más difícil que te engañen. Además, te ha dado tiempo a saber de quién fiarte y de quién no, así que cuando compres una moneda más cara, es más difícil que te la cuelen.

    Posiblemente al vendedor tampoco le venga bien engañar a un cliente habitual.

    El problema es que hay quien empieza colecciones «por el final», es decir, compra monedas caras sin haber comprado antes las baratas.

  4. Yo no tengo tan claro que haya que empezar comprando monedas baratas. Quizá eso dé para otra entrada….

    todo depende de qué busque cada uno. Y está claro que si alguien le gusta, por ejemplo, los aureos romanos y quiere tener una colección de ellos, difícil será que compre piezas baratas.

    Lo que sí que recomendaría es que al principio se sea extremadamente cuidadoso, y se compren siempre monedas con factura y mejor aún si es en subasta pública. Para eso de que no te den gato por liebre.

    saludos,
    Adolfo

  5. No veo yo a mucho novato empezando por las subastas públicas. Conste que no digo que esté mal, pero desde luego no es la forma habitual de aproximarse a este mundillo ni muchísimo menos. Tengamos en cuenta que en las subastas casi todo lo que se subasta es de alta calidad y/o raro así como a unos precios por lo general bastante más altos que la media de mercado. Esto no es precisamente lo más apropiado para atraer a un principiante temeroso y con poco o ningún dominio del asunto.
    Corrobo la afirmación de Antonio acerca de los que empiezan la casa por el tejado. Me muevo bastante en los ambientes numismáticos, incluídos foros digitales, y desde luego he detectado un fuerte incremento de novatos que en cuanto tienen un par de bajoimperios (o algo así, baratu, baratu) ya van a por los sestercios de Nerón y los tetradracmas áticos. No hace mucho, mísmamente, engañaron a una persona en cierto foro bien conocido del señor Ruiz-Calleja, en lo que era un caso claramente de manual de esto que cuento.
    Para mí las subastas no son precisamente la solución a los problemas de la numismática actual. Son demasiado caras, a veces carísimas, por lo que no están al alcance más que de una élite de coleccionistas. Ni siquiera están libres de pecado pues no son escasas las fakes detectadas en sus catálogos una subasta tras otra. Sí que es cierto que en caso de problemas te devuelven el dinero, mas también te devolverán el dinero los profesionales honrados sin necesidad de ser subastadores. Yo desde luego lo hago y con mucho gusto, puedo agregar. La satisfacción del coleccionista debe ser siempre el objetivo último del numismático y no lo digo por buenrollismo «politicamente correcto» sino porque es la única manera de que repita y pueda seguir así haciéndonos ganar dinero.

  6. Cierto es que los nuevos no suelen mirar las subastas, pero creo que eso es un error ¿hay otra forma mejor de conocer el mercado?
    En las subastas por correo de Marti Hervera y Soler y Llach o las de Jesús Vico se encuentran monedas a precios muy muy pequeños, propios de cualquier novato. Comprar monedas en subastas, donde hay una tasación profesional, una garantía y una factura es, desde luego, mucho más seguro que comprarlas por eBay o en un trato privado sin factura ni nada. Bien es cierto que hay profesionales que devuelven el dinero, a mí me ha pasado.

    Lo de empezar rápido e irse directamente a por los sestercios de Nerón me imagino que dependa de la capacidad económica del personal. No es lo mismo quien tenga un sueldo de 1000 euros que quien lo tenga de 10.000. De todas formas, estoy de acuerdo de que es preferible empezar por poco dinero e ir aumentando la calidad de las piezas según nos vayamos sintiendo más cómodos en el mercado.

    saludos,
    Adolfo

  7. Pingback: Denarios como canarios « Blog numismático

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