Fauna y flora de mercadillos: aficionados

Los mercadillos que se montan los domingos en la mayoría de las ciudades españolas son puntos de encuentro para coleccionistas a la numismática y la filatelia. Es cierto que hoy en día las nuevas hornadas de coleccionistas, entre los cuales me incluyo, preferimos comunicarnos por medios telemáticos, pero hasta hace poco ir a mercadillos era la única manera de contactar con otros coleccionistas o profesionales. Si todavía siguen existiendo es debido a que se consideran actividades de interés histórico, pero lo normal es que a medio plazo vayan desapareciendo y sólo queden en las ciudades grandes. Esto se debe a la aparición de Internet y a la presión por parte de Hacienda (que no recauda prácticamente nada de la pasta que ahí se mueve) y de algunos numismáticos profesionales (lo consideran competencia desleal).

Yo no voy muy a menudo a los mercadillos, más que nada porque no vivo en una capital suficientemente grande como para que se monte uno suficientemente jugoso. No obstante, alguna vez me acerco a Valladolid y cuando coincide que estoy en Madrid un domingo, suelo aprovechar a ir a la Plaza Mayor. Lo más importante cuando se va a un mercadillo, yo ya iba avisado, es no hacerse demasiadas ilusiones con lo que se va a encontrar ahí, porque lo normal es que de cada veinte vendedores merezca la pena uno. Un mercadillo es algo así como un «eBay en directo».  Ahí hay gente de todo tipo, y muchos de ellos sin más interés que el de vender chatarra lo más cara que puedan.

Así pues, por cuestión jocosa, aunque alguna conclusión seguro que se puede sacar, voy a intentar describir brevemente los personajes típico que uno se puede encontrar en un mercadillo. Como si de las películas Stagecoach o Ko to tamo peva (ambas muy recomendadas, ya de paso) se tratase. Hoy me centro en los aficionados, para otro día comentaré los vendedores. Vamos de menos a más interés numismático:

Los chorizos. Estos son los profesionales del hurto, generalmente conocidos por la policía porque han pasado 35 veces por el calabozo pero siempre han salido porque no han hecho «nada grave». Puede que intenten robar la cartera a los aficionados o una moneda cara, o incluso un álbum entero a algún vendedor.

Los turistas. En Madrid nunca faltan turistas que vienen al mercadillo a ver el jaleo que se prepara. Es algo muy normal que también hago yo si me sobra tiempo en una ciudad extranjera. Hay veces que incluso compran algo, generalmente chapas o pequeñas medallas, más como recuerdo que otra cosa.

Los que se han encontrado una moneda. Generalmente son gente que tienen monedas en casa y les ha dado por venderlas, a pesar de no tener ni idea de numismática. Lo más normal es que sean chatarra de Franco o, en el mejor de los casos, monedas sin especial valor numismático. Suelen ir de tenderete en tenderete hasta que se dan cuenta de que realmente sus monedas no valen nada, momento en el que se van para casa. Alguna vez resulta que llevan una pieza buena o un pequeño lote y se las compran muy baratas. Es lo que tiene no entender. Hay algunos que incluso no llevan la moneda como tal «por miedo a que se la roben», y piden una tasación a partir de una foto o una descripción verbal. Evidentemente, los vendedores les dicen algo como esto.

Los coleccionistas compulsivos. Son gente que compran un montón de cosas (que no vale ninguna para nada) con el único objetivo de llegar a casa a ordenarlas en un álbum. Lo mismo compran un taco de 300 calendarios que los boletos de Lotería Nacional de 1963. Algunos coleccionan monedas o sellos con semejante valor.

Los  desactualizados. Son los que tiene una modesta colección que va aumentando poco a poco, pero que carece de conocimientos numismáticos, y va con su catálogo de los hermanos de Zaragoza, con los precios todavía en pesetas, buscando monedas a precio de catálogo. (Esta categoría la ha dejado Antonio en un comentario)

Los que están a la última. Encajan bastante bien con el Caso A de los obsesionados con la numismática. Suelen coleccionar euros y están muy atentos a las últimas novedades. Sinceramente, yo no pensaba que hubiera tanta gente así hasta que fui a Madrid.

Los pesados. Son gente con la que no me gusta tratarme demasiado. Son ultradesconfiados y súper indecisos. Cogen una moneda que les ofreces por 6 euros y empiezan a mirarla, a re-mirarla, a volverla a mirar, a fijarse en cada detallito sin hacer más que quejarse… después te saltan que es que está muy desgastada, y claro, les dices que por eso vale 6 euros, que si estuviera en proof costaría 1500. Te empiezan a poner pegas, diciéndote que no se ve muy nítido no sé qué detalle, y que no sé qué otro puede haber sido modificado. En compensación te piden que les dejes la moneda en 5 euros, y tú, que ya llevas media hora perdida por una moneda a la que no sacas ni medio euro, le dices que no, que vale 6 y es buen precio y ya está. Finalmente el tipo se va sin comprar la moneda pero habiendo disfrutado el tiempo que a ti te ha hecho perder.

Los falsamente entendidos. Estos aparecen cuando se forma una conversación entre aficionados. Son gente que habla, y habla mucho, sin saber muy bien ni qué dice ni por qué lo dice. Tienden a despreciar unas monedas (que suelen ser las que llevan otros) y considerar como rarísimas otras (que suelen ser las que llevan ellos). Te cuentan unas historias de compras o ventas que han hecho o han dejado de hacer que no se las creen ni ellos, pero como se piensan que tú sí que te lo crees, pues aumentan su ego. Ellos quisieran ser del tipo siguiente, pero no pueden. ¿Qué se le va a hacer?

Los realmente entendidos. Estos son los más raros, porque entendidos no hay demasiados. Son gente que ya ha entrado en años y por cuyas manos han pasado cientos de monedas que valen miles de euros. Aunque no son profesionales saben mucho y quiere que se les note. Entran en cualquier conversación como si fueran un marqués, con cierta prepotencia y vestidos de forma impoluta con alguna joya que ya vale más que todo lo que lleva encima el resto de participantes en la conversación. Si tienes moneda buena y la vendes barata, él te la compra. Si quieres moneda buena, él te la vende cara. Quiere que se note que él es que más sabe del asunto y el que más pelas tiene, por eso desviará la conversación hacia cualquier tema que él controle, para poderte decir lo que quiera sin que puedas tener capacidad de réplica (yo he llegado a ver a uno de estos dar una especie de clase magistral sobre los procesos de fundición de la industria metalúrgica, simplemente para que se note que entiende). Hace explícito quién es el líder.

Las imágenes se corresponden con monedas subastadas el día 20 de abril en la casa de Marti Hervera y Soler y Llach. Son las que más me han gustado de cuantas se han subastado. Se tratan de un sestercio de Adriano con la alegoría de Hispania, una dobla de 35 maravedís de Pedro I, 20 pesetas de la ocupación napoleónica de Cataluña, 20 reales de José Bonaparte y 2 pesetas de Alfonso XIII.

16 comentarios en “Fauna y flora de mercadillos: aficionados”

  1. Me he divertido mucho leyendo esta entrada y al mismo tiempo me ha hecho recordar mis tiempos de infancia y primera juventud en los que no fallaba ningún domingo en la Plaza Mayor de Madrid, con mis cinco duros de paga, en busca de algún tesoro que añadir a mi colección.
    Ahora al cabo del tiempo sigo con la misma ilusión que al principio aunque echando de menos en la ciudad donde vivo un mercadillo donde se reúnan personajes como los que describes que, al fin y al cabo, no son sino una muestra de lo que se puede encontrar en otros ámbitos y actividades.
    Seguro que la entrada sobre los vendedores también dará mucho de sí. Saludos.

    1. Hola.

      También me he divertido mucho, sobre todo con la descripción del «falso entendido». De esos hay a patadas, jaja.

      Pero echo de menos otra categoría, de los que también veo muchos en Valladolid, aunque quizá puede estar englobada dentro de los «pesados». Es el que tiene una modesta colección que va aumentando poco a poco, pero que carece de conocimientos numismáticos, y va con su catálogo de los hermanos de Zaragoza, con los precios todavía en pesetas, buscando monedas a precio de catálogo.

      Un saludo

      1. yo no he tenido la suerte de encontrarme con esos tipos, pero tiene que ser un show. Ya digo que suelo huir de los que caen en la categoría de «los pesaos».

        En cualquier caso, actualizo la entrada para incluir a estos últimos.

  2. jeje, es la primera vez que me llaman «Señor Calleja»

    En cuanto a tu pregunta, querido Pedro, pues tiene difícil respuesta, más que nada porque deberían ser otros los que dijeran dónde me ven a mí.
    En cualquier caso, yo no considero que encaje en ninguna de estas categorías, y es simplemente porque voy poco a mercadillos y soy de esa nueva hornada de aficionados que se sienten más cómodos interactuando con otros coleccionistas por medios telemáticos que en un lugar presencial. Vamos, que mi perfil no es el de un aficionado que vaya a mercadillos.

    De todas formas, un día de estos dedicaré una entrada a cómo actúo yo en los mercadillos.

    saludos,
    Adolfo

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  7. Me gusta mucho tu blog lo acabo de descubri hoy y empezaré a leerlo con asiduidad.
    Tengo 25 años y consegui mi primera moneda (10 ctm del gobierno provisional) cuando tenia 7, si algún dia atracas por Madrid podriamos quedar para dar una vuelta por el mercadillo, suelo ir dos o tres veces al año que no es muhco, pero0 cuando voy…supongo que estoy en el lugar de los compradores compulsivos, jajajaj.
    Bueno un saludo y felicidades por tu blog.J

    1. Pues justamente he estado hoy en el mercadillo de Madrid.

      No es que me deje caer mucho por ahí, pero posiblemente la semana que viene vuelva. Si eso ya te aviso.

      Un saludo,
      Adolfo

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  9. De todas formas, un día de estos dedicaré una entrada a cómo actúo yo en los mercadillos.

    Alfonso, ya estoy impaciente para esa clase…… más que nada porque no he ido
    nunca a un mercadillo numismático.
    Saludos cordiales.

  10. Todo es cierto y seguro existen mas definiciones sobre el tema , pero tambien es cierto que se disfruta mucho de todos los personajes y es donde salen las leyendas urbanas sobre algunas piezas y personajes es como se alimentan los egos y también donde alguna manera aprendes algunos temas que en linea es mas complicado interactuar, para mi sigue siendo válido asistir a esos espacios, que seguramente si hiciera una colección de piezas falsa fuera muy grande..pues es donde me encuentro mas piezas falsas actuales y de época…. en todo caso gracias por el Blog

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