Gente obsesionada con la numismática

Hay gente para todo en este mundo, de eso no cabe duda. Y entre toda esa gente que se ha podido encontrar Enrique en plazas y mercadillos numismáticos, más de una persona que está totalmente obsesionada con las monedas, como si lo más importante de su vida fuese tapar los huecos que le faltan en la colección. Y parece ser que no son pocos los obsesionados, sin ir más lejos en este foro se habla justamente de ese tema.

Hasta la fecha, todos estos obsesivos/compulsivos numismáticos que ha conocido Enrique se pueden dividir en tres clases:

CASO A: aquellos que tienen que estar a la última. Suelen coleccionar moneda actual y barata (generalmente euros y/o bimetálicas), pero andan todo el día pendientes de cuándo una casa de moneda saca no sé qué tirada para ir corriendo a la numismática o al mercadillo a comprarla y ser el primero del barrio en tenerla. No vaya a ser que a los tres días ya no queden. Todo esto independientemente de la tirada de las monedas. Pagan las monedas caras, pero como son piezas baratas no les supone un gran esfuerzo. Con algunas decenas de euros al mes lo tienen solucionado.

CASO B: aquellos que tienen que completar pronto su colección. Suelen coleccionar moneda antigua y series concretas, de forma que quieren tener todas las monedas de esas series, y sólo de esas series. Además, quieren tenerlas pronto, violando uno de los consejos para los coleccionistas novatos, que es que no hay que tener ninguna prisa en encontrar monedas. Se levantan pensando en que tienen que encontrar esas dos o tres piezas, y se acuestan pensando en cómo pueden encontrar esas dos o tres piezas. Si les ofreces alguna más, aunque sea barata, no les interesa. Al final algún comerciante (que les huelen de lejos) les proporciona la moneda que buscan, pero a un precio sensiblemente mayor de lo que hubieran podido pagar si no hubieran tenido prisa.

CASO C: aquellos que invierten en exceso. Es sin duda el caso más raro, pero Enrique conoce alguno. Son gente que invierten en numismática y compran piezas caras para venderlas más caras, pero llegan a creer que su patrimonio se mide en monedas antiguas, y no son capaces de tener 600 euros sin comprar una moneda con ellos. Esto no quita de que a la larga las puedan sacar rentabilidad, pero consiguen andar siempre escasos de dinero en efectivo, lo cual puede ser muy muy peligroso para cualquier economía, doméstica o no. Hay gente a la que este tipo de cuestiones les han acarreado problemas matrimoniales muy serios.

Como se ve, en cualquiera de estos casos lo que ocurre es que la gente se obsesiona con un tema y eso les hace actuar de forma que pierden dinero. Además suele ser gente con la que no se puede tener otra conversación que no sea sobre numismática, por lo que muchas veces acaban siendo unos pesados, pero esto es tema aparte. Por ello, si alguien se ve en estas situaciones yo le recomendaría lo siguiente:

CASO A: tranquilizarte y relajarte, las monedas no se van a acabar y habrá para todos, ya lo piensan los estados para que así sea. Date cuenta de que las prisas no son buenas consejeras y de que puede ser más interesante comprar algún lote o cartucho de monedas e irlas cambiando con otra gente. Si no, ya se irán cogiendo las monedas a mejor precio dentro de unos meses.

CASO B: para tu colección o déjala temporalmente, si sigues así no harás más que perder dinero. Espera a que te ofrezcan y no vayas a por buscar las piezas, porque entonces las pagarás caras. Si no eres capaz, lo que puedes hacer es simplemente coleccionar monedas que te gusten, y no tiras concretas, mucha gente lo hace. Así no habrá huecos que tengas que rellenar. Y si aún así no eres capaz, piensa en dedicarte a coleccionar cosas más baratas, que no supongan mucho dinero. A Enrique le ha llegado a confesar una persona que él nunca coleccionaría monedas porque se obsesiona con cualquier colección y con la numismática perdería mucho dinero.

CASO C: plantéate una estrategia de inversión seria y síguela a raja tabla. O marcas un dinero para invertir en monedas todos los meses o años, o sólo inviertes lo que saques de las compras y ventas o tú verás, pero tener dinero en el banco y/o en otros valores es más que necesario.

Aún así, como dice un amigo mío, cada uno hace con su dinero lo que le da la gana, esa es la única verdadera norma.

Las imágenes de la entrada están tomadas de la próxima subasta de Dea Moneta. Sus descripciones son, en orden:

Repubblica Romana. M. Marcius Mn. f. Denario, 134 a.C. D/ Testa di Roma a destra. Dietro, modius. Sotto il mento, X. R/ Vittoria in biga a destra. Sotto, legenda M-MAR-C / RO-MA divisa da due spighe di grano. Cr. 245/1. B. 8. gr. 3.98 18.00mm. AG. FDC.

Monete e Medaglie di Zecche Italiane. Bologna. Anonime dei Bentivoglio (1446-1506). Doppio bolognino d’oro. MIR 20. gr. 6.90 R. AU. BB+.

Monete e Medaglie Estere. Spagna. Carlo I e Giovanna (1516-1556). Scudo d’oro Toledo. Fr.154. gr. 3.48 R. AU. BB/BB+.

10 comentarios en “Gente obsesionada con la numismática”

  1. Me siento identificado con el tercer tipo de obsesivo/compulsivo numismático que has mencionado. Yo soy de esos que piden anticipos en el trabajo para poder comprarme una moneda. Despúes de apretarme el cinturón varios meses, cuando acabo de pagar el préstamo ya estoy pensando en la nueva moneda que me voy a comprar. Esto como bien dices tiene sus desventajas. En mi caso afortunadamente no tengo que dar cuenta a nadie pero aún así reconozco que puede ir en contra del sentido común y de lo que aconsejan todos los expertos de diversificar las inversiones.
    Pero en mi caso por delante de la inversión está lo bien que me lo paso y lo que disfruto con mi afición. Creo incluso que si tuviera que vender alguna moneda perdiendo dinero´lo que he disfrutado mientras la he poseído me compensaría con creces la pérdida. Es más, estoy seguro que en el momento en que me vea en la necesidad de vender alguna moneda no tendré problemas de liquidez porque las piezas buenas se van a seguir vendiendo sin problemas y en cualquier casa de Subastas te adelantan un buen tanto por ciento. En fin que hay argumentos para todo y para todos. Yo de lo que me arrepiento es de no haber pedido un préstamo mayor para la colección de Caballero de Yndias. !Hay algunos que ya están haciendo su Agosto y la primavera no ha hecho más que empezar!

  2. Bueno, yo no recomendaría a nadie invertir todo su capital sin diversificar en valores, renta fija, fondos… y bienes materiales. Mucho menos recomendaría pedir un préstamo para llevar a cabo una inversión, al no ser de que se esté muy muy seguro de poder sacar un beneficio a corto plazo.

    En cualquier caso, aunque sólo sea por la edad, estoy seguro de que de que de estos temas conoces más que yo. Además, tienes la ventaja de que si no tienes que dar cuentas a nadie puedes hacer lo que te dé la gana :) La situación personal influye muchísimo en este tipo de inversiones.

    En lo que sí te doy la razón es en el gusto de poseer ciertas monedas, gusto que no se tiene cuando se compran acciones del BBVA, por ejemplo.

  3. Pingback: Fauna y flora de mercadillos: aficionados « Blog numismático

  4. Eduardo Perez Mena

    Soy coleccionista numismatico desde hace muchos años y naturalmente no me encuentro identificado con ninguno de los casos que cita quien escribe esta página. Lo tengo como un hobby porque me gusta y además como inversión para el futuro, pero nunca obsesionado con la numismatica. ¿ quien es este señor para calificar como a el le de la gana a cientos de miles de coleccionistas que por supuesto no conoce y arrogarse la sapiencia de poder calificar a nadie? ¿ no sera el el que esta mal de la azotea?

    1. Hola Eduardo,

      Enrique no es un señor, es un personaje (fíjate en http://numismatico.wordpress.com/enrique/ ). Yo mismo soy coleccionista y tampoco me siento identificado por ninguno de estos tipos.

      Si vuelves a leer con atención la entrada, ésta se dedica a gente obsesionada con la numismática, pero en ningún momento se dice que todos los aficionados estén obsesionados. ¡Ni mucho menos! Esto es como todo, hay gente que se obsesiona con el trabajo, con las aficiones, con los hijos… todo con exceso es malo, pero es su justa medida es sanísimo.

      saludos y bienvenido al blog,
      Adolfo

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